39.

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Al día siguiente...

JiMin camino alrededor de la cama, ansioso de saber si YoonGi estaba bien después de ser revisado por un doctor la noche anterior. No fue agradable saber que tuvo una recaída por estrés y agotamiento, le dolía saber que ninguno pudo darse cuenta que aunque la guerra había terminado YoonGi seguía sin soltar algunas de sus angustias o tal vez alguien seguía sin dejarlo ser libre.

Se sentó a la orilla y lo miró con preocupación, el rostro cansado del Hell le daba una aguda punzada que atacaba con pesares a su corazón.

—Lo siento... Lamento no haberlo notado antes —le pidió, recostando su cabeza en el pecho del alfa, sus ojos picando por la pequeñas lágrimas que apenas se formaban. Sus manos tomaron la camisa de YoonGi, apretando la tela entre sus dedos y llorando con temor a que el alfa nunca fuera a mejorar.

El corto tiempo que se mantuvo absorto en sus temores fue el suficiente para no sentir que YoonGi acariciaba su cabello y su espalda para darle un consuelo a su dolor.

—¿Por qué lloras?

El rostro asombrado del peli plata le hizo sonreír y acariciar su mejilla, limpiando los rastros de lágrimas en ella para seguidamente atraerlo a él para poder abrazarlo, sin sentirse presionado al poner a JiMin sobre su pecho para envolverlo y darle calor.

—Me duele verte así, ¿no puedo llorar por eso? —Soltó sin dejar de llorar, queriendo sonar fuerte pero el Hell río bajito mientras besaba su cabellera y lo apretaba un poco más.

—No llores por cosas insignificantes, se me va a pasar, estuve años en soledad y cargando yo solo con esto, no quiero que ahora que puedo amar a una persona tenga que llorar por mis problemas.

Recibió un suave golpe en el pecho, fingiendo dolor y moverse repentinamente hasta dejar a JiMin debajo de él buscando quitarlo de encima antes que a algún miembro de su familia se le ocurriera entrar.

—Promete que no vas a llorar por pequeñeces como lo son mis problemas —le pidió con una sonrisa, lo que desconcertó al omega, pues no entendía cómo podía sonreírle de esa manera cuando sus problemas eran todo menos pequeños, no eran un juego para ignorarse, pero al parecer el Hell estaba tan acostumbrado a sufrir en soledad que no podía compartir su dolor con otros por temor a dañarlos.

—Cállate, porque no pienso prometerte tal cosa, voy a llorar por lo que se me dé la gana —respondió y se quitó a YoonGi de encima, haciendo que quedará acostado nuevamente y se acercó a él para ponerle las sábanas encima—. No te muevas, iré por mi padre para que le expliques, Hobi tampoco ha despertado.

Dicho eso solamente besó su frente y dejo una fugaz caricia en su mejilla para darse la vuelta, pero antes de caminar sintió que YoonGi le tomaba por la muñeca, se giró para verlo y molestarlo un poco, pero cuando miro su semblante decaído y esos ojos llorosos se acercó hasta tenerlo rozando su nariz con su mejilla.

—JiMin... promete que no te irás, no quiero perderte, puedo jurarlo, yo... yo sé que no te demostré mi amor por ti hasta muy tarde, pero tenía tanto miedo de amar y perder a esa persona que buscaba cerrarme y alejarte de esa forma para no lastimarte... me dí cuenta que haciendo eso solo te dañaba aún más, perdóname por...

Lo calló besando sus labios abruptamente para no oír más, para no sentir ese dolor por verlo llorar, reflejando su angustia por decirle la verdadera razón por la que lo trató mal cuando solo quería su bienestar y termino por empeorar todo.

—Solo déjame amarte, prometo dar lo mejor de mí para ti —le susurró el alfa con sus labios rozando, sus manos en el cuello del omega para mantener la cercanía, pues ahora más que nunca quería mostrarle a JiMin que podía quererlo y darlo todo por él.

