55.

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Advertencias: angst, drama, temas de género.

Todas estas personas aquí,

Observándome,

Sacudiendo sus cabezas, sus ojos bajando

Fuerte sobre mí...

¿Que está mal conmigo?

¿Me puedes decir?

¿Que está mal conmigo?

¿Me puedes decir?

~Borders, Amber~

Yoongi se inclinó un poco hacia Jungkook, que estaba concentrado en su celular, mientras Jimin iba a ordenar algo para comer en el mostrador de comida rápida.

―¿Volviste con Jiyong, Jungkook hyung? ―le preguntó con tono serio.

El mayor levantó la vista bruscamente, parpadeando ante su pregunta repentina.

―¿Qué? ―balbuceó, sorprendido.

―Eso ―suspiró―, ¿estás otra vez de novio con Jiyong?

Jungkook arrugó el ceño, su labio inferior sobresaliendo en un puchero algo extraño.

―No, ¿de dónde sacaste eso? Jiyong y yo terminamos y no vamos a volver ―sacudió su cabeza―. De verdad, qué cosas dices...

Miró a Jungkook, esperando detectar la mentira en su rostro, pero sólo vio calma y extraña tranquilidad. Se giró, sus ojos fijándose en Jimin que seguía haciendo la fila, y volvió su vista a su amigo.

―Jimin hyung ha dicho que estás saliendo con Jiyong ―dijo cuidadosamente.

Jungkook soltó un resoplido.

―Antes de ser mi novio, Jiyong es mi mejor amigo ―respondió Jungkook, cruzándose de brazos―. Yoongi, puede que para muchos suene extraño, pero Jiyong y yo hemos sido amigos desde los quince años, ¿bien? Haber terminado no significa que nuestra relación haya acabado por completo, además de que los dos socializamos en los mismos círculos, ¿no es acaso incómodo para el resto que estemos peleados y sin hablarnos cuando compartimos con el resto de amigos? Ambos somos maduros como para dejar de lado nuestros conflictos sentimentales por un bien mayor.

Yoongi ladeó la cabeza, sin decir nada, y Jungkook lo interpretó como la señal para continuar hablando.

―Por otro lado ―dijo con voz dulce―, no es necesario que hagas de Cupido de tu hermano. Ya le he dicho a Jimin hyung que no estaré en una relación con él. No por ahora.

El menor le observó, entrecerrando sus ojos, y Jungkook le devolvió la mirada con evidente pena y dolor.

―No quiero estar con nadie, Yoongi ―su voz tembló por la tristeza―, no luego de lo ocurrido. Cuando me veo al espejo, me doy asco y siento ganas de vomitar, porque me veo sucio. Tú, de alguna horrible forma, debes comprenderlo.

Claro que lo entendía, Yoongi conocía esa sensación de desprecio por sí mismo, de no poder ver su reflejo pues no podía evitar recordar lo ocurrido cuando su cuerpo, su dignidad, fueron tocados de tan repulsiva forma. Cuando lo agarraron sin cuidado alguno para hacerle sentir una basura, alguien fácil de pisotear, que no merecía ayuda alguna.

Bajó la vista.

Jungkook habló con tono más apagado.

―A veces ni siquiera quiero que me toque ―murmuró Jungkook―, a veces no soporto que me mire con tanto amor, porque no lo merezco. Estoy sucio, me violaron, y él merece algo mejor que este trapo usado, Yoongi ―el menor pareció querer decirle algo, sin embargo, Jungkook continuó hablando―: Sé lo que vas a decirme, lo que debes estar pensando, porque todo el mundo me lo ha dicho. Lo que mi psicólogo me ha dicho. Y puede que me sienta mejor a futuro, en unos meses, y tal vez allí sea capaz de corresponderle a Jimin o a otra persona. Pero por ahora, Yoongi, prefiero estar solo ―una pequeña pausa―. ¿Cómo puedo pretender amarlo si ni siquiera me amo a mí mismo?

Quería ser capaz de responderle, de poder mirarlo a los ojos y decirle que las cosas iban a poder mejorar en algún instante, pero si era honesto, no era capaz de decir aquello tan a la ligera.

No cuando a él mismo a veces le costaba ver todo desde una perspectiva distinta.

Le tomó la mano, dándole un pequeño apretón, y en ese momento llegó Jimin, llevando las bandejas con comida.

―¿Por qué tienen esas caras largas? ―preguntó Jimin, preocupado―. ¿Ocurrió algo?

―No es nada ―dijo Yoongi, tranquilo―, Jungkook se enfurruñó porque le pedí que me ayudara en otra presentación donde Heechul.

Jungkook soltó un bufido, cruzándose de brazos con expresión de disgusto mientras Jimin sonreía, divertido.

―Nunca jamás ―bufó Jungkook.

