6. Te estoy esperando, Kookie

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng





Impaciente... así es como me siento.

Han pasado exactamente ocho minutos y nuevamente estoy mirando el reloj, preguntándome cuál es el motivo para que Tae se demore tanto en responder.

Parece que me he vuelto absolutamente patético.

—¡Kookie, baja a cenar! —grita mamá.

Tenía la esperanza de que Tae se comunicara conmigo antes de que la cena estuviese servida. Eso me habría dado la excusa que necesito para evitar ver a mamá en arrumacos con su nuevo novio, pero no fue así.

Decepcionado en lo más profundo, salgo de mi habitación y bajo hasta el comedor sentándome lo más lejos posible del pastel de carne que cocinó. La cocina no es lo suyo, pero SeJin no deja de alentarla.

—La cena se ve deliciosa, amor —la felicita SeJin y mamá se sonroja tanto como el pastel de carne bañado con extra porción de salsa de tomate.

—¿Quieres una rebanada, Kookie? —pregunta ella, depositando una porción gigantesca en el plato de SeJin. Antes de que yo responda, ella le guiña un ojo.

—Emmm... —alargo tanto como puedo la respuesta y para mi fortuna el sonido de mi teléfono la distrae.

Es Tae, al fin...

Sin importarme todas las veces que mamá me ha regañado por usar el teléfono mientras estamos en la mesa, lo saco de mi bolsillo y reviso. En esta ocasión ella parece estar demasiada ocupada en mirar a SeJin como para notarlo.

En el mensaje Tae me cuenta que sus planes han cambiado a último minuto y que ahora va junto a JiMin camino a algún lugar secreto para pasar un par de horas solos.

—Mamá, no tengo hambre, ¿puedo comer más tarde? —la pregunta sale como un torbellino de mi boca, porque ahora los minutos son demasiado valiosos como para perderlos en una cena poco apetitosa.

—Claro, cariño —SeJin le dedica una mirada que prefiero no analizar y ella me sonríe—. ¿Saldrás esta noche, Kookie?

—Eh sí, iré a ver a Tae... tiene una nueva consola de videojuego —miento con un pie ya fuera de la cocina y ella no parece notarlo.

Antes de salir de casa me aseguro de que mi cabello huela a limpio y que mi aliento sea fresco. Quiero que nuevamente todo sea perfecto, porque probablemente esta sea la única oportunidad que tenga en semanas o quizá meses de volver a verlo

Cuando ya estoy listo para salir, otro mensaje de Tae hace vibrar mi teléfono.


«¡¡Voy a pasar la noche con JiMin!! ¿Puedes cubrirme? 🙏🏻🙏🏻 Le dije a mi papá que me quedaría a dormir en tu casa... Gracias, amigo 😉»


Después de responder que lo cubriría y sin poder creer la suerte que tengo, tan rápido como puedo regreso a mi habitación y echo en mi mochila el cepillo de dientes, una muda de ropa y un par de condones que me regalo SeJin para mi cumpleaños cuando estaba conquistando a mi mamá.

Cuando regreso a la cocina, ella y él se susurran cosas al oído, mientras lavan los platos sucios de la cena.

—Me quedaré a dormir en la casa de Tae, ¿está bien? —pregunto inesperadamente y mamá da un saltito sorprendida y también algo sonrojada.

Ambos intercambian un par de miradas que hacen más que evidente las tremendas ganas que tienen por sacarme rápido de casa para poder follar o hacer algo asqueroso. Imaginar a mi mamá desnuda y montada sobre SeJin es algo perturbador, pero mi teoría es prácticamente confirmada cuando él le alza una ceja, le dedica una sonrisa coqueta y la mira como si fuese un jugoso pedazo de carne.

Por él me daría permiso el mes entero.

—Claro, cariño —dice mamá, conteniendo una risita—. Pórtense bien y no hagan trasnochar al señor Kim con sus juegos. Ya sabes es un hombre que trabaja mucho.... —pide, sonando apenada.

Asiento con una sonrisa inocente. 

Si mamá supiera que mi mayor objetivo esta noche es mantener al Sr. Kim muy despierto con todos mis juegos, se volvería completamente loca.

No pasan muchos minutos para que ya me encuentre andando por la familiar calle que lleva a la casa de Tae y me es inevitable el pensar que no ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que corrí por este mismo camino, dentro de mi uniforme escolar para probar los nuevos juegos de Tae antes de tener que hacer la tarea.

Sin embargo, ahora existe una gran diferencia; no es a Tae a quien vengo a visitar, sino que, a su padre por lo que debo ser cauteloso y procurar que nadie me vea en la entrada de los Kim. No vaya a ser que una de esas vecinitas curiosas me vea y le cuente a mi amigo.

Apenas ha pasado una semana desde la noche en que el Sr. Kim y yo nos dejamos llevar por nuestros deseos más calientes. Cuando SeokJin me tomó entre sus brazos y me reclamó como suyo, haciéndome el amor por primera vez. Yo casi estaba resignado a perder mi virginidad en el asiento trasero de algún coche o en el mejor de los casos en la cama de uno de los amigos de JiMin, en una habitación llena de ropa sucia y con aroma a calcetines usados.

Pero la realidad de aquella noche supero cada una de mis fantasías secretas y todo por Kim SeokJin, quien con su extraordinaria experiencia supo cómo trabajar mi cuerpo y satisfacer mi desenfrenado frenesí de lujuria adolescente. E involuntaria mis muslos se tensan cuando recuerdo como su cuerpo embestía el mío, haciéndome el amor. Él fue un maestro perfecto, tomándose todo el tiempo del mundo para mostrarme como le gustaba ser tocado, guiando mis manos y boca por su cuerpo con órdenes suaves y gemidos placenteros.

Nunca antes me había sentido tan sensual como me sentí cuando sus ojos me miraron con deseo y su boca me besó con desesperación, dejándome aturdido y necesitado. Jamás imaginé que fuese posible que alguien como él quisiera tomar mi cuerpo de aquella forma y regalarme ese tipo de placer.

La experiencia fue tan perfecta que, aun me parece irreal.

Con los recuerdos latentes en mi cuerpo y mis pedaleos avanzando con cuidado por la plaza en donde Tae y yo jugábamos al futbol cuando teníamos doce años, rodeo la casa e ingreso por la entrada trasera que mi amigo mantiene siempre abierta para su novio.

Esto es sin duda emocionante, pero es inevitable que una oleada de culpa me envuelva. Odio tener que esconder lo que sea que SeokJin y yo tenemos, pero en este momento, no hay demasiadas opciones, al menos, ninguna me parece tan atractiva y delirante como la que simplemente apareció en mi camino. Un romance secreto. Una aventura prohibida.

La relación entre el padre de Tae y yo es demasiado reciente, por lo que ninguno parece estar listo todavía para confesar lo que sucede... Por supuesto que el Sr. Kim comparte la carga de nuestro secreto. Tae es mi mejor amigo, pero también es su único hijo y ninguno de los dos cree que él entienda nuestra relación o las poderosas razones que tenemos para desearnos de la manera en que nos deseamos.

Es muy probable que Tae se sienta traicionado y herido. Y sinceramente ninguno de los dos quiere eso. Sin embargo, tampoco tenemos la fuerza para detenernos. Lo que sentimos cuando estamos juntos es demasiado adictivo como para renunciar a ello. Tan perfecto que no podemos terminar algo que no hemos explorada a cabalidad. Es imposible apagar el fuego cuando se presenta tan intenso.

Justo cuando estoy escondiendo mi bicicleta detrás de unos árboles en la parte trasera de la casa, suena mi teléfono con ese tono reservado específicamente a una persona: el Sr. Kim y así de rápido todas mis culpas se evaporan y son reemplazadas por un cosquilleo oscuro y caliente. Deseo, sin duda.

—Hola... —saludo tímidamente, sin acostumbrarme aun a que este hombre maduro y devastadoramente hermoso, me desee.

—Hola, dulce Kookie. ¿Me visitarás está noche? —pregunta y su voz suena entrecortada y sin aliento.

—Ya casi estoy ahí.

—Te estoy esperando, Kookie —gime él con su voz aterciopelada, enviando sacudidas de lujuria directamente a mi entrepierna—. Te echo de menos a ti y a ese sensual cuerpo. No tienes idea de las veces que me he tocado pensando en ti esta semana.

—¡Oh Dios! —exclamo excitado—. Yo también lo hice... yo también me toqué pensando en ti —susurro, sintiendo las mejillas ardiendo por mi confesión.

—Kookie, Kookie... necesito que esa boquita caliente esté aquí ahora —exige—. Ven directo a mi habitación. Recién terminé mi rutina de ejercicios, así que me daré una ducha.

—No tardo... —y un jadeo se escucha desde el otro lado.

Cuando la llamada se corta avanzo tan rápido como puedo por el patio trasero y me deslizo por la puerta de la cocina que SeokJin me avisó dejaría abierta para mí. Mi piel se estremece cuando me doy cuenta de que por fin estamos completamente solos.

Subo al segundo piso y avanzo rápido hasta su habitación, encontrándome con su enorme cama y así de fácil los recuerdos se acumulan en mi cerebro: él avanzando poco a poco por mi abdomen, sus labios deslizándose por mi piel, su boca chupando mi pene, sus dedos resbalándose y estirando las paredes de mi ano, preparándome pacientemente para recibir su gloriosa polla.

Sintiéndome aún más excitado que esa noche, mis dedos rozan la suave tela de las sábanas, recordando cómo se enrollaron en ellas cuando el Sr. Kim tomó el control, abriendo mis piernas y clavándome contra el colchón, mientras reclamaba por mi cuerpo, haciéndome sentir tanto dolor como placer. Empujándome al borde del abismo e incluso mucho más allá de mis deseos oscuros y salvajes.

Por lo mismo ahora parece imposible no necesitar más.

Ese fin de semana lo hicimos otras dos veces, pero desde entonces no hemos vuelto a reunirnos. En un comienzo pensé que un par de veces sería suficiente, pero el Sr. Kim ha logrado despertar en mi un deseo tan fuerte que me siento como un animal insaciable. No logro pensar en nada más que no sea él.

Tan impaciente como se siente la necesidad de sentirlo otra vez dentro de mi cuerpo, lanzo mi mochila al suelo, me quito las zapatillas y el resto de ropa quedando completamente desnudo.

Mis manos tiemblan y sudan cuando me acerco a la puerta del baño. Puedo oír el agua corriendo en el interior y la imagen del Sr. Kim desnudo, mojado y envuelto en vapor aparece en mi mente obligándome a ingresar lo más rápido que mis piernas me lo permiten.

—Ya estoy... —digo, pero me detengo al ver su imagen desde el otro lado del cristal de la ducha.

La mano del Sr. Kim se encuentra apoyada en la pared de azulejos blancos, con sus dedos crispados sobre el material, mientras su cabeza echada hacia atrás muestra apenas como su labio inferior se pierde entre sus dientes y su otra mano rodea su polla bombeándola con furia. 

¡Santa mierda!

Mi boca se seca y mi polla se tensa cuando siento la necesidad de acariciarlo y recorrer su sedosa y caliente piel con mis manos. Doy dos pasos hacia la ducha y golpeo con fuerza el cristal. Tan solo una fracción de segundo después él me observa y sus ojos se abren de par en par al verme desnudo y a unos pocos centímetros de él.

Rápidamente acaparo toda su atención.

Sus ojos suben y bajan por mi cuerpo y su mirada se vuelve lentamente hambrienta mientras recorre todas mis formas y continúa masturbándose. Mi polla se pone más rígida y mis rodillas flaquean cuando escucho sus jadeos por sobre el ruido del agua cayendo.

—Tócate —ordena con un tono de voz alto y autoritario.

Sintiendo el temblor de la lujuria y el nerviosismo correr por mi cuerpo, obedezco llevando la mano a mi polla y comienzo a acariciarla lentamente, mientras él se satisface con su puño muy apretado de manera ruda y rápida. Mirándome fijo y regalándome una pecaminosa sonrisa.




.♡.

Dejo aquí espacio libre para preguntas, dudas, curiosidades, saludos, confesiones o etc. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro