40.

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El Hell recibió con gusto la bufanda que el omega acomodaba sobre su cuello para protegerlo del frío de la tarde, parecía que pronto comenzaría el invierno y las temperaturas cambiaban bruscamente y lo que menos quería era ver a un YoonGi enfermo y mucho menos con las heridas que seguían buscando sanar en su cuerpo, la mayoría dejaría leves cicatrices, pero eso era lo de menos, ya que él estaría igual.

—¿Estás seguro de irte ahora? Puedes quedarte a cenar, a mis padres no les molestará y...

Cerró sus ojos con cansancio cuando los labios del alfa tocaron los suyos con delicadeza, con tanto amor de por medio que se sintió tímido y escondió su rostro entre su abrigo al separarse, aferrando sus pequeñas manos en sus hombros, como si en aquella simple acción le rogara tantas cosas, entre ellas que no se fuera de ahí pues tenía un mal presentimiento y aquello no hacía más que agitar su corazón con desenfreno.

—Me quedaría, pero ustedes son una familia y deben tener una cena como tal, habrá muchas ocasiones donde podemos comer juntos, pero no hoy, cielo —le susurró envolviendo el pequeño cuerpo y besando su cabello, separando sus cuerpos tan solo un poco para besar su mejilla y descender a su cuello, donde aspiró levemente y besó la zona con delicadeza.

El omega solamente asintió cabizbajo, sus ojos luciendo tristes y sus manos aferradas a no querer soltarlo. El Hell río, besó sus mejillas y lo hizo mirarlo a los ojos para asegurarle que todo estaría bien, que nada malo pasaría.

—Puedo venir a verte mañana y dar un paseo juntos si así lo quieres, JiMin —le sugirió y el chico asintió con un poco más de confianza, envolviendo sus brazos sobre el torso del alfa para oler su aroma sin despegar sus ojos, viendo un poco hacia arriba, pues el Hell era apenas un poco más alto que él. Luciendo bastante tierno que apoyará su mentón sobre su pecho y se diera el lujo de detallar el tímido sonrojo en sus mejillas rellenas.

—No llegues tarde, por favor. —Le pidió en un tono suave y arrullador, como una leve caricia que llenaba su alma y le hacía viajar a lugares desconocidos, donde solo podía pensar y sentir que su corazón latía por JiMin, donde le juraba que ese omega coqueto era su lugar seguro.

JiMin se sentía tan pequeño entre sus brazos que temía lastimarlo o romper la maravillosa persona que era. Pero también quería protegerlo de todo aquello que pudiera dañarlo, cuidarlo y demostrarle su amor a cada momento que pudiera así como sus padres lo hicieron en algún momento entre ellos e incluso con él, quería transmitirle todo el cariño posible para asegurarle que su amor no era pasajero y nunca lo sería. Podía jurarlo e incluso gritarlo a los cuatro vientos y besarlo bajo un atardecer delicado donde sus promesas serían selladas.

—Estaré aquí al medio día, no quiero que te enfermes si salimos más tarde. —Le informó, besando castamente sus labios.

—Cuídate, te estaré esperando —le besó la mejilla antes de dejarlo ir, observando por la ventana su figura luego de haber entrado a la casa hasta perderlo de vista y a los pocos minutos sentir que se abrazaban a su brazo izquierdo.

—Se nota que se quieren mucho, ni siquiera querías dejarlo ir —le dijo Irene y él se giró para abrazarla con cuidado, pues sus sobrinos ya habían nacido hace dos días y aunque la omega debería estar en cama, era tan terca que solo lo hacía para descansar y alimentar a sus mellizos.

—Es como cuando SeulGi tenía que ir a la guerra que enfrentaba su raza, no puedes culparme por estar preocupado.

—Y no lo haría, sé bien como te sientes, Minnie. —Le dijo ella con compresión, aunque sabía que la historia de su hermano y ese alfa era mucho más complicada que cualquier otra que hubiera escuchado o presenciado.

Su trayecto parecía ser tranquilo, no faltaba tanto para poder llegar a su casa y refugiarse entre las sábanas para no afrontar el terrible sentimiento de miedo que aumentaba a cada segundo en su corazón. Raramente se sentía de aquella forma y no sabía si justificarlo con que se acostumbró rápidamente a la presencia de JiMin o que sus nervios estaban demasiado alterados aún después de acabar con la amenaza llamada JaeHyun.

—¿Tienes prisa? —Se detuvo lentamente cuando una voz desconocida se escuchó a su lado, vió de reojo a una persona recargada sobre la pared, viendo apenas su rostro y dándose cuenta solamente que su cabello estaba lo suficientemente largo como para pasar de sus hombros, sus brazos cruzados y vestido de negro sin dejar de analizarlo con la mirada como si fuera un objeto de gran rareza y carente de dueño, pareciendo algo simple de robar.

—De hecho, sí.

Quiso caminar pero fue detenido por el hombro por otra persona, su pulso se aceleró tanto que pensó lo peor, sus ojos conectaron con una mirada esmeralda y sintió escalofríos al verlo sonreír de una manera tétrica.

—Creo que debemos hablar, YoonGi.

Y al sentir un golpe en la nuca solo pudo ver una completa oscuridad que le aterró, donde su único temor era no volver a despertar para cumplir su promesa con JiMin.

—Vamos a su casa, allá no habrá problemas —dijo GeonHak y DongJu le ayudo a llevar a YoonGi mientras HwangWoong los esperaba unos metros adelante junto a KeonHee y YoungJo.

Los supremos habían hecho su aparición frente al Hell.

Las horas habían transcurrido y los ojos escarlata del Hell se abrieron con pesadez, miró su entorno con temor y dió al final con seis personas sentadas en el comedor jugando cartas.

Los vió discutir y luego uno de ellos se percató de que había despertado después de algunas horas dónde tuvieron que esperar.

—Bien, dejen eso y vengan que YoonGi ya despertó. —Les aviso y dos de ellos se levantaron, mientras que los demás simplemente se giraron en sus sillas para apreciar la situación.

Se sentía tan confundido y el constante sonido agudo en su cabeza no le dejaba concentrarse en aquellos que se sentaron en su sala con total libertad. Aunque las ventanas estaban bien cerradas sintió frío, sin embargo también podría ser producto de la afilada mirada que recibía de un alfa castaño en la esquina de la mesa.

—Suponemos que tienes preguntas para nosotros, pero no estamos aquí para aclarar tus dudas. Venimos para hablar temas delicados contigo —le habló uno de ellos, viendo todo menos a él, carente de interés.

—KeoHee, no seas grosero. Podemos disipar tus dudas siempre y cuando no sean muy íntimas, tú entiendes —le dijo un omega de baja estatura, pero demasiado intimidante cuando en sus botas llevaba dagas y cuchillos sostenidos por ligas de cuero y sus piernas llevaban lo mismo.

No les respondió a ninguno de ellos y eso pareció tampoco importarles, así que solamente se limitaron a tomar asiento correctamente y verlo en pocas ocasiones.

—Bien, lo que queremos hablar contigo es el tema de tu raza y ese White del que estás enamorado —la afirmación de sus sentimientos dicha por otra persona ajena a él le hizo sentir raro pero no disgustado—, es peligroso no controlar está situación, ¿sabes? Cuando los Hell fueron exterminados de manera sucia se fue a la mierda el equilibrio entre las razas. Era bien sabido que los Hell eran los principales guardianes y ellos eran los mejores para combatir en las peleas, además de ser dotados por una gran inteligencia.

Se sintió incómodo cuando el delta de cabello largo se sentó a su lado y prosiguió con el relato de su compañero.

—Durante estos años hemos tenido que intervenir muchas veces para evitar la extinción de muchos otros. Lo que nos preocupa es que los Hell puros eran demasiado difíciles de controlar y no queremos ni siquiera imaginar si llegas a emparejarte sexualmente con Park JiMin y tienen hijos.

Se sentía apenado, pero aún así los escucho atento a sus palabras, no entendiendo del todo su propósito en comentar todo aquello con él.

—Para que nos entiendas vinimos a advertirte seriamente, YoonGi —dijo YoungJo desde la mesa, jugando con una carta entre sus manos—. Si ustedes forman una pareja y una familia no tenemos el mínimo problema, la amenaza serán sus futuros hijos y saber si ellos serán capaces de controlarse tanto en poder como temperamento.

SeoHo se levantó y camino a ellos, apoyándose contra el respaldar del sillón.

—Así que sí, lo siguiente que diremos puede sonarte como una amenaza.

Sus ojos escanearon a cada uno de ellos, notando que todos emanaban una terrible aura que gritaba peligro por dónde quiera que los viera.

—Si tus hijos o ustedes mismos llegan a resultar una amenaza para nosotros, no nos tocaremos el corazón para matarlos, sin importar que sean un Hell y un White —finalizó HwangWoong puliendo la navaja entre sus manos.

Pronto sintió que quería vomitar, porque no podía soportar sentirse tan presionado, al menos ya no ahora. Sintió algunas palmadas en su espalda y DongJu susurró en su oído justo cuando todos se estaban yendo.

«—Y recuerda, nosotros podemos verlo todo, no nos consideres tus enemigos, solo controla a tus futuros dragones y nada saldrá mal.»

Por si no saben quiénes son los supremos, es el grupo de ONEUS.

2023: Odio muchísimo que hayan sacado a Ravn del grupo, odio a esa empresa.

Les dije que este drama no iba a durar.

¿Parte favorita de hoy?

Los amo bebés. 💜

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