01: Invitación

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3 de diciembre, 2021

Era muy curioso como la vida podía cambiar en días. Aun así, yo seguía en pie o bueno manteniéndome a flote, como si nada hubiese pasado, pero todo había cambiado. Hasta yo.

Si antes me conocías, podías notar una gran diferencia, o tal vez no me reconocerías, porque ni yo podía hacerlo al mirarme al espejo.

Solo debía de continuar con mi vida, es lo que me dijeron. Continué con mi vida, aunque no estaba viviendo, solo sobreviviendo. Era como lo sentía. Estaba siendo arrastrada por los días que pasaban.

Cerré mi taquilla y escuché la voz de Carla, mi mejor amiga. Intentaba convencerme de ir a una fiesta.

—Será una gran fiesta, deberías ir. Vamos, será divertido —Me regaló un mohín, aun así me negué con la típica excusa de que había tarea. Ella sabía que era mentira, no haría tarea un viernes por la noche. Es por eso que siguió insistiendo—. Estará, Manú —dijo con una voz cantarina.

Rodé los ojos al escuchar el nombre de mi exnovio, un gran error.

—¿Y?

—¿Y? Has escuchado la frase esa de... donde hubo fuego, cenizas quedan —Me dio una pícara mirada, junto con un baile de sus perfiladas cejas.

—Polvo es lo único que queda entre Manú y yo —dije borde.

Colgué mi mochila en mis hombros y empecé a caminar. Ella me siguió. Siguió insistiendo.

—Sabes a lo que me refiero.

—Lo sé, pero, mejor piensa que no.

Soltó un bufido y creí que daría media vuelta y se iría dejándome. Siguió avanzando a mi lado. Era tan pesada, pero no me dejaba. Se quedó.

—Te lo explicaré ¿vale? —No emití ningún sonido, ella continuó—. Donde hubo fuego, cenizas quedan, las cuales pueden volver a encender esas llamas de pasión. —Golpeó su cadera con la mía. Soltó una risita y yo un sonido de molestia—. Así puedes ya sacarte de la cabeza a ese jugador del Barça.

Regresé a mirarla, no había mencionado su nombre. Pero a tan solo escuchar el club donde jugaba, provocaba un montón de recuerdos que necesitaba olvidar.

—¿Hablas de Gavi? —Ella asintió. Bufé y mentí—. Créeme ni siquiera pienso en él.

De su boca salió una risotada.

—Pues has estado de muy mal humor desde que salió, que cierto jugador se andaba ligando a muchas tías.

Mordí mi lengua al recordar. El mal sabor en mi boca apareció. El hecho de que él ligaba con "muchas tías" y yo hace dos semanas aún tenía la esperanza de volver a hablar con él y regresar a lo que éramos antes. Que ingenua.

Gavi era mi otro ex. Mi gran amor a eso me aferraba, que lo nuestro fue lindo y único. Que fui muy afortunada al conocerlo y aunque no haya funcionado, le seguía teniendo un gran cariño, que hasta seguía viendo cada uno de sus partidos de fútbol.

—No estoy de mal humor —aclaré fría y un tanto grosera. Pues si estaba de mal humor, mi vida era una nube gris desde la muerte de mi mamá—. Lo siento.

—No te preocupes, que ya me acostumbre a tu nube negra —murmuró cautelosa, media sus palabras y las suavizaba con una risita que se suponía era contagiosa—. Solo... sabes... ¿Te puedo decir algo, pero prometes no llorar ni enojarte?

Tuve la ligera sospecha de lo que diría.

—Lo prometo.

—Conocía muy bien a Martina para decirte que a ella no le hubiese gustado que te encerraras y perdieras tu luz desde que ella se fue.

Deje de caminar al escuchar el nombre de mamá. Carla se detuvo.

—¿Te vas a enojar conmigo? ¿Vas a llorar? Perdón. Perdón. Perdón. Perdón —habló demasiado rápido.

—Carla —pronuncié su nombre. Ella seguía pidiendo perdón de una manera que me estresaba—. Cállate. Porfa.

—Lo siento.

—Y para que sepas no me he encerrado.

Continuamos con nuestro camino.

—Lo has hecho y te lo digo porque soy tu mejor amiga. Dejaste varios clubes, ya no hablas con nadie, salvo con esta humilde servidora, tus notas bajaron y tengo una larga lista ¿Quieres que te la diga?

—No, gracias.

Carla abrió la boca para replicar. La detuve antes de que me causará una migraña.

—Sí esto es por la fiesta. Lo pensaré ¿vale?

Carla dio un pequeño brinco de victoria. Rodé los ojos y la señalé con mi dedo para decir:

—No es definitivo.

—Lo será. Paso por ti

«No entendió el "Lo pensaré"»

Salimos de la escuela y mis ojos dieron con la gran cantidad de estudiantes que estaban acumulados como un sin fin de diminutas hormigas.

—¿Pero qué...?—Carla vio lo mismo que yo—¿será que hay alguna celebridad? ¿Taylor Swift?

—No lo sé y no me interesa.

Vi como Carla achino los ojos y dijo a la vez que escuché su nombre.

—¿Acaso es... ?

—¡Gavi una foto! —gritaban unas tías entre las personas que rodeaban el coche.

Era él.

Estaba allí. Afuera de mi escuela.

Gavi estaba a unos metros de mí.

—Yo ya me voy...

Di una última mirada en esa dirección. Y por una milésima de segundos lo vi. Seguía igual que la última vez que nos vimos. La diferencia, no estaba hecha un mar de lágrimas por rogarle que no me dejara.

Decidí huir. Alejándome por la dirección contraria. Saqué mi móvil y para huir más rápido le mandé un mensaje a Dani, mi chófer. Le avisé sobre mi ubicación, detrás de la escuela. Caminé por unos minutos hasta detenerme justo detrás por donde la mayoría de los estudiantes se escapaban al saltar el muro. Me apoyé contra los ladrillos y me fui deslizando, perezosamente hasta quedar de cuclillas. Coloqué mi mochila entre mis piernas y saqué mis auriculares, los coloqué en mis orejas y cerré los ojos al darle a reproducir a la primera canción.

La voz de Harry Styles me lleno de paz. Solo duró unos segundos. Escuché un auto detenerse, abrí los ojos al pensar que Dani ya había llegado por mí. Me equivoqué.

Miré el lujoso vehículo y luego a las dos personas que se encontraban dentro. Reconocí al que estaba en el asiento del piloto, era Pedri. Gavi estaba en el asiento del copiloto, mirándome con esos ojos que me daban paz y provocaban tanto en mí.

—¿Te podemos llevar? —habló Gavi. Maldito Gavi. Hasta se me hacía raro llamarlo Gavi, pero ya no podía llamarlo por su nombre. Me dolía pronunciarlo hasta en mi mente. También estaba el hecho de que él me miraba de una forma tan estúpidamente perfecta, esa mirada que siempre me daba, como si nada hubiese pasado.

No podía venir y aparentar que nada había pasado. Porque pasó y él se fue. 

Me saqué los auriculares.

—Estoy esperando a alguien —dije y lo ignoré.

De reojo vi como ellos dos se dieron una mirada y luego Gavi se bajó.

«Viene hacia acá».

Al verlo al frente de mí, me puse de pie.

—Hola —saludó —¿Cómo estás?

«¿Cómo estoy?»

«Tenía que ser una broma»

—Bien.

Él me sonrió tiernamente.

—¿Te has hecho flequillo? —Señaló mi pelo. Su rostro tenía una sonrisa pegada en sus labios.

—Ríete si quieres, sé que me queda mal —farfullé.

—De hecho... te ves hermosa.

«No te ilusiones»

«No te ilusiones»

«No te ilusiones»

Le miré a los ojos a la vez que él acomodaba uno de mis mechones dejándolo detrás de mi oreja. Me encantaba cuando hacía eso, la manera en la que lo hacía, la manera en la que nuestros ojos conectaban, el brillo que aparecía en su mirada y la sonrisa en sus labios.

«Basta. Deja de mirarlo»

—Gracias.

Corte la mira.

Él carraspeó.

—No me has contestado los mensajes.

—Cambie de número —mentí.

—¿De verdad?

Asentí.

—¿Me pasas tu nuevo número?

Las mentiras tienen patas cortas. Esta mentira no tuvo ni alma.

—Claro es...

Gavi saco su móvil y me lo tendió para que lo escribiera. Lo agarré. Empecé a teclear un número cualquiera, pero me quedé en el cuarto dígito. Le entregué el aparato.

—Olvídalo. Es el mismo número.

—¿Entonces me has estado ignorando?

Me encogí de hombros.

—Estuve ocupada.

—¿Haciendo que?

—Cosas interesantes.

—¿Muy interesantes?

—Demasiado —respondí como si fuera verdad. Lo miré de reojo, él me veía. Entonces me atreví a preguntarle —¿Y tú? ¿Has hecho algo interesante?

Claro que ya lo sabía. Aun así quería que él me respondiera.

—Demasiado —Se copió de mi respuesta—, lo sabes ¿verdad?

—Sí, es muy difícil no enterarse. Ya sé por qué dejaste de hablarme...

Hablé sin pensar.

—Pensé que querías estar sola...

¿Sola?

Solo quería sentirme segura. Y él no estaba a mi lado. Sé que me termino, pero le quería mucho, al menos una llamada, un abrazo.

—Claro... sola —susurré alcé la mirada y vi que el vehículo de Dani ya estaba aparcado a unos metros—. Me tengo que ir. Adiós.

Di un paso. Él me detuvo al llamarme por mi nombre.

—Valeria.

—¿Qué?

—Mañana tengo un partido...

Sonreí a medias para decirle:

—Suerte.

—Quería... eh... pensaba que tal vez... ¿Si querías ir?

Su nerviosismo me causaba ternura. Y quizás dos semanas atrás le hubiese gritado un "sí" desesperado, pero en esa ocasión me negué.

—No sé... estoy algo ocupa...

No me dejó terminar.

—Mañana es sábado. No acepto un no como respuesta.—Sacó de su bolsillo una entrada junto a un pase Vip. Me lo tendió y lo acepté —. Te dedicaré un gol —habló pícaro un tanto engreído, algo común en Pablo Gavi.

—Lo pensaré.

Y esta vez me dejo avanzar hacia el automóvil. Me despedí de Pedri agitando mi mano. Él me devolvió el saludo.

Me adentré al vehículo y se me escapó una media sonrisa al escucharlo.

—¡Te estaré esperando!

La historia aún se seguía escribiendo.







































































































<333 hola, hola 👋 pues aquí esta el primer capítulo de "Somos un tal vez?" de nuestro Golden boy Pablo Gavi

Muchísimas gracias por la 1k en leídas 💖 ya lxs amo

Nos leemos pronto

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