28: Terminé el libro que me prestaste

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❝Antes❞
1 de junio, 2021

Me miré al espejo y acomodé mi cabello, agarré unos mechones y los puse en mi frente, simulando que tenía flequillo.

—Y si me hago un flequillo —Volteé a ver a mis amigas en busca de su opinión.

—No, el flequillo te hará ver mal —Ester se puso a mi lado, se miró al espejo y acomodo sus negros cabellos. Me miró y con sus manos me peino—. Estás mejor como estas —Me observó y pellizco la punta de mi nariz—. Una rinomodelación no te haría mal.

—Yo digo que el flequillo te quedaría diez de diez y no necesitas hacerte ningún tratamiento, estás perfecta —Carla me hizo un "ok" con sus manos y luego silbo.

—Carla, no hagas eso que pareces niña de calle —Ester la regañó, giro sobre sus talones para fulminar a la rubia con la mirada azulada que encantaba a muchos.

—Uy perdona —habló Carla y se tiró a mi cama junto a Pau, ella abrazaba una de mis almohadas.

—¿Y si hacemos algo divertido? —preguntó Pau—. Vamos al cine.

—No puedo, he quedado con un tío —Ester habló pícara.

Pau miró a Carla quien le respondió con total sinceridad. —Yo solo tengo planes con mi soledad, así que sí.

La rubia y la pelirroja me miraron, esperando mi respuesta —Yo he quedado con Pablo —dije —, pero si quieren pueden venir con nosotros.

Carla me miró sonriente.

—Iremos con mami y papi.

Ella había optado por llamarnos así, luego de haber sido el mal tercio en una de nuestras tantas citas.

Ester regresó a verme y con autoridad en su mirada, habló:

—No las lleves. Gavi y tú necesitan tiempo a solas —La pelinegra volteó a ver a nuestras dos amigas, ambas como dos niñas en la cama —, y ustedes dos necesitan conseguirse un novio.

—Yo me encuentro a puro pendejo —señaló Carla—, necesito manifestar un Gavi en mi vida.

No la culpo. Es que gavi es perfecto.

A mi nadie me invita a salir —murmuró Pau—, excepto los niños de primaria.

—Por dios, chicas. Necesitan novios, para salir en parejas. Yo soy la única que lo tiene y Val que tiene su casi algo —Giro sobre sus talones y me señaló con su uña puntiaguda de color rosa—, que por cierto, en que maldito momento te pedirá que seas su novia. Tienen puras citas y nada de nada.

Se cruzó de brazos.

—Pues...

—Ya actúan como novios, pero no lo son.

—Ester tiene razón, se tratan como novios y a veces como esposos recién casados, me hacen sentir sola —dijo Carla, se sentó en la cama—, deberías seguir tu plan y pedírselo.

Mi plan. Un muy buen plan.

Ester me miró con la ceja alzada y preguntó:

—¿Qué plan?

—Pues...

—Ayer, en nuestra pijamada, en la cual no viniste...

Ester no dejo terminar a Pau, ya que se defendió.

—Tenía una cita, ya les pedí perdón.

—El punto es que ayudamos a Val a hacerle una pancarta para Gavi.

—¿Una pancarta? ¿Qué pancarta? —Ester me pregunto mirándome a los ojos y cruzándose de brazos.

—Un segundo —Di media vuelta y me metí a mi armario, saqué la grande cartulina doblada, regrese al lugar de hace unos segundos, abrí la pancarta y se la enseñe a Ester—. El plan es abrirla en uno de los partidos de Gavi. Pablo.

Ester miró con fijeza la cartulina. Miré lo linda que me quedó, luego vi la cara de Ester, tenía una mueca.

—Dime que no lo vas a hacer —Me miró a los ojos y me dio esa cara de "dime que es broma".

—Me pareció romántico —dije en voz baja, mirando la pancarta como si hubiera algo mal en ella.

—No seas tonta, Valeria —Me dio un golpecito en la cabeza con su dedo—, él te debe de pedir que seas su novia, no tú.

—No... no le veo nada de malo.

Miré la cartulina y lo que decía.

¡Pablo! ¿Quieres ser mi novio?

Estaba llena de corazones y fotos de nosotros dos, con dibujitos que hice yo misma.

—No Val, soy tu amiga, no dejaré que te avergüences de esa manera —Me quito la cartulina de las manos—¿Y qué pasa si te dice que no? Quedarás como una payasa.

—Pues...

Baje la mirada.

—No creo que le diga que no, se nota que está enamorado.

Ester abrió la boca y la cerró al escuchar tres golpes en la puerta, miré hacia allá y me encontré con mi madre.

—Princesas, bajen a comer.

—¡Mar! —chillaron mis amigas al ver a mi madre.

—¿De qué hablaban?

—Tíos —contestamos las cuatro al unísono.

—Uy, tíos —canturreó mi madre y luego señaló hacia el pasillo—. Bajen a comer y hablamos de chicos allá abajo.

Mis amigas corrieron, siguiendo a mi madre, yo las seguí, pero antes de eso agarré a Ester de la mano.

—¿Podemos hablar?

Ester no me respondió, solo me siguió hasta a mi habitación.

—Dime, para que soy buena.

Jugué nerviosa con mis dedos y le pregunté para tener una opinión de alguien que tenía experiencia con los tíos.

—¿Por qué crees que Pablo no me ha pedido que sea su novia? Tú misma lo has dicho, que me trata como su novia.

Era su novia, pero a la vez no.

Hablamos todos los días desde que le di mi número, salíamos, tuvimos nuestra primera cita, le presente a mi mamá, él me presentó a su hermana y días después a sus papás, nos habíamos dicho que nos gustábamos ¿Qué es lo que éramos?

¿Amiguisnovios?

—Mmm quizá no quiere que seas su novia.

—¿Por qué?

—Se tratan como novios, es como si lo fueran —Ester hizo una mueca—. Eso termina muy mal, el ser y no ser.

Eso no ayuda.

—¿Crees que hice algo mal?

—Val —Ester me agarro de las manos—, lo que te diré es por tu bien y es mejor que lo sepas por una amiga, que por un gilipollas.

—Te... Te escucho.

—Eres... eres linda, no la gran cosa, pero linda,  a veces puedes llegar a ser tan ñoña y eso a los chicos no les gusta. Te he visto con Gavi, le hablas de tus libros como si los personajes fueran reales, te ríes de cualquier cosa, te dejas ver tontorrona y eres de alguna forma divertida como amiga.

Bajé la mirada, avergonzada por lo me decía ¿Le aburría a Pablo?

—Cariño, solo sé un poco sexy —Su dedo rozo mi mentón e hizo que lo alzará—. ¿Dime tú y él han follado?

—No.

—Pues tienes la respuesta —Sonrió pícara y me miró de pies a cabeza—. Seguro quiere probar el producto antes de comprarlo.

Será... Será ¿cierto

Perdón por meterme, pero no creo que tener sexo con Gavi sea la respuesta. Además no creo que él busque eso de ti, Val —Se metió Carla.

—¿Crees que no quiere tener sexo conmigo?

—Nooo, no quise decirlo así.

—Carla por andar de chismosa le acabas de bajar la autoestima —farfulló Ester —. Cariño quiere tener sexo contigo, estoy cien por ciento segura. Además que es hombre, todos los hombres con los que he salido quieren eso.

—Te ven como una puta —masculló Carla y creo que lo dijo sin pensarlo —. Perdona, perdona, perdona, se me salió.

—Que graciosita, virgen. Tienes suerte de que en este momento se trate de Valeria, porque si no te arrastro de esas mechas rubias, teñidas.

—Soy natural.

—Val, solo muéstrale algo de carne y verás.

—Val —Carla se metió —, solo sigue tu plan, muéstrale la pancarta y lo dejarás como un bobo.

¿Sexy o pancarta?

Escuché a alguien corriendo y a los pocos segundos Pau se dejó ver.

—Chicas, las estamos esperando.

Carla y Ester me dieron una última mirada antes de salir de mi habitación. Miré la cartulina que yacía en mi cama, suspiré y la agarre entre mis manos. La volví a doblar y la dejé a un lado de mi cama. 

Bajé a comer, mis amigas y mi madre ya estaban allí, estuvimos comiendo y charlando, luego no hicimos mascarillas faciales y nos pintábamos las uñas mientras escuchábamos música de ABBA. Amaba a ABBA. Mamá amaba ABBA. Era nuestra conexión, al igual que el café.

Ya era algo de las tres de la tarde cuando mis amigas se fueron, mamá tenía trabajo y se encerró en su despacho luego de tomarse una pastilla, me corrijo dijo que eran vitaminas.

Subí a mi habitación y me senté en el sofá que estaba en el rincón de lo que era mi pequeña biblioteca. Agarré mi lectura actual y me puse a leer, no sin antes fijarme en la hora. Aún estaba a tiempo para mi cita con Pablo.

Lo que no tome en cuenta es que una vez empiezo a leer, se me es muy difícil salir de entre las páginas. Ya estaba por terminar el libro y llega una parte en donde los ojos se me aguaron y las ganas de llorar aparecieron. Lloré y continué leyendo con las lágrimas deslizándose por mis mejillas. Uno de los protagonistas había muerto, al final del libro ¿A qué clase de monstruo se le ocurre matar a ese perfecto personaje?

—Val —Escuché la voz de Pablo y lo vi asomarse por la puerta—, tu mamá me dijo que podía venir a ver... —No termino de hablar, ya que sus ojos dieron conmigo, me miró preocupado y sin pedir permiso entró a mi habitación, se dirigió hacia mí dejando su mochila en el piso—¿Qué pasa, Val? ¿Por qué lloras?

Cerré el libro y lo dejé a un lado, pasé mis manos por mis mejillas en un intento de quitar las lágrimas.

—Es que —Sorbí mis mocos y restregué mis ojos con ayuda de mis manos—, se murió —lloriqueé señalando el libro con la mirada, regrese a mirar a Pablo y estiré mis brazos hacia él.

Pablo me atrajo hacia su cuerpo y me abrazo, mi mejilla choco con su pecho y sus brazos se enredaron en mi cintura.

—No sé que decirte —susurró sobre mi cabeza.

—Solo abrázame.

Escondí más mi rostro en su pecho, él me apretujo y me consoló, sus manos en mi cintura, me acarició por encima de la tela de mi suéter, una de sus manos subió y acarició mi cabeza.

Me sentí segura entre sus brazos y la manera en la que me abrazaba, como si fuera un puñado del algodón más suave del mundo. Sentí como sus labios depositaron un beso en mi cabeza, entonces recordé el porqué estaba aquí.

Retrocedí un paso, sus brazos me soltaron.

—Perdón por no estar lista para la cita, me distraje.

—No te preocupes, Val —Sus manos ahuecaron mi rostro y limpio mis lágrimas de la manera más suave posible, como si estuviera limpiando uno de los más frágiles cristales.

—No creo poder ir a la cita, mi estabilidad emocional acaba de morir —dije de una forma dramática y a pasos flojos caminé hacia mi cama, al llegar, me dejé caer.

—Tal vez..., si me lo cuentas, te puede ayudar en algo —dijo Pablo y camino hacia mí.

—Y revivirlo, no gracias —Agarré el peluche de algodón de azúcar, el mismo que me regalo Pablo en nuestra primera cita, y lo abracé.

—Pensé que te ayudaría.

¿En verdad quería escucharme?

Me senté en la cama y apoyé mi espalda en la cabecera, me arrimé hacia un lado y con mi mano palmeé la parte libre del colchón en una invitación de que se sentara a mi lado.

—Soy masoquista y estoy segura de que volveré a leer el libro, así que...te lo puedo contar —hablé después de que Pablo se sentara a mi lado—, pero no te vayas a quejar de mis lloriqueos.

—No lo haré —Acomodo uno de mis mechones detrás de mi oreja y acarició mi mejilla derecha.

Embobada, le miré. Parpadeé y bajé la mirada, nerviosa de sus ojos puestos en mí.

No quería mirarlo a los ojos, por la mera razón de que me ponía muy nerviosa. Sin mirarlo, me acosté y apoyé mi cabeza en su pecho. Pablo aún acariciaba mi mejilla, dejo de hacerlo, para enredar mi mano con la suya. Abrí mi boca y empecé a contarle todo lo del libro, desde el inicio, como los personajes se conocieron, siendo prácticamente extraños y el como se enamoraron, los problemas, el como siempre se complementaban y cuando todo ya parecía un final feliz, uno de los dos muere. Fui un mar de lágrimas y mocos, mientras hablaba con la voz entrecortada.

—A veces odio, esos libros, pero a la vez los amo —lloriqueé—. La autora debería pagar mi terapia, por el bien de mi estabilidad emocional.

¿Estabilidad emocional? ¿Qué es eso?

—Lo positivo es que tuvieron su historia de amor.

—Pero yo quería que se casaran, que tuvieran hijos y felices para siempre —lloriqueé.

—¿Qué puedo hacer para que te animes? —preguntó Pablo, dejó de apoyarse en la cabecera, de tal manera que me obligó a sacar mi cabeza de su pecho.

Le miré y él me miró.

¿Qué puede hacer para dejar de llorar? Fácil.

Un beso. Muac.

Vale, quería un besito. No me atreví a decírselo.

—Ya sé que te puede animar —Pablo se puso de pie y fue por su mochila, le seguí con la mirada, hasta que se puso al frente de mí.

—Tenía planeado una sorpresa para nuestra cita, pero...

—Genial, arruine la sorpresa —dije limpiando mis lágrimas.

—No la arruinaste, Val —Me sonrió —. Ya la tenía preparada y será lo mismo si te la doy acá.

Empecé a moverme por la cama hasta quedar en la orilla, Pablo se encontraba allí parado, sacando algo de su mochila.

Mis ojos se toparon con lo que sacaba.

¡Era un libro!

«Yo me lo como a besos. »

Gavi me entrego el libro y al ver la portada, me contuve de hacer una mueca. No era un libro nuevo, era mi libro. El libro que le presté.

—Me he terminado de leer el libro que me prestaste.

Con mis dos manos agarré el libro y de forma amable, le pregunté.

—¿Y qué te pareció?

—Muy interesante, pensaba en ti en cada página.

—¿Por qué?

—Porque le has dejado varias notas, tus pensamientos, lo que te gustaba y me era imposible no imaginarte leyéndolo...

—¿Cómo me imaginabas? —me atreví a preguntar.

—Mordiéndote el labio y sonrojándote cada vez que había una escena romántica, te imaginaba llorando por las partes que hacían suspirar y yo solo quería abrazarte, pero sobre todo, te imaginaba con esa sonrisita y esos ojitos brillosos, como la primera vez que te vi en aquella cafetería, leyendo.

Baje la mirada, sonrojada. Pablo pintaba corazoncitos en mi cielo.

—Algodón de azúcar —Cosquillas sentí al tener uno de sus dedos en mi mentón, me acarició y obligó a que alzará la mirada. Me encontré con sus ojazos marrones.

Podía perderme en esos orbes.

—He dejado algunas notas también, espero que no te moleste

Okay no me gusta que otras personas rayen mis libros, pero, él es Pablo. Mi Pablo.

—No... no me molesta si eres tú.

Abrí el libro y vi mis anotaciones, junto a esas estaban las de Pablo, eran muy diferentes nuestras caligrafías, eso no importaba. Leí lo que decía, sus pensamientos de acuerdo a la historia y lo subrayado por mí. Fui pasando páginas y encontrándome con más de sus notas, junto a las mías, unas respondiendo a las preguntas mías y otras solo poniendo su opinión. El libro estaba rayado de mis pensamientos, de lo que sentí al leer esa historia, llena de dibujitos y desde ese momento también estaban las palabras de Pablo. Él se había tomado el tiempo de leer lo que me gustaba, de leer lo que pensaba de la historia y de los capítulos, se había tomado el tiempo de entenderme. Conocerme.

Era como si me hubiese visto desnuda, sin siquiera quitarme una prenda.

Me hacía sentir tan... tan especial.

Ahora comprendía lo que era ser esa chica protagonista de mis libros de amor.

Cerré el libro ahogando suspiros.

—Pues... No sé que decirte..., es la primera vez que alguien hace algo así por mí.

—Con un beso basta.

Sonreí y me iba poniendo de pie, para tirármele encima y darle un beso, tal vez dos o tres o infinitos besos.

Él me detuvo, al decir nervioso:

—Puedes pasarte a la última página.

Le hice caso y vi que la página que debía estar en blanco, estaba llena de corazoncitos y tenía algo escrito.

Lo leí. Era su letra.

No se me viene a la mente algo creativo y cursi para preguntarte esto, es por eso que me copiaré del sr darcy...

Val...

Me has hechizado de cuerpo y alma...

No dejo de pensar en ti, en tu dulce aroma, es tus ojitos brillosos, esa tierna sonrisa y tu voz. No sales de mi cabeza, me has hechizado de cuerpo y alma, me has robado el corazón Valeria.

¿Me harías el honor de dejarme ser tu novio? 


Mis ojos volvieron a leer la última línea. Por un segundo creí estar en un sueño donde Pablo me preguntaba si quería ser su novia. Ya lo había soñado antes y cabe destacar que no quería levantarme del sueño.

Y esto no era un sueño.

—Val... ¿Puedo ser tu novio?

Cerré el libro y a la velocidad de un coche de fórmula uno, salte hacia Pablo, gritando el más grande sí.

Tuve suerte de que Pablo, lograra atraparme, me salvo de que me cayera de cara. Enrede mis brazos en su cuello, mis piernas colgaban y mis labios impactaron contra los suyos.

—Sí, sí quiero ser su tu novia.

En ese punto no me importaba sonar desesperada.

—Sí, sí, sí —Le dejé un corto beso y las inseguridades llegaron—. Espera, no, no, no.

—¿No quieres ser mi novia?

Mis pies tocaron el piso y me separé de Gavi.

—Quiero, pero antes debes de saber que puedo aburrirte. Como amiga soy divertida, pero como novia no..., soy tontorrona, ruidosa, me río de todo y me pierdo con facilidad en los libros. Puedo llegar a ser muy distraída, te molestaré muchas veces. Y puede que todo sea muy divertido y pensaras "Oh en verdad es una perfecta novia" pero, te darás cuenta qué soy muy insegura... soy adicta al café, que prefiero la fórmula uno antes que el futbol, me enamoro de todo chico lindo que lea o vea en una serie o película, que soy aburrida y una ñoña... y te aburrirás. Pablo, no puedo prometer que al final pienses que yo valí la pena.

Baje la mirada al sincerarme y la volví alzar al escucharlo hablar.

—Yo te veo perfecta, Val —Me agarró de las manos y delicado guio una de mis extremidades ante sus labios, dejó un beso en el dorso de mi mano derecha—. Me encanta verte leer, me encanta cuando te ríes, cuando coqueteas, me encanta que seas una pésima mentirosa y no eres para nada una ñoña aburrida, eres Val, la chica adicta al café y aunque me duela entiendo que prefieras la fórmula uno antes que el fútbol. Eres Valeria y eres tan dulce como un algodón de azúcar.

Su mano que sostenía la mía, me jalo hacia él, enredó sus brazos en mi cintura y a centímetros de mi boca habló:

—Yo ya pienso que vales la pena y lo seguiré pensando, no importa lo que pase.

Y me besó. De la manera más romántica posible.

—Estoy enamorado de ti. No tienes idea de cuento.

—Y yo de ti. Estoy enamorada de ti, bonito.

—¿Si puedo ser tu novio?

—Sí, sí quiero.

Todas las inseguridades desaparecieron.
Gavi me hacía sentir tan especial. La manera en la que me miraba, el como me hablaba y sonreía ¿Qué era lo que había hecho para que el destino me lo mandara?

Nos estuvimos besando, acostados en la cama por largos minutos que solo la falta de aire nos hacía separarnos por unos segundos, respirábamos y nos volvíamos a besar. De la manera más dulce posible.

Dejamos de besarnos al escuchar el sonido de tacones, nos separamos e inmediato fingimos estar hablando de cualquier cosa. Mamá entró a mi habitación, me miró a mí y luego a Gavi, nos miró tan fijo, como si fuera una detective que busca algo fuera de lo normal.

—¿Qué hacen?

—Íbamos a ver una película —Miré a Gavi y añadí—¿Verdad?

—Sí, una película.

—Fingiré que les creo —Mamá sonrió con falsedad —. Pensé que se irían a su cita —Mamá miró a Gavi y de una manera constante y para nada sutil dijo —cita, cita, esa cita, la misma cita y sorpresa. Esa CITA.

La miré con rareza. Estaba más rara de lo normal.

—Hubo unos cambios de planes —dijo Pablo y me agarro de la mano—. Ya se lo pregunté.

Mamá pegó un grito de emoción. Que me hizo preguntar ¿Qué está pasando?


—¿Y qué te dijo? ¿Qué le dijiste?

Pablo me agarro de la mano y me dejó un beso en el dorso.

—Que sí.

Mamá chilló y corrió a abrazarnos.

—Felicidades, me alegro muchísimo por ustedes —Besó mi mejilla y se separó para darle una mirada amenazante a Gavi—. Le haces daño y te mato.

—¡Mamá!

—Solo lo digo —Se excusó mi madre y con su mirada señaló hacia la puerta —. Iré al trabajo.

—Que te vaya bien.

Mamá dio media vuelta y al salir por la puerta, ladeé mi cabeza para volver a besar a Pablo. Mis labios no llegaron a pegarse con los suyos, mamá nos interrumpió.

—Vayan a ver la película en la sala.

Ella me cuidaba mucho.

Deje un beso en el mentón de Pablo y me puse de pie con toda la flojera del mundo. Estaba tan concentrada en ponerme los zapatos, que no me di cuenta de que Pablo había agarrado la cartulina que horas atrás había dejado tirada en el piso.

—¿Qué es esto?

—¿Qué?

Regrese a mirarlo y rápido hable.

—No lo habrás.

Ya era muy tarde, Pablo había abierto la cartulina, por consiguiente, vio lo que había hecho para él.

—¿Me pedirías que fuera tu novio?

—Sí, y se suponía que no tenías que verlo —Me acerqué a él y le quite la cartulina.

—¿Por qué?

—Porque ya me lo pediste tú.

—Pero, yo quiero esa cartulina —Hizo un puchero y trato de quitarme el cartel.

—No, ya no es ese el plan.

—¿Plan?

Baje la mirada y con cierta vergüenza, hable y le miré a los ojos.

—Es que...me estaba matando el hecho de que no fuéramos novios y que nos tratábamos como si lo fuéramos. Y como tú no me dabas ninguna pista de "Oh Val, quiero ser tu novio" pues tenía planeado ir a uno de tus partidos y pedírtelo con el cartel —confesé.

Pablo sobrio, una dulce sonrisa. Me atrajo hacia él y beso mis mejillas.

—Eres perfecta, me gané la lotería.

No, yo me gané la lotería.

—Ahora no voy a dejar de pensar en ti entre las gradas con ese cartel —susurró a centímetros de mis labios.

—¿Y me dedicarías un gol?

—Todos los que quieras, guapa.

Me besó.

—¿Mmm lo harás?

—¿Qué cosa?

—Ir a un partido y alzar el cartel ¿Lo harás?

—No. Ya soy tu novia.

Pablo se separó de mí, sus labios formaron un puchero.

—Pero...

—Ya soy tu novia. Valeria la novia de Pablo Gavi —dije —¿será que cuando te vuelvas super famoso reciba hate por tener de novio al futbolista más guapo y talentoso?

—Te tendrán envidia.

Besó la punta de mi nariz.

—Y yo seré el novio de una futura escritora que sacara muchos libros en físico y que negociarán con ella para que sus historias salgan en películas o series.

Pablo me beso, yo no le seguí el beso al escuchar lo último que dijo. Arrugue mi nariz y negué.

—No, lo último no. Odio las adaptaciones.

—Verdad que te quejaste cuando vimos la serie de tu saga favorita.

Me besó. Ay amaba que besara a cada segundo entre palabras.

—Pero los actores eran guapos.

—No tanto como yo.

Sonreí y entre sus labios dije.

—No te llegan a los talones.

Yo alimentándole el ego.

Pase mis manos por su cuello y acaricié su nuca, note como suspiro entre mis labios.

—¿Me dejas llevarme el cartel?

—¿Por qué?

—Porque quiero tener la prueba de que un día Valeria Rosón me iba a pedir de que fuera su novio.

¿Por qué me trataba como si fuera una estrella inalcanzable?

Entendí que para él lo era. Y lo era. Solo que yo no me lo creía.

—Quédatela, para que te acuerdes de mí cuando te vuelvas super famoso y tengas a muchas tías detrás de ti.

—La única que me interesa es la adicta a los libros, café y a la fórmula uno.

Me derretía el hecho de que habláramos en susurros, entre nuestros labios. Robándonos besitos.

—Gavi...

—Pablo, Pablo para ti, Val. Mi novia me llama Pablo.

—Pablo... —Me separé lo suficiente para que no me vuelva a besar y es que si seguíamos así, nos pasaríamos la tarde besándonos.

—Dime, guapa.

—¿Por qué mamá sabía que me pedirías que fuera su novia?

El no titubeo al decir:

—Le pedí permiso.

—¿Permiso? No estamos en el siglo 19.

Gavi me miró a los ojos y me dio esa sonrisita que me derrite el corazón.

—Quería hacerlo. Sé lo importante que es tu mamá para ti y no quería problemas si le molestaba.

Repito. Me gané la lotería.

—Bromeas, ella te ama. La tienes ganada.

Gavi alzó sus puños en forma de celebración y los hizo como si fuera confeti que explota.

—Me he ganado a la suegra.

Se la ha ganado. De tal manera que hasta ya le aprobó el matrimonio.

—Vamos a ver la peli.

Le agarré de la mano —¿Seguimos con Marvel?

—Ya mismo llegamos a End game, te advierto que soy un mar de lágrimas —señalé.

—No te preocupes, yo te abrazo.

Me atrajo hacia él y paso uno de sus brazos por mis hombros. Empezamos a caminar y antes de salir de mi habitación, Pablo se detuvo. Sentí como me miraba y regrese a mirarlo.

—Val...

—¿Si?

—No te pedí antes que fueras mi novia, porque a diferencia de ti, yo no puedo leer un libro en un día. Es por eso que me demore en pedírtelo.

































































































<333 🤧🤧🤧 juro que he muerto
Es que es tan lindo, quiero un novio así. Escribir este fic me está subiendo las espectativas

Cuéntenme que les pareció. Lxs leo
Si les gustó no se olviden de su estrella 🌟

Vayan a comentarme cual fue la parte que más les gustó en mi último tiktok, estaré respondiendo 💕

Nos leemos el viernes (y vaya capítulo que toca el viernes😏💖 y será en el "presente")

Por favor no se olviden de votar y comentar, eso me motiva a seguir escribiendo :)

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