En cuanto lo vio llegar tras el sonido de la abriéndose su primer pensamiento fue abrazarlo con fuerza, de una u otra manera y sabía que pronto vendría al igual que él sabía que ella lo sabría.

-Estoy de vuelta -fue lo que dijo mientras pasaba su mano por los cabellos desaliñados de la niña, dejando fluir magia de color rojizo que la hizo verse más viva- lo sabías.

Sus pensamientos fueron acertados, de otra manera ella no estaría allí, esperándolo para abalanzarse sobre él en ese abrazo justo en el momento correcto de no saber cuando regresaría.

Era demasiado raro, pero Ardyn pensaba que se debía a que aun siendo débil al manejar la magia ella podría tener algo en lo que era fuerte, mas nunca llegó a plantearse un resultado semejante.

-¿Puedes escucharme? -(...) asiente con la cabeza, entendiendo cada palabra finalmente y sonriendo por la tranquilidad que le podía brindar el solo escuchar sus palabras llenas de espectativa y de poder ser capaz de entender cada una de ellas- esto en verdad es un milagro -es lo que piensa pero también lo escucha, asintiendo aunque no está del todo segura de lo que significa un "milagro".

-¿Los milagros son buenos? -pregunta sin mover los labios y, por un segundo, se queda algo perdido por no haber escuchado su voz antes pero al igual no pudo evitar sentir felicidad por escucharla, por más que solo sea en su cabeza.

Aunque le fue algo confuso el momento en el que le parecía oír un tono mucho más maduro en comparación a la imagen infantil que mostraba físicamente.

-Sí -dijo mientras acariciaba su cabello, ella aun abrazada a su cintura o al menos hasta donde llegaba- un milagro es bueno -dejó ir su magia de su cuerpo y la nutrió, (...) sonrió mientras seguía a su lado, una gran felicidad embargando su cuerpo.

Quien diría que entenderse le daría tanta felicidad.

-Mi nombre es (...) -le dijo, concentrándose en esa luz en el horizonte de su mente, esa luz de color rojo.

Ardyn se arrodilló para abrazarla de vuelta- Mi nombre es Ardyn.

Ella rió, entre sorprendida y aliviada de escucharlo hablar en su idioma, repitiendo las mismas palabras que dijo y cambiando su nombre por el suyo, cerró sus ojos y dejó que la levantase, no sabía cómo pudo adivinarlo pero el sueño le ganaba, nunca hubiera pensado que hablar en su cabeza podría agotarla tanto.

-Descansa, (...) -le dijo muy bajo, sin querer perturbar la caída de sus párpados sobre sus ojos.

Para cuando salió del pequeño hogar de la niña, haciendo el menor sonido posible en el momento que cerró la puerta, lo que no se esperaba era ver a su hermano, Somnus, apoyado en la pared de madera a un lado de la puerta y con los brazos cruzados sobre su pecho, sabía que estaba cerca, podía sentir su presencia, lo que no sabía es que estaba prácticamente escuchando a escondidas aunque lo más acertado era decir que estaba por entrar a hacer su visita diaria cuando escuchó la voz de su hermano mayor, decidió esperar a que terminen de mostrar su felicidad por verse, él también estaba feliz de que su hermano hubiese vuelto con bien; el silencio junto a las risas le llamaron la atención, luego la voz de su hermano hablando la misma lengua que la niña, ¿en qué momento pudo entender, si quiera, unas palabras de ese idioma tan complicado? ¿Sería que había encontrado el lugar de origen de la niña en su viaje de peregrinaje por los confines de Eos? Puede que incluso pudiese encontrar a su familia, pero no tuvo el valor de hacer las preguntas que rondaron en su cabeza, siendo opacadas por las palabras de su padre sobre su hermano y de lo grotesca que le parecía la niña.

-¡Somnus, mi pequeño hermano! -Ardyn abrió los brazos para abrazarlo pero el menor fue más rápido y se hizo a un lado antes de que pudiese tocarlo, aunque lo hizo lo más discretamente que pudo, tomando la velocidad adecuada para darle un apretón de manos mas no el ansiado abrazo que esperaba el mayor, como en los viejos tiempos.

Había algo en su hermano, algo que hacía que su cabeza le dijiese: ¡cuidado! Pero pensaba que solo era la idea de que, sin quererlo o no, seguía tratándolo como un niño.

-Es bueno verte de nuevo, hermano -tan educado y políticamente correcto como siempre, eso pensó Ardyn al verlo en su fase de noble y casi se rió porque no había que ponerse esa careta incómoda entre ellos.

No había ningún razón desde su punto de vista.

-¿Cómo te fue en tu viaje, hermano? -ya en camino hacia la casa principal ambos hablaban, comentando de lo que había visto en su viaje, la fe y la pena de las personas más necesitadas, ahorrándose el tema de que había podido sanar a un infectado por el mal de la estrella; Somnus por otra parte comentó que se volvía cada vez mejor en el control de la espada y su magia, evitando mencionar que la cantidad de espadas que podía invocar ya era incluso del mismo número que las de él.

Ambos se ocultaban cosas muy importantes sin tener una verdadera razón, o al menos no aun.

-Te escuche hablando con ella -mencionó como si nada, mostrando sin preocupación se intriga- no sabía que conocías su idioma.

No lo hago, eso le quiso admitir, pero tampoco tenía forma de hacerle entender lo que había descubierto cuando ni él mismo podía explicarse cómo funcionaba.

Le había dicho milagro a lo que (...) podía hacer porque, en sí, no podía ser comprendido, al menos no ahora, y tenía esperanza de que pudiera hacerlo pronto.

-No conozco su idioma, solo trato de comprender poco a poco, palabra por palabra -las palabras de su hermano le parecieron certeras, pero no sentía que ese método fuera más rápido y además parecía demasiado tedioso.

Lo mejor era enseñarle su propio lenguaje.

-Siendo sincero, el idioma de (...) enseñarle verdad es diferente al nuestro -captó por completo su atención, notándose la duda en sus ojos azules.

-¿Quién es (...)? -su expresión facial denotaba su intriga, preguntándose si era una persona que conoció en sus viajes.

-(...) es esa pequeña niña -fue lo que respondió, trabando su lengua un poco y no del todo seguro de que lo dijo apropiadamente- su nombre es (...).