―Son dos contradicciones, ¿eso es un sí? ―se burló Jimin.

Jimin comenzó a quejarse cuando Jungkook le picó el costado y Yoongi se reía por la situación, aunque sentía algo de pena en el fondo.

Lo único que podía hacer era esperar que Jungkook pudiera, en algún momento, lograr volver a recuperar un poco de esa antigua felicidad que lo caracterizaba y dejara de ser esa sombra triste en la que se convirtió.

Que pudiera volver a encontrar buenos recuerdos y fuera capaz de sonreír como antes.

Así como él esperaba poder salir de ese asfixiante agujero que parecía tragarlo un poquito más cada día.

Rascó su brazo mientras sentía a Jimin acostándose a su lado para descansar, con el mayor con expresión somnolienta y dispuesto a dormir como una roca, al menos hasta que vio el rostro lleno de ansiedad de su hermano menor.

―¿Qué ocurre? ―preguntó Jimin con preocupación―. Has estado todo el día así. ¿Las sesiones van bien con el psicólogo, Yoongi?

Asintió, algo nervioso y ausente, acurrucándose al lado de su hermano mayor. A él no le gustaba demasiado el contacto físico, menos después de lo que hicieron aquellos monstruos con él, pero era Jimin, su hermano, que le seguía cuidando y apoyando a pesar de todo.

A pesar de que él fuera un desastre y arruinara todo.

―Me dijo que quería derivarme a un psiquiatra ―le contestó en voz baja―, pero me da miedo, ChimChim. Me da mucho miedo.

Jimin se quedó un momento en silencio, acariciándole el cabello para tranquilizarlo un instante.

―¿A qué le tienes miedo, Yoongi? ―le preguntó Jimin con dulzura.

―A que... A que me diga cosas que no quiero oír ―murmuró el menor sin levantar la vista―. No quiero conocer a gente nueva, Jiminie. Me quiero quedar en casa todo el día, no quiero salir a la calle, y que las personas que amo se queden a mí lado. ¿Por qué debo seguir esforzándome en salir? Si podría ser feliz sólo quedándome encerrado...

El mayor arrugó los labios al escuchar a Yoongi hablando con tanta seriedad en su voz, notando que su hermano menor estaba realmente perdido en sus decisiones, en su propia vida, y se sintió triste porque sabía que ellos lo llevaron a eso. Yoongi estuvo tanto tiempo luchando consigo mismo, tantos años escondiéndose del resto, que ahora sólo quería dejar todo abandonado para seguir evitando el daño.

―¿Es tan malo... ―dijo con voz débil Yoongi―, tan malo que quiera evitar el dolor? Si esto me hace daño, si lo sigo intentando, pero duele cada vez más... ¿por qué no puedo rendirme? ¿Por qué rendirse está mal, Jimin? Rendirse suena a veces tan... tan bien...

Jimin sacudió su cabeza, acomodándose a su lado y obligándole a sostener sus ojos. Sabía que Yoongi evitaba el choque de miradas, ya que parecía volverse más ansioso y débil que nunca.

―No puedes rendirte ―le dijo con seriedad―. ¿Quieres descansar un tiempo del daño, Yoongi? Está bien, no puedo reprocharte eso. Pero rendirte está prohibido. Si te rindes, sólo serás infeliz y no puedo permitir eso. No puedo dejar que mi hermano menor se condene ―Jimin le dio un beso en la mejilla, ignorando los reclamos de Yoongi―. Si vuelves a repetirlo, ¡prometo no darte nunca más regalos de Navidad ni cumpleaños!

―Jimin...

Jimin levantó la almohada y se la tiró a la cara, ahogándolo un momento, mientras Yoongi chillaba.

―¡No te escucho! ―gritó Jimin―. ¡No te escucho, Yoongi!

―¡Eres el mayor, compórtate! ―regañó Yoongi cuando logró librarse de la presión en su rostro.

―¿Vas a dejar de decir esas estupideces? ―dijo Jimin, tirándole el pelo.

―¡Au, au, Jimin! ―balbuceó Yoongi―. ¡Vale, bien, dejaré de decir esas cosas, idiota!

Jimin lo soltó y Yoongi lo miró con rencor antes de empujarlo fuera de la cama con sus pies. El chico terminó golpeando el suelo por la caída, quejándose y maldiciendo en voz alta.

―¿Tu gran trasero no lo amortiguó? ―se burló Yoongi, enfurruñado.

Recibió una almohada en el rostro otra vez.

Su hermano mayor volvió a sentarse sobre la cama, murmurando por lo bajo. Yoongi abrazó la almohada con expresión de hastío, y su cara se tornó seria al ver al chico tan ansioso y disgustado.

―Yoongi ―le dijo, llamando su atención―, me gustaría que fueras al psiquiatra, ¿bien? Me gustaría que fueras capaz de empezar a buscar tu propia felicidad ―hizo una pequeña pausa y bajó la vista un poco avergonzado―. Estuve leyendo un par de cosas en internet y me gustaría... um... conversar sobre esto contigo...

Se enderezó, parpadeando y observando el rostro nervioso de Jimin.

―¿Qué cosas? ―preguntó, confundido.

El chico a su lado suspiró.

―Bueno, sobre personas transgénero... ―rascó su mejilla, notando como Yoongi parecía tensarse un poco―. Me llamó la atención un par de cosas... Y me gustaría saber cómo te sientes tú con... con respecto a ti mismo...

Abrazó sus piernas, apoyando su mentón sobre sus rodillas y desviando sus ojos para mirar a la pared, como si hubiera algo interesantísimo allí.

―¿Tú...? bueno... ¿Tú quieres someterte a un tratamiento de hormonas o sólo quieres... sólo quieres usar ropa de hombre y cambiar tu nombre? ―preguntó Jimin con cuidado.

Yoongi mordió su labio inferior con evidente nerviosismo, sus manos comenzando a rascar en sus brazos en un movimiento errático para poder concentrarse en otra cosa. Jimin no tardó en detenerlo al ver que se estaba haciendo daño, dándole una mirada de advertencia, y tragó saliva.

―¿Me mirarías como un bicho raro si yo... si yo quisiera someterme a un tratamiento? ―preguntó con lágrimas en los ojos―. Si yo quisiera operarme... ¿me seguirías queriendo?

Jimin pestañeó ante la pregunta y, al hablar, si bien su voz fue baja, era firme también:

―Siempre serás mi familia ―le dijo con seriedad―, y aunque me cueste un poco verte... verte cambiar así, tú seguirás siendo mi hermano menor y la persona que más quiero en el mundo, Yoongi.

―No me siento bien con este cuerpo ―sollozó Yoongi―. Sé que este cuerpo no define quién soy, pero me gustaría... me gustaría tener otras características que me hagan ver más... más parecido a como me veo yo, porque... porque me siento tan bien cuando el mundo me ve como... como Yoongi y no como Yoonji...

Su hermano mayor asintió con expresión comprensiva, sin dejar de acariciarle el cabello en señal de entender lo que le estaba diciendo, de que le estaba escuchando realmente, pues era lo único que podía hacer por el chico en ese instante. Y sabía también que Yoongi lo apreciaba, que alguien pudiera oírlo hablar de esas cosas sin que le juzgaran.

―Y tengo mucho miedo de esto ―continuó Yoongi, apretándose a su lado―, de que las cosas resulten mal o me digan que estoy equivocado. Que esto no está bien. Y que deba... deba quedarme con algunas cosas que no me gustan y no siento para mí.

Jimin le dio un beso en la frente, dolido por la situación de su hermano menor, queriendo ser capaz de quitarle todo ese sufrimiento y darle muchas cosas buenas. Yoongi no debía seguir con todo ese dolor en su interior.

Tenía que buscar alguna forma de poder sacarlo para que volviera a sonreír como antes.

―Hallaremos la forma ―le prometió Jimin, abrazándolo―, yo te apoyaré en todo y saldremos de esto, Yoongi. Ya eres ese chico que deseas ser, y algún día podrás decirle al mundo sin miedo que eres un hombre y estás orgulloso de serlo.

―¿Vas a... a estar orgulloso de mí? ―preguntó Yoongi, mirándolo a los ojos.

Jimin le sonrió.

―Ya estoy orgulloso de ti.

El llanto desconsolado de Yoongi por su frase le hizo ver que dijo las palabras correctas ese día.

Yoongi sintió el miedo en su estómago cuando se detuvo fuera del pequeño local.

Jungkook se giró hacia él con una ceja enarcada en señal de curiosidad, mientras Jimin le daba un empujón en el hombro queriendo animarlo, pero Yoongi sentía que iba a vomitar en cualquier instante.

No estaba listo para eso. No, mierda, no se sentía bien para enfrentarlos.

Su amigo suavizó su expresión.

―No pasará nada malo ―aseguró―, todos hemos actuado como idiotas alguna vez en nuestras vidas, Yoongi.

Pero hice tanto daño...

Bajó la vista, queriendo correr lejos de allí, aunque sabía que Jimin lo iba a detener apenas pudiera. Tomó aire siguiendo a Jungkook cuando abrió la puerta y entro al pequeño café de Heechul.

En el escenario, estaba Jiyong cantando una pequeña balada y la gente tomaba un café, conversando amenamente en un ambiente cálido y dulce. Siguió a Jungkook a través de las mesas, sus labios temblando.

―Heeeeeey, Kook, por fin te apareces.

