[27] 'History'

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Anteriormente en Stronger Bonds...

Los pasillos estaban vacíos, ya que casi todos se encontraban cenando en el Gran Comedor. Por una vez en mi vida, no tenía hambre, así que comencé a dirigirme a la sala común de Slytherin. Mientras caminaba por el pasillo, saboreaba todos los momentos de nuestra cita, queriendo revivirlos una y otra vez. Había estado disfrutando de mi paseo, perdida en mis propios pensamientos, cuando oí unos pasos acelerados detrás de mí. Al girar la cabeza con curiosidad, mis ojos se abrieron de golpe con sorpresa ante la figura que me resultó muy familiar.

•  •  •  •  •

Era Adrián; mi hermano.

Durante un largo momento, nos limitamos a mirarnos fijamente. Su rostro estaba inexpresivo, mientras me devolvía la mirada con ojos severos. No es normal que se muestre tan frío. Normalmente me regalaba una cálida sonrisa, o incluso un abrazo. Pero, por otra parte, llevaba semanas evitándome. Lo único que podía hacer era mirarlo fijamente, intentando hilvanar palabras. Después de un par de largos e incómodos momentos, habló.

—Ey.

Una repentina ráfaga de ira me invadió ante la despreocupación de sus palabras. Llevaba semanas haciéndome el vacío, mientras yo trabajaba para un asesino para mantener vivo su ingrato trasero, ¿y ahora pensaba que podía acercarse a mí como si no pasara nada?

—¿Qué quieres? —espeté, encontrándome con sus ojos, ahora abiertos de sorpresa, con los míos, fríos. El dolor cruzó su rostro, haciéndome sentir temporalmente mal. Tal vez debería alegrarme de que vuelva a hablarme...

«No», me contesté en silencio en mi mente, «¡Que esté saliendo con alguien que le disgusta, no significa que tenga derecho a tratarme de esa manera!».

—Quiero hablar contigo —murmuró, y su mirada distante pareció suavizarse un poco. Aunque sus frías acciones se iban diluyendo poco a poco, una dura ira seguía ardiendo en mi interior.

—¿En serio? —reflexioné sarcásticamente—. ¡Porque parecías muy ansioso por hablar conmigo durante las últimas semanas!

Observé con satisfacción cómo en sus ojos de color ámbar brillaba una pizca de culpabilidad. Aunque desapareció casi tan rápido como llegó.

—Mira Ella —comenzó, sonando cansado—. Sólo escúchame, ¿vale?

Aunque una parte de mí, mi obstinado orgullo, quería darse la vuelta y dejarlo allí parado como un tonto, también tenía mucha curiosidad por lo que iba a decir. Y, por mucho que odiara admitirlo, echaba de menos a mi hermano.

Le dirigí una mirada de soslayo y asentí dubitativa.

—Primero de todo —su voz era ahora mucho más firme—, ¿por qué demonios saldrías con Malfoy?

Gemí mentalmente, habiendo aceptado a medias esa pregunta. Aunque no me molestaba el tema de mi novio, estaba cansada de intentar defenderlo cuando la gente lo ponía en evidencia. En el fondo, lo sabía, sólo tenía miedo de que me convencieran de alguna manera de sus palabras.

—El motivo por el que salga con alguien no es de tu incumbencia —respondí con frialdad, preparándome para discutir.

—Eres mi hermana, así que lo es —replicó, mirándome con severidad. Abrí la boca para decir algo, pero él levantó una mano para detenerme—. Especialmente cuando mamá y papá te dijeron específicamente que no lo hicieras.

Sus palabras me pillaron con la guardia baja, trayendo a mi mente la carta que me había enviado mi madre hacía tiempo diciéndome que evitara a los Malfoy. Evidentemente, había decidido hacer caso omiso a esa orden.

—¿Cómo sabes eso? —demandé, estrechando los ojos.

—Padre y yo solemos discutir sobre algunas cosas —respondió con simpleza.

—¿Ah, sí? —parpadeé con curiosidad, olvidando por el momento mi enfado—. ¿Qué tipo de cosas?

—Cosas que tú no comprenderías —fue todo lo que dijo como respuesta. Empecé a enfurecerme de nuevo.

—Escucha —gruñí con los dientes apretados, luchando por mantener la calma—, si sólo has venido para hablar de mi vida amorosa, ya puedes ir haciéndome el favor de marcharte.

Parpadeó y suspiró con fuerza.

—No creo que a nuestros queridos padres les haga mucha ilusión oír hablar de tu "vida amorosa".

Había empezado a alejarme, pero al oír esas palabras me detuve bruscamente y me giré para mirarle de nuevo. Una alarma se extendió a través de mí como un incendio forestal, mientras miraba fijamente sus fríos ojos.

—¿Se lo vas a contar? —mi voz salió tan baja que por un momento no estaba segura de si me había oído o no.

—Tengo que hacerlo, Ella —toda su ira y su crispación habían desaparecido, y me miró casi con lástima.

—Entonces no te acerques a mí en tu vida —las palabras me dolieron físicamente al decirlas.

Sintiendo como si alguien me hubiera clavado un gran cuchillo en el corazón, me di la vuelta y comencé a alejarme. Mientras arrastraba mis pies lentamente por el pasillo de piedra, no miré hacia atrás. Mantuve la cabeza hacia adelante, incluso cuando escuché las palabras susurradas casi silenciosamente detrás de mí.

—Lo siento.

Caminé algo desorientada por el castillo, sin un destino en mente, con la cabeza baja. Desde lejos podría parecer que estaba triste, incluso llorando; pero no era el caso. Todo lo que sentía era pesar. Estaba disgustada, pero no me permitía derramar una sola lágrima, que normalmente dejaría salir cualquier emoción que tuviera. Estaba ardiendo de ira, y sabía que llorar sólo me haría sentir más débil. La furia me quemaba como un incendio forestal que se extiende por todo mi ser. Deseaba con todas mis fuerzas que fuera dirigida a Adrián, pero si era realmente sincera, estaba enfadada conmigo misma.

Lo sabía, sabía que mis padres se pondrían furiosos cuando se enteraran de lo mío con Draco. No estaba exactamente segura de por qué despreciaban tanto a su familia (nos respetaban por la condición de sangre), pero en ese momento no podía importarme menos su razón. Lo único que sabía es que harían todo lo posible por separarnos. Y por mucho que quisiera echarle la culpa a mi hermano, en el fondo sabía que sólo podía culparme a mí misma. Después de todo, fui yo quien decidió salir con Draco cuando me habían dicho específicamente que no lo hiciera.

—¿Ella?

Me quedé paralizada al oír el eco de una voz interrogativa que venía de atrás. Mis pensamientos se dirigieron instantáneamente a Adrián. Aunque me culpaba a mí misma, eso no significaba que fuera lo suficientemente humilde como para no tener ningún sentimiento molesto hacia él. En este momento, nada me gustaría más que expresarle mi furia.

Pero cuando me di la vuelta, me llevé una sorpresa.

—¿Cedric?

—Hola, cuánto tiempo sin verte. Pensé que se suponía que éramos amigos.

Aunque su voz era ligera y sabía que sólo estaba bromeando, sentí un destello de culpabilidad. Nos había declarado amigos, pero luego no hice más que tratar de sabotear en secreto su oportunidad en el torneo. Supongo que acercarme a él podría haberme ayudado a influir en él, pero la verdad es que sabía que haciendo eso me sentiría aún peor.

«Merlín, quizás sea una cobarde».

—Lo siento, he estado ocupada —respondí, sacándome de mis pensamientos. Me revolví un mechón de mi pelo rubio miel y lo miré con nerviosismo. Para mi sorpresa, un ligero tinte rojo surgió en sus mejillas.

—Ya, yo también —dice, con una sonrisa bobalicona en su rostro sonrosado.

Alcé una ceja, perpleja ante su extraña actitud.

—¿Con el torneo?

Por un momento pareció ligeramente confundido, antes de responder.

—Oh, sí, eso también, pero también-

—¿También?

—Mi novia.

