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— ¡Por fin terminamos! —JiYeon se dejó caer en la silla más cercana y comenzó a quitarse el delantal.

MiRae la miró con reproche.

— Trabajaste la mitad del tiempo hoy, de que te quejas. Yo si estoy molida, tuve que hacer doble turno. Mi tía me está esclavizando.

Terminó de hablar haciendo un puchero y yo comencé a reír a carcajadas por su actuación exagerada.

— Unnie, no te nos escapas… —dejó la frase flotando y yo la miré intrigada por sus palabras— …van dos días que el chico del pelo naranja viene a la cafetería, ¿Quién es?

— ¿Unnie tiene novio? —JiYeon pegó un grito que me hizo saltar en el lugar por la sorpresa.

JiYeon y MiRae estaban en el primer año de universidad y les gustaba chismear todo el día. Bueno, a esa edad no se hace otra cosa que enamorarse y navegar en internet, y luego hablar todo el día de una cosa u otra. Era divertido conversar con ellas, su despreocupación era pegajosa.   

Pero no podía permitir que se hicieran ideas equivocadas y luego me metieran en aprietos por “ayudarme”.

— Es mi amigo de la infancia. —esperaba que con esa respuesta terminara su interés del tema.

— Amigo de la infancia… sí, sí, yo entendí… —la risita cómplice le impidió a MiRae seguir hablando.

— Sí… yo sé... —le hizo coro JiYeon.

— En serio, no tengo energía para esto hoy. —les anuncié mientras me iba a cambiar.

— Unnie, pero no corras, habla con nosotras… —me gritó MiRae.

— Tenía la cara roja—fue lo último que le escuché decir a JiYeon antes que estallaran en carcajadas.

Me estaba cambiando los zapatos cuando sentí sonar mi teléfono dentro de la taquilla. Era NamJoon. 

— Hola. —le respondí.

— ¿Terminaste de trabajar? —me preguntó de repente.

— Si… —Estaba un poco desconcertada.

— Te estoy esperando afuera, sal rápido. —Y colgó.

Ok. Esto suena más al NamJoon que yo conozco, un poco autoritario.

Siempre se creía el jefe del juego cuando éramos niños, había que jugar siempre a lo que él quisiera. 

 Salí rápido, como me pidió, sin conversar con las demás chicas del trabajo. 

— Apúrate, todos nos están esperando. —me informó nada más salir por la puerta.

— ¿Quiénes son todos? 

Estaba intrigada y a la misma vez molesta, no sabía que tendríamos compañía. Había imaginado que pasaríamos la noche poniéndonos al día de los últimos cinco años. Solos, él y yo.

— Tengo una reunión de la compañía, pero JiMin no dejó de hablar de ti en todo el día y todos querían conocerte así que me pidieron que te llevara. Están tomando cerca de aquí. —me explicó.

Seguía usando un tono un poco seco, pero la noticia de que ese tal JiMin se había pasado el día hablando de mí me desconcertaba tanto que no indagué más el porqué de su estado de ánimo. Me sentía halagada e intrigada al mismo tiempo. En realidad, yo había pasado el día pensando en el chico de cabellos rubios y ojos pardos, aunque ni muerta lo admitiría en voz alta. 

— No entiendo por qué tu compañero JiMin haría eso. Solo me vio unos segundos. —Traté de sonar casual.

— Algo de que tu uniforme estaba muy lindo, su color preferido o algo así. —respondió sin más. 

Al parecer algo le molestaba y por eso no se había dado cuenta de mi interés. 

“Mejor...”

Con calma le preguntaría luego que le pasaba. Sabía que si le cuestionaba ahora por su actitud respondería hosco y cortante. 

Lo malo era que iba a ser la comidilla de la noche. Y para empeorar la situación llevaba un corto vestido azul claro con un sencillo cintillo a juego. 

“Otra vez de azul”

Como la noche estaba un poco más fresca me había soltado el pelo y me caía por los hombros hasta la cintura. 

Recordé que no me había maquillado mucho por la mañana porque iba de prisa y luego salí también apurada del trabajo, seguro llevaba unas pintas tremendas. 

Pensándolo bien, “¿por qué me preocupaba tanto ahora por mi imagen?”

Nunca he sido el tipo de chica que se arregla mucho. 

Cuando estaba en la secundaria mi madre decía que las niñas bonitas como yo no teníamos que maquillarnos demasiado o perdíamos nuestra esencia, o algo así. La verdad, casi nunca me maquillaba. Pero era por vagancia. Y no era bonita… más bien era común, normal. 

Seguía concentrada en mis pensamientos cuando NamJoon me dijo:

— Llegamos, pasa.

Estaba un poco nerviosa, pero me relajé al ver que estábamos frente a un NoreBang. Bueno, nunca fui mala cantando. Un punto a mi favor.

Caminamos hasta una de las habitaciones del fondo. Al entrar, NamJoon saludó a todos con la mano y se sentó. Apagaron la música y de momento siete caras me miraron fijo. 

Mi primer pensamiento fue: “cualquier persona que conozca a estos chicos juntos pensará que son idols” 

Todos lucían altos, bien parecidos y sus cabellos y atuendos eran de varios colores. 

“¿Por qué trabajaban en una productora en vez de ser los cantantes?”

Se me acercó un chico de pelo castaño cenizo que sonreía abiertamente y que me miraba como si fuera un animalito extraño en un zoológico.

—  Hola, soy TaeHyung. Kim, Tae, Hyung —repitió muy despacio su nombre al final. Y me abrazó.

Un poco cohibida agradecí cuando NamJoon me lo quitó de encima lanzándolo a un lado. NamJoon volvió a tomar asiento, pero esta vez me sentó a su lado y luego me los presentó uno por uno.

— El que te acaba de saludar es Kim TaeHyung, el de al lado es JiMin que ya lo conoces. Y luego Jin nuestro Hyung y dueño de nuestra empresa, BigHit.

Era un joven muy apuesto que para nada parecía un hyung, y era el único con el pelo negro sin teñir. 

— Hola, soy el coreógrafo HoSeok pero todos me llaman J-Hope. —habló el chico de pelo rojo antes de que NamJoon lo presentara, me pareció muy agradable.

— Yo soy JungKook —se presentó otro chico con el pelo castaño cenizo y grandes ojos. —Y este al lado mío es Suga, no habla mucho.

— Hey —me saludó el del pelo… ¿azul?

Me concentré en recordar sus nombres junto a sus colores de pelo para no confundirles.

Las ganas de pedirle a todos que fueran mis modelos para un calendario o algo seguía flotando en mi cabeza. Decidí tomar un trago de lo que fuera que tenía delante de mí para sentirme más a gusto, los ojos de todos seguían clavados en mí. 

En especial los de JiMin, no podía adivinar que estaba pasando por su mente. Solo sentía intensidad en su mirada así que no le podía mirar fijo por más de dos segundos, aunque quisiera.

— Hola a todos —dije después de tomar un trago— Mi nombre es Park Min Ah, ¿qué estaban cantando? —lo mejor era desviar la conversación.

NamJoon captó mi indirecta y encendió el reproductor. Comenzó una canción de las que oía mi abuela y el chico raro y el agradable se pararon a cantar y bailar de forma graciosa. 

Yo, me concentré en terminarme el segundo vaso de cerveza que me acababa de servir Jin. Esta vez tomaba lentamente mientras fingía interés en las monerías que comenzó a hacer TaeHyung. Ya no me parecía tan raro, sino un chico agradable y divertido.

Justo delante de mí estaba sentado JiMin. Sentía su mirada la mayor parte del tiempo, pero no me atrevía a mirarlo de frente. Si lo hacía podría quedarme como una tonta mirándolo y sin poder apartar la mirada. Estaba segura.

Jin comenzó a hablar conmigo y cuando le dije que era fotógrafa aficionada, Suga me prestó atención también. 

Trataba de que NamJoon no hiciera muchos cuentos de cuando éramos niños y me reía de los otros chicos. Estaban un poco más calmados cantando canciones suaves. 

De repente siento que me hala una mano y me volví a enfrentar a mi secuestrador. J-Hope que quería que cantara con ellos, me alentó con una sonrisa. 

Me sentía más a gusto y pedí Knock-Knock de Twice. Bailé la parte del coro que recordaba junto a J-Hope y JungKook. Y me quedé ahí bailando dos canciones más. TaeHyung y Jin se habían vuelto a unir con nosotros mientras que NamJoon hablaba con Suga o miraba su móvil y JiMin nos miraba desde la mesa comiendo.

No quería ser paranoica y pensar que JiMin solo me miraba a mi así que trate de no sentir el peso de su mirada y concentrarme en cantar a dueto con JungKook: “Don’t wait for your love” de Suzy y Park Won.

A pesar de no conocerles, eran los compañeros de empresa de NamJoon y quería dar buena impresión. Pero sobretodo eso, hacía mucho que no me divertía tanto. No estaba mal dejarme ir por una noche.

TaeHyung obligó a todos a bailar al ritmo de GangNam Style de PSY y luego de eso el alcohol se me subió a la cabeza porque ya no era yo misma.

Cuando salimos a la calle el aire fresco me hizo sentir un poco mejor. Sentía como mi mente se despejaba un poco y era más consciente de la realidad.

Empecé a buscar a NamJoon y lo vi hablando al móvil en la puerta del local, parecía preocupado. Se había pasado toda la noche distante y pendiente al móvil. 

Los chicos trataban de conseguir un taxi cuando mi amigo comenzó a acercarse y me preguntó:

— ¿Por dónde vives?

— En Mangwon-dong. —le respondí— NamJoon, ¿pasa algo?

— No podré llevarte a tu casa. Tengo que atender un asunto. —Parecía muy preocupado.

— Yo la puedo acompañar, vivo en esa zona. —JiMin habló con rapidez mirando con seguridad a NamJoon.

— Ok, te la encargo. —le dio un pequeño manotazo al chico rubio en señal de aprobación y luego se despidió— Nos vemos mañana.

Y caminó con paso decidido hasta la parada del bus a unos metros de donde estábamos.

En ese momento JungKook paró un taxi y con la ayuda de Jin entró a TaeHyung y Suga que estaban un poco borrachos. Jin ayudo a J-Hope a montar en otro taxi y miró a JiMin.

— Yo iré con MinAh, vivimos cerca. Vayan bien. —Y le ayudó a cerrar la puerta del taxi.

                    

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