La única salida

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-¡ERES UNA IMBECIL!- fue lo primero que dijo Kuchel, en cuanto estuvo en su hogar, para después darle una fuerte cachetada a Mikasa.

El golpe fue tan fuerte que todos los presentes lo escucharon y Mikasa quedo en el piso, mas no se quedó en eso.

-¡UNA ESTÚPIDA! ¡UNA IDIOTA!- agarro de forma brusca su cabello para después jalar de este y tirarla al suelo- ¡TENIAS UNA SOLA TAREA! ¡SOLA UNA! ¡MATAR A ESA PROMISCUA Y ESA CERDA!

Mikasa tenía la vista hacia abajo y sus manos hechas puños, estaba mordiéndose la lengua en un intento de contener sus ganas de decirle a Kuchel todo lo que pensaba de ella. Que a pesar de ser su madre no mandaba en sus decisiones, no pensaba destruir una familia, separar a Sasha de su hermana, y, mucho menos, lastimar más a Karl con matar a su hija, ya era suficiente con que estuviera lejos de ella, y para colmo que esté obligado a fornicar con Kuchel cuantas veces esta lo deseara. Que la única culpable de la furia de Ymir, y sus ganas de matarla, era ella. Mas sabía que si decía todo eso, seria Karl quien pagaría los platos rotos.

-¡PERO NO! ¡EN VEZ DE ESO NO SE TE OCURRIO HACER OTRA COSA MÁS QUE HUMILLAR A ESTA FAMILIA!- lo que vino ahora fue una fuerte patada en su estómago, tanto que se encogió en el piso- ¡NO ERES NADA MÁS QUE UNA VERGÜENZA PARA EL APELLIDO ACKERMAN!

Los presentes querían interferir pero sabían que no podían.

-... cof... n-no... cof... me arr-arrepiento... cof... de nada- Mikasa hablaba como podía.

-¿Qué fue lo que dijiste, maldita escoria?- Kuchel la miraba con total odio.

-... Que... cof... no cof... me arrepiento- aún lastimada, ya que sus heridas de la pelea todavía no habían sido atendidas, levanto la mirada para enfrentarse a Kuchel.

-¡Eres una...- Kuchel levanto su puño en señal de que iba a darle otro golpe a Mikasa pero se detuvo a la mitad, ya que Levi se acercó corriendo hacia ambas y abrazó de forma protectora a Mikasa, enfrentándose a la mirada de Kuchel-...eres tan patética que un hombre debe de venir a protegerte- bajo su puño y dio media vuelta, pero continuando con su vista en Mikasa- De haber sabido que serias una inútil, hace tiempo te hubiera matado- esas fueron sus últimas palabras para después caminar, llevándose a su lacayo en el proceso.

-No le hagas caso, tiene el cerebro lleno de mierda- comento Levi en cuanto le perdió la vista a Kuchel, sin dejar de abrazar a Mikasa y mirándola a los ojos.

-...- Mikasa no dijo nada, sus ojos solo llenaron de lágrimas, pero como no quería que nadie la viera llorar se escondió en el pecho de Levi y lo abrazo fuertemente.

Hanami estaba ahí presente también, junto con Keyden y Kenny, tenía unas ganas enormes de ir a abrazar a su hija pero sabía que no debía hacerlo, aun así intento acercarse mas Keyden la detuvo y movió su cabeza a modo de negación.

Al final los tres se fueron de ahí dejando a Levi y Mikasa solos.

-Odio esta vida de mierda- fue lo primero que dijo Mikasa en cuanto saco su cabeza del pecho de Levi- La odio.

-Yo también, mira nada mas como terminaste- Levi acarició su cabello- Vamos, te ayudare a bañarte y suturare tus heridas- ayudo a Mikasa a ponerse de pie, ya que sus heridas, sumándole a los golpes de Kuchel, hacían que fuera imposible que se mantuviera en pie ella sola. Por lo que hizo que se apoyara en él.