Olvidando mi nerviosismo y mi misión, sentí que le sonreía descaradamente.

—Ah, ¿y quién podría ser?

—Cho Chang —contestó, aumentando el calor en su rostro ya rojo. Parpadeé sorprendida, procesando este nuevo chisme. Sabía que Ginny estaría contenta de saber que su supuesta "competencia" no estaba soltera.

—Eso es genial, me alegro —dije, haciendo una nota mental para contárselo más tarde a mi amiga pelirroja.

—Sí —sonrió tímidamente, pareciendo avergonzado—. Y tú y Draco estáis juntos, ¿verdad?

—Sí... —me detuve a mitad de la frase al oír un fuerte chasquido por detrás. Reconocería ese sonido en cualquier parte. Era el sonido de una pata de palo. Y no cualquier pata de palo; la pata de palo de Moody. Me giré justo a tiempo para ver cómo se acercaba a nosotros y se aclaraba la garganta.

—Hola, señor Diggory —su ojo de cristal se dirigió a mí—, Bloomwood.

—H-hola, profesor —tartamudeé, mirando a Cedric, que se limitó a asentir.

—La profesora Sprout me ha dicho que quiere que te reúnas con ella en su despacho ahora mismo —le informó Moody con aspereza.

Observé cómo Cedric parpadeaba sorprendido, antes de dar las gracias rápidamente.

—Gracias, profesor —y con eso salió corriendo. Sin molestarme en despedirme, considerando que ya estaba a mitad de camino en el pasillo, me giré para enfrentarme a Moody, tragándome el nudo en la garganta. Nuestras miradas se cruzaron y una sonrisa astuta y característica apareció en su cara.

—Veo que estaba hablando con Diggory —afirmó sin rodeos. Si no me hubiera sentido tan intimidada por él, probablemente habría puesto los ojos en blanco.

—Sí, señor.

—Lo que ha dicho sobre ti y Malfoy es cierto.

Parpadeé confundida, preguntándome por qué lo había formulado como una afirmación y no como una pregunta. Decidí no decir nada y me limité a asentir.

—No ha sido una elección muy sabia por su parte, Bloomwood —dijo con ligereza, pillándome con la guardia baja.

Lo miré fijamente, con los ojos muy abiertos, y no pude resistirme a preguntar.

—¿Cómo lo sabe, señor?

Una vez que las palabras salieron de mi boca me puse nerviosa, aunque no me arrepentí. A pesar de que estaba poniendo a prueba sus límites al hacer una pregunta tan descarada, sentía curiosidad por la respuesta.

Soltó una maliciosa y malvada carcajada.

—Sus padres y los Malfoy tuvieron... una historia en el pasado. Especialmente su madre y Lucius.

—¿Qué-

Me cortó poniendo una mano en el aire. Sabía que era una orden silenciosa de no preguntar nada más, y no me atreví a desobedecer. Pero durante el largo momento en que permanecimos en silencio, las preguntas se agolparon en mi cerebro, abrumándome. «¿Qué quería decir con "historia"?» «¿Qué pasó entre Lucius y mi madre en el pasado?» »¿Qué sabe él de mi familia que yo no sepa?».

—No se lo voy a decir, así que no pregunte —dijo, aunque ya lo había dejado bastante claro—. No puedo revelar ningún secreto tan valioso ahora, ¿verdad?

Pude ver que le convenía dejarme con la curiosidad, así que asentí con la cabeza y traté de fingir que no estaba secretamente desesperada por obtener respuestas.

—En fin, será mejor que me vaya antes de que baje algún profesor y se pregunte por qué estoy teniendo una muy larga charla con una alumna —anuncia él.

Suspiré aliviada cuando empezó a darse la vuelta y a alejarse por el pasillo vacío. Estaba a punto de hacerlo yo también, cuando oí de nuevo su voz gruñona detrás de mí.

—Ah, ¿y Bloomwood? —llama, su voz ahora amenazante. Permanezco en silencio, aún mirando hacia el otro lado mientras espero a que continúe.

—No se olvide de nuestro trato.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro