Capítulo 4

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Las cosas parecían mejorar, eso es lo que piensa mientras se concentra en mantener firme su posición, con las manos entrelazadas sobre la mesa, aguantándose las ganas del hambre y escuchando palabras que no entiende para nada.

Parecían estar hablando de algo, pero no estaba segura, una idea extraña o un recuerdo casi olvidado regresó a su mente, como una imagen familiar, quizás demasiado, al igual que en ese momento habían personas juntando las manos en frente de la comida, con la cabeza algo agachada y solo uno hablaba.

Era la misma imagen, pero diferentes personas.

-¿Pequeña? -al estar con la mente en otra parte solo pudo reaccionar cuando el hombre de cabello castaño le tocó el hombro, haciendo que lo mirará, apenas y entendió hace poco que esa era la manera en que la llamaban porque no podían pronunciar bien su nombre.

La primera vez que les dijo que su nombre era (...) fue Somnus quien la escuchó, mientras se señalaba a sí misma con su dedo, claro, en primera ni le entendió nada, al igual que ella no tenía idea de que él se llamaba Somnus, por ende nadie tenía idea de cómo se llamaba, solo era "pequeña" porque su constitución física era, además de joven, débil, no se llamó a ningún médico porque Somnus sabía que estarían horrorizados con la naturaleza extraña de la niña, y ni hablar de los nuevos métodos de estudio de los eruditos que solo consistía en cortar en pedacitos aquello que no entendían para poder estudiarlo; conforme pasaban los días se dio cuenta que al suministrarle energía cada día podría, al menos, mantenerla viva, además de darse cuenta que la misma acción lo hacía más fuerte, no entendía la razón, pero así lo sentía, podía invocar sus armas más rápido que antes al igual que su fuerza incrementaba.

Cuando (...) notó que los demás dejaban de hacerlo ella también lo hizo, tal parecía que era una costumbre antes de comer.

Al poco tiempo se dio cuenta, todo ahí tenía costumbres que desconocía en gran medida pero que iba asimilando, al igual que iba asimilando el hecho de que no existían las cómodas bermudas, o al menos así recordaba que se llamaba esa prenda.

En ocasiones miraba por la ventana de esa cabaña en donde estaba confinada, no habían más que verdes planicies hasta donde llegase su visión y, apenas en el horizonte, podía ver una gran edificación junto a otras pequeña, como cualquier otro de su actual edad quería ir a ver, quería saber qué había ahí.

Sentía que algo en esa gran casa estaba esperándola.

-¿Señorita? -reconoció la voz, era la señora que venía a cuidarla, como siempre a esta hora venía con un plato de comida y la usual cara de circunstancias- es hora de que coma -puso sobre la mesa lo que venía llevando, siempre manteniendo la distancia, los rumores pueden ser solo palabras que en ocasiones son demasiado exageradas pero a la par son demasiado poderosos- con permiso -Claro,  ella no sabía nada de eso y pensaba que se debía a que estaba apurada, cuando (...) se disponía a comer sola su puerta fue tocada, dijo en su idioma un "adelante" que fue una señal sonora más no comprendida de las dos personas que entraban seguidos de personas que traían más platos con comida.

Desde hace algunos días que se la pasaba sola, el hombre de cabello negro que antes pasaba con ella la mayoría del tiempo ya solo venía una vez al día, ante esto, a aquel que veía con mayor frecuencia, ahora, era al hombre de cabello marrón, aunque cada vez que salían y veía su cabello con la luz del sol sobre él le daba un tono rojizo; además de que con él venía la mujer amable, de vez en cuando.

Ignorando sus nombres, para (...) eran el de cabello negro, el de cabello castaño y la mujer bonita.

Justo ahora, cuando el hombre de cabello castaño termina de hablar y empiezan a comer ella los sigue, de eso antes de su pregunta para traerla de vuelta a la realidad que la rodea.

-¿Esta muy rico? -Aera pregunta con una sonrisa viendo a la niña comer con ganas una hogaza de pan que suena crujiente en cada mordida- sabía que iba a gustarte -comenta cuando la niña sonríe con la boca llena y cerrada.

-No nos entiende aun -mira a la niña, es algo preocupante la manera en que su cabello esta quebradizo y su piel hasta tiene un color azulado, ¿su hermano no había venido? Quizás esa era la respuesta, por eso después de la comida, mientras (...) jugaba a las atrapadas con Aera y casi cae, al momento de sujetarla, decidió darle algo de su propia magia, pensaba que sería lo mejor, su hermano lo hacía a cada momento.

Pero nunca pensó que sería tan agotador.

-Ardyn, ¿esta todo bien? -la voz de su prometida lo trae de vuelta, ambas lo ven con los ojos bien abiertos y Asus espaldas ve el cielo azul, ¿Qué había pasado?- nos preocupaste -su tono de reproche es sincero mientras lo ayuda a incorporarse.

-No te preocupes, querida -no se perdonaría si llegase a preocuparla fuera de lo necesario, pone su mano sobre su suave mejilla.

-¿Te sientes bien? -escucha a su lado, parpadea confundido al voltear y ver a la niña, apenas entendiendo sus palabras pero escuchando un ligero eco en su mente que se mezcla con las palabras que van en el aire.

-Estoy bien -contesta con una sonrisa relajada al ver que ahora su piel ya no tiene ese color algo azulado, sigue pálida pero es aceptable del momento, ambas se sorprenden.

-¿La puedes entender? -Aera se ve gratamente impresionada, si alguien pudiera entender a la pequeña ese sería sin duda Ardyn.

-No, es solo, ¿no se sobreentiende? -trata de desviar la pregunta con algo con lo que no se puede argumentar en contra para evitar ir más allá de la superficie, en especial el hecho de que, ese susurro en su mente sonó como el de una muchacha, desentonando de la voz de la niña- la pequeña es una buena niña y por eso se preocupa por los otros.

-Comprendo, pero de todas maneras nos asustaste, cayendo como un peso muerto, ¿Qué clase de broma era esa? -ella sigue reclamando mientras él solo puede decir "lo siento" repetidamente con una expresión cansada pero aun sonriendo, mientras se acerca a levantar a la niña, esta vez manejando la cantidad de magia que le puede dar.

-Aera, esta bien, no lo volveré a hacer -entre sus palabras, (...) se siente arrullada entre sus brazos mientras siente la cálida y ahora bien conocida sensación, dejando su cabeza caer sobre su pecho y respirando esa fragancia que le recuerda a las plantas del campo- tan rápidamente se ha quedado dormida -la acomoda entre sus brazos, dejando que pueda dormir cómodamente mientras regresan a su lugar del descanso.

-No es de extrañar, ha jugado mucho con nosotros -pasa la punta de sus dedos por la mano pequeña, sonriente- me pregunto, ¿Dónde estarán sus padres? Una niña tan pequeña no debería estar lejos de sus padres, ellos deben estar muy preocupados.

-No lo sé -responde a su pregunta- mi hermano me dijo que la encontró en la zona de cacería, supongo que sus padres eran forasteros y no conocían que esa zona está llena de bestias -la expresión amable de Aera cae, lamentando que cosas como esas ocurran, en otros casos pueden ser peores, como la infección que se ha propagado como fuego en polvorín y que cada día amenaza con acercarse más.

Pero confiaba en los Sidéreos, ella sabía que sus dioses no los abandonarían, tal y como hicieron al no abandonar a esa pequeña niña.

-Es una fortuna que Somnus la encontrase antes de que perdiera su vida.

Un regalo de los Sidéreos, quien sabe y, posiblemente, la pequeña en un futuro no muy lejano se pudiera convertir en una sacerdotisa de algún templo de adoración.

Por otra parte, Somnus finalmente puede salir de la oficina de su padre, los territorios que ha ganó en su último viaje y que reclamó para la casa de los Lucis Caelum están perdiendo su cantidad de producción por la cantidad creciente de infectados por el mal de la estrella, no quiere llegar al extremo más terrible al igual que no quiere verlo como la única solución al final de todo, estaba seguro que entre él y su hermano mayor encontrarían una respuesta a todo esto.

En cuanto cae en cuenta de la posición del sol en el cielo la realización llega a él, la niña había estado sin nadie a su lado durante todo el día, la preocupación lo impulsa a acelerar el paso hasta que, ya cerca del lugar de la niña, ve que no está sola, ahora Aera lleva a la pequeña y Ardyn las sigue de cerca porque parece ser que a la rubia le cuesta llevar a la niña con sus pocas fuerzas, teniendo el ceño fruncido por el esfuerzo y mientras que el castaño parece aguantarse una risa porque sabe que ella se enojará.

-Hermano -llama a la distancia, recibiendo la atención del mencionado al instante, levanta la mano a pesar de que lo ha visto primero y en cuanto llega a su encuentro con la misma mano le da una palmada en el hombro.

-¿En dónde te habías metido? -su tono alegre y hasta burlón son notables- ¿fuiste a, no sé, ver a una bella señorita?

Con una completa expresión de "¿me estas hablando en serio?" El menor le responde de inmediato- No tengo tiempo para eso, hermano.

Ah, su hermanito tan serio como siempre.

-La pequeña te ha estado esperando -casi lo lleva a rastras al interior de la pequeña vivienda- nunca habría imaginado que convertiría este depósito en una casita en tan poco tiempo, incluso tienes un lugar en donde ver tus cosas.

-Los primeros días no pude alejarme -al escuchar el sonido de la voz conocida su mente vuelve a enviar una chispa entre la oscuridad de su mente.

Apenas abre los ojos un poco, los ve a ellos tres junto a ella.

Esto es muy bonito...

Es lo que piensa mientras siente que de nuevo le gana el sueño, Somnus se ha fijado en que ella ha abierto los ojos por un momento, acercándose para verla y toma su mano.

La sensación de ser drenado esta presente, pero ahora es más sofocante que de costumbre, por un momento piensa que esta delirando, pero ante él hay un brillo cegador que por un segundo casi lo deja ciego antes de cubrir su rostro con sus brazos y bajar la mirada, pareciera que hay agua que apenas toca sus pies, forzando su visión logra ver la silueta de alguien debajo de tan grande resplandor y que parece estar cubriéndose también,  pero antes de poder hacer más vuelve a su propia realidad.

-Somnus -llama Ardyn, despeinando a su hermano menor, ante la realización este se aleja molesto, ocultando su incredulidad- Deberías descansar, supongo que fue un día largo para ti.

Por un segundo, Somnus le quiere contar a Ardyn, sobre lo que acaba de ver, de la fuerza nueva que le es brindada cada que ayuda a la niña a respirar un día más, de su padre que esta reuniendo a los hombres para salir a empezar a una guerra.

Pero decide callar, porque no quiere preocupar a su querido hermano mayor, esta muy confiado de que va a resolverlo todo sin molestarlo.

Mientras los adultos salen después de un beso de buenas noches por parte de Aera a la niña, ella se mueve un poco, mientras hace el ademán de rascarse la parte trasera del cuello, donde líneas empiezan a marcarse ligeramente con fuego.

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