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—El camino más cercano a los campos de entrenamiento de los Sun está a dos días de aquí. Si queremos salvarlo antes de que algo ocurra deberíamos irnos en unas pocas horas, sabemos de lo que son capaces —dijo MinGi y metió sus manos en su chamarra mientras los otros seguían viendo el mapa de la mesa con ojos atentos.

—¿El señor Park consiguió que alguien nos ayude? —Dijo WooYoung y la señora asintió levemente caminando a la ventana para apoyarse ahí con cansancio.

—Estoy segura de que sí.

Cuando ella terminó de decir esa corta frase un silencio incómodo se instaló entre ellos con pesadez, algunos movían sus dedos con nervios, otros veían incómodos a todas direcciones o simplemente se mantenían sentados y tensos.

Pero alguien debía de romper el incómodo sentimiento para decirle a la madre de JiMin lo que habían pensado antes de hacer la reunión.

—Señora Park, sé que esto tal vez no le guste e incluso no llegue a aceptarlo, pero creo que JiMin debería de ir con nosotros a rescatar a YoonGi —le sugirió YeoSang y ella frunció su entrecejo con preocupación y fijando su mirada en él, sus ojos platinados brillaron suavemente y todos se dieron cuenta.

—¿Por qué necesitan que vaya él? Es decir, sigue herido y tal vez no...

—Es porque tanto YoonGi como JiMin se necesitan cerca, las cosas podrían complicarse con nosotros peleando y estaríamos en desventaja si alguien no podría estar cerca de YoonGi y sacarlo de ahí si nosotros no pudiéramos hacerlo en el momento adecuado, esas son nuestras razones —le explico San y ella se alejó de la ventana y antes de darse la vuelta les dijo:

—Yo no puedo decidir por sobre mi hijo, si él quiere ir con ustedes lo hará, aunque estoy más que segura que si no lo dejaban los seguiría de todas formas, así que díganle eso a él y no a mí, yo siempre apoyaré a mi hijo en todo lo que él decida porque soy su madre, no alguien que pueda mandar sobre su decisión.

La habitación comenzó a volverse sofocante cuando el sol se elevó aún más en el cielo. Los Hell sudaban levemente sintiendo un cansancio bastante incómodo.

—¿Qué les ha hecho JaeHyun en todo este tiempo? —Dijo YoonGi cabizbajo y fue BeomGyu quien elevó su rostro para hablar inhalando tanto aire como podía pues parecía no sentir el oxígeno en sus pulmones.

—Nos torturaba, experimentó con nosotros y como SooBin y yo somos omegas intento tocarnos, como sabes a Kai lo dejo casi mudo, a TaeHyun le dejo un trauma con las agujas, SooBin no puede evitar temblar cada que se le acerca, YeonJun siempre quiere matarlo y termina golpeado por eso —dijo sin poder detenerse y YoonGi los miro con impotencia. Quería liberarse y sacarlos a todos ellos de ahí, quería y necesitaba acabar con el sufrimiento de esos largos años donde experimentaron cosas que nadie debería haber tenido en toda su vida.

—¿Y tú? —Dijo YoonGi y aunque en parte no quería preguntar por si el tema era sensible para ellos, necesitaba saberlo.

—Lo odio, lo odio como no tienes idea, cuando era mi turno de ser el conejillo de indias, intenté resistirme cuando estábamos en el laboratorio, me arrepiento de haberlo hecho, me clavo una daga en el vientre y me dejó sin posibilidades de tener una familia —le dijo sin poder tener sus lágrimas y Kai intento acercarse a él, pero solo consiguió recargar su cabeza en el hombro del omega como un consuelo.

—Lo siento por no haberte defendido —le murmuró Kai con su voz pendiendo de un hilo. No sólo porque ahora su voz fuera así de baja, sino que era producto de las lágrimas que no consiguiera hablar con más claridad.

—Tú ni siquiera podías moverte, no es tu culpa —le susurro recordando el cuerpo inmóvil y drogado del chico sangrando en el suelo.

El castaño negó y dejó que su mejilla rozara levemente con el cabello de Kai para hacerle saber que estaba bien. No podía hacer nada aunque lo quisiera, su anhelo de tener una familia se habían ido por la borda y tampoco es como que pudiera realizar esos suelos estando encerrado desde su niñez por lo que todo se vio siempre como un sueño inalcanzable.

—Los sacaré de aquí, no sé cómo pero lo haré, Félix puede curarlos, puede hacer que la voz de Kai vuelva y que tú puedas tener hijos... Solo debemos buscar el momento adecuado para atacar —les dijo YoonGi con seguridad, pero la verdad era que incluso él mismo comenzó a dudar de sus palabras conforme hablaba sin tener una base segura a sus palabras.

Estaban encadenados, drogados y débiles, serían una presa fácil para los otros si les encontraban en ese estado. JaeHyun buscaba matarlo, así que no dudaría en hacerlo si lo viera escapar con los chicos que estaban frente a él.

—YoonGi hyung... —dijo YeonJun con tranquilidad y el otro lo miró—, en un día nos inyectan dos dosis de droga para mantenernos débiles, una es en la madrugada y la otra en la tarde... tal vez no tarden en venir para inyectarnos y... será el turno de usted también —dijo y YoonGi asintió pensando en un plan.

—¿Cuántos vienen? —Preguntó y SooBin fue quien hablo.

—Solamente dos, uno sostiene la bandeja con las inyecciones y el otro es quien se encarga de inyectarla. Nunca tenemos la fuerza suficiente para atacar así que no somos una amenaza mayor para ellos.

Sus posibilidades de escapar eran bajas, realmente bajas a decir verdad, era peligroso y tal vez pudieran ponerse en un riesgo aún mayor. Pero estaba seguro que prefería intentar hacer algo a quedarse quieto y esperar por ayuda o la hora de su muerte.

Tenía que ser libre junto con los menores, quería ver a JiMin otra vez, perderse en sus hermosos ojos azules y abrazarlo como nunca lo hizo y murmurar palabras de cariño en su oído. Debían ser libres para que ellos llevarán una vida normal sin encierros o drogas en su sistema, Félix podría ayudarlos, la aldea tal vez los comenzaría a aceptar nuevamente y el concejo seguramente se querría encargar de su protección.

—El efecto de la droga se está acabando —dijo TaeHyun y comenzó a forcejear con las cadenas de sus muñecas.

—¿Cómo lo sabes?

El rubio se detuvo levemente para verlo y carraspeo un poco para poder hablar.

—Se puede sentir cuando no está en tu sistema, tienes más fuerza y el cuerpo deja de doler —le dijo y YeonJun miro al rubio.

—Oye TaeHyun, tus manos son más delgadas y las cadenas de tus muñecas están algo flojas, puedo verlas de aquí, tal vez puedes sacar tus manos y cuando vengan con la droga finges que están encadenado —le dijo y YoonGi lo miró con un deje de tristeza que no pudo ocultar en sus ojos carmesí.

—¿Por qué no intentaron esto antes? Escapar cuando tuvieran la oportunidad, ¿por qué?

Los otros Hell comenzaron a ponerse incómodos y Kai intento hablar lo más fuerte que podía.

—Fueron años de encarcelamiento, intentamos escapar otras veces, pero siempre fallamos —dijo y BeomGyu continuo al ver que Kai no podría por el dolor en su garganta.

—En pocas palabras... perdimos la esperanza de salir de aquí, así que dejamos de intentar escapar —el silenció reinó entre ellos, la pesadez de la tristeza no se iba, al contrario, parecía hacerse más fuerte que antes.

—Pero tú hyung, nos devolviste esa esperanza que necesitábamos, saber que no éramos los últimos nos dio algo de valor para intentar ser felices y tener una vida normal —le dijo SooBin sonriendo y YoonGi asintió con tristeza.

—Ustedes también me devolvieron la esperanza.

Un Moon y un Sun caminaban por el pasillo con una bandera y seis inyecciones sobre ella. Estaban tranquilos, no era la primera vez que hacían eso, era una rutina caminar a esa habitación húmeda solo para seguir manteniendo cautivos a los Hell.

Su odio por ellos no tenía una justificación en sus razas, sólo los odiaban por ser más fuertes, por ser mejores que ellos en muchas cosas.

—Desde que el nuevo Hell llegó he tenido un mal presentimiento —dijo el Moon y el otro lo miró confuso no entendiendo su actuar.

—¿Por qué?

—No parece ser como los otros, hay algo en él que no me deja tranquilo —dijo y el Sun chasqueó su lengua.

—Son ideas tuyas.

Llegaron a la puerta y los mismos hombres de siempre abrieron la entrada para que ellos pasarán e hicieran su tarea de diario.

La humedad de la habitación se sintió de inmediato cuando pusieron un pie dentro del lugar, no querían imaginarse lo que era estar ahí desde hace años como los Hell viviendo entre humedad, calor o frío dependiendo el clima.

—Empezaremos con YeonJun, así que prepara la aguja —le dijo el Sun y el otro asintió mientras sonreía algo burlón y tomaba desprevenido al pelinegro haciendo que saltará en su lugar del susto.

YeonJun lo miró con enojo y movió sus hombros bruscamente para deshacerse de las manos que tenía encima.

—No me toques, imbécil —gruñó y el otro mordió el interior de su mejilla y ponerse delante de él de cuclillas.

—¿No quieres que SooBin pague las consecuencias, verdad? —Lo amenazó sabiendo que eso era un punto débil en el dragón frente a él. El rostro de YeonJun se deformó en una mueca preocupada mientras negaba y bajo su cabeza rendido a las amenazas con tal de mantener a su pareja lejos de la maltratos de ellos.

—No lo toques —le susurró y el otro elevó una ceja, se levantó y tomó del mentón a SooBin que estaba al lado del pelinegro.

YoonGi veía la escena con temor, no quería ver a los menores sufrir por culpa de un imbécil manipulado.  El temor de todos aumento cuando vieron al Moon acercar su rostro al de SooBin, quién temblaba levemente sobre su lugar.

—No lo toques —le hablo YeonJun al ver que acariciaba el mentón de su novio. Fue asqueante para ellos verlo, era incómodo y preocupante.

—Y-YeonJun... —lo llamó suavemente cuando la mano descendió a su brazo en caricias que solamente causaban asco.

—¡No lo toques!

El Moon giró su rostro para ver a YeonJun, quién solamente podía sentir la impotencia, el miedo y enojo de ver a su novio comenzar a llorar en silencio, temeroso de volver a sentir en su cuerpo las manos ajenas de uno de ellos.

—Dime YeonJun, ¿qué pasaría si me llevo a tu novio unos días y regresará con un hijo mío en el vientre? —Preguntó con burla y YeonJun intento zafarse de las cadenas al ver que la mano del otro descendía al muslo de SooBin.

—¡Por favor, déjalo! —Todos en la habitación se quedaron helados cuando los ojos de YeonJun cambiaron de color a un rojo intenso con un brillo dorado que causó temor incluso en YoonGi.

—Déjalo en paz —le advirtió YoonGi al Moon cuando vió que también TaeHyun pudo sacar las manos de las cadenas, decidiendo que tenía que ganar tiempo para ellos.

El problema era que YeonJun se estaba saliendo de control.

Se viene lo bueno.

Los amo bebés. 💜

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