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— ¿Vamos caminando? —pregunté en voz baja cuando todos se habían ido.

Asintió y comenzamos a avanzar lentamente.

Me sentía un poco incómoda y no sabía que decir ni tampoco me atrevía a mirarlo, así que seguí sin parar y mirando al piso. Tenía la sensación de que él quería decir algo, pero no hablaba.

El peso del silencio era cada vez más aplastante, pero mi cerebro se negaba a cooperar y pensar una frase decente. Ya habíamos caminado más de tres cuadras cuando de repente escuchamos un maullido.

— ¿Eso es un gato?

Estaba feliz de haber encontrado algo que decir. Levanté la vista y miré a todos lados curiosa.

— Por allí. —JiMin señaló hacia una esquina y caminó hasta allá— Mira, es pequeñito, parece que alguien lo dejo aquí.

Se agachó frente a una caja, yo me acerqué y me agaché igual que él. Era un gatito blanco con manchas negras y amarillas.

Lo levanté y traté de darle calor entre mis brazos. A pesar de ser un caluroso día de agosto, la noche estaba fresca.

Comenzó a olfatear mi brazo y me pareció tan chulo que decidí llevármelo.

— Es un gato de calicó. —me dijo con voz enternecida mientras acariciaba al minino y yo lo miré a él.

Estaba junto a mí y cuando levantó la vista nuestras caras quedaron demasiado cerca. No pude decir nada y solo me quedé mirándolo.

— Debe ser hembra porque es muy difícil que nazca uno macho con esos colores— volvió a hablar.

Yo seguía mirándolo fijo mientras escuchaba sus palabras y sentía su respiración en mi rostro. No me podía mover.

En ese momento pensé muchas cosas: que no olía a ron así que no debía haber bebido mucho, que sus labios estaban muy cerca y eran carnosos... que debía decir algo... sus labios lucían muy besables... que debía apartar la mirada... ¿Eran legales ese tipo de labios?...

— ¡Auch! —Se me escapó un grito cuando el gatito me arañó el brazo.

Miré hacia mi herida y vi que no era nada grave a pesar de haberme dolido tanto. JiMin río un poco y confundida reí también y me levanté.

— Creo que me lo llevo a casa. —Debía recuperar la compostura— ¿Cómo sabes lo de los gatos de calicó?

— Alguien me lo dijo una vez. Que solo nace un gato de calicó macho de tres mil hembras. —Y sonrió— Fue hace dos años en la playa Gwangalli, en Busan.

— Viví unos años en Busan y siempre visitaba esa playa para hacer fotos. 

Mencioné distraídamente mientras pensaba en aquellos años. Esa playa había sido mi lugar de escape en mis tiempos libre de la Universidad.

Acomodé al gato que se había quedado dormido y retomé la ruta a casa. JiMin caminaba junto a mí.

— ¿Eres de Busan? —recordé que en la cafetería le había sentido un acento extraño.

— Sí, y también iba mucho a esa playa. —Río un poco— Sobre todo por las tardes.

Recordé que yo también iba casi siempre por las tardes y rememorar los buenos momentos me hizo sonreír.

Un pensamiento cruzó mi mente:

— Quizás un día estuvimos allí los dos al mismo tiempo.

— Sí, puede ser, seguro. —Y JiMin se río aún más fuerte esta vez.

Me empecé a sentir más relajada con él y tuve ganas de no llegar aún a casa para poder seguir conversando.

— ¿No hay problemas con que te lo lleves a tu casa? ¿Tu casera no te va a decir nada? —me preguntó y parecía realmente preocupado.

— Sí, no hay problemas. Vivo en una casa de azotea así que tengo una amplia terraza y mi casera es amiga mía de la infancia. Casi nunca está en casa porque trabaja mucho. —hablé con seguridad para que se tranquilizara.

— ¿Qué nombre le piensas poner? —preguntó curioso.

— Aún no he pensado en eso. —confesé— Ya se me ocurrirá alguno. Cuando sepa te diré.

Le sonreí y el miró al frente.

— La noche es fresca y agradable hoy, ¿verdad? —levantó los brazos hacia arriba y se estiró complacido.

Yo asentí y sonreí, y él siguió caminando. Se veía tan relajado y feliz que me hizo sentir de la misma manera.

Comenzó a cantar muy bajito una canción que no conocía. Su voz se oía tan suave y dulce…

— Es una canción que compuso NamJoon hyung. —Al parecer se acababa de dar cuenta de que se había puesto a cantar de repente— ¿Desde cuándo conoces a NamJoon hyung?

La pregunta me sorprendió un poco y quería escucharlo cantar un poco más, pero lo segundo no podría pedírselo.

— Me mudé al lado de su casa cuando tenía seis años. Tenemos la misma edad así que siempre fuimos a la escuela juntos, hasta que me mudé a Busan al terminar nuestro último año de instituto.

“Es como si hubiera estado conmigo toda la vida”, pensé.

— Ah... —Fue su respuesta.

— ¿Y tú desde cuando lo conoces? —pregunté.

— Me uní a la compañía hace un año y él ya estaba. Aunque Jin hyung es el dueño y Suga hyung es muy talentoso y atiende las finanzas de la empresa, nuestro verdadero líder es RapMonster, o sea, NamJoon.

— Si, a él siempre le gustó lo de mandar.

Y comencé a reír como tonta por mi comentario y la cantidad de recuerdos que le respaldaban.

— ¡Ah! ¿Por qué RapMonster? —Se me había olvidado preguntarle a NamJoon y al parecer todos le llamaban así.

— Es muy bueno componiendo y produciendo, pero también es muy bueno rapeando. —explicó haciendo una mueca— Yo, a veces, también quisiera rapear, pero no soy muy bueno...

— ¡Pero cantas de maravilla! —le interrumpí y sentí mis mejillas ponerse rojas al momento.

Me miró asombrado y luego miró al piso avergonzado.

Genial, yo y mi bocaza lo habíamos puesto incómodo. La verdad, yo también estaba avergonzada, no podía creer que había hablado en voz alta...

— NamJoon lucía preocupado por algo… —cambié la conversación con el primer pensamiento que me pasó por la mente.

— Una fusión con una pequeña empresa japonesa. —me explicó.

— Pero eso sería genial, ¿no?  

— Sí, pero hay que cuidar muchos procesos legales de los cuales aún no tenemos ideas. Todos estamos un poco asustados con el cambio y el crecimiento. Y ahora debemos apurar más el debut de TaeHyung con JungKook.

— Ahora entiendo… — NamJoon tenía la capacidad de salir victorioso frente a las adversidades, pero sentirse presionado por algo siempre le había debilitado mucho.

— A esa presión añádele que ellos quieren que Rap Monster sea uno de sus productores principales.

— Aunque supongo que los demás también se sienten presionados… ¿tú cómo estás?

— Todo es nuevo para mí también... —respondió en un susurro y no quise indagar más.

Por suerte ya habíamos llegado al portón.

— Allá arriba está mi casa, gracias por acompañarme. —Le hice una reverencia y entré rápido tratando de desaparecer por las escaleras lo más pronto posible.

— Por cierto, sabía que el pelo rubio te quedaría mucho mejor que el azul.

Logré escucharle decir mientras terminaba de subir las escaleras.

Me quedé paralizada. “¿Cómo sabía que antes tenía el pelo azul?”

Cuando logré reaccionar bajé corriendo las escaleras, pero ya no estaba por allí.

Esas palabras…

“el pelo rubio te quedaría mejor que azul”

...ya las había escuchado antes...

No podía ser. JiMin no se parecía a ese chico...

Corrí hasta la casa, solté la cartera luego de cerrar la puerta y no saludé a ChimChim cuando se acercó maullando. Conecté el ordenador a la corriente y lo encendí.

Estaba abierta mi página y pasé algunas fotos hasta que lo vi. Park JiMin en la playa de Busan.

En aquel entonces tenía su color de pelo castaño oscuro natural, pero era él ¡No sé cómo no pude reconocerlo!

Bueno, siempre he sido algo mala para reconocer las caras, pero esta no debería haberla olvidado nunca.

Acababa de aparecer un comentario para su foto:

@JiMin131095 "Dijiste que nos volveríamos a encontrar y que me reconocerías al momento. Sonaste muy segura esa vez…"

“¡Oh, no!”

Esta vez había metido la pata en grande, no me lo perdonaría nunca.

🍀-----------🍀

Hola ^^

La Playa Gwangalli está cerca del puente Gwangan de Busan.

Saludos a todos y gracias por leer.

Nos leemos pronto. ByeBye.
K❤

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