60: Venganzas e indirectas

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30 de septiembre, 2022

Lo estaba intentando, juro que lo estaba intentando y creo que lo estaba logrando. Poco a poco, despacio y aun así, a veces me caía y con la herida, aun seguía.


Tenía nuevas amigas, algunas novias y/o esposas de futbolistas compañeros de Gavi, las veía cada vez que iba a un partido de mi novio y ya que llevaba a mi lado social (Carla) nos hicimos amigas y al terminar cada partido íbamos a por algo de cenar, quedándonos a charlar y reír sobre la prensa rosa. Me pregunté si siempre sería así, aunque no debía de animarme mucho, sabía de primera mano que las amistades a veces no eran del todo sinceras.

Carla y yo estábamos más unidas que nunca, aunque ella seguía sin contarme sus líos y aún así, me hacia sentir en casa.

Por otro lado estaba Pablo, íbamos mejor que nunca. Estábamos bien y a la primera oportunidad de que Pablo tuvo días libres, aprovechamos para irnos a una escapada a visitar a su familia. Su familia me hacía sentir parte de ella y era maravilloso.

Lo maravilloso se volvía espantoso cuando recordaba que yo ya no tenía eso con mi familia. Que mis abuelos fallecieron y que mamá también lo hizo.

—Tierra llamando a Valeria Martina futura esposa mía —canturreó Pablo en mi oído.

De reojo vi a Pablo. Sus ojos grandes y redondeados, miraban hacia arriba con una expresión que reflejaba una mezcla de ternura y vulnerabilidad. Sus cejas ligeramente levantadas y fruncidas daban la impresión de estar buscando atención, como un cachorrito que deseaba el afecto y la atención de su dueña. Sus labios, apretados en una suave mueca, parecían susurrar silenciosamente un pedido de cariño, casi como si estuviera diciéndome: "¿Me das un abrazo, Val?"

Cerré mi lectura actual y le di toda mi atención.

Estaba acostada en una de las tumbonas, tomando sol y que este me diera algo de color, por otro lado, Pablo recién salía de la piscina y su cabello dejaba caer gotas de agua directo a la tela de mi traje de baño de pieza completa.

—¿Es muy importante que te vayas? —preguntó echandose a mi lado, prácticamente me boto de la tumbona y me coloco encima de él.

Una posición que causaba mucho en mí, pero mantenía la compostura. No estábamos solos en casa, la familia de Pablo estaba del otro lado de la piscina.

—Es importante —murmuré. Sabía que era importante, un evento donde cenariamos, conocería a gente relevante y aunque no entendiera nada de lo que hablaran, tendría que fingir que entendía y ser amable.

Pablo hizo un mohín y me sujeto de la cintura, escondiendo su rostro en mi cuello. El aleteo de sus pestañas causó cosquillas en esa zona sensible de mi cuerpo.

—Quiero un día más contigo —dijo como un niño pequeño.

—Nos veremos el 1 y te veré en el partido.

—¿Irás a verme?

—Te veré por la tele.

—Quiero que vayas.

—Tomar un vuelo a Sevilla y regresar el mismo día a Barcelona, sería ir en contra del medio ambiente, así que no.

Hizo un mohín y luego cambió su expresión, miro a ambos lados y volvió a mirarme. Levantó una de sus pobladas cejas y ladeo una pícara sonrisa al preguntarme.

—¿Vamos a mi habitación?

«Voy corriendo»

Negué con mi cabeza y esta vez fui yo quien ocultó el rostro.

—Tus padres pensarán que solo fuimos a follar.

—Es verdad.

—¡Pablo! —Golpee su pecho con mi palma y me baje de él.

—Solo serán unos minutos.

No le iba a contestar, pero mis ganas de picarlo ganaron y en un tono burlón, dije:

—Si solo durarás un minuto, mejor te quedas con las ganas.

—Oye yo no dije eso.

—Lo dijiste.

Dijo “minutos” pero su cara de culo me daba risa.

El golpe más bajo de los chicos es decirles que solo duran un minuto o que ni siquiera te hacen llegar al orgasmo. Pablo no era la excepción. Me moría de la risa por las caras que hacía.

Empezó a replicar. Me puse de pie y empecé a caminar hacia la piscina, aguantando las ganas de reírme. Pablo me seguía, replicando una y otra vez que él no duraba un minuto. 

Yo fingí ignorarlo y me lancé a la piscina. Siguió insistiendo, que cuando salí a la superficie, él también lo hacía y continuó con su “yo no duró 1 minuto”. Nade un poco y me apoye en las paredes, él me acorralo.

—Hombre, que pesado.

Sus largas pestañas sostenían diminutas burbujas de agua.

—No duró un minuto.

—Si tú lo dices —Me encogí de hombros.

—Oye.

Estaba claro que bromeaba. Pablo me satisfacía de todas las maneras posibles, pero, el punto en ese momento era picarlo. Él me doblo el plato de una manera cruel.

Sus manos se apoderaron de mis caderas, me acorraló contra la pared y empezó a dejar húmedos besos por mi cuello.

—Pablo… ¿que ha-ces? —Mordí mi labio inferior al sentir como uno de sus dedos se colaron por la parte baja de mi bikini, acarició lento, provocando ciertas cosquillas que mandaban olas de calor por mi cuerpo—. Joder, Pablo —Con fuerza mordí mi labio inferior, para no gemir fuerte.

—Te puedo demostrar que no duró un minuto.

—No causas nada en mí, eh.

Introdujo uno de sus dedos en mi interior y Pablo tuvo que besarme para ahogar uno de mis gemidos.

—¿Qué era lo que decías?

—Gilipo-aaaa —Se movió más y acarició mis muslos, volviéndome a besar.

Me sentí tan vulnerable, que dejé de besarlo para susurrarle un: “Vamos a tu habitación”.

Él lo noto y apartó su dedo, dejó de consentirme, para mirarme burlón. Me guiñó y se alejó todo arrogante, dejándome con todas las ganas.

Mire a ambos lados y me ardieron las mejillas al ver que su familia estaba a unos metros de nosotros, no se fijaban en lo que hicimos, o eso dejaban de ver, pues hablaban entre ellos. De igual formas, me morí de la vergüenza y mi única opción fue sumergirme por unos segundos a la piscina.

Pablo me las pagaría.

En la tarde, sus amigos y más familia llegaron. Los adultos estaban adentro de la casa, conversando y los jóvenes pasábamos el rato hablando en el porche.

—Nunca había conocido a una persona alérgica al chocolate —mencionó Mario, un amigo de Pablo—. Mis condolencias, tía.

—No es para tanto —Me encogí de hombros—. A veces como y me da picazón, pero lo soporto.

Por el placer del chocolate. Mamá se enojaba cuando me veía con ronchas y yo me excusaba que eran picaduras de zancudos.

«Mamá»

Pensé en ella y esa ola de melancolía me revolcó.

Alguien me ayudó a salir o más bien flotar en ese océano. Pablo, apretó mi rodilla y me dio esa mirada confortable, como si me hubiese lanzado ese salvavidas que tanto necesitaba.

Deje de pensar en ella y me enfoque en aquel presente.

—No podría vivir sin el chocolate —mencionó Aurora, apoyándose en el hombro de su novio, Javi.

—Razones por la que Val prefiere estar rascándose como loca, antes de dejar de comer chocolate —señaló Pablo.

—Yo haría lo mismo.

—Por cierto —habló Ale, otro amigo de Pablo—¿Cuándo celebraremos su compromiso?

—¿Compromiso? —pregunté sin saber a lo que se refería, lo supe cuando él señaló mi mano y Pablo bajo la mirada ocultando una pequeña sonrisa que se asomó con todo su esplendor. Empuje con mi hombro a mi novio y él se quejó—¿Se lo dijiste? Dijimos que no se lo diríamos a nadie.

—Primera pelea de prometidos —murmuró con gracia Mario.

—Tú también se lo dijiste a Carla y a Aurora y a mi mamá —se defendió él—, era justo que se lo dijera a mis mejores amigos.

—Valeria no me lo dijo —señaló Aurora—, yo lo descubrí, al igual que mamá.

—Es verdad —Aurora tenía razón.

—¿Y Carla? Ella es muy bocaza y se lo dijo a Pedri, pero él ya lo sabía porque yo se lo dije.

—¿Se lo dijiste a Pedri?

Jugó con sus dedos y para justificarse, expresó: —Es mi otro mejor amigo, tenía que decírselo.

—¿A quién más se lo dijiste?

—Ehhhh —contó con sus dedos—. A papá, a Javi, a Mario, a Ale, a Nico, a Ansu, Pedri, Fermin, Balde, todos los del Barça —Me miró como si fuera un niño chiquito que hizo una travesura.

—Suerte que era algo secreto —se burló Javi.

—Dejemos de lado que mi hermanito casi lo publica en el periódico y mejor celebremos que Pablito encontró a alguien que lo soportara y que es la mejor cuñada del mundo entero.

Pablo sonrió como un angelito, rodé los ojos y fingí enojo. Un besote en mi mejilla de su parte, me hizo sonreír.

Celebramos como jóvenes normales o bueno un poco escandalosos, por parte de los chicos. Por otro lado, Aurora y yo, éramos las más decentes, bebíamos y hablábamos sobre aquella boda que veía cercana y a la vez lejos. Se me hacía irreal y a la vez real, como si estuviera a un paso y a la vez a miles de kilómetros.

Estaba segura de que si iba y le susurraba a Pablo un “Casémonos en una semana” él me diría que sí, pero, yo no quería casarme en una semana, quería casarme, me emocionaba, pero, tenía esa encrucijada de que todo iba tan bien y algo lo arruinaría.

—¿Playa o campo?

—Playa, en la casa de playa. Es un hecho que me casaré ahí y a Pablo no le molesta, a él también le gusta.

—Vale, vale —Aurora lo apuntó en su libreta.

¿Qué estábamos haciendo?

Joder, estábamos planeando mi boda.

Mi boda con Pablo, mi primer amor.

—¿E hijos?

—¿Hijos?

—No te hagas la inocente, sé que mi hermano y tú ya tienen sexo, y desde hace mucho —Que su hermana hablara de ello, me daba vergüenza y mis mejillas lo dejaban ver—. Quiero sobrinos —Hizo un mohín—, y que sea niña, porque niño, dios no, saldrá como Pablo, un demonio con la pelota.

—Somos muy niños para hijos, Aury.

—¡Eh yo si quiero un hijo y que sea niño! —exclamó Pablo desde el otro lado del porche, se acercó.

—¡Que sea niña! —gritó su hermana.

Empezó una pequeña discusión entre los hermanos Gavira.

—¡Yo seré el padre y quiero un niño!

—¡niña!

—Joder, mejor adopto un perrito o un gatito o un loro —Me metí entre los dos—. Un gatito está bien.

—¿Gato? —Pablo me miró con cara de culo—. Mejor un perrito.

Rodé los ojos —Un perrito.

—¿Y qué pasa con mi sobrina? —preguntó Aurora.

—Será tu perrisobrina —Su novio le dio unas palmaditas en el hombro y luego se le acercó al oído para susurrarle, para nada sutil un: —O podemos ser los primeros en darle un sobrino a Gavi y Val.

Las mejillas de Aurora se tiñeron de rojas y yo no pude contener las carcajadas al ver la cara de asco de Pablo.

Siempre ponía esa cara, pero, al escuchar lo mismo que yo escuché, su cara de asco fue mil veces más expresiva.

—Joder, voy a vomitar —Fingió arqueadas.

Me reí junto a los amigos de mi novio y esta vez fui yo la que fantaseo con un sobrino o sobrina.

—Aury, Pablo y yo seríamos muy buenos padrinos.

Me continué riendo, hasta que la mamá de Pablo nos llamó para la cena. Todos fueron y yo me detuve al escuchar el sonido de una llamada entrante en mi móvil.

—¿Te sigue llamando? —preguntó Pablo, llegando a mi lado al darse cuenta que no iba detrás de ellos.

—Y lo sigo ignorando —Apagué mi teléfono.

Me enfoqué en mi novio.

Se veía tan apuesto con cabello recién cortado, la chaqueta azul con mangas blancas, unos vaqueros y tenis del mismo color. Su estilo lo hacía ver sexy y yo me colgué de su cuello.

—Dejame tomarte una foto —pedí y para alimentar su ego, añadí—Así capturó tu belleza en una fotografía.

—Cuidado y la cámara se enamora de mí.

Juguetona lo empujé y le tendí mi mano —Me das tu móvil, para la foto.

Me lo entregó, con la mirada le hice señas para que retrocediera.

De fondo se veía la pared y parte de la ventana, siendo alumbrada por el sol, se veían las sombras de algunos muebles y también mi sombra.

—Dame una mirada sexy, guapo.

Capturé varias fotos y luego nos tomamos una selfi haciéndonos los tontos. Le entregue el móvil y le enseñe la foto que le hice.

—Si me la pasas, mañana la puedo editar para quitarle mi sombra y la publicas, así tus fans sufren un infarto con tremendo Bombón —Le guiñé.

Pablo ocultó una sonrisa arrogante y se ahorró ese comentario lleno de ego. Agarró su móvil y apartó la foto para enseñarme su fondo de pantalla.

Me llevé la sorpresa de que ya no era una foto de él jugando fútbol. Era una foto mía, haciendo ojitos.

Besó, mi mejilla y me susurro al oído: —Siéntete alabada, no cualquiera cambia su fondo de Pablo Gavi.

Mi primera reacción fue tirarle un manotazo fuerte en el brazo y gritarle:

—Arrogante.

Un arrogante al cual quería.

Después de la cena y de pasar el rato con nuestros amigos, ya era hora de irme. Aurora se ofreció a conducir hasta la ciudad y el aeropuerto, mi vuelo salía a las 11 y llegaría en la madrugada a Barcelona, donde Carla me recogería.

—¿En verdad debes irte?

—Es importante.

—Si te aburres en ese evento, me llamas ¿Vale?

—Es un hecho que te llamaré —Nos estábamos despidiendo en el parking del aeropuerto —. Un evento aburrido con gente que me hablara de negocios y yo sin entender, de seguro me encuentro con novias o novios o esposos o esposas de los habladores y me entretendrán con sus chismes. Si me aburro te llamo y finges ser un señor millonario que busca hacer negocios.

Pablo fingió que su mano era su móvil e hizo su voz más grave.

—Señorita Valeria, ¿Busca hacer negocios con este mafioso?

—¿Qué clase de negocios? —Hice mi voz aguda.

—Besos salvajes —Siguió con su papel—y una cita cuando nos veamos —Su voz se escuchó tan dulce.

—¿Besos salvajes? ¿Una cita?

Lo sujeté del cuello de su camiseta —Suena muy interesante, déjeme consultarlo con mi agenda —Fingí revisar un horario, el cual estaba vacío desde que renuncié a la cafetería—. Está de suerte, señor. Me tendrá toda para usted por una noche, aprovéchelo bien.





















💌💌💌

















31 de agosto, 2022

El evento era pasable, hasta que Manu se me acercó y no se despegó de mí por toda la noche. Se volvió insoportable y no me daba más razón al decir que en vez de pensamientos razonables, lo único que pasaba por su cabeza era querer tener sexo.

Quise escaparme de él, en general, escaparme del evento. Lo único que conseguí al salir del hotel, fue que un montón de reporteros me tiraran un sin fin de preguntas.

El tema, Pablo.

—¿Gavi y tú son más que amigos?

—Valeria ¿Qué tipo de relación tienen Gavi y tú?

Muchas preguntas me atolondraron, todas consistían en lo mismo, querían saber qué era lo que tenía con el futbolista famoso y lo único que pude articular fue un monótono:

—Gavi y yo, solo somos amigos.

Me quedé cegada por el flash, que no note que alguien se puso a mi lado. Me sujeto de la cintura y me ayudó a salir de todo ese muro de reporteros.

Me ayudó o más bien se aprovechó de que varios medios nos fotografiaran. No pasó ni una hora, cuando internet y canales de noticias mostraban el video donde exactamente se me veía a mí diciendo “Gavi y yo, solo somos amigos” los titulares eran sobre mí negando la supuesta relación con Gavi, la prensa exageraba y mostraba imágenes donde confirmaban una relación mía con Manu, mostrando las imágenes donde claramente se veía como él me agarraba de la cintura y también imágenes de él y yo cuando éramos novios. Imágenes comprometedoras, donde claramente se veía una bonita relación. El claro ejemplo de que las redes sociales eran falsas.

Me volví tendencia en redes sociales, comenzaron a llamarme puta por andar con “Manú” y romperle el corazón a Gavi. Muchas mentiras, bastantes especulaciones y nada de lo que decían era verdad.

Me tumbé en la cama y contesté la llamada de Pablo.

—¿Estás bien?

—En cierto sentido, dime que no crees nada de lo que dicen en redes sociales.

—Sé que eres mi novia, prometida y que ese imbécil se aprovechó del momento, aunque no negaré que me dolió que dijeras que somos amigos.

—¿Qué se suponía que dijera?

—¿Enseñar el anillo?

—Iniciaría la tercera guerra mundial, Pablo, literalmente internet se caería si se enteraran de nuestro secreto.

—Vale —Se encogió de hombros y soltó aire—, al menos hubieses dicho que somos más que amigos. Follamigos.

—Eso sería peor Internet explota y no exagero.

—Me di la vuelta y apoyé el teléfono contra una de las almohadas. Deje mis manos libres y me quité los tacones que calzaba. Libere mis pies y estiré mis dedos, miré la pantalla del móvil, Pablo seguía ahí, a mi espera, mirándome embobado.

Sonreí coqueta y mis manos fueron a los bordes de mi vestido, la cámara apuntaba perfectamente todo lo que Pablo ya había visto y tocado, no me incomodo y yo le quería provocar por lo que empecé a alzar el vestido. Solo le dejé ver parte de mis muslos, ya que cuando fui subiendo el vestido, rápidamente tapé la cámara con una de las almohadas.

—Joder, Val —dijo por lo bajo.

—¿Querías ver?

El vestido cayó al piso y yo solo quedé en bragas.

—Sabes la respuesta.

Mordí mi labio y mi zona baja ya empezaba a calentarse.

No mentiré al decir que no estuve tentada a quitar la almohada y dejarlo ver, pero, no sabía muy bien qué hacer. Actuar sexy no era mi fuerte o bueno eso creía.

Terminé por vestirme, mi pijama que consistía en una de las camisetas que me robé de mi novio.

Quité la almohada y la cámara se enfocó.

—Yo conozco esa camiseta —El rostro de Pablo se acercó más a la cámara y me inspeccionó—. Es mía.

—Era tuya —corregí y agarre el teléfono, para caminar hacia el tocador. Me senté y antes de empezar a desmaquillarme, le pregunté—¿Qué has hecho hoy?

—Dormir —contestó con una sonrisa inocente.

—¿Y has soñado?

Confesaré que se lo pregunte adrede. Sabía que me soltaría una cursilería.

—Contigo. Espero que el sueño se cumpla.

Mire la pantalla —¿Qué soñaste?

—Pues… —Se vio nervioso y luego hizo unas señas con sus manos que me hicieron carcajear.

Sus señas fueron hacer un círculo con su mano derecha y luego introducir su dedo índice por cierto agujero. Me reí.

—Eres un guarro.

—Tú preguntaste.

—Pensé que me dirás, "soñé que teníamos una familia" "soñé que nos casamos" —Hice un remedo muy falso de su voz.

—Eso lo soñé la vez pasada, cuando te acurrucaste conmigo. Pero, no lo dije porque si lo cuento luego no se cumplirá.

—Pero me lo acabas de contar.

—No, tú lo mencionaste y yo lo confirmé —se defendió.

—Joder, si no nos casamos es por tu mala lengua, Pablo.

—Nos vamos a casar, te lo prometo —hablaba con total sinceridad que le creía—. Deberíamos elegir una fecha ¿No crees?

—¿En el 2030?

Pablo pegó un grito, negando —Falta mucho.

—En 8 años, ya no seremos dos críos. Además de que se pasa rápido.

—Pero, son ocho años. Es mucho y si en ¿2023?

—Faltan meses, debo de prepararme mentalmente —dije lo último para picarle, Pablo iba a replicar, pero, le gané al hablar—. Ya sabes, prepararme mentalmente para el caos que eres. Compartir una habitación contigo será un infierno.

Sonrió pícaro —Tremendo infierno que vamos a montar, no te preocupes, que ya estoy acostumbrado a calentarme contigo.

—¿Vamos a romper la cama?

—Val, tú ya piensas en hacer cochinadas.

—Tú eres igual, lo has dicho con doble sentido.

—El problema es que eres una mal pensada.

—De los dos tú eres el más guarro.

—Te recuerdo que fuiste tú la que me sedujiste y me quitaste la inocencia.

—¡Mentiroso!

—¿Quién fue la que llevó cajas de condones en la maleta?

La cara me ardió —No es…

Pablo se río —Joder, Val. Me das tanta ternura que te comería a besos.

Le miré, me observaba con los ojos achinados y una sonrisa que me derretía.

—No me mires así.

—¿Cómo?

—Así.

Le apunté con mi dedo.

—¿Cómo?

—Como me estás mirando ahora —Seguí apuntando con mi dedo—. No me mires así que haces que me ardan las mejillas. 

—Así te miro porque te quiero. Es más te…

Se detuvo de decirle. Quizá al ver mi cara de susto. Un segundo de silencio y luego volvimos a lo de antes.

—¿Entonces en qué fecha? —preguntó.

—El 2030 está lejos y el 2023 está muy cerca…

—¿2025?

—¿2027?

Y ambos dijimos —2026.

—Tendremos 22 ¿Es una edad para casarse? —pregunté y en voz baja añadí—. No quiero que después hablen de nosotros.

—A la mierda si hablan de nosotros, Val —«Quisiera tener su seguridad» —. Y el 2026 es un buen año, ni tan lejos ni tan cerca, aunque si dependiera de mí, nos casamos mañana mismo.

—Y nos divorciamos a los 3 meses.

—Pesimista.

—Es realismo.

Si mi antigua Valeria me escuchara, me lavaría la boca con cloro.

Tanta mierda que me trajo la vida, me hizo creer que seguiría lanzándome más y más pestes. Era realista al decir que no me encontraba en el mejor momento para casarme con Pablo mañana o en unos meses, primero tenía que sanar, porque si no lo hacía, yo lo dañaría a él. 

—Queda 2026 —Pablo hizo como si lo anotara en una agenda imaginaria.

—Y que sea en verano —Pablo lo anotó, en su invisible agenda—. Y en la playa.

—¿Mi futura esposa desea algo más?

—Un café.

—Es de madrugada. No dormirás.

—Pero quiero café.

—Adicta.

Rodé los ojos y sonreí emocionada al recordar lo que me dijo en Sevilla.

—Por cierto —Me acerqué más a la cámara—¿Sigue en pie a la cita en unas horas?

—Eso no se pregunta ¿Pasas por mí?

—¿Pedri ya no será tu chófer?

—Lo seguirá siendo, solo que si voy con él, llamaremos la atención.

—Pasaré por ti —afirmó—¿Quieres que lleve mi peluca?

—Yo te aviso.

—Vale.

Nos quedamos mirándonos, retándonos con la mirada. Ambos supimos que perdimos cuando las sonrisas aparecieron.

—¿Cómo te fue en tu vuelo? No vi nada en tiktok, supongo que no te reconocieron.

—Solo me hice un par de fotos. El vuelo se adelantó y llegó antes de lo previsto a Barcelona.

—Me alegra que se te adelantara el vuelo, es por eso que tuvimos esta charla.

—¿Lo has manifestado?

—No he pensado en ti en todo el día.

No era verdad.

—Yo he sido todo lo contrario. He pensado en ti todo el día.

—Romántico.

—¿Cómo los galanes de tus libros?

—Ya les haces competencia.

Continuamos hablando hasta que vi la hora y nos despedimos. Quisimos seguir hablando hasta el amanecer, pero él tenía responsabilidades. Levantarse temprano e ir a entrenar.

Por otro lado, yo me desperté a medio día. Bueno, Carla fue la que me despertó a gritos. Tantos gritos que lo único que entendí fue "¿viste lo que publicó Gavi?" Su pregunta fue absurda, Acababa de ser despertada. Ella misma contestó y me enseño su móvil, primero dándome contexto sobre lo que ya sabía, la gente hablando y también con la bomba que lanzó Manu por sus historias de Instagram. Publicó una foto de nosotros dos, cuando éramos novios. Era obvio que lo hacía para joder y dejar en claro que yo "salía con él". El chisme hubiese quedado ahí, pero, Gavi lanzó otra bomba. Vía historias, publicó la foto que le tomé en Sevilla, la misma en donde se veía la sombra de una chica, la cual claramente era yo.

Era una indirecta y muchos la captaron.





















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Valrosón

Steal my girl en serio?

Pablogavi

Y te la dedico 😘
























💌💌💌





















Pablo me esperaba afuera de su casa. Él se acercó a mí apenas aparqué la vespa. Le hice un ademán para que se subiera y le tendí el casco.

—Decidí que mejor la cita la tendremos en casa, además que no hay nadie.

—¿Estaremos solos?

—Solos tú y yo —afirmó con esa sonrisa coqueta que movía todo en mi interior.

Guarde la vespa en su cochera y luego fui jalada con suavidad por Pablo por toda su casa, hasta salir el jardín. El cual estaba lleno de luces blancas de navidad. Una sábana blanca colgaba entre un árbol y la pared, y un proyector mostraba el inicio de una película en la pantalla casera.

Mis ojos vieron la manta en el césped, había cojines, comida.

—¿Lo has hecho todo tú?

—Todo, a excepción de la comida, no quería intoxicarte.

—Es perfecto —Besé su mejilla.

Como aquella vez en la casa de la playa.

Fuimos a la manta, me saque la mochila y con cuidado la deje a un lado. Tome asiento y al instante Pablo me tendió una bolsita. Mis ojos lo inspeccionaron, era una bolsa con algodón de azúcar.

—Gracias.

Nos sentamos a comer mientras veíamos la película "Buscando a Nemo".

Estábamos echados en la manta, mi cabeza apoyada en su pecho y mi mano jugando con sus dedos. La película terminó y ninguno de los dos terminó desnudo, me recordó a nuestras primeras citas, cuando nos sonrojamos por tomarnos de la mano.

En un otro momento empezamos a ver a tiktok y nos salió un video de una pareja, dándose almohadazos por cada pregunta que dictaba el audio. Entre risas, decidimos hacerlo.

Nos grabamos con su móvil.

"¿Quién fue el primero en fijarse del otro?"

Era una pregunta muy fácil. Pablo fue el que se me acercó, él fue el primero en fijarse. Le tiré un almohadazo.

"¿Quién fue el que pidió la primera cita?"

Miré a Pablo y le volví a tirar un almohadazo.
Me aguanté las risas.

"¿Quién es el que mejor cocina?

Ambos nos miramos y negamos.

¿Quién es el que peor cocina?

Mi cara recibió un suave y fuerte golpe a la vez. Mi boca se abrió en una "o" y le lancé la almohada  Pablo, lo suficiente fuerte para hacer que su rostro se hiciera para atrás.

"¿Quién es el más cachondo?"

—Ese eres tú —rápido, le di duro con la almohada. Él me devolvió el golpe.

—Lo dice la siempre lleva condones.

—Se llama responsabilidad.

El audio continuó.

"¿Quién es el más intenso?

Pablo recibió un almohadazo.

"¿Quién es el más sensible?"

Yo recibí un almohadazo.

"¿Quién no puede esperar para tener bebés?"

Uno, dos, tres y cinco almohadazos fue los que recibió Pablo, me reí demasiado a tal punto que la panza me dolía.

La cita iba perfecta y se volvió más perfecta cuando Pablo me regaló libros.

—De tantos libros, ya estoy iniciando otra colección —Le di una ojeada a uno de los libros—. Gracias, en verdad. Me haces muy feliz.

Me hacía muy feliz. Él me salvaba.

Muchas veces desde que perdí a mamá, sentía como si estuviera cayendo en un vacío. Pero, cuando estaba con Pablo, él se convertía en ese paracaídas.

Dejé los libros a un costado y pasé mis brazos por su cuello. Me quedé observando a los ojos por unos segundos, sonreí al acariciar sus labios con mi pulgar. Mi corazón bombeaba fuertemente e incrementó el ritmo cardíaco al besarlo. Un beso lento, hasta que su lengua empezó a hacer cosquillas al acariciar mis labios, abrí mi boca y su lengua con la mía hicieron contacto. Se me escapó una sonrisa y seguí besándolo. Sus manos me sujetaron de la cintura y me posiciono sobre él, para tener más acceso coloqué cada una de mis piernas a un lado y sin dejar de besarnos se dejó caer a la manta, llevándome consigo.

Él estaba acostado y yo encima de él, ambos comiéndonos la boca.

La respiración me falto. Ambos nos separamos, nos observamos por unos segundos y nos volvimos a besar con más ganas.

Sus manos no se quedaron atrás y empezaron a querer bajarme los vaqueros.

La calentura que incrementó en mí quiso ayudarlo, pero, su mano colándose por mis vaqueros, me hizo recordar lo de hace unos días en la piscina.

En mi mente sonreí macabramente.

Quite su mano del interior de mis vaqueros y yo tome el control de la situación. Ya me encontraba arriba, por lo que no me fue muy difícil.

Besé su cuello y mordí levemente el lóbulo de su oreja. Una de mis manos acariciaba sus abdominales y la otra se metía debajo de sus vaqueros y bóxer.

Ya se encontraba duró y solo bastó un pequeño roce para que gimiera. Las puntas de mis dedos acariciaron su miembro.

—Joder, Valeria —Sus dedos se enredaron en mi cabello, me obligó a mirarle. Leí su rostro, estaba excitado, buscaba más y quería más—¿Puedo follarte la boca?

Vale. No me esperaba su pregunta. Se suponía que era yo la que tenía que calentarlo, pero verlo así todo vulnerable ante mí provocó un río en mi entrepierna.

Mi mente era tan poderosa que una imagen mental de Pablo follándome la boca se me vino a la cabeza. No articulé ninguna palabra, solo asentí.

Lo miré a los ojos y fui bajando hasta estar a la altura de su miembro. Desabotoné y baje la cremallera de sus vaqueros, vi el bulto en su bóxer y sin dudarlo baje la prenda.

Me fui acercando, de repente vi como Pablo cerraba los ojos al sentir mi aliento. Incrementó su fuerza en mi cabello, pero no lo suficiente para hacerme daño.

Me lo comería entero, pero un aire de venganza me hizo reaccionar. No sé de dónde saqué la fuerza, pero logré ser fuerte.

Solo dejé un coste beso en su miembro y me separé.

—Será mejor que te tomes una ducha fría, de paso yo me pongo a ordenar todo este desorden, guapo.

Lo miré burlona, le guiñé un ojo y fingiendo arrogancia, me alejé de él. Dejándolo con ganas. Hice lo mismo que él me hizo en la piscina.

Treinta minutos después Pablo regresó y me miraba resentido.

—Te ha sentado muy bien la ducha.

—Mala.

—Ya estamos a mano.

—Yi istimis i mini.

Rodé los ojos y le hice un ademán para que se sentara a mi lado. Tenía algo muy importante para contarle.

—¿Podemos hablar?

—¿Me dejarás con las ganas?

—Te he preguntado si podemos hablar, no si podemos follar.

—Solo pregunto. Que después me dejas todo… —Mi mano tapo su boca.

—Quiero contarte algo y es algo serio e importante, muy importante.

—¿Es algo malo?

—Es algo bueno. Muy bueno, bueno si todo sale bien, porque si no entro en crisis.

—Vale. No me preocupo, pero a la vez me preocupo.

—No te preocupes. Solo quiero tu apoyo.

—Ya lo tienes, Val.

Me apretó la mano y abrí mi boca para hablarle.

—Empecé a escribir una novela. Bueno ya lo tenía escrito, pero, empecé a editarlo, reescribirlo y cuando lo tenga listo, enviaré el manuscrito a una editorial aquí en Barcelona.

—Es asombroso, Val —Me abrazo—. Estoy segura que lo lograrás, será el primero de todos los libros en físico que sacaras.

—Eso espero.

—Ya verás que se hará realidad.

Me tenía confianza. Creía en mí.

—Lo llevo editando por unas semanas, Carla lo está leyendo y me da sus opiniones críticas.

Eran muchos halagos.

—Eso sí me ofende, ¿Por qué ella lo puede leer y yo no?

—Porque no me lo has preguntado.

—Porque recién me lo cuentas.

—Te lo cuento recién porque quería estar segura de haber elegido la historia adecuada.

—¿Y ya estás segura?

—Siento que tiene potencial.

Me quedé pensando en ello.

Su pulgar acarició mi mejilla, tiró de mi cabello para llamar mi atención. Lo miré. 

—¿Puedo leerlo?

—Aún no está completo y sí puedes leerlo.

Fui por mi mochila y saqué mi ordenador. Busque el archivo y al estar en el documento, se lo enseñe a Pablo. Él lo leyó, ambos lo leímos, solo tenía cinco capítulos, los terminó de leer y me miró con orgullo.

Su mirada me dio muchos ánimos.

—Woah, Val, woah.

—¿Te gusta?

—Me has dejado la piel de gallina.

—¿De verdad?

—No te mentiría. Sabes que no soy mucho de leer libros, pero lo tuyo…

—¿Solo lo lees porque soy tu novia?

—No me refiero a eso, Val. Me refiero a que me has atrapado desde la primera línea y tus palabras transmiten muchos sentimientos, repito. Me has dejado la piel de gallina.

—¿Crees que llame la atención de alguna editorial?

—Lo hará. Será un honor decir que leí el borrador de uno de los libros de Valeria Páez Rosón.

—Aún no soy tu esposa.

—Pero, lo serás.

—En unos años.

—Suena muy bien Valeria Páez Rosón ¿verdad?

—Me gusta.

Nos echamos en la manta y me acurruqué a su cuerpo.

—¿Pablo?

—Si, ¿algodón de azúcar?

—Prometo dedicarte mi primera novela.
























































Xoxo amo este capítulo 🥰

¿Qué les pareció?

Díganme que parte más les gusto. Lxs leo

Por si no entendieron  la indirecta, fue de la sombra.

Amooo que le dedique steal my girl

Nos leemos mañana.

Por favor si les ha gustado el capitulo no se olviden de votar y comentar. Besos

Maratón 2/2

Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12

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