30: Tu Pablo

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12 de marzo, 2022

Parpadeé al notar la pesadez de una mirada. Mis ojos se fueron acostumbrando a la luz y visualicé por unos escasos segundos los ojos marrones de Pablo, él cerró los ojos al notar que yo estaba despierta.

Me le quedé mirando y él de nuevo los volvió a abrir.

—Val —murmuró mi nombre. Tenía cara de recién despertado y una de confusión. No sé esperaba verme acá—¿Tú y yo? —Me dio una rápida mirada y luego la bajo, inspeccionando su cuerpo —Tú y yo... ¿Follamos?

Todo el sueño se me quito al escucharlo, entonces entendí el porqué de su pregunta. Yo solo llevaba su camiseta, debajo estaba mi ropa interior, pero él no se daba cuenta de ello. Y Pablo solo estaba en bóxer ¿En qué momento se quitó los vaqueros?

—¿Follamos? —lo repetí.

Pablo se levantó y quedó sentado en la cama, tuve una gran vista de su espalda. Vi como movió su cabeza, observo alrededor suyo, específicamente hacia el piso. Regreso a verme y con una cara de dolor, su bendita resaca, mezclada con preocupación, dijo:

—Y sin condón —dijo alarmado. Paso sus manos por la cabeza—. Tu mamá me va a matar, me va a jalar las patas cuando duerma.

Ni siquiera nos besamos ¿Será que lo soñó? Puaj.

—Gavi, Gavi —le llamé, pero él no me hizo caso. Me senté y jalé del brazo —Pablo.

Me hizo caso, volteó a verme.

—No hicimos nada.

—¿Nada? ¿No vamos a hacer padres?

—No.

—¿No follamos?

—No.

—Gracias a dios.

Su cara fue de puro alivio.

—No es que, no es que no quiera tener sexo contigo —dijo de paporreta—. Es más, de tan solo imaginármelo, me pongo duro. Pero, no me gustaría tener sexo contigo estando borracho, porque no te lo mereces.

Oculté una sonrisa. Y me le quedé mirando, ya extrañaba dormir con él, abrazados.

—Esta vez no te has caído de la cama —mencionó con una sonrisita, sus palabras me hicieron salir del trance en el que me encontraba.

Recordé que nada era igual, que no debería estar allí con él.

—Me tengo que ir.

Me puse de pie y recogí mis pantalones. Me los puse al igual que los zapatos. No me iba a quitar la camiseta delante de él, por lo que preferí quedármela.

—Te llevo, bueno... —Se rascó la nuca, nervioso—. Pedri te lleva.

—No.

Agarre mi mochila y me la colgué.

—Entonces quédate un ratito.

—Tengo insti...

—Hoy es sábado, Val, no hay insti.

Que pésima mentirosa.

No dije nada y solo salí de la habitación, recordé por donde vine hace unas horas, seguí el mismo camino y a mitad de este, me encontré a Pedri.

—¿Te quedas a desayunar?

—No, tengo insti —Volví a mentir.

—Sabes que es sábado.

No me detuve a responderle, ya que salí corriendo.

Hui.

Que fácil era huir.






























💌💌💌










































14 de marzo, 2022

Y las clases regresaron. Lo bueno es que faltaba poco para graduarme. Libertad.

Aunque...

La universidad. El hecho de que no sé que voy a estudiar, la vida adulta. Me daba miedo.

—No es una grandiosa nota, pero ¡aprobaste! —chilló Carla a mi lado—, debes de seguir así y aprobarás el año.

Miré a mi rubia amiga, ya se había puesto la boina, la cual se la di a inicios de clases. Les contaría lo que me dijo, pero mejor que se los cuente ella en otro momento.

Le di un trago a mi café. Carla había optado por la costumbre de darme un café todos los días.

—¿Almorzarás con nosotras? —preguntó Carla al doblar por el pasillo.

Negué a su pregunta. Almorzaría con ella, pero ese "nosotras" "incluía" a Ester.