Luego de aquel grito de rebelión, todo el estadio se quedó en silencio por segundos que parecieron una eternidad. La única forma en que todas reaccionaron fue cuando la presentadora declaro a Mikasa como la ganadora de aquella pelea, a pesar de que Sasha e Ymir continuaban con vida. Pudo conservar a Levi a su lado, pero no obtuvo ningún lacayo, aunque eso era lo que menos le importaba. Mas eso no bastaba para Kuchel en lo más mínimo. Luego de que los lacayos de cada una bajaran a la arena de combate a auxiliarlas y llevárselas, Kuchel hizo una anuncio, una nueva pelea; esta vez la familia fundadora retaba a una familia noble, las Leonhardt, quienes aceptaron gustosas la pelea que se daría al cabo de dos semanas, para que Mikasa este con sus heridas curadas y pueda pelear perfectamente.

Lo cual destrozó a MIkasa, porque lo que menos deseaba era volver a pelear, mucho menos a muerte.

Sin embargo, no era la única que estaba destrozada por eso.

Situémonos ahora en otra residencia, para ser más exactos la residencia que pertenecía a la familia Frizt. Las que eran conocidas por las demás nobles como las promiscuas y ninfómanas de Paradis, debido a que todas sus generaciones tuvieron un mínimo de tres lacayos. Excepto por la fallecida Hasna, quien resalto de todas las mujeres de su familia por haber tenido solo un lacayo en toda su vida, a diferencia de su madre que posee cinco lacayos y de su primogénita que actualmente se continúa con tres.

Hablando de su primogénita, digamos que, en cuanto despertó y supo el resultado de la pelea, se encontraba totalmente destrozada. Tanto que no le interesaron sus heridas, recién curadas, suturadas y vendadas; se levantó de su cama y comenzó a gritar mientras tomaba lo que sea que estaba a su alcance y lo estrellaba contra en el suelo a la pared. No era de extrañar su actitud, la única razón por la que comenzó a entrenar, pelear y ganar lacayos fue para poder retar a la familia que primero le quieto a su madre y después a su padre, pero con la posibilidad de poder recuperar al último. Mas había perdido esa pequeña oportunidad, lo cual la hacía sentir rabia y dolor. En ningún momento las lágrimas dejaban de salir de sus ojos y con ellas aumentaban sus gritos.

Su abuela, al escuchar tal escándalo, fue corriendo hacia su habitación, encontrándose en la puerta a los tres lacayos de esta.

-¡A un lado, inútiles!- les grito para después entrar a la habitación- Ymir, cálmate- trato de razonar con Ymir, quien estaba de espaldas pero volteo la vista para encararla.

-¡No me digas que calme!- exclamo con el ceño fruncido- ¡A ti nunca te importo mi padre! ¡Incluso antes de fallecer mi madre! ¡Nunca te agrado! ¡Lo querías fuera de mi vida! ¡Ya debes de estar feliz! ¡Porque perdí la única oportunidad que tenía de recuperarlo!-en cuanto término de hablar, tiro con fuerza la copa de vino que tenía, provocando que se volviera solo añicos.

-Es cierto, me dolió mucho perder a mi hija- la anciana agacho la cabeza- Pero no tanto como el ver a mi nieta sufriendo- volvió a levantar la cabeza para unir sus ojos con los de Ymir- Ymir, eres todo lo que me queda de Hasna, la única razón por la que sigo viva. Sé que te duele el haber perdido, pero también piensa en mí, tenía el corazón en la boca en esta pelea donde casi te matan. No soportaría una perdida más.-una lagrima bajaba por su mejilla.

-...-Ymir no dijo nada, solo se mordió el labio, más lagrimas salían de sus ojos, las cuales trataba de limpiar con el dorso de su mano.

En ese momento las palabras sobraban, por lo que la anciana la abrazo, Ymir al principio puso resistencia pero la final se rindió.

-Hasta las más fuertes tienen su momento de debilidad, puedes llorar todo lo que quieras en mi hombro.

