Capítulo 7

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Cristian POV

Me levanto de la cama con un severo dolor de cabeza, la negativa de Anastasia, me cabreo y me comporté como cuando fui estudiante bebí como anoche, debió ser lo enojado que estaba con esa chica, al negarse a ir a la disco. ¿Será que no le gusto? o ha leído esos reportajes donde dice que soy un mujeriego o será mi edad yo tengo veintiocho y ella apenas tiene veinte. Todavía es una adolescente.

Pero necesito hablar con ella, necesito ver esos ojos para continuar mis días, me cepillo los dientes y luego tomo una ducha antes de ir a su habitación, pido mi almuerzo, al terminar veo que son las dos de la tarde, por lo que me dirijo a su habitación. Al llegar miro al personal de limpieza hacer la habitación me sorprendo ver que está vacía.

-Señorita, ¿sabe a donde fueron los huéspedes de esta habitación? - Espero que sepa algo.

-Lo que sé, es que la seguridad de la señorita recogió el equipaje mientras ellos tomaban el almuerzo y luego se fuero del hotel- Responde la mujer.

-Gracias- Y le doy un billete de cien por la información.

Al llegar a mi habitación llamo a mi amigo Mario para que me investigue a que país se fueron y el hotel que reservaron. No entiendo por qué se escapa, sé que le hizo una promesa a su madre de terminar la carrera, pero no entiendo por que aislarse. Ella me gusta montones, será difícil conquistarla, no es una chica interesada, es muy inteligente, sobre todo inocente y bella.

-Welch, necesito que me consigas donde se hospedará la hija de la condesa de York- Le digo muy serio.

- ¡Huy!, hermano te tiene loco la niña- Se ríe el idiota.

- ¡Vete a la mierda Welch! - Y cuelgo, ¿qué hago siguiendo a una niña?, si puedo conseguir a cualquier mujer.

Llego a mi habitación y me lanzo a la cama, el dolor de cabeza a incrementado, sin embargo, lo ignoro, ya pasará, llamo a la recepción para que preparen mi cuenta. Me vuelvo a dormir por no se cuanto tiempo, pero el sonido de mi móvil me despierta, miro el identificador y es Mario.

- ¿La encontraste? – Le pregunto emocionado.

-No, no la encontré. Debe haber reservado bajo otro nombre- Suspiro cansado y decepcionado.

-Gracias Welch- Le agradezco.

Derrotado vuelvo a Estados Unidos, tengo negocios que mantener. Me estoy comportando como un adolescente. Al llegar a casa descanso para continuar con mi vida, pero unos ojos azules me siguen a donde quiera que vaya. Tengo que sacarla de mi cabeza, pero se me hace imposible.

************

Una semana después y lo único que he conseguido de Anastasia, es como la adopto la Duquesa de York, Olivia Miles. Anastasia paso quince años en un orfanato, en su acta de nacimiento no están consignados los nombres de sus padres solamente su nombre sin apellidos, ni lugar, ni fecha de nacimiento. Esto es extraño es como si se hubieran esforzado para ocultar esa información, según me informa Taylor, la condesa ha estado en busca de esa información la del paradero de su nieta biológica. A pesar de sus recursos tampoco ha podido dar con la información.

El teléfono de mi escritorio me distrae, de lo que me acongoja.

-Dime Andrea- Andrea es mi asistente personal.

-Señor, le informo que los señores Thomas Lambert y Raymond Steele, vienen subiendo para la reunión- Ambos empresarios están emparentados, son socios de Olivia y creo fervientemente que es buena idea asociarme con ellos, no obstante, tendré que ver que me ofrecen.

-Gracias, Andrea, hazlos pasar a la sala de juntas, que los atiendan ya casi los acompaño- Y cuelgo. Tengo que aclarar mi mente esta reunión es de mucha importancia, el rey de las telecomunicaciones y rey de las navieras han venido para negociar un acuerdo, en la compra de mi tecnología, mi empresa ha trabajado en el desarrollo de nuevos radares y transmisores, sería un honor tenerlos juntos, aunque no es extraño porque están emparentados. Tomo el expediente de mi propuesta para ellos.

