la daga de la muerte

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Helen estaba completamente en shock. estaba pálida y su rostro se hallaba completamente sin expresión.

Sin decir una palabra, extendió sus alas y les hiso un gesto a sus hermanos paraque la acompañaran. Amenadiel le tomó la mano al doctor Watson y todos se teletransportaron junto con Helen.

Todos miraron asombrados al darse cuenta de que no habían llegado a la casa de los Stones, si no a un bosque grande y muy espeso.

—¿dónde estamos? -preguntó Lucifer a su hermana

—aún no se si seguimos en Chicago, pero Sherlock está aquí.

—¿estará herido el detective? -volbió a preguntar estrella de la mañana

—sí, pero créeme que estará más herido Noah si algo le pasa -aseguró Helen

Tomó aire y se adentraron en el bosque.

—¿dónde estamos? -preguntó Caleb nuevamente

—en los bosques de Hídaho -respondió Amenadiel

Helen lo miró sorprendida.

—¿cómo sabes eso? -preguntó Gleri

—conozco este país más de lo que crees -respondió el ángely volvió a mirar hacia el Helen miró hacia el frente. De repente, una figura apareció.

Era una chica alta, flaca y de tes blanca. Su cabello largo y lacio ondeaba con la ligera brisa de el bosque.

—hola. No tengo tiempo para explicarles, pero él me dijo que tenía que guiarlos hasta donde está -dijo la joven

—¿quién? -preguntó Lucifer desconcertado.

—dijo que si eran listos, lo sabrían -respondió ella jadeando

—es Sherlock ¿verdad? -preguntó Helen

La chica sonrió y comenzó a caminar.

Ellos la siguieron y al verlo, aceleró el paso.

Caminaron un largo rato entre árboles y vegetación hasta que se detuvieron en un claro, iluminado por la luz de una fogata.

—¡miren! -dijo la chica señalando la fogata.

Los ojos de Helen adquirieron visión y se quedó paralizada al ver la escena frente a ella.

Sherlock se hallaba atado frente al fuego, junto con el doctor Watson.

Noah y varios hombres más se encontraban a su alrededor riéndose a carcajadas mientras la hoguera producía más y más fuego. En una esquina, apollada sobre una roca, descansaba una daga de color dorado, que brillaba a la luz del fuego.

Helen, sus hermanos y sus amigos se aproximaron y la chica dijo a voz en cuello.—

—¿creíste que te librarías de mí tan fácil?

Sherlock sonrió a su prometida y Noah rio.

—miren! Pero si es el angelito de el detective -se burló —¿qué vas a hacer, ¿enviarme al infierno?

—ella no, pero yo sí -dijo Lucifer avanzando con paso decidido hacia el chico

el corrió hasta la daga y la empuñó. Mientras, los demás chicos sacaron sus pistolas y comenzaron a apuntar a los recién llegados.

—si te atreves a tocarme, voy a mmatarte -dijo el chico amenazadoramente a Lucifer

—quiero verte intentarlo -respondióeste desplegando sus alas.

Y dicho esto, se fue sobre él y comenzó a golpearlo con los puños.

El chico le clavó la daga pero, sorprendentemente, él se la quitó de encima, pero le produjo una herida profunda. Enel costado.

—¿a eso le llaman daga de la muerte? -dijo mientras la sostenía en el aire.

—como es que...

Pero sus palabras se vieron ahogadas por un alarido de dolor.

Justo detrás de él, Gleri le había hecho una llave a un chico moreno de aspecto militar y este había caído sobre un tronco muy grueso.

Mientras tanto, Helen y un hombre corpulento se batían en duelo. La joven le había asestado un tremendo golpe en una rodilla y al parecer, le había fracturado la rótula.

El hombre calló al suelo, pero de inmediato, se volvió a levantar y le dio un puñetazo en la cara a la joven.

Esta, enfurecida, dijo.

—nadie toca mi cara, imbécil

Y con una velocidad impresionante, derribó al hombre con un golpe en el estómago.

Y justo cuando creyó que nada más iba a pasar, dos chicos aparecieron de la nada y se lanzaron sobre ella.

Helen los dejó inconscientes en cuestión de segundos y decidió ir a ayudar a su hermano, que peleaba con cuatro chicos a la vez.

Amenadiel se movía tan rápido que sus pies no alcanzaban a verse. Según Helen, sus técnicas de boxeo eran impresionantes.

—¿te ayudo? -preguntó su hermana tomando a un joven de rasgos extranjeros por el cuello.

—gracias, Helen -respondió su hermano derribando a otro chico.

La chica tomó al joven de rasgos extranjeros y lo lanzó hacia un lado para evitar que una bala le diera en el pecho.

—¡me salvaste! -dijo el joven incrédulo

—si, no puedo matarte. Además, no pareces tan mal chico -dijo ella sonriéndole

—gracias -respondió el chico jalándola de un brazo para evitar que una persona se estrellara contra ella.

Miró hacia el frente y vio a su prometido luchando con un hombre de aspecto amenazante.

A pesar de que Holmes era más alto que él, logró reducirlo hasta imposibilitarle los pies.

Al verlo, se abalansó sobre el hombre y le dio una patada en la espinilla, haciendo que lo soltara.

—gracias, preciosa -dijo el inglés jadeando pero con una ligera sonrisa.

—cuando quieras -respondió la chica suspirando de alivio.

la chica lo dejó y avanzó entre los cuerpos inconscientes hasta llegar a Noah, que se encontraba aún luchando contra Lucifer.

Ella iba a propinarle una patada en las costillas, pero un agudo dolor en uno de sus costados se lo impidió

Miró hacia un lado y vio a Maxine con la daga dorada en la mano

—hola, Helen -dijo ella con una risita

—¡Maxine! -dijo ella tratando de quitarse la daga del costado

—veo que ya sabes mi verdadero nombre -dijo la muchacha sacando la daga bruscamente.

Helen se miró el costado ensangrentado y ahogó un grito al darse cuenta de que una de sus alas había quedado carbonizada.

Y antes de que pudiera reaccionar, antes incluso de que los demás se dieran cuenta de lo que ocurría, Maxine ya le había carbonizado la otra ala.

—¡desgraciada! -dijo Helen arremetiendo contra ella

—ay ¡pobre angelito! ¡se quedó sin sus alitas!. Dime, ¿te dolió? -dijo Maxine con una sonrisa macabra en el rostro

Helen Estaba tratando de dominarse, pero era imposible. El dolor era insoportable y la sangre se derramaba por el suelo.

No entendía por que esa daga era capaz de cortar sus alas, perono podía matar a Maxine.

—Eres una... —¿una qué? -la interrumpió Maxine mientras la miraba.

Helen no respondió. Con todas sus fuerzas, consiguió levantarse y tras dar unos pasos, una voz gritó

—¡mini Keller!

Era Sherlock, que iba hacia ella junto con Amenadiel y Lucifer.

—mira ¡son tu novio y tus hermanitos! -dijo Maxine burlándose

Ella alzó la daga y antes de que pudiera clavarla a alguien, Helen se inclinó hacia adelante y los empujó fuera de el alcance de Maxine.

Se oyó un grito y Helen vio, aterrorizada, como la daga se le clavaba en el pecho a Caleb.

—¡nooooo! -Gritaron ella y Gleri.

Amenadiel se abalanzó contra Maxine y le hiso un gancho perfecto.

La chica gritó y calló al suelo. Pero Noah ya había tomado la daga y se disponía a arremeter contra el ángel.

—¡a él no! -gritó >Lucifer tomando al chico por ambos brazos.

Y sin previo aviso, lo levantó del suelo y lo lanzó por los aires. El chico calló inconsciente sobre una roca y Lucifer tomó la daga.

—me acabas de salvar -dijo Amenadiel

—pues algo así. Resulta que la daga no puede matar ángeles pero si herirlos -dijo él mostrándole un profundo corte en una de sus costillas.

—gracias, Luci -agradeció Amenadiel jadeando

—por nada, Amenadiel

Mientras tanto, Helen y Gleri se allaban arrodilladas junto a Caleb tratando de salvarlo.

—Helen ¡tienes que hacer algo! ¡el no puede morir! -dijo Gleri tratando de reanimar a su novio.

Su pulso aún era débil, pero las chicas temían que se detuviera en cualquier momento.

—yo... ¡espera! ¡creo que se como! -dijo la joven recordando las palabras de Amenadiel.

—puedes curar a las personas, pero si solo tu corazón lo decéa realmente -recordó la chica.

con mucho cuidado, puso un dedo sobre la herida de el joven y se concentró en el deseo de que el se recuperara.

De inmediato, la herida comenzó a serrarse y el chico se movió un poco

—¿se recuperará? -preguntó Gleri entre asombrada y preocupada

—si, pero hay que llevarlo a un lugar donde pueda descansar.

La chica asintió y tomó al chico en brazos. Mientras lo levantaba.

Helen suspiró aliviada y miró a su alrededor. No se había dado cuenta de que sus dos hermanos continuaban peleando contra dos chicos y Maxine comenzaba a recobrar el conocimiento

Amenadiel golpeó con una pierna al más corpulento y calló hacia atrás dando un alarido de dolor. Mientras que su hermano, ya se había transformado y el joven con el que luchaba, se rindió al ver la cara roja y surcada de sicatrices de Satanás.

Pero junto a el inconsciente Noah, Maxine estaba de pie y sostenía la daga ensangrentada.

—de ella me encargo yo -dijo Helen cuando sus hermanos se disponían a ayudarla.

—si, claro. ¿ya viste tus heridas? ¡es cierto! ¡no puedes! -dijo la chica socarronamente

—¡pues si puedo! -respondió Helen tomándola por sorpresa.

La chica se había puesto detrás de Maxine y le había dado un tremendo golpe justo en la columna vertebral, haciendo que esta perdiera el equilibrio y callera hacia adelante.

—¡maldita! -gritó Maxine, que aún empuñaba la daga.

Helen jadeó y trabajosamente, se apoyó en un grueso roble que aún se conservaba en pie, al igual que ella

Pero en ese momento, la chica comenzó a marearse y sintió un tremendo dolor en el lugar donde antes habían estado sus alas.

Tomó aire para intentar recuperarse, pero un escalofrío recorrió su cuerpo y perdió el conocimiento, cayendo a los pies de el roble.

Había perdido demasiada sangre y ella lo sabía. Pero si todos estaban bien, ella podría morir en paz.

Continuará...


¡holiiissss!

espero que estén muy bien. ¿qué les pareció el cap?

¿sobrevivirá nuestra Helen?

¿qué pasará con nuestros villanos? ¿qué pasará con las alas de Helen?

les leo en comentarios.

se les quiere musho.

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