Reconoció la voz de Hyerin hablando y se crispó, recordando que la última vez que la vio fue cuando dijo esas horribles cosas en el hospital, cuando la chica lo golpeó en el rostro.

Se lo merecía. Se merecía esos golpes y el rechazo por parte de ellos, quienes lo aceptaron sin mirarle feo ni tratarlo como si fuera un bicho raro. Ellos le tendieron la mano y Yoongi les escupió al rostro.

―Prefiero quedarme en casa, saben lo que me cuesta salir ―contestó Jungkook, sentándose en una silla y Jimin le imitaba―. Bueno, ¿qué tal...?

―¿Qué hace él aquí?

Yoongi se crispó cuando escuchó la voz de Junghoon hablar con total desagrado, y no fue capaz de levantar la vista.

―Vino a verme ―dijo Jimin como si nada.

―Nos dejó claro hace tiempo que no nos quiere cerca ―contestó Yujin, bufando.

Antes de que alguien más pudiera decir algo, Yoongi hizo una reverencia de noventa grados, sus ojos siempre abajo, y cuando habló trató de que su voz no temblara por la pena:

―Lo siento mucho ―dijo en medio del silencio―, por la forma en la que actué semanas atrás. Lo siento de verdad, de todo corazón. Si hay alguna manera de compensarlos por mi estupidez, entonces haré lo necesario para obtener su perdón.

Le prosiguió un atónito silencio a sus palabras.

Humedeció sus labios.

―Todo lo que dije... ―continuó―, fue una mierda y no se lo merecían, no debí haberlos tratado de esa forma y menos cuando sólo querían ayudarme ―su garganta se apretó―. Si consideran que es necesario que me vaya, entonces sólo me iré, pero debía...

―Oh, dios, Yoongi, deja de decir todas esas cosas y ven a sentarte.

Levantó la vista, desconcertado, al escuchar a Namjoon hablar, recién llegado y ubicándose entremedio de sus amigos.

Nam le sonrió, guiñándole un ojo, y quiso romper a llorar cuando todos allí le sonrieron con cariño.

―Arruinaste todo el drama, idiota ―se quejó Junghoon, cruzándose de brazos.

―Casi lo hacen llorar ―regañó Jungkook.

―Bah, llorar no hace mal.

Hyerin fue abucheada por sus palabras, y segundos después llegó Jiyong, resoplando con pesar, sentándose al lado de Jungkook.

―Namjoon, ¿cuándo vas a reponer el micrófono que rompiste? Este viejo no sirve muy bien.

Las mejillas de Namjoon se tornaron coloradas.

―El micrófono que rompí ya estaba dañado ―se excusó, indignado.

―Dile eso a Heechul, que te va a matar ―murmuró Yujin.

―Y no es la única cosa que debe ―agregó Yoongi, sonriendo―, todavía no reparas la maleta de Jungkook.

―¡Uno hace una buena acción ―dijo Namjoon, poniéndose de pie para responder su celular―, pero si sale mal te la sacan en cara todo el día!

Todos se rieron de sus palabras, mientras se alejaba para contestar.

―Ah, yo creo que deberíamos salir uno de estos días de fiesta ―dijo Junghoon―, ¿hasta cuándo te quedas, Yoongi?

Se encogió de hombros.

―Me regreso hoy en la noche ―contestó.

―¡Cuando regreses! ―se animó Jungkook―. Podríamos ir a bailar a algún lugar, ¿qué tal? ―le guiñó un ojo―. Conozco buenos lugares para pasarla bien.

―No bailo ―dijo Yoongi.

―Claro que bailas ―contestó Jimin, riéndose―. Bailas como anciano, pero algo es algo.

―¡Son pasos demasiado complejos para ti! ―replicó Yoongi, exasperado.

―Deberíamos fundar un club ―suspiró Jiyong―. Los bailarines exóticos, ahí expondríamos nuestros súper bailes.

Yoongi comenzó a reírse, sacudiendo su cabeza y golpeando a Jimin en el costado por seguir molestándolo.

―Chicos.

Su risa murió cuando escuchó la voz quebrada de Namjoon.

Todos se giraron hacia su amigo, que estaba de regreso, de pie detrás de su silla con el celular en su mano y sus ojos llenos de lágrimas.

―¿Namjoon? ―preguntó Hyerin con preocupación―. ¿Qué pasó?

Namjoon bajó la cabeza, sus hombros sacudiéndose en silencioso llanto, y su voz sonó ahogada al momento de hablar:

―Henry me llamó ―sollozó entre jadeos.

No. Yoongi no querías escucharlo.

No quería oírlo.

Namjoon tragó saliva, tomando aire, y sus siguientes palabras es escucharon rotas y dolorosas:

―EunYoung acaba de fallecer.

¡gracias por leer!

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