Al entrar en el salón de juntas, me encuentro con dos hombres a los cuales respeto mucho, son intachables a la hora de hacer negocios.

-Señores, gracias por venir-

-Es un gusto- Responden ambos, tomo asiento frente a Raymond, al ver sus ojos me recuerdan a la mujer que me ha robado el sueño por casi un mes, pero pienso si Steele podrá ser el padre de Anastasia, sin embargo, recuerdo que la información decía que su esposa no puede tener hijos, aun así, tienen unos mellizos, no obstante Anastasia no se parece a ellos. Por lo que descarto esa posibilidad.

-Cristian, Cristian- La voz de ambos hombres me hacen volver al momento.

- ¿Te atrapo una chica? - Pregunta Thomas.

- ¿Por qué lo preguntas? - Pregunto mirando a otro lado.

-Porque esa cara es la que pone Raymond cuando piensa en mi hija- desvió la dirección de la conversación a los negocios.

- ¿Qué les parece la propuesta? - Carraspeo para calmar la tensión.

-Estamos de acuerdo Cristian y de hecho ya lo firmamos solamente faltas tu. Que por pensar en una chica no estabas escuchando- Dijo Steele.

-En confianza Cristian, ¿es bella la chica? - pregunta Thomas.

-Si, es hermosa y muy joven- No sé por que con estos hombres se me afloja la lengua.

-Bueno, ten cuidado con las muy jóvenes, te pueden mandar a la cárcel- Dice Raymond riendo.

-No, no estoy hablando de esa juventud, ella es joven, como de veinte años. ¿Conocen a la hija de la duquesa de York? - Les pregunto creo que Thomas ha hecho negocios con Olivia.

-Mira, Cristian, si hemos oído hablar de ella. Es una jovencita muy hermosa, según dicen y muy escurridiza. Pero ten cuidado Olivia no le gusta que los chicos ronden a su hija y es curioso. Nosotros no la conocemos, pero mis mellizos se encontraron con ella y han hecho una amistad increíble. Ellos están de vacaciones por Europa - Dice Raymond y es como que todo coincida, tal vez me puedan decir ¿Dónde están vacacionando en este momento?

-La conocí aquí en Harvard hace como un mes. Y me atrae, no obstante, creo que no es mi tipo- Mientras hablo miro a Thomas que busca en su móvil algo, pero lo paso por alto. El giro de la conversación no es el que deseo.

- ¿Les gustaría almorzar conmigo para cerrar el trato? - Pregunto a ambos y cuando miro a Thomas levanta la vista con una sonrisa.

-La hija de Olivia se ha vuelto famosa y esta en la mira de los paparazis- Comenta Thomas.

-Así, ¿Por qué lo dices? - Pregunta Steele.

-Porque esta en casi todas las revistas de chismes en compañía de sus amigos o en otras palabras mis nietos- Me dice mostrando la portada de la revista Vogue. Le devuelvo el móvil al viejo Thomas y muestro indiferencia. Ya obtuve lo que deseaba saber sin mostrar interés.

- ¿Aceptan mi invitación señores? - Les pregunto a ambos nuevamente.

-Si, si vamos- Mientras me distancio de ellos, le envío un mensaje a Welch dándole la ciudad donde está Anastasia y que me informe en que hotel está.

El día pasa muy lento para mi gusto, me debato entre ir a buscarla o no. Me rechazará otra vez, ella es una chica firme en sus convicciones, quiere estudiar y salir de la sombra de su madre, ¿Para que la quiero? Para follarla, para tenerla de novia, yo nunca he tenido una novia. No quiero arruinarla, ella es muy inocente en relaciones amorosas. ¿Qué le ofrecería estando a mi lado?, ella no quiere ni necesita mi dinero. ¿Qué le voy a dar?

Un mensaje de Welch me informa que Anastasia esta en el lujoso Posia Hotel Boutique, en la suite principal, estará ahí hasta el fin de semana. Llamo a Andrea para que me reserve la suite al lado de la de ellos.

Tengo tres días para definir que es lo que quiero de ella. Una relación o fallármela hasta cansarme o es sólo una atracción hacia su belleza. Por hoy he trabajado lo suficiente por lo que me retiro a mi pent-house a descansar y volver a ver esos ojos azules que se parecen mucho a los de Steele. Pero la que me interesa es ella y no él.

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En mi pent-house no dejo de pensar en ella, después de tanto pensarlo, lo acepto me gusta toda ella, su cuerpo su alma, ¡TODO! Tomo mi móvil y le marco Taylor mi jefe de seguridad.

-Taylor, coordina todo para que el jet este listo por la noche viajamos a Palermo- cuelgo sin espera respuesta, le pido a mi ama de llaves que me prepare la maleta para cuatro días. Sin embargo, quiero tener el apoyo de alguien, eso para que sirva de distracción de su seguridad, vuelo a tomar mi teléfono.

- ¡Pez gordo! ¿Me llamas para irnos de fiesta? Las chicas del club te extrañan – Mi hermano no tarda en responderme

- ¿Quieres ir a Italia, Bro? - Le pregunto.

- ¿Ya te cansaste de las locales y ahora quieres comprobar la teoría de que las italianas son calientes? – Se ríe el hijo de mis padres.

-No, es eso idiota. ¿Vas o no vas? – Pregunto.

-Si, si quiero ser testigo de que es lo que tiene a mi hermano menor alejado de los centros nocturnos. Nos vemos en el aeropuerto – Corta la llamada.

En el avión, le cuento todo a mi hermano, él se sorprende de mi repentina fijación por Anastasia, lo bueno es que me entiende, dice que la ha visto en algunas de las revistas de chismes, acompañando a Olivia; reconoce que es hermosa, se preocupo por la edad que Ana tiene y le asegure que es mayor de edad.

-Bro, sólo te diré que si eventualmente logras que la pequeña Ana se fije en ti; tendrás una fuerte oposición entre nuestros padres. Sabes que mamá tiene en la mira a Susana y ella tiene la ferviente convicción de que ustedes puedan llegar a tener una relación. La madre de ella es muy allegada a mamá- Me advierte mi hermano.

-Lo sé hermano. Yo siempre les he dejado en claro, especialmente a mamá que nunca me casaré con Susana, a ella sólo le interesa nuestra posición y más que todo tiene un cerebro vacío, así como su corazón – Ratifico mi pensar.

-El problema aquí hermanito, es que muchas de las chicas con las que hemos estado no entienden de que ¡ESTO ES SÓLO UNA FOLLADA! Y eso te ha pasado a ti con esa chica – Por suerte sólo estamos nosotros en la cabina y mi seguridad, sólo sonríen a escondidas, sin que mi hermano se dé cuenta.

-Tú tienes que ser más convincente Elliot. A ti te puede pasar lo mismo que a mi- Le reconvengo.

De camino al Posia pienso en como la abordaré, es una chica sin experiencias en relaciones interpersonales y menos en relacione amorosas. Tendré que ir con calma con ella, primero le ofreceré mi amistad y luego veremos qué pasa.

Llegamos a la recepción privada del hotel, en la cual le doy una onerosa propina al recepcionista para que me de información de la señorita Miles, quien se encuentra en el Spa, sin sus amigos ya que los mismos están navegando por el día de hoy y al preguntar por su seguridad me informa que están en su habitación. Le pido a mí hermano que vaya con la seguridad y el equipaje a nuestras habitaciones. Que esté pendiente de la seguridad de Anastasia y que me dé tiempo.

El recepcionista me indica donde está el Spa. Taylor y Sawyer me siguen muy de cerca.

-Quédense aquí a fuera no dejen que nadie entre- Les pido.

-Si señor- Responden ambos.

Al entrar la busco en todas partes, sin encontrarla, veo el sauna y dice ocupado, Esta ahí. Me quito la ropa quedándome en bóxer, me pongo una bata de baño y entro, al escuchar la puerta abrirse habla.

-He reservado el sauna para una sola persona, en quince minutos quedara libre- Me habla con molestia sin mirar. Olivia debería despedirlos a todos, si logro que me acepte de la manera que la quiero, su seguridad será más estricta.

-Me agrada estar a solas con usted, señorita Miles- Le hablo dándole una sonrisa, ya que al oír mi voz se levantó como un resorte.

- ¿Qué haces aquí, Cristian? - Se pone de pie para ponerse la bata, sin embargo, falla de manera inocente, dejándome ver su desnudes. Mi cuerpo reacciona ante semejante sublime imagen. Acorto la distancia y la cubro con mi cuerpo. Poso mis ojos en su rostro el cual logro notar que se ha sonrojado. Su cuerpo empieza a temblar. Espero que no este pensando que la tomaré a la fuerza.

-Tranquila nena. No te hare daño. Jamás lo haría, no sabía que estabas desnuda. Pero no lo vuelvas a hacer pudo ser cualquiera y hacerte daño, más que no esta tu seguridad afuera- Asiente con la cabeza, pero aun no habla.

Verla de esta manera, expuesta, mostrando su hermoso cuerpo me tiene excitado, pero me contengo de hacerla mía, se que es virgen y no la forzaría a tener sexo conmigo, tiene un futuro y no lo echaré a perder. Además, perdería la oportunidad de hacer negocios con su madre y tener pretextos para acercarme a ella.

-Anastasia , quiero besarte, ¿puedo? No he quitado mis ojos de los suyos, lo que veo en ellos es pasión y deseo.

-Asiente frenéticamente- Y lo hago, la tomo de su lindo trasero y la siento en la camilla donde dormía, sus senos chocan con mi pecho, sus pezones están duros, apuesto que nunca ha experimentado un orgasmo.

-Anastasia, quiero tu permiso para hacerte experimentar algo. Te juro que no voy a tomar tu virginidad, se que no estas preparada para eso; lo que quiero es que experimentes un orgasmo.

- ¿Para qué? - pregunta inocente y sonrojada. Sabe a lo que me refiero.

-Porque soy tan egoísta que quiero ser el primero en provocarte uno y como sé que te van a gustar. Quiero que cuando te masturbes pienses en mi, Anastasia- Le hago saber una parte de mí.

- ¿Cómo lo sabes? - Pregunta incomoda.

-Experiencia masculina. Ven acuéstate y acerca tu trasero a la orilla de la camilla y los pies a cada lado de tu pelvis- Lo hace y eso me complace.

-Hermoso- Le digo mirándola a los ojos. Cierra los ojos por la anticipación en realidad ni se imagina lo que haré con ella. Me posiciono entre sus piernas, beso sus muslos para luego pasar mi lengua de abajo hasta su clítoris, el cual está resguardado bajo una pequeña capa de bello. Lo chupo y lo muerdo con mis labios. Su cuerpo da un respingo ante tal acción, sus manos tratan de apartarme, pero no la dejo.

-Se que lo que sientes es intenso, es tu primera vez, déjame darte placer Anastasia- Aleja sus manos y vuelve abrir sus piernas, aprovecho el momento de retomar lo que hacía, su coño es delicioso, sabe a nutella y chocolate, mis favoritos. Me apodero de sus senos los cuales caben en mis manos perfectamente, los amaso los masajeo y su cuerpo se arque en señal del orgasmo inminente, intensifico mi asalto a su intimidad.

- ¡Cristian, si, si, ¡Oh, Dios! No pares, más, más- oírla pedir más es sorprendente y quien soy yo para negárselo, meto y saco mi lengua de su entrada de la cual emana su néctar con sabor a Nutella y chocolate. Después de dos orgasmos más tuve que detenerme ya que alguien tocaba a la puerta. La baje de la camilla y le puse la bata nadie vería su cuerpo desnudo.

Abrí la puerta para encontrarme a Taylor.