Y como si esas palabras fueran magia, Ymir lloro, lloro a un más de lo que ya estaba llorando, y se aferró en todo el tiempo a su abuela.

-Daria mi vida porque volvieras a ser esa niña feliz- la anciana contenía las ganas de llorar.

Mientras eso ocurría, en el borde de la puerta los tres lacayos de Ymir observaban todo, cada uno con su cadena de oro pero con una diferente expresión.

-Pobre- decía con lastima un chico alto, de cabellera negra, piel trigueña y ojos verdes.

-¿Pobre?- preguntó en tono irónico otro chico de cabello corto y negro, ojos grandes y oscuros con unas cejas algo espesas y una nariz mediana y respingada; cruzado de brazos- Pobre de nosotros, que debemos de aguantar todo esto. Al menos es mejor que este así sin llamarlos, porque cuando esta histérica no nos deja dormir en toda la noche.

-Déjala en paz, Marcel- le enfrento el chico más alto- Ni siquiera la conoces ni sabes las razones por las que pelea.

-No, no lo sé y tampoco me interesa. Me da igual. Yo no soy como tú, Bertholdt. nunca podría enamorarme de esa- señalo a Ymir, luego volteo su mirada al tercer chico de cabello negro corto, dividido a la mitad hacia los lados, piel clara, pecas en ambas mejillas y ojos color café; quien estaba con la mirada hacia el suelo.- ¿Tu no vas a decir nada o qué?

-Debería de odiarla por separarme de mi familia, pero yo no le deseo el mal a nadie, ni siquiera a Ymir- levanto la vista para ver a Marcel- Yo solo quiero paz.

Marcel frunció el ceño ante eso.

-Ustedes son unos imbéciles por defender a esa promiscúa que nos separó de nuestra familia- volvió a mirar a Ymir- Ojala la hubieran matado.

Bertholdt se molestó aún más por eso, tanto que cogió a Marcel del cuello de su túnica.

-Retractare- dijo entre dientes.

-No lo hare- Marcel no se dejó intimidar- Y lo vuelo a repetir, nada puede ser peor a ser forzado a follar con ella.

Bertholdt en verdad quería golpearlo por decir eso, pero se le ocurrió algo mucho peor.

- De seguro no pensarías así si hubieras sido llevado junto con tu hermano.

-¡Ahora tu retráctate!- Bertholdt había tocado en la herida de Marcel, lo cual molesto tanto a este que lo cogió de su cuello, o al menos de la parte que no estaba rodeada por el collar.

Ninguno de los dos daba su brazo a torcer, fue necesario la intervención del tercer chico, quien intentaba separarlos a toda costa para evitar que se siguieran lastimando. Pero con todos sus esfuerzos no podía separarlos del todo, solo hacía que el escándalo fuera más fuerte.

-¡Bertholdt! ¡Marcel! ¡Marco! ¡Cállense de una maldita vez!- una cuarta voz se hizo presente, la voz de Ymir. Lo que provocó que los tres dejaran de forcejear y dirigieran su vista a ella.

Estaban tan concentrados en sus forcejeos y discusión que no se percataron el momento en que la anciana había abandonado la habitación y ahora Ymir se encontraba en su gran bañera, con una botella de licor en la mano. Lo que no era buena señal.

-¡Déjense de tonterías y venga aquí! ¡Ahora!

Los tres al no saber qué hacer solo se miraron entre ellos.

Ymir se impaciento al ver que sus lacayos no la obedecieron, tanto que se puso de pie dentro de su bañera. Como el agua la tapaba hasta el cuello, en cuanto se puso de pie dejo ver toda su desnudez, además de sus vendas que se le estaban cayendo producto del agua.

-¡SE LOS DIRÉ UNA ÚLTIMA VEZ! ¡QUIETENSE LA ROPA Y VENGAN AQUÍ!

Sin otra opción, y a mala gana, obedecieron la orden y se quitaron sus túnicas para después entrar en la bañera de Ymir.

A parte de su, supuesta, naturaleza de promiscua y ninfómana, Ymir tenía sexo también para olvidar sus frustraciones. Algo que era casi siempre, ahora con su actual derrota y la única opción para recuperar a su padre perdida, sería mucho peor para sus lacayos.

Una guerrera debía de pelear obligatoriamente cuando cumplía los 18 años, pero también podía pelear voluntariamente mucho antes de cumplir esa edad.

Ymir obtuvo su primera victoria a los 14 años, y con esta su primer lacayo, Bertholdt Hoover, hijo de Faye Hoover. El cual, al ser el que más tiempo estuvo con ella, se enteró de las verdaderas razones por las que Ymir peleaba y no pudo evitar sentirse mal por ella, ya que sabía que no lo hacía paras satisfacer sus necesidades fisiológicas sino por algo más profundo y valioso. Y con el paso del tiempo comenzó a enamorarse de ella, lo malo es que sabía que Ymir necesitaba, más lacayos para retar la familia fundadora, lo cual no le agradaba en lo más mínimo porque eso significaba que debía de compartirla con dos más, cuando lo que más quería era tenerla solo para él. Mas él no tenía derecho a decidir sobre eso.

A los 16 consiguió su segunda victoria y segundo lacayo, Marcel Galliard, era el primer hijo de los mellizos de Greta Galliard. No hubo día en que Marcel no odiara a Ymir, no por alejarlo de su madre, sino por alejarlo de su hermano menor, Porco, y ser obligado a estar con ella cuantas veces lo deseara, en especial cuando estaba ebria. Era por esa razón que le escondía las botellas.

Cuando estaba muy cerca de cumplir los 18 años, consiguió a su tercer y último lacayo, Marco Bolt, hijo de Mery Bolt. Marco ya sabía cuál era su destino, así que solo se decidió a obedecer a Ymir en todo lo que pidiera para no ser castigado, aunque más se dedicaba a separar a Bertholdt y Marcel porque lo único que hacían era pelear y discutir.

Aquellas historias eran tan similares a otros tres lacayos

No muy lejos de ahí, se encontraba la residencia de la familia Blous, conocidas en toda Paradise por su insaciable apetito a la hora de comer, nunca estaban satisfechas, por lo que sus lacayos se encargaban principalmente de prepararles platillos deliciosos y cuando no les gustaban se los lanzaban en la cara. Samantha Blous era la actual líder de la familia, junto con su lacayo Samuel tuvo dos hijas, su primogénita Sasha y su hija menor Kaya Blous.

Samantha esperaba que Sasha consiguiera el triunfó en su última batalla, debido a que anhelaba ser al nueva familia fundadora, pero sus sueños se vieron frustrados al ver que perdió, y con ello su rabia despertó

-¡Madre! ¡Por favor! ¡Perdóneme!- en cuanto Sasha recuperó la conciencia y se enteró de lo que paso, lo primero que hizo fue arrodillarse ante los pies de su madre, a pesar de su brazo lastimado- ¡Le suplico que me de otra oportunidad!- pedía con todas sus fuerzas

Samantha solo observaba a Sasha con desprecio

-¿Me pides que te perdoné?- pregunto de forma neutra.

-¡Si! ¡Por... ahhhh- no pudo terminar de hablar porque sintió que jalaban de su cabello de forma fuerte y brusca.

-¡¿De verdad me esperas que te perdone después de la humillación que me has hecho pasar?!- Samantha cambio su tono a uno de rabia mientras no dejaba de jalar el cabello de Sasha- ¡Me humillaste frente a todo el mundo! ¡¿Acaso crees que te voy a perdonar eso?!

-¡Madre! ¡Duele!- Sasha no podía jalar de su cabello para aminorar el dolor, porque uno de sus brazos estaba lastimado y vendado, y usaba el otro para poder apoyarse en el suelo- ¡Madre! ¡Duele!- pequeñas lágrimas salían de sus ojos.

Samantha se hartó de sus lloriqueos, tanto que la lanzo con todas sus fuerzas a un lado, provocando que cayera y se sujetara el brazo lastimado.

-¡Estuvimos tan cerca de ser la nueva familia fundadora y tú lo arruinas! ¡Se nota que no te sirvió para nada el entrenamiento! ¡Pero no pienso cometer ese error de nuevo! ¡Voy a ser más estricta con Kaya! ¡Ella si será una guerrera digna de ganarse mi admiración y respeto!

-No, por favor- Sasha trataba de no llorar por eso- Deje a Kaya en paz, yo entrenare duro para poder retar a Ackerman y...- trato de ponerse de pie, pero se ganó una fuerte cachetada de parte de su padre, que la dejo de nuevo en el suelo.

-Tú ya no me sirves, no demostraste que ser más que una inútil. Mañana comenzare los preparativos para el entrenamiento de Kaya- dio media vuelta y se fue- Pero ahora solo quiero comer, así que preparen la mesa- palmeo las manos para que sirvieran la comida.

Sasha solo se rindió y empezó a llorar en voz baja, la única razón por la que entreno desde que era pequeña y peleaba era para poder proteger a su hermana menor. Cuando Kaya nació hizo un trato con su madre, entrenaría, pelearía, ganaría todos los lacayos que le exigiera pero a cambio de que Kaya pudiera tener una vida tranquila, como la que siempre se le negó a tener para poder lograr el suelo de su madre de ser la nueva familia fundadora.

Kaya, salió de su escondite, fue a abrazar a su hermana y tratar de consolarla.

-No llores, hermana. No me importa que perdieras- acaricio su espalda- Me alegra que estés aquí... tenía miedo de perderte- trato de no llorar.

-Tranquila, Kaya- Sasha correspondió como pudo- Recuerda que te prometí que siempre estaría a tu lado y te cuidaría, es mi deber como tu hermanan mayor.

-No quiere que vuelvas a pelear, casi te matan esta vez- Kaya abrazó más a Sasha.

-No tengo opción, prefiero esto a que madre te torture como lo hizo conmigo- Sasha recostó su cabeza en el hombro de Kaya y trato de contener las lágrimas- Es lo mejor para ti.

-Odia a madre, la odio porque te obliga a hacer esto- Kaya no pudo controlar más y lloro todo lo que pudo

Se supone que iba a consolar a Sasha pero esta terminó por consolarla a ella.

La escena era admirada por los lacayos de Sasha.

Sasha tuvo que pelear desde los 15 años, consiguió a su primer lacayo, Connie Springer, hijo de Carmen Springer, su principal tarea fue encargarse de preparar la comida pero Samantha le lanzo su plato diciendo que era un asco, fácilmente podría haberlo ejecutado pero Sasha intervino diciendo que era su lacayo y solo ella podía mandar sobre su vida. Solo así consiguió salvarlo, y lo mando a limpiar el armamento y servir de entretenimiento para Kaya para que jugara con ella.

A los 16 años consiguió a su segundo lacayo, Jean Kirstein, hijo de Joanna Kristein, quien tuvo el mismo destino que Connie, su comida desagrado totalmente a Samantha, por lo que Sasha tuvo que intervenir nuevamente para salvarle la vida y lo mando a cuidar de los caballos como nueva tarea.

A los 17 años consiguió a su tercer y último lacayo, Nikolo Nacher, hijo de Naomi Nacher; fue el único que su comida no término en su cara después de que Samantha la probara por primera, al contrario, fue el de los muy pocos lacayos que complació los exquisitos gustos de esa noble, por lo que fue el cocinero principal de todos los lacayos. Sin embargo, más de una vez, en un afán de molestarlo y querer hacerlo sufrir, Samantha colocaba insectos en su comida cuando la seria para así poder torturarlo y humillarlo. Por lo que Sasha también debía intervenir para evitar que lo lastimara, porque se dio cuenta desde el principio lo que hacía.

Ambas chicas sufrían por la derrota contra Mikasa, pero eso hacía que se ejerciera la presión sobre otra chica, la cual su familia fue retada por la mismísima Kuchel.

A unos cuantos metros de la residencia Blous, mucho más que de la residencia Fritz, se encontraba la residencia Leonhardt, esta familia noble resaltaba por tener mujeres fuertes, se podría decir que tan fuertes como las de la familia fundadora. Analisse era la líder de la familia Leonhardt, tuvo una sola hija con su lacayo Dante, Annie Leonhardt, a pesar de su minúsculo tamaño su contextura musculosa la hacía muy fuerte.

Desde que Annie era pequeña siempre entreno cada día como si fuera el último de su vida, solo descansaba cuando su cuerpo no daba para más, ni siquiera a las exigencias de su madre de que continuara

A los 12 años Annie consiguió a su primer lacayo, Eren Jaeger, hijo de Carla Jaeger, una mujer muy vanidosa tanto que no le dio mucha pelea en un intento por no lastimar su belleza; se podría decir que de un golpe la dejo inconsciente y tirada en el suelo, como si quisiera librarse de su hijo.

A los 15 años consiguió a su segundo lacayo, Armin Arlet, hijo de Amelia Arlet, en aquella ocasión fue más doloroso, no en cuanto a la batalla sino a la separación. Armin gritaba para que no lo alejaran de su madre, y Amelia se aferraba lo más que podía, a pesar de los golpes que fueron secuelas de la peleas, de su hijo. Fue necesaria que Annie interviniera para separarlos y ponerle la cadena de oro en su cuello, por fuera parecía fría pero por dentro solo le pedía a Armin que la disculpara por lo que estaba haciendo pero no tenía opción.

Durante el viaje a casa Armin no dejaba de llorar, algo que harto a Analisse, tanto qué estaba por arrancarle la lengua pero Annie intervino golpeándolo para dejarlo inconsciente, solo así pudo evitar que su madre lo lastimara. Aunque eso solo fue el comienzo.

Analisse no solo estaba obsesionada con que Annie algún día destronara a la familia fundadora, sino porque su descendencia continuara siendo toda rubia, por lo que siempre le exigía mudar a Armin a su habitación para que lo usara para procrear. Annie no tenía más opción que aceptar mudar a Armin a su habitación, pero no en la misma cama, Armin dormía en un pequeño colchón hecho de paja en el suelo, a un lado de su cama, Eren comenzó a llamarlo lamezuelas por eso, pero a Armin no le importo.

-Esta es una oportunidad única- exclamaba Analisse- No todos los días esa estúpida de Kuchel nos reta, así no desperdiciaremos tiempo en encontrar otro lacayo- volteo a ver a Annie- Ahora solo debes de concentrarte en atravesar el corazón de Mikasa de un solo golpe y conseguiremos ser la nueva familia fundadora- sonrío con malicia mientas pasaba su dedo por la navaja que tenía en la otra mano.

-No quiero hacerlo- susurro Annie, algo muy diferente era dejar a alguien inconsciente y otra cosa matar, nunca llegó a eso y no pretendía hacerlo.

-¿Qué fue lo que dijiste?- a pesar de que uso un tono bajo, Analisse pudo escucharla- ¿Dijiste que no querías hacerlo?-comenzó a acercarse a Annie.

-Yo...- Annie no sabía que responder a eso.

-Escúchame bien una cosa Annie, has entrenado toda tu vida para esto, sabes bien de los sacrificios que hay que hacer para conseguir el poder y si no cumples los sacrificios igual va a haber sangre derramada- camino hacia Dante, al cual golpeó en la rodilla para hacerlo caer al suelo, luego jalo la cadena de su cuello y coloco la navaja a ahí- No sé cuántas veces tendremos esta maldita platica, pero te he dicho de que si quieres seguir teniendo a tu padre con vida más te vale obedecer y no dudar, ¿queda claro?-preguntó

Annie solo asintió

-¡No te escucho!- hizo más presión en el cuello de Dante.

-Sí, madre.

-Así me gusta- soltó la cadena del cuello de Dante, quien tosió un poco por eso- Mañana empezara tu entrenamiento muy temprano, así que provecha este descanso para poner tus ideas en orden, no me gustaría manchar mi hermoso piso de mármol con sangre de lacayo- miro a Dante por encima del hombro- Y tu haz algo bueno y sirve la cena- después de eso se fue.

Annie al no saber qué hacer solo se fue a su habitación y se recostó en su cama boca abajo, Armin la sigue por detrás.

Regresando con MIkasa, ahora se encontraba en su gran bañera llena de agua caliente, en un intento por calmar los cortes que tenía alrededor del cuerpo. Levi limpiaba la sangre seca de su cuerpo de forma delicada para no lastimarla, pero se detenía cuando escuchaba algún quejido de dolor.

-Avísame si te duele- pidió Levi antes de que empezara suturar las heridas, era necesario porque las heridas eran algo profundas y, si no eran suturadas, tardarían mucho en cerrarse por sí solas.

Mikasa solo asintió, mientras mordía un pedazo de tela para poder resistir el dolor de la aguja atravesando su piel varias veces.

Luego de unos minutos, Levi consiguió suturar todas sus heridas, para después vendarlas.

-Listo- Levi vio que Mikasa todo el tiempo tenía la mirada hacia abajo- ¿Estas bien?

-No quiero hacerlo- fue lo único que dijo Mikasa- No quiero lastimar a nadie más pero no quiero perderte- comenzó a llorar de nuevo- No sé qué hacer- se llevó ambas manos a los ojos para contener sus ganas de llorar.

No hubo respuesta de Levi por un rato, solo se escuchaba el llanto de Mikasa, quien seguía trataba de contenerlo todo lo que podía para que su madre no lo escuchará.

Levi solo la miraba como sufría, odiaba eso, odiaba a lo que estaba obligada a hacer por él y por la promesa que hicieron hace ya diez años, le gustaría tanto hacer algo por ella pero no sabía que, hasta que a su mente llego una idea, por decirlo así, era la única opción.

-Huye.

Mikasa dejó de llorar y levanto la mirada para ver a Levi.

-¿Qué?

-Huye, así no tendrás que pelear, sal de Paradise y corre todo lo que puedas lejos de este lugar.

-Pero... ¿y tú?

-Conozco lo suficiente a la bruja de nuestra madre, lo suficiente para saber que es tan orgullosa como para decirle a toda Paradise que escapaste, de seguro dirá cualquier cosa para alargar la fecha de la pelea y así mi vida no correrá peligro.

-¿No es de cobardes?

-No, la verdad es algo que cualquier persona en sus cinco sentidos haría a vivir en este infierno

Mikasa hizo a un lado su dolor y abrazo a Levi

-No quiero dejarte solo- lo abrazó tan fuerte como pudo.

-Estaré bien, siempre te has preocupado y visto por mi- Levi correspondió al abrazó- Ahora déjame hacer algo por ti.

Mikasa solo asintió ante esos sin dejar de abrazarlo y llorar.

Al llegar la noche, cuando todos ya se encontraban dormidos, Levi fue a la habitación de Mikasa para despertarla.

-Es hora- le susurro, ya que debía de ser cuidadoso en no hacer tanto ruido para no despertar a nadie.

Mikasa seguía algo insegura sobre huir, pero al recordar lo que le esperaba si seguirá ahí la motivaron a continuar. Por lo que saco de debajo de su cama la pequeña mochila que había preparado hace poco, en la que llevaba lo elemental como un cambio de ropa, otros zapatos algo de comida y agua.

Se visitó con una túnica corta para así poder caminar con más libertad, salieron del palacio haciendo el menor ruido posible, burlaron a las guardias lanzando una piedra a un lado y consiguiendo al fin escalar el muro del patio trasero.

-¿Seguro qué estarás bien?- volvió a preguntar Mikasa.

-Sí, no te preocupes tanto por mí, es momento en que te preocupes por ti- Levi seguía insistiendo- Es la única salida.

Mikasa solo se mordió la lengua.

-Prometo encontrar alguna forma de ponerme en contacto contigo, lo prometo- le dio un último abrazó porque no sabía cuándo lo volvería a ver.

-Ya vete, las guardias regresaran- Levi la separó de él.

-Te quiero, hermano. Adiós- dicho esto último Mikasa bajo del muro y comenzó a correr hacia el bisque sin mirar hacia tras, porque sentía que si lo hacía no querría irse.

Levi solo la vio desparecer en el bosque, no dijo nada porque tenía miedo de que si lo hacía, haría que Mikasa se retractara, lo que no deseaba, ya había sufrido demasiado, pero le dolió no poder decirle que también la quería.

Mikasa corrió, corrió todo lo que podía, corría por rabia, dolor e impotencia por no poder hacer nada para cambiar su destino, pero también por el dolor de dejar a su ser más querido atrás. Corrió tanto que no supo el momento en que llego al bosque oscuro, sabia qué estaba ahí porque una cualidad de ese bosque era que sus árboles eran mucho mas enormes que los árboles de tamaño promedio; lo que le daba un aspecto aún más terrorífico, pero eso ya no le importaba, después de todo ya había dejado atrás a su hermano, así que ya no le importaba que pasara con ella.

Al menos eso pensó hasta que, minutos después de adentrarse en ese bosque, y caminar un poco más, vio que unas flechas pasaron enfrente de ella y se clavaron en el tronco del árbol que estaba a su costado, a pesar de ser de noche y que la espesura de las hojas de los arboles oscurecían aún más el lugar, su vista se iba adaptando un poco al ambiente. Eso hizo que se asustara, tanto que empezó correr y mientras lo hacía escuchaba más flechas detrás de ella.

¿Qué era lo que pasaba?, se suponía que en ese bosque solo habitaban animales salvajes que se comían a todo aquel que se atrevería a entrar ahí, pero por alguna razón estaba siendo atacada por flecha y quien sabe que más, porque no pensaba detenerse a mirar.

Lastimosamente termino tropezando con algo, lo que provocó que terminara cayendo y rodando por una colina, consiguiendo por golpearse en la zona de las costillas con el tronco de un árbol.

-Uhh...maldición- trato de ponerse de pie, pero el dolor era tan intenso que terminó por caer inconsciente.

Por su cabeza paso como último pensamiento el tratar de entender que pasaba pero todo se volvió negro y ya no puedo pensar.

Final del tercer capitulo

Hola

Después de mucho tiempo estoy devuelta con este fic.

Estuve ocupada con la universidad, buscando trabajo y trabajar en el one shot para mi amiga, uno por Navidad y otro por su cumpleaños.

En los que me ayudo mi amigo Vandry, sobretodo en el segundo one-shot.

Ahora estoy en mi último ciclo en la universidad.

Conseguí trabajo, que no me gusta pero que necesito para cumplir con mis prácticas y porque necesito dinero para seguir ahorrando.

Y termine los dos one shot, que me salieron súper largos.

Es por eso que deicida no más one shots, porque me tardo una eternidad en hacerlos y editarlos.

El último de todos lo publique en fanfiction porque wattpad está algo loco, y como está algo subido de tono, por eso no me quería arriesgar.

Por culpa del coronavirus, estoy en cuarentena, al igual que todo el mundo, así que no estoy trabajando ni estoy yendo a la universidad.

Pero en la última opción, algunos están optando por las clases virtuales.

Después de esta actualización estoy pensando publicar mi fic NikoSasha, lo tenía pensado hace mucho tiempo pero me desamine a ultimo momento y lo pospuse

Mejor aprovecho que me queda esta semana de cuarentena para publicarlo.

Luego tal vez ya no publique nada más y me concentre en actualizar todo lo que tengo.

Dije tal vez porque me parece tentador la idea de mezclar mitología griega con el anime.

Si les agrada la idea díganmelo para hacerlo.

Como siempre disculpen las faltas ortográficas.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Si es así voten y comenten.

Nos vemos en este o en algún otro fic.

Hasta luego.

Bye.

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