Capítulo 16

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Quizás, no, lo cierto es que volvería a ser igual de doloroso sin importar quien la diera la noticia.

- ¡Nuestro señor es el rey por la orden del dios Bahamut!

Ante esas palabras, pensó que era una gran noticia, ciertamente le lleno de alegría mientras mandaba a volar el libro en sus manos.

Era una magnífica noticia, después del dolor de cabeza horrendo que vivió hace unas horas; no comprendió el tremendo dolor de cabeza que tenía esa misma tarde, apenas dejando que pudiese abrir los ojos, no obstante eso no podía detener sus lecciones, en mitad de su estudio sobre las ya olvidadas ruinas de un imperio que servía al caído, gritos se escucharon a través de la puerta, poniéndole los nervios de punta por el dolor y la jaqueca, por un momento quiso llamar la atención de su maestra para que pasase la voz y detuviera los gritos que seguían aumentando, dejando de lado casi cualquier miedo y casi sin importar si es que hubiera la mínima posibilidad de que los infectados por el mal de la estrella se encuentren en la puerta.

Hubo más gritos.

Hubo más festejo.

Y ella, entre ese fuerte dolor, vio a Somnus aparecerse, con una sonrisa en la cara, haciéndose camino en un mar de aplausos y vítores de alegría y celebración.

Sonrió para él, mientras escuchaba todo aquello, lo abrazó con felicidad.

Se obligó a ignorar su dolor y ese vacío que no podía explicarse mientras lo felicitaba con una sonrisa y le deseaba felicidad por miles de años junto al resto de gente que daba vítores en su nombre y por su innegable derecho a ser el líder de todos los pueblos.

Para (...) ya era común ser levantada en el aire por Somnus, esa vez no fue ocasión, se mantuvo sonriente para él mientras le empezaba a contar sus futuros planes de un gran reino.

Un reino lleno de prosperidad, alegría, donde a nadie le faltase nada; le pareció hasta cierto punto demasiado irreal y poco propio de Somnus cuando él prefería seguir el camino más "real".

- Reuniré a todos los pueblos, todos ellos por fin tendrán un solo líder para guiarlos bajo el nombre del cristal -su expresión feliz la hacía sonreír, deseando olvidar sus propios dolores para escucharlo y seguir felicitando su destino.

- Me ha tomado desprevenida -fue lo máximo que pudo mencionar

Esa misma noche, mientras ambos se mantenían juntos en ese espacio que sólo era para ellos; Somnus lloró, se maldijo hasta el último momento dentro de sí mismo sin emitir palabra real mientras ella pensaba que cada lágrima que derramaba eran el reflejo de esos sentimientos de felicidad y cierta incredulidad, sin comprender en un inicio mientras solo se mantenía acariciando su espalda.

Somnus no le dijo el por qué de su llanto, menos la razón por la que no paraba de maldecir su propio nombre en silencio; dejó que tratase de consolarlo tiempo después de ardua insistencia ya que no quiso ni acercarse a ella o recibir afecto de su parte.

Una vez más, al día siguiente, en cuanto el sol salió por el horizonte de Eos, ninguno recordó lo que habían compartido.

La vida de (...) siguió como si nada, sus clases de etiqueta ahora parecían ir mucho más en serio.

- ¿Cómo piensas permanecer al lado de su majestad con tan pobres modales?

Las palabras herian aunque solo fueran avisos, aunque no entendía la necesidad de decirlo de esa manera.

Una crítica constructiva estaba bien, pero hace tiempo se dio cuenta que lo que trataban de hacer muchas veces, no solo la maestra de etiqueta, también muchas otras personas, era tratar de someterla con sus palabras.

Eran diferentes palabras y diferentes miradas, pero sentía que todos expresaban lo mismo.

Traes vergüenza a nuestro rey.

Trató de poner ese pensamiento en silencio, mientras miraba hacia afuera por la ventana, a la lejanía podía notar el templo, sus paredes blancas que resplandecen por el brillo naranja del atardecer sobre su superficie, la noche ya no era más un indicio de miedo.

Se preguntó si podría lograrlo, llamar a Aera para que viniera a verla, pero luego recordaba que no la veía hace mucho y volvía a callar sus pensamientos; Aera la había conocido como una niña, habían pasado años y ella se seguía viendo como una niña, podría asustarla tal y ya asustaba a todos los que residían junto a ella.

No sabía si soportaría una mirada como la de ellos dirigida a ella por esa amable mujer.

Al pensar en Aera, fue imposible no pensar en Ardyn.

