"Precioso y sucio, tal como me gusta..."

¿Es que acaso a este muchachito no le avisaron que puede provocar en mí, un infarto de miocardio? Por exceso de testosterona mezclada con las sensaciones que provoca con su lengua en las profundidades de mi soma.

Porque ¡Maldita sea! En este preciso momento me folla con ahínco y sin una pizca de piedad, con ese magnífico órgano sin huesos que hace temblar cada una de mis terminaciones nerviosas.

—Ábrete para mí...

Se escucha demandante y no me da la velocidad de mis brazos para reaccionar a lo tren bala como quisiera, porque cuando los inclino hacia atrás, el desgraciado combina su arremetida con dos dedos y lamidas que les juro por mi vida, que presiento que podría morir justo acá.

¿Se puede ser mártir por una maldita acabada? Porque ¡Hermana! Percibo formarse un nudo inquieto, que si pronto no sale, reviento.

De repente, su mano me recorre sucio barriendo saliva por la sombra de mis nalgas y respiro profundo cuando percibo su pecho caliente y bravío, apoyado sobre la desnuda piel de mi espalda.

—He dicho que te abras... —anuncia repentinamente sobre el lóbulo de mi oreja junto a una pequeña nalgada que me toma por sorpresa, como también, pareciera que me pone a punto en este puto mundo del revés.

—¿¡Pero qué demon...!? —callo repentino ante un par de dedos que se inclinan hacia arriba, haciendo que mi limbo se convierta en ¡Dios miaa! ¡Ahora si que reviento! Y esta vez es bien en serio.

Y mientras jadeo tratando de recuperar aire y mantenerme quieto con la fuerza que ejercen mis prendas sobre el suelo, una ola de súbito calor me recorre de pies a cabeza. Y la sola idea de estar a su merced mientras me priva de mover alguna parte de mi ser, me trastoca la condenada cabeza.

¡Genial! Lo que me faltaba, a parte de ser un bocazas, soy un condenado entregado a su merced. ¿A dónde quedó tu honor hijo? Diría mi padre querido... Se fue, allá a lo lejos... Y de la mano de él... (Y junto con mi calzón, por supuesto)

—Si te vieras con los ojos que yo te veo... No dudarías en enloquecer al observarte tan expuesto y entregado a mi merced. ¡Maldita sea bebé! ¿Qué demonios me has hecho? Mira cómo se eriza y tizna tu pálida piel.

Anuncia ronco y profundo a medida que amasa con sus firmes dedos mi ardorosa piel que quiere quemar en el condenado infierno. Porque si no fuera que es mi cuerpo, no podría creer como mi culo se menea en busca de que le rellenen de una buena vez el agujero.

Otro pequeño azote y tiembla mi soma... En tanto, mi respiración acompasada acompaña a la cadencia de mi piel sobre que ejerzo fuerza para separar mis piernas y me recibe una fuerza externa que impide que logre mi acometido, sometiéndose solo a él.

Es que cada puta caricia recibida luego del intenso subidón de adrenalina, pareciera una especie de nube de ensueño para mí. Porque les juro por mi vida, que me vine mientras cerraba mis ojos por el condenado placer y apenas recién, me acabo de dar cuenta...

—¿Me detengo, o te follo rudo bebé? Porque hoy estoy lejos de querer mimarte... Te quiero poseer...

¡Y por todos los dioses del Olimpo donde él es el puto rey! Solo inclino la cabeza tratando de formular un "sí" mientras pego mi cachete como babosa a la mesa, esperando que me dé todo de él, que tome, use y me desarme a lo bambi bebé.

Entonces, sus grandes manos recorren cada porción al alcance de mi piel y me deleito con la incipiente combinación de caricias con poder.

Es que nunca en mi condenada vida, hubiera creído que el uso de lo que tanto consideré como errado o malo, se pudiera sentir tan bien... Va más allá de lo mal o incorrecto, es una forma de placer que sumado a la impronta del tremendo Dios griego que lo ejerce, solo puedo sentir desfallecer, quemar y arder para finalmente carbonizar a su merced.

Me toman por sorpresa, unas nuevas lamidas y caricias sentidas a mi piel, sensación que muta dolor en placer cuando quiero arremeter con palabras que mueren en mi garganta al sentir el roce de firme de su piel y pequeñas mordidas dispersas que me hacen finalmente enloquecer.

—P-por favor J-Jungkook...

Ruego una plegaria que de credo tiene poco cuando, prácticamente, le imploro que entre o tendré un ataque de extremada ansiedad, porque quiero que me levante estacado a lo asado con cuero y que me arremeta como cajón que no cierra.

—Por favor... ¿Qué? —cuestiona él con la voz aún más gruesa y ¡Y maldita sea bestial ropero! Yo chorreando ganas por todos lados y éste que me lleva al extremo —. Aún no te escucho —suelta mal intencionado, mordiendo el lóbulo de mi oreja y profanando mi estremecido agujero.

—¡Fóllame..! Entra de una puta vez ¡Carajo! —anuncio desesperado recibiendo un leve pellizco a mi pezón y la profunda intromisión hasta casi la mano y ¡doble carajo..! Me quedo boqueando como pescado afuera del río mientras espero que me maneje a su antojo porque he perdido el invicto para seguir luchando.

—Diosss bebé... Eres hermoso, tan hermoso y un completo descarado... Mira si mami ve a su bebé tan necesitado de polla...

Y girando mi rostro desde la toma de su mano en mi mentón, me besa... Y apasionado es poco mientras se abre paso con su firme dureza entre las sombras.

👀Qué cosas no?😈

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Los amito mucho ♥️