17.

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Advertencias: angst, drama, temas de género.

Un día tan solitario como este

No debería de existir.

Es un día que nunca añoraré,

Que día tan solitario,

Y es mío.

El día más solitario de mi vida

~Lonely Day, System of a Down~

Jimin le dio un último abrazo antes de que el bus cerrara las puertas para irse hacia Daegu, y Yoongi se aferró a él, queriendo decirle que no se fuera, que se quedara a su lado, que apenas se fuera, estaría solo. Pero no podía ser egoísta, no podía pedirle que luchara una batallara que no era suya.

—Hablé con papá y mamá —le murmuró a su oído—, pero si te hacen algo, Yoongi, si te vuelven a pegar...

—Tranquilo, te lo diré —mintió, alejándose.

No, Yoongi no le diría nada de eso, porque eran sus problemas. Era su vida. Jimin ya hizo demasiado por él, no quería seguir abusando de su amor.

Minutos después su hermano mayor estaba dentro del bus, despidiéndose de él y sus papás, que estaban detrás de Yoongi con el rostro en blanco.

Una vez quedaron solos, sus padres se giraron sin decir algo, yendo hacia el auto. Yoongi, en silencio, subió al asiento trasero, tratando de ignorar el ambiente tenso entre la familia. Apenas podía mantenerse en pie luego de haber roto con Hoseok, y ahora, con la partida de su hermano mayor, de su único apoyo, no sabía que tan bien podían resultar las cosas.

—Le prometimos a Jimin que no te echaríamos de la casa por tu comportamiento egoísta y asqueroso, Yoonji —dijo su mamá de pronto, sin voltearse—, pero no creas que tu actuar quedará sin castigo. Ya estás grandecita como para que te des cuenta de las cosas tú sola, y espero de todo corazón que tarde o temprano regreses al buen camino.

No dijo nada, manteniendo la cara inexpresiva, observando por la ventana. No le importaba, no realmente, porque su mente seguía pensando en los ojos destrozados de Hoseok, en su expresión llena de sufrimiento, en su voz rota y quebrada. Yoongi quería odiarlo por no poder ser capaz de amarlo, pero eso no era justo para él, ¿cómo podía pedirle que lo amara cuando le mintió toda la vida?

—Es Yoongi —corrigió, sin mirar a sus papás.

Pero no era necesario mirarlos para saber que estaban furiosos.

—De ahora en adelante, no te compraremos más cosas —declaró su mamá—. Nada de ropa, de accesorios, de todo lo que necesites. Nada de comida tampoco, así que no vas a comer más con nosotros. Tu cuarto seguirá siendo tuyo y podrás terminar el colegio, pero si sigues con este sucio comportamiento, puedes irte olvidando de la universidad. No vamos a pagar una carrera a una hija tan desagradecida y enferma.

Cerró sus ojos un momento, asintiendo, y apenas volvió a casa se acostó entre sus mantas, repitiéndose a sí mismo que las cosas estarían bien, que no tenía que echarse a morir a pesar de que estuviera solo en ese lugar.

Porque si dejaba que las cosas lo abrumaran por completo, Yoongi sabía que iba a caer en el abismo frente al que estaba parado, tan cerca del borde, y una vez ahí dentro, no sería capaz de salir nunca más.

Sin embargo, Yoongi sabía que tenía que ir con cuidado para no caer en ese abismo cuando vio el edificio del colegio frente a él, con todos los estudiantes entrando, conversando entre ellos, hablando con mucha probabilidad de sus vacaciones.

Podía sentir el sudor en sus manos, los nervios carcomiendo su estómago, el vómito subiendo por su garganta, cuando dio un paso. Y luego otro. Y otro. Y otro.

Miraba el suelo, sin dejar de caminar, con el rostro bajo para no mirar a nadie a la cara, y esperó que no le notaran. Ese día era la clase de deportes, así que afortunadamente no debía usar esa maldita falda escolar. Jimin le entregó su viejo pantalón del colegio, y ahora tenía la obligación de preparar el camino a sus compañeros y profesores. Por dios, esto sería un desastre.

Gracias al cielo conocía muy bien el camino hacia su casillero, así que se apuró en ir allí. Afortunadamente, nadie lo detuvo, y suspiró aliviado cuando sacó sus cuadernos.

Entró al salón sin mirar a nadie tampoco, y su corazón bombeó con fuerza al recordar que compartía asiento con Hoseok.

Pero Hoseok no estaba allí, por lo que levantó la vista para verlo sentado al otro lado del salón, con Junhong, uno de sus amigos. Taehyung todavía no llegaba.

Tomó aire, sentándose donde correspondía, y limpió sus ojos rápidamente.

Unos minutos más tarde el timbre tocó y el profesor ingresó al salón. Ese día tocaba Álgebra.

No comenzó enseguida la clase, por supuesto, esperó a que todos los estudiantes ingresaran, y entre la multitud que cruzó la puerta estaba Tae, bostezando y quejándose. Su mejor amigo se sentó en su lugar para luego mirar hacia atrás. Ambos ojos chocaron.

—¿Yoonji? —preguntó, confundido—. Vaya... luces distinto... —Tae se aclaró la garganta antes de mirar al asiento vacío de Hoseok—. ¿Se pelearon?

Yoongi negó con la cabeza, sin decir nada, incapaz de hablar por el pánico que estaba sintiendo en ese momento.

Tae parecía dispuesto a decir algo más, pero el profesor comenzó a pasar la lista. Y no tardó en llegar a su nombre.

—Min Yoonji.

No contestó, con los labios temblando para tratar de contener la nerviosa risa de miedo que burbujeaba en su garganta.

Todos se giraron hacia él cuando el nombre se repitió por segunda vez.

El profesor levantó la vista, frunciendo el ceño.

—Min Yoonji —repitió un poco fastidiado. Los ojos del profesor se posaron en él—. Yoonji, te estoy hablando. Y deja de mirar la mesa, por favor, estamos en clase.

Su mano tembló mientras obedecía, alzando la cabeza. Respiró con profundidad y abrió la boca.

—Profesor Lee —dijo con la voz suave—, ¿puedo pedirle un favor?

El hombre bajó la lista en medio del silencio de la clase.

—¿Qué ocurre?

Tomó aire. Sus ojos se posaron brevemente en Hoseok, que se veía más pálido de lo normal.

—¿Podría, por favor, usar mi verdadero nombre? —preguntó, tratando de lucir relajado y cómodo—. Es Min Yoongi, no Min Yoonji.

El profesor arrugó el ceño, confundido.

—No entiendo lo que quieres decir, Yoonji.

—Yoongi —corrigió—. Yoongi, de chico.

Hubo un silencio sepulcral en el salón.

El timbre anunció la hora de la comida, pero nadie salió del salón, sólo la profesora de Literatura, furiosa para ir a conversar con el director sobre el reciente problema que no tardó en extenderse por el colegio.

Yoongi guardó sus cuadernos, y al levantar la vista, se encontró con los ojos como águilas de sus compañeros. Jiho, a unas mesas de él, le sonrió, pero sus ojos carecían de amistad o tranquilidad.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Yoongi.

—Así que... un chico, ¿no, Yoonji? —preguntó con interés, antes de mirar a Hoseok—. ¿Se la metiste en el culo o qué, Jung?

Hoseok levantó la vista, posando unos ojos vacíos sobre Yoongi. Unos segundos bastaron para que mirara hacia otro lado.

Tae soltó una risa nerviosa.

—¡Vaya, dejen de bromear! —dijo, poniéndose de pie—. Estoy seguro de que Yoonji bromeaba, ¿no es así? Digo, ella es una chica, mírenla.

—No sé —contestó Joohyun, sonriendo cruelmente—, no luce como una chica. Bueno, una chica fea sí. Pero ahora viste y luce como hombre. Un hombre muy maricón.

Apretó sus manos en puños.

—¡Están todos muy extraños! —prosiguió Tae como si nada—. Anda, vamos a comer Yoonji, ya verás que–

—Por favor, cállate, Taehyung —murmuró, Yoongi mirando a sus compañeros uno por uno. Su amigo enmudeció—. Y no me digas Yoonji. Ya dije que ese no es mi nombre. Soy Yoongi. Soy Min Yoongi.

Jooheon comenzó a reírse, seguido de sus compañeros.

—¿Un chico? —se burló, poniéndose de pie—. ¿Y dónde está tu pene, Yoonji? Porque podrás tener pocas tetas y un trasero plano, pero no tienes una polla entre tus piernas. ¿O sí? —enarcó una ceja, apuntando a su pantalón—. ¿La tienes chiquitita, Yoongi?

Ahora todo el curso se rió ante esas palabras. Yoongi permaneció con una mirada impasible. Sólo Tae y Hoseok no se rieron.

Yoongi recogió sus cosas, guardando todo.

—Pueden irse a la mierda, bastardos —escupió, mostrándoles el dedo de al medio.

—¡Espera, ya sé por qué quieres ser hombre! —gritó Seulgi, riendo como desquiciada—. ¡Es porque no pudiste satisfacer a Hoseok, ¿no es así?! ¡Tú aburrido coño no le gustó y ahora te da vergüenza ser una chica!

Observó a la chica de forma inexpresiva, frente a él. Luego, dio dos pasos y le cruzó el rostro de una bofetada, tan enfurecido por lo que había escuchado.

El curso dejó de reír.

—Vuelves a reírte de mí, perra barata, y prometo arrancarte los ojos la próxima vez —dijo tranquilamente.

Seulgi enrojeció de rabia, pero Jiho la detuvo antes de que ocasionara una pelea.

—Anda, Yoonji, ¿por qué no vas con tu amigo el mariconcito? —preguntó con falsa dulzura—. Aunque ahora tengo curiosidad. Entre los dos, ¿quién es el que recibe y el que da? ¿O comparten vibradores?

Yoongi entornó los ojos.

—Imbéciles —murmuró, volteándose para salir de allí.

—¿Nosotros somos los imbéciles? —gritó Joohyun—. ¡Al menos nosotros no nos comportamos como enfermos sexuales! ¡Estás loca, Yoonji!

Yoongi soltó un ruido despectivo, a pesar de que su corazón latiera como desbocado debido a los nervios en su cuerpo.

Salió tan rápido de allí como pudo.

Ya en el comedor se encontró con Jin, que estaba sentado cerca de una de las ventanas, almorzando con una expresión tranquila. Cuando se sentó frente a él, liberó todo el aire que estaba conteniendo en sus pulmones.

Jin examinó su rostro.

—Decidiste decirle la verdad a todo el mundo —dijo con una sonrisa suave.

Asintió, temblando.

—Ah, Yoongi... —continuó con lentitud, y puso una expresión triste—. Ahora seremos tú y yo, ¿no es así? —Jin le tomó la mano, dándole un suave apretón—. Está bien, no importa. Mientras ambos nos protejamos la espalda supongo que las cosas irán bien, ya verás.

No dijo nada, aunque trató de aferrarse a esa débil promesa para así no pensar en los rostros asquientos de sus compañeros, en la expresión de odio de sus padres, en la mueca fría de sus profesores, en el rostro confundido de Taehyung.

Pero por sobre todo, para no pensar en la cara pálida y destrozada de Hoseok.

¡gracias por leer!

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