Hace mucho que dejó de pensar en él, aunque era mucho más acertado decir que se forzó a no pensar en él, todas las palabras que le decía Somnus, de que Ardyn no estaba bien, de que hacia cosas que no debía.

Por supuesto no le fue de cabeza con el tema de que era un traidor a su causa, empezó con pequeños susurros en su oído, escondidos como simples murmullos, decían que Ardyn no estaba cerca y que se había perdido, que fueron escalando al "Ardyn no vendrá más", y si ella llegaba a preguntar la razón de su partida mil veces, aferrándose a la idea de que él volvería, y con él los días que eran más felices, Somnus le sonreía, con una mueca de pena ajena, con un rostro que transmitía que sentía pena por ella.

- Mi hermano no va a volver porque ha decidido seguir un camino equivocado.

Le decía con esa sonrisa, acariciando su cabeza tratando de darle ánimos.

Y (...) le creyó, pero en la soledad en la que estaba sumergida ahora, que le hacía cada vez más difícil levantarse por las mañanas, decidió hacer algo que no creyó que haría alguna vez.

Por un momento, dejó de creer en Somnnus.

Porque Ardyn no los abandonaría.

Y si en verdad se había perdido, ella lo llamaría para que pudiera regresar, porque podía hacerlo.

- ¿Ardyn?

Llamó una vez, buscando en su mente esa luz a la distancia, como antes, se fijó en cada horizonte, agudizó su oído tanto como creyó posible.

Pero sólo obtuvo un silencio que le dio un terrible escalofrío.

Repitio su nombre, hasta el punto en que pareció un mantra.

- ¿Rojo?

La desesperación merma los nervios de las personas, incluso del guerrero más valiente y paciente; y la esperanza trata de cerrar tus ojos a ellos, susurrando dulces palabras y promesas, de que uno no debe caer en la desesperación y que debe esperar, que debe tener fe, no importase en qué, pero así como la esperanza te cierra los ojos a la desesperación, no hace nada para sacarte de ella, deja que te sigas hundiendo.

- ¿Ardyn, por qué no me respondes?

Y para el momento en que finalmente deja que observes, que finalmente te des cuenta de cómo son las cosas en verdad, es muy tarde, la desesperación, el miedo y el dolor ya te tienen hundido hasta la cabeza.

- ¿Aera?, ¿Ardyn?, ¿por qué no me responden?

Aunque llorar sea bueno para desahogarse, no puede servir de mucho cuando parece que todos esos miedos solo siguen creciendo, condensandos en lágrimas que siguen saliendo porque su fuente apenas y se ha quebrado un poco, la presa que las mantenía en su lugar se agrieta con más facilidad que antes.

- ¡Aera!, ¡Ardyn!

Mientras uno va ahogándose en su miseria.

- ¡¿Dónde están?!

Tratando de alcanzar todo lo que hace a uno feliz mientras se sigue hundiendo, llorando en desesperación profunda.

- ¡¿Por qué no me dicen nada?!

Esa sensación de pérdida que no se puede explicar con palabras simples, y aún si ese fuera el cometido, el sentimiento va mucho más allá de ello.

- ¡Por favor!

El miedo y la pérdida se pueden comer vivo a uno.

- Por favor... no me abandonen.

Mantenerlo en su regazo, sin muchas oportunidades de huir.

- ¿Por qué lloras así? -su voz grave la saca de ese espacio vacío, siente sus brazos rodearlo sin mucho esfuerzo, pero sigue llorando sin pausa, sintiéndose inútil por no poder descargar sus sentimientos de manera diferente y en frente de otros- todo está bien -se aferra a Somnus, con una mano en su cabello negro como la noche, siente en la punta de sus dedos la corona que le fue dada hace poco.

Uno se hunde en la desesperación, el miedo y el dolor.

- Deja de llorar, todo está bien.

Todo eso ocurre, mientras la esperanza mantiene tus ojos cerrados y deja que uno se siga hundiendo, susurrando palabras alentadoras en tus oídos.

Y al final, la noticia sigue siendo devastadora.

- ¿Lady Aera? -la sirvienta se cubre la boca con una mano, mirándola tras hacer esa pregunta como si lo que hubiese preguntado fuera algo tan sobrenatural, parecía apenada pero al final de sus palabras mostró una gran sonrisa- mi señorita, Lady Aera fue asesinada hace meses por el anterior joven amo Ardyn que se convirtió en un demonio y fue vengada por nuestro nuevo rey el amo Somnus.

Y sigue doliendo, porque tu corazón no sabe en qué creer cuando todos te dicen lo mismo, y uno termina escuchando una canción que se sigue repitiendo con el mismo grito desesperado.

No se vayan, quédense conmigo.

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