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—Nada de lo que me pase será tu culpa. —hablo. —yo lo decidí por mi cuenta.

—Tu hermano no piensa lo mismo. —suspiro mientras se recostaba en el hombro del alfa.

—Lo que él piensa no debe importarte. —dijo. —siempre buscará a quien culpar para martirizarse.

—Ya veo. —sonrió al ver la puesta de sol. —Hades. —hizo una pausa. —¿Tú me amas?

—Con mi todo mi ser. —lo vio por un momento. —y no hay día en el que no me arrepiento de no haber sido honesto contigo desde un principio, pero fui egoísta y te mentí y estás en tu derecho a enojarte conmigo.

—Sabes algo en mi interior me decía que había algo raro. —se alejó un poco. —sentía los mismos sentimientos cuando aparecías como dios como cuando lo hacías como humano, pero pensaba que era porque me sentía como con el dios Hades.

Luego de eso ninguno dijo nada, solo se quedaron viendo la puesta de sol, el omega iba cerrando los ojos poco a poco hasta quedar dormido; el alfa lo cargó y comenzó a caminar por toda la playa hasta llegar a una pequeña cabaña, él a veces se quedaba ahí para descansar. Yoongi lo puso en la cama y salió a quedarse en el sofá para pensar en todo lo que estaba pasando, al amanecer Jimin despertó y escuchó el sonido de la playa, miro todo el lugar y se levantó para caminar despacio por todo el lugar, escuchó un ruido y se dirigió a la cocina en dónde vio al alfa cocinar.

El omega sonrió y las imágenes del pasado llegaron a su mente e inconscientemente se acercó y abrazó por la cintura al alfa, Yoongi al sentir las manos del omega se giró y Jimin lo vio. Jimin cerró los ojos y se ocultó en el pecho del alfa, el cual lo abrazó y le dejo un cálido peso en su cabeza.

—No quiero forzarte ni obligarte a nada. —hablo Yoongi. —es por ello que ya está mi decisión, mi fuerza vital te mantendrá seguro y a salvo.

—No deseo tu fuerza vital Yoongi. —dijo Jimin, siendo la primera vez que lo llamaba de esa forma. —te quiero a ti.

—Jimin no me hagas esto. —lo vio con lágrimas en los ojos.

—¿Y qué hay con lo que tú me haces? —pregunto. —¿Crees que estaré bien al saber que por mi culpa moriste?

—No quiero perderte. —lo tomó de ambas mejillas. —y lo menos que quiero es volver a lastimarte.

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