—No.

—¿Por qué?

—Quiero hacerlo sola.

—Sigues peleada con Ester —murmuró cabizbaja —. Extraño que seamos las cuatro mosqueteras.

Una parte de mí también lo extrañaba. Pero, yo ya no podía seguir ahí. Entre personas que me hacían daño. Era lo mejor y hacía caso a esa frase que decían "Es mejor estar sola que mal acompañada". 

Alcé la mirada y me tope con la directora, rápido agarré a Carla del brazo, doble mis talones y caminamos hacia la dirección contraria.

—Sabes que mis papás te pueden pagar el insti ¿verdad? Así no huimos.

—No es necesario, Carla. Estoy trabajando, conseguiré el dinero.

—¿Por qué eres tan orgullosa? Déjame ayudarte.

—No dejaré que me pagues el insti, yo no soy tu responsabilidad, ni mucho menos la de tus padres —señalé.

—¡Dios dame paciencia! —Carla dramática miró hacia el cielo, regreso a verme —, y sí lo pagó y lo tomas como un préstamo, luego cuando los problemas del banco se solucionen, me lo devuelves y con ese dinero, nos vamos a Mónaco en busca de Charles papi Leclerc —Carla salto en su sitio y aplaudió —. Es una grandiosa idea.

—No.

La rubia rodó los ojos.

—Con tu trabajo no llegarás a conseguir el dinero.... —Lo dijo con una suave vocecita, como si no quisiera ofenderme.

Tenía razón.

Maldita escuela de ricos.

—Ya sé me ocurrirá algo.

Carla pasó uno de sus brazos por mis hombros.

—Tienes suerte de que tu mejor amiga tenga una mente brillante, porque ya se me ocurrió algo.

—No le bailaré a un árabe.

—No, claro que no. Tonta —Ambas entramos al baño de chicas, me apoyé el lavabo y Carla me enseño su bolso —. Ves esto.

—¿Tu nuevo bolso?

—¡Es Prada!

—Lindo.

—¿Y quién tiene más bolsos Prada, Gucchi y todas las marcas glamurosas que su madre le regalaba?

—¿Quieres que venda mis bolsos?

Una antigua Valeria, gritaría horrorificada.

Sí, y no solo tus bolsos, tus zapatos, vestidos, accesorios y ropa que no uses, tienes un montón ¡haremos un closet sale!

Es... es buena idea. Tengo mucha ropa, la cual ya no uso o nunca use. Además ganaría dinero.

—No te preocupes. Yo lo planeo —Con sus manos se señaló asi misma—. Después de tu trabajo, iré a recogerte, vamos a tu casa y separamos la ropa que ya no utilices.

—¿Crees que funcione?

—Cariño, todas las tías de acá morían y mueren por usar la ropa divina que tienes. Valeris, eras super glamurosa y no es que ya no lo seas, amo tu nuevo look de chica salida de Pinterest con la ropa ancha, y aunque Blair Waldorf no estaría de acuerdo en tu nueva imagen, yo te apoyo porque te ves fabulosa —Sonrió y me guiñó un ojo.

Carla era otro rayito de sol en mi vida. Era una grandiosa amiga.

Al terminar las clases, salí del campus con los audífonos ya colocados, aún no le había dado reproducir a mi música y tampoco me dio tiempo de hacerlo. Las luces de los flashes me cegaron y miles de preguntas me invadieron. Veía rostros de personas que no conocía, me pegaban cámaras, micrófonos y teléfonos a la cara.

Miles de preguntas y todas rondaban en: "¿Qué eres de Pablo Gavi?" "¿Eres su novia?" "¿Qué se siente ser la novia de la nueva promesa del fútbol?"

Me sentí agobiada, sofocada y de pronto sentí como una mano me agarraba, miré a la persona y me pregunté a mí misma "¿Qué carajos?"

Okay, muchachos, relájense que Valeria es algo tímida —Ester le hablo a la prensa—. Ella es mi mejor amiga, somos inseparables y si quieren saber su relación de ella con Gavi, pues les digo que prácticamente yo fui la que los unió.

Miré con cara de asco a Ester, los fotógrafos le tomaban fotos y los micrófonos fueron hacia ella, aun así, el ojo de la prensa estaba en mí y hubo una pregunta que me descolocó por completo.

¿Cómo llevas la muerta de tu mamá? —Fue una voz masculina, los flashes de la cámara me cegaron y hubiese contestado con una grosería, si no hubiese sido por alguien me jalo de la mano.

Ese alguien había sido Carla, no me soltó de la mano y me jalo entre la multitud hasta llegar al coche de su chófer.

—Como que me sentí como la Hailey Bieber —dijo en son de aligerar el ambiente al entrar al coche.

Su chófer encendió el motor y fue dejando atrás a la prensa, pero la sensación de ser observada seguía presente.

—Que bochornoso, tía —Miré mis manos —, ¿Estás bien?

¿Cómo llevas la muerte de tu madre? ¿Cómo se atrevían a preguntarme eso? ¿Quiénes se creían?

—Val... —Carla me movió del hombro —¿Estás bien?

—Sí, sí... —mentí—. Me llevas a la cafetería, porfa.

—Claro.

Carla le indico a su chófer por donde ir. Al llegar a mí destino, me despedí de la rubia, también del conductor y bajé del auto.

La campana sonó al empujar la puerta de cristal. El local estaba medio lleno, di una rápida mirada a las mesas y luego miré hacia el mostrador. Raúl estaba ahí apoyado, sus ojos me miraron y se achinaron al sonreír. Su mirada era demasiado cálida, ojos verdes, clarísimos como el color de la pradera en un día soleados. Unos ojos muy bonitos que a cualquiera hipnotizaba. Pero, yo prefería los marrones. Mejor dicho, los ojos de Pablo.

—Sigo diciendo que ese uniforme es muy bonito —halagó Raúl cuando llega al mostrador—, la modelo también es muy bonita.

¿Está coqueteando o solo es amable?

—Gracias.

Pase al otro lado de la barra, el lado donde sirves los cafés, no donde te sientas a tomarlos.

Deje mi mochila a un lado, me quite la chaqueta y me puse el mandil.

—Ya no llevas el pañuelo en el cuello —Miró esa parte.

—Se me ha olvidado.

Mentira. Ya no tenía las marcas que quería ocultar. Solo habían quedado una pequeñísima línea roja, que pasaba desapercibida a simple vista.

Hice mi trabajo. Había mejorado bastante, Raúl me ayudaba mucho, a decir verdad, habíamos pasado todas las tardes juntos como compañeros de trabajo. Era muy majo y coqueteaba muy descaradamente.

Pero mis ojos solo estaban puestos en el 30 del Barcelona. No tenía ojos para otros tíos porque mi corazón ya tenía escrito su dueño.

Tampoco es que estuviera en un momento para enamorarme. Seguía enamorada de Pablo y aunque no pudiéramos estar juntos, no podía olvidarlo. Porque todo me recordaba a él, hasta esta cafetería, siempre veníamos, es más, fue el lugar donde nos conocimos. Estaba la mesa donde él vino a ligar conmigo, aún estaban las servilletas, las mismas donde lo rechace por primera vez. Todo me traía recuerdos.

—Señorita —Salí de mis pensamientos al escuchar a una cliente.

—Buenas tardes, ¿Qué es lo que desea? —dije amable y sonriente. Esa típica sonrisa que se le daban a los clientes.

—Café, cafeína, necesito una dosis de café...

Dosis de café.

No pude evitar recordar a mamá. Y sus dosis de café.

—Mamá... —Escuché una pequeña voz, miré hacia abajo y miré a una castaña niña de ojos azules, iguales a los de su madre —. Yo también quiero uno de esos, también quiero mi dosis de café.

La señora me miró con una sonrisita nerviosa.

—No me juzgues, sé que el café es malo para ella, pero es que ha salido igual a la madre.

Adicta al café.

Mamá era adicta al café. Yo era adicta al café.

—No... No sé... No se preocupe —La voz se me entrecorto y el aire empezó a faltarme.

—¿Estás bien?

—Sí... Yo solo...

Estaba de nuevo ese sentimiento de ahogo, esa sensación de asfixia. El imaginar que mueres, el temblor de tus manos y el querer hacerte ovillo.

Estarás bien. Estarás bien.

¿Y si no estoy bien?

A lo lejos escuché como mencionaron mi nombre, unos brazos me agarraron justo antes de que mis piernas dejaran de funcionar.

—Valeria, anda respira —La voz de Raúl se coló en mis oídos.

Cerré los ojos al sentirlos al borde del llanto.

—Valeria —Escuché la voz preocupada de Carla y luego sentí sus cálidas manos en mis mejillas.

Dijo que vendría a recogerme. Ella estaba aquí.

—Val, respira... —Me agarro fuerte de las manos, apretándolas y haciéndome saber que ella estaba aquí.

Lento abrí los ojos y me topé con las esferas verde oliva de Carla, sus ojos cristalizados y preocupados. Ella me decía algo, el aturdimiento no me dejaba escucharla con claridad. Leía sus labios y entendí el "estoy aquí contigo".

Poco a poco sentí el alivio que vino junto a una bocanada de aire.

—Lo estás haciendo bien —dijo sin soltarme—. Respira, muy bien. Así, yo te tengo, no te dejaré, lo prometo.


































💌💌💌
































Al llegar a mi habitación me eché en la cama y cerré los ojos, solo quería dormir y soñar que todo estaba bien.

—¿No quieres hablar de lo que paso? —preguntó Carla y yo negué con la cabeza, necesitaba olvidar y ella entendió al no insistir.

—¿Quieres seguir con la venta de tu ropa? ¿O lo organizamos mañana?

—Es mejor hacerlo ahora —contesté rápido.

—Vale —Carla sonrió, se puso de pie y plancho con sus manos la falda que llevaba puesta.

Entro a mi armario y la vi sacando ropa, zapatos, bolsos. Me quedé mirando el techo, la veía de vez en cuando de reojo, hasta que escuche mi teléfono vibrar.

Vi que era un DM de Instagram. No le iba a tomar importancia, pero entre al ver cierto sello de verificación.

joaofelix79

Dijiste que Gavi
y tu no eran novios






valroson

Primero buenas noches

Y segundo no lo somos

Y

Por qué me escribes?


Joaofelix79

Mira

https://news_pablogavi-newgirl

Entre al enlace y tan solo observar el titular, la rabia me invadió.

Leí todo el artículo y creo que mi cara expresaba el "Voy a matar a alguien", ya que Carla de una manera tímida me pregunto.

—¿Sucede algo? —Dejo la ropa en la cama y se sentó a mi lado, observo lo mismo que yo. Me quito el teléfono—No leas eso, la prensa se inventa cualquier cosa para vender.

Hazle caso. Hazle caso.

—Pero me han tomado de puta.

Y puta seré en mis sueños más fantasiosos.

—Déjalo, te hará mal.

—Odio esta vida. Ya me quiero morir.

—No digas eso, Val —Carla se tiró a mi lado y me abrazo como una garrapata —, si sucede algo, solo dímelo. Anda, confía en mí.

—No me pasa nada.

Carla me dio una mirada que decía "Y lo de la cafetería".

Bufé.

—Estoy bien.

—No lo estas.

—Lo estoy.

—¡No! ¡No lo estas!

Su grito me hizo cerrar la boca. Carla se puso de pie y empezó a señalarme con su dedo. Por unos segundos vi en su mirada, la misma que me daba mi madre.

—Estás mal y no dejas que nadie te ayude, quiero ayudarte, Gavi quiere ayudarte y lo alejas de ti ¿Por qué le alejas? Él te quiere, está loco por ti...

—Se acostó con otras.

—¡Mierda! ¡Lo sé!

¿Lo sabe?

Yo no se lo había dicho. O bueno no se lo dije directamente, solo le dije que nos peleamos ¿Cómo sabía?

—¿Lo sabes?

—Lo vi—Carla corrió a cogerme de las manos—. Yo no te lo dije, porque suficiente tenías con lo de tu mamá y sabía que esperabas a Gavi todas las noches. Y yo... lo siento por no decírtelo...

—No me importa, Gavi no me importa.

—Te importa. Si te he visto stalkearlo todos los días. Le quieres —Volvió a alejarse de mí, sin dejar de verme a los ojos, y frustrada, alzo sus manos al aire para luego chocarlas con sus muslos—Y no entiendo, por qué carajos regresaste con Manú —Me quede muda, sin saber qué decir—. Sí, es por lo que te dije, no lo decía en serio, solo lo mencione porque quería hacerte hablar y sabía que dirías una peste de Manú. Pero, tú lo dijiste, entre Manú y tú solo hay polvo.

—No he vuelto con Manú —murmuré.

Carla se me acercó y con ganas de saber que pasaba, siguió hablando.

—¿Qué? Pero Gavi me dijo que habían vuelto.

—Es lo que le hice pensar.

—¿Por qué?

¿Por qué? Mierda, no tuve que hablar de más. No sé me ocurrió ninguna mentira y solo pude decir.

—¿Y por qué te andas viendo tanto con Gavi? Pedri me dijo que fue a recogerte.

Su cara cambió a una emocionada —¿Pedri te hablo de mí? —Y de una manera rápida empezó a negar—. No, no, esto se trata de ti, no me cambies de tema, Valeria Martina.

—¿Qué te traes con Pedri? —pregunté y ella inmediato se puso roja.

—¡Nada! En serio no me cambies de tema —Me apunto con su dedo—. Es sobre ti, estoy preocupada por ti, Gavi también lo esta. No sabes que todos los días me escribe preguntando por ti, no sabes que todos los cafés que te doy, es porque él los envié para ti.

—¿En serio?

—Él te quiere.

Eso me hace sentir peor, pero, lo que hice fue por él. Porque él me importa más.

—Val, si no estas con Manú ¿Por qué le hiciste creer a Gavi que habían vuelto? ¿Lo hiciste para vengarte por lo de las tías? En verdad yo no creo que sea por eso, tú no eres así. Solo dime la verdad.

—Es... es complicado...

—Yo te entenderé y si es por venganza, te juro que yo misma voy donde Gavi y le invento cualquier cosa para que se muera de celos.

—No... No es eso...

¿Era buena idea contarle a Carla? Estaba segura de que ella no diría nada. Además, yo ya no podía con ese peso. Con esa mentira.

—Es Benjamín...

—¿Benjamín?

Abrí mi boca y le conté todo, bueno, casi todo.

—Que hijo de puta —vociferó Carla, luego de que le dijera sobre la amenaza de Benjamín.

No le conté sobre los... Sobre los... Golpes. No sabía como reaccionaria, además, en esa época, yo pensaba que podía con ello. Pero, la verdad era que necesitaba una mano.

Solo tenía miedo.

—¿Cómo te puede hacer eso? Ese... Engendro del mal me va a escuchar —Carla tuvo las intenciones de ir en busca de Benjamín.

La detuve, agarrándola de la mano.

—No vayas, Carla no.

De tan solo imaginar que Carla vaya tras él y un muy borracho Benjamín le haga algo, yo nunca me lo perdonaría.

—¿Y te has dejado controlar por ese gilipollas?

—No tenía opción. No podía arruinar a Gavi.

—¿Le quieres?

—Como no tienes ni puta idea, no dejo de pensar ningún segundo en él —confesé—. Y seguro pensaras que soy una estúpida por seguir, queriéndolo luego de me dejara y se acostara con otras, yo me siento como una estúpida, pero... no lo puedo sacar de mi cabeza.

Es como si me hubiese hecho brujería.

—Estás enamorada.

—Lo sé —Los ojos se me aguaron —. No sé que le hice a la vida para que me mande tanta mierda.

—Solo son pruebas, ya verás que llegará el momento.

—¿Y si nunca llega? ¿Y si él se enamora de otra? Tiene a toda España detrás de él, tías bellas, diosas y yo soy solo la triste Valeria.

De tan solo imaginármelo con otra chica. El corazón se me hace añicos y todo sería mi culpa. La vida sigue.

Y tampoco odiaría a la afortunada que se robe el corazón de Gavi, si él es perfecto. Todas merecemos uno así.

—Val...

—Dime...

—Pueden seguir juntos.

—No le arruinaré la vida, Benjamín va en serio con su amenaza, tiene amigos en el periódico más importante de España. Y Pablo es humano, se que le afectaría toda esa mierda y no quiero verlo mal, eso nunca.

—Ay cariño... —Carla me dio una mirada brillosa—. Te juro que haría lo que sea por conseguirme un chico que me quiera como tú quieres a Gavi.

La miré.

—Te haría daño. Se lo hice a Gavi.

—No es amor verdadero, si nunca se sufre. Solo son pruebas. 

—Mi lado escritora dice que apunte eso —bromeé.

—Hazlo. Quiero que vuelvas a escribir. Quiero que seas la misma Valeria, no, no quiero que seas la misma. Quiero que seas una nueva y mejor versión de ti.

Estiro su brazo hacia mí, lo agarré y ella de un tirón me jalo para abrazarme.

—Estará todo bien.

Eso espero.

Dicen que después de la tormenta llega la calma. Estaba a la espera de esa calma, de un cielo despejado.

—Val...

—Dime.

—Va. Mira, Gavi me dio algo para ti...

Dejo de abrazarme y agarró su bolso, la seguí con la mirada y vi como del bolso saco un sobre.

—Quiere hablar contigo y como le has bloqueado de todo, te ha escrito esto.

Vi el sobre. Era una carta.

Con los dedos temblorosos, la agarré. Era un sobre blanco y tenía un sello en forma de corazón.

—Léela, te hará bien —Carla se puso de pie —. Te daré privacidad —Me sonrió de oreja a oreja—. Nos vemos mañana.

Carla me dejó sola. Pasaron, segundos, minutos y la carta yacía en mis manos. Mis ojos miraban el sobre con detenimiento, viendo cada pequeño detalle.

Leí lo que decía la parte trasera de la carta:

Para: Val
De: Pablo. Tú Pablo

—Tú puedes —Me di ánimos a mí misma y abrí la carta.



Hola. No sé si leerás esto o solo la echaras a la basura. Entiendo si no quieres saber nada de mí. Sabes muy bien que no soy muy bueno en esto, en "escribir" de los dos tú eres a la que se le da mejor, aun así, lo intentaré.

Quizá te preguntes por qué te estoy escribiendo, porque no te lo digo a la cara y ya. Pues... Verás y sabes muy bien que a veces se me da por quedarme callado, esos silencios que odias y que yo no puedo llenar con palabras, por la mera razón de que tus ojos me ponen nervioso y no me quiero excusarme con esa razón, es solo que, dios Valeria, tus ojos me atormentan y no me dejan pensar con claridad. Me quedo callado, sin saber que decir o hacer, porque me dejas perdido en tus ojos marrones, que aunque para ti son solo unos simples ojos marrones, para mi son unos bellos orbes color miel.
¿Te he dicho que se ven dorados cuando la luz del sol los ilumina? Son preciosos.

Te escribo para poder decirte todo lo que he callado. Esta vez no me mirarás fijo y podré decirlo.

Me acosté con esas tías, fui un idiota. Lo sé. Ya no estábamos juntos, mi carrera había despegado y solo era un puto chaval de 17 años, lo sigo siendo. No me creía el hecho de que estaba jugando para el primer equipo del Barcelona, la gente en la calle se me acercaba y me pedían autógrafos (ni siquiera tenía una puta idea de una firma), me pedían fotos, mi nombre estaba por todos lados, mi Instagram incremento a tal punto de no poder creer la gran cantidad de personas que me seguían. No conocía a nadie y solo me decían "disfruta de esto, chaval".

Disfrutar. Hay muchas maneras de disfrutar y no tome la mejor decisión. La primera vez que mis compañeros me llevaron a esa fiesta, muchas tías se me acercaron, coquetearon, fueron muy descaradas y sé que me odiaras al decirte esto, pero, lo diré. Me sentí como si pudiera tener todo en el mundo, cada tía que se me acercara, cada ligue, todas querían lo mismo. No entraré en detalles, no quiero que te enojes más, ni que pienses que ellas son mejor, porque no lo son, no para mí.

Me dijiste que no querías que tú fueras mi freno, pues déjame decirte que lo eres. Que me frenaste de seguir siendo ese cabrón en el que me estaba convirtiendo y te preguntaras como, pues es que te vi. Cruzando la calle, con audífonos y libro en mano, con los ojos puestos en las páginas, y vaya talento tuyo para leer, escuchar música y cruzar la calle. Valeria, nunca dejes de mirar la calle, ni los semáforos, porque cariño, me muero si te pasa algo.

Va. Seguiré escribiendo a lo que iba. Te volví a ver, luego de semanas sin verte. Fue como si el tiempo no hubiese pasado, fue como la primera vez que te vi, me enamoraste al verte sonreírle a un libro. Recordé, las veces que me decías del tóxico chico que se acostaba con todas, que era el personaje principal de las historias por las cuales babeabas, me di cuenta de que me estaba convirtiendo en esa clase de tío. Y tu una vez lo dijiste, que ese tipo de chicos hijos de puta, solo los amabas entre las páginas, pero que en la vida real, tú preferías a los chicos dulces, como yo. Pero ya no era ese chico dulce, me estaba convirtiendo en un verdadero cretino.

Quería volver a ser ese tío dulce. Te vi y todos mis sentimientos seguían igual. Te seguía queriendo y pensé que tal vez ya sería nuestro momento. Que tal vez, yo podría darte el tiempo que te mereces. Que esta vez no saldrías herida, que te haría feliz.

Me disculpé con cada una de las tías con las que me acosté. Ellas no merecían que solo las utilizará para poder olvidarte (ni siquiera lo logré, ¿Quién olvidaría a su primer gran amor?)

He cometido muchos errores, todos cometemos errores. He sido tan tonto e idiota. No he tomado las mejores decisiones que digamos, tampoco soy perfecto y sé que no debería creerme mucho, tal vez solo necesito que vengas y me bajes de mi nube de vez en cuando.

Y sé que tienes novio, que es ese imbécil y aunque no sé que le ves, solo..., Val, solo. No dudes en buscarme si él y tú "cortan" que yo estoy dispuesto a volverte a enamorar.

Y si ya no quieres nada conmigo y aunque me duela aceptar que estas con ese imbécil, no quisiera perderte de mi vida. Así ya no seamos novios, ni follaamigos, ni amiguisnovios, me conformo con ser tu amigo y si por algo del destino quieres ser más que amigos. No me importa ser tu follaamigo.

Solo, no me alejes.

No me hagas lo que yo te hice. No te apartas de mí.

Quiero que sigas siendo mi freno.

PD: si ya no quieres saber nada de mí, lo entenderé. Pero, si decides seguir soportando a este bonito gruñón, leeré tu respuesta :)

Te escribe, Pablo. Tu Pablo <3

































































































<333 perdimos 💔🥲

❤️🤧


Volviendo a la historia AAAAAAAAAAAA me moriiiiii con lo de la carta.

Carla ya sabe algo de lo que le esta sucediendo a Val, será que le va con el chisme a Gavi 🤨?

Byeeeee nos leemos el viernes

Y VISCA BARÇA!!!!! 💙❤️

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