-Señor, los demás clientes desean entrar al Spa. ¿Los dejo pasar? – Esta incómodo debió escuchar a Anastasia.

-Déjalos, la señorita Miles y yo nos vamos- Lo pongo al tanto de mis intensiones.

Al regresar con Anastasia la encuentro llorando, la tomo entre mis brazos y la llevo al sofá que esta cerca de las aguas turbulentas más alejadas del Spa donde tendremos privacidad.

- ¿Por qué lloras Anastasia? - Me ira con sus ojos llorosos y enrojecidos.

-Esto no debió pasar, me he comportado como una cualquiera. Como las chicas de la universidad que se acuestan con chicos- Eso me enfurece, que se desvalorice por esto.

-Mírame Ana. No eres como ellas, yo sólo te brinde placer, no es sexo, sigues siendo virgen si no hablas de ello, nadie lo sabrá- Me enfurezco, ¿Qué mierda de vida llevó en ese orfanato?

- ¿Tu no le dirás a nadie? - Sonó más a afirmación que a pregunta.

-No, a nadie. Un verdadero caballero no expone a la mujer con quien tiene sexo o lo que yo te hice. Así que a nadie- La beso haciendo que ella pruebe un poco de su excitación.

-Nutella y chocolate- Dice al terminar el beso.

-Si a eso sabes, ahora vamos a tu habitación y yo a la mía. No obstante Anastasia debemos hablar-

El fin de semana paso demasiado rápido para mi gusto, en algún momento Anastasia invadió mi habitación queriendo que le diera placer a lo que me negué muy a mi pesar, no estaba seguro cuanto me contendría de no tomar su virginidad, por lo que me negué tajantemente, lo que provoco en mi gatita un humor de perros.

Al día siguiente me entere que estaba con su periodo, si las chicas en esos días se vuelven muy emocionales; Mia se vuelve insoportable. Gracias a la providencia que me negué, de lo contrario su hubiese perdido el control el daño sería un bebe del cual ninguno está preparado para recibir.

Elliot, hizo amistad con la hija de Steele, la chica tiene dieciocho años, la pobre niña quedó prendada de mi lujurioso hermano y creo que él también. El tema aquí es su edad y la cercanía en los negocios con su padre y abuelo no sería bueno para los negocios. Demás está decir que Ethan estuvo más que molesto con su hermana, el chico es muy protector con su hermana y Ana.

Ya devuelta a la regularidad de nuestras vidas, los chicos empiezan sus clases a media semana lo que me indican que harán una escala en Londres y luego de regreso a Estados Unidos. La extrañare ella en Boston y yo en DC. Espero que ella me extrañe también.

Elliot esta de un humor que nunca le he visto, parece que la niña Steele le ha movido el piso y reconozco que la chica es muy precoz y creo que eso le ha molestado a mi hermano. Él tiene la ventaja de que ellos residen aquí en DC, la puede ver, aunque sea a escondidas, yo no puedo hacer lo mismo.

El trabajo me ha tenido la mente ocupada de pensar en Anastasia el día de ayer, debe haber empezado sus clases, su segundo semestre. He estado tentado toda la mañana de llamarla, pero asumo que debe estar en clases. Lo haré por la noche, hoy no tengo ninguna reunión la cual desearía para ocupar mi mente y no pensar en ella.

Una discusión fuera de mi oficina llama mi atención, por lo que decido ver que sucede antes de llegar a la puerta, esta se abre dejando ver a una Olivia Miles con cara de pocos amigos.

-Cristian Grey- Pronuncia mi nombre como si le causara repulsión.

-Olivia Miles, tome asiento por favor- Me dirijo a mi asiento detrás de mi escritorio, prefiero guardar distancia en este momento, no sé que le habrá contado Anastasia, por lo que tengo que actuar con cautela.

-Grey, no vengo a hacer negocios con su empresa- Me sorprendo.

- ¡A no! -

-No. ¿Quiero saber cuales son sus intenciones con mi hija? -

¡Mierda lo sabe!

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