—¿Me dejarás hacer lo mismo? Porque si te niegas entonces yo tampoco aceptaré nada —dijo sonriendo, moviendo su nariz en un pequeño beso esquimal que removió tanto dentro de ellos hasta hacerles sonreír como tontos.

Volvió a besarlo, su mano subiendo a su cabello para acariciarlo, sintiendo el mismo cielo cuando las manos de JiMin acariciaban su cuello y pecho.

—Tomaré este beso como un sí.

El Park líder entro a la habitación donde YoonGi estaba descansando, abrió la puerta esperando ver al Hell en cama, pero en cambio lo observo sentado en el borde de la ventana sin dejar de observar el paisaje de montañas que ofrecía el lugar donde se encontraba.

—Incluso se ve el lago desde aquí, debe ser agradable sentarse aquí para despejar la mente —le dijo al Park sin girarse a verlo pues antes de que abriera la puerta logro sentir su presencia cerca.

—Lo es, de vez en cuando estoy aquí con alguno de mis hijos si ellos quieren contarme sus problemas o simplemente hablar conmigo.

Se preguntó si haber dicho aquello estuvo mal cuando el Hell bajo su rostro con tristeza y observo sus rodillas, bajando para ir a la silla que estaba al lado de la cama y abrazar sus piernas, viendo al mayor con ojos de pesar.

—Mi padre... él solía hacer algo parecido conmigo, me llevaba a un lago muy especial para nuestra raza, había ocasiones donde hablábamos por horas, yo era su único hijo, por lo que constantemente me decía que yo lo era todo para él —no quiso detenerlo cuando un sinfín de lágrimas salían de sus ojos, pero el Hell sonrió y negó con su cabeza—, y mi madre fue la definición total de amor, ella me abrazaba a cada momento que podía, me llenaba el rostro de besos y le gustaba que yo durmiera en sus piernas para jugar con mi cabello.

El White solamente se quedó escuchando desde la otra orilla de la cama, dudoso de decir algo para ayudarlo, pero no podía ofrecerle nada cuando ellos no tuvieron que soportar el infierno que el Hell vivió durante años.

—Muchas veces me miraron mal en la aldea, me insultaron y discriminaron, no entendía por qué hasta que fui un poco mayor y me explicaron que todos parecían odiarnos a pesar de ser los guardianes de la aldea. Mi padre me abrazó cuando llegue a casa con una herida en el brazo y dijo que ignorara todo lo que decían, que si ellos me amaban nada más podría importar. Pero cuando los perdí caí tan bajo que al mínimo insulto quería llorar o matarlos a golpes.

—Pero nunca lo hiciste, eso demostró que tienes mucha más madurez que esos imbéciles que te ofendieron.

—Ni siquiera me molestaba en verlos, tampoco en responder, estaba tan consumido en mi miseria que no tenía tiempo para lidiar con sus problemas de atención. Pero hay algo que quiero hacerle saber a usted, señor Park. —Ambos se miraron sin parpadear, la firmeza con la que habló YoonGi le hizo entender que lo que diría no era un juego ni mucho menos algo para tomar a la ligera.

—Sé que los supremos están detrás de mí, no entiendo qué pretenden, pero no me importa dar mi vida si intenta dañar a JiMin. Por lo que también quiero decirle que su hijo tiene mi corazón en sus manos y no pienso dejar de amarlo después de perder tanto, así que...

—¿Crees qué no me doy cuenta? Lo miras con el mismo amor con el que yo sigo viendo a mi esposa a pesar de los años, no puedo arruinar un amor tan genuino como el de ustedes, te doy mi palabra Min YoonGi, que si alguien atenta contra ti o mi hijo, soy capaz de iniciar otra guerra por ustedes.

Un pacto sellado, palabras firmes de las cuales no estaban arrepentidos y jamás podrían estarlo, porque no querían ver más sufrimiento en los suyos y tampoco pensaban arruinar la tranquilidad que habían obtenido con tanto esfuerzo.

¿Vieron que ya hay más momentos YoonMin lindos?


Los amo bebés. 💜

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