Capitulo 19

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Jennie

Su beso se sentía diferente. Era suave, como un primer beso. Fue agradable. Lo único que podía decir sobre Lisa, era que era una fantástica besadora, no que tuviera mucho para continuar.

Se echó hacia atrás y sentí su mirada, incluso con los ojos cerrados. Todavía tarareaba en el interior de su beso cuando habló.

—¿Qué es esto? —preguntó.

—Es papeleo para una escuela técnica. Pensé en tomar algunas cuatro clases en línea.

Fue una decisión rápida cuando me levanté esa mañana y no tenía nada que hacer. Siempre había estado obsesionada con la ciencia forense y soñaba con una carrera en ese campo. Las clases en línea serían algo en lo que podría pasar tiempo y me llevaría en una mejor dirección financiera.

Tenía ganas de hacer algo por mí misma, algo que pudiera beneficiar mi futuro.

—No sabía que estabas interesada en ir a la universidad.

—Bueno sí. Es decir, se trata de una elección inteligente. No espero que seas mi benefactora sexual para siempre. Tengo que ser capaz de cuidar de mí misma. Eso significa obtener un título y conseguir un trabajo.

—No necesitas trabajar. Me ocuparé de ti.

—Vamos, Lisa. Las dos sabemos que esto no durará para siempre. Ya has dejado claro que no haces lo del amor, y he dejado perfectamente claro que yo . Además, esto no es lo que quiero. No quiero que cuides de mí. Quiero ser capaz de cuidar de mí misma.

Miró al papeleo e hizo una mueca ante las pocas imágenes de una escena de crimen.

—¿Qué diablos es esto? —preguntó.

—Esas son las clases que buscaré una vez que haga dos años en la escuela técnica. Quiero entrar en ciencia forense y ayudar a resolver crímenes.

Me miró como si estuviera loca, y no pude evitar reír un poco.

—¿Que hizo que desees entrar en esto?

No quería responder. Doce años después y la muerte de mis padres todavía era un tema delicado. Probablemente porque nunca obtuve un cierre. Quería asegurarme de que ninguna otra familia tuviera que pasar por eso.

—Lo mismo que empezó mi miedo a las armas de fuego —respondí.

—¿A alguien que conocías le dispararon?

—Sí.

—¿Tú estabas allí?

—No, pero soy la que la encontró. Nunca atraparon al asesino. Quiero tratar de hacer una diferencia.

No presionó más, que era una de las cosas que más me gustaba sobre Lisa.

—Si piensas que es lo que tienes que hacer. Siempre y cuando no interfiera con mi tiempo. —Su sonrisa arrogante me hizo suspirar.

Se comportaba sin duda diferente, desde que habíamos dormido juntas, pero no dije nada al respecto. Su sonrisa era demasiado dulce; no quería arruinarla. Probablemente nunca superaría lo sexy que era, y después de entregarme tan plenamente no estaba segura de que quisiera hacerlo.

—¿Tu tiempo? ¿De verdad?

—Sí, mi tiempo. Cuando te quiero, te quiero. No me gusta esperar.

No pude evitarlo. Me reí tan fuerte que me dolió el estómago.

—¿Te estás riendo de mí?

Me gustaba cuán juguetona estaba siendo. La hacía parecer como una chica normal de cada día.

—Sí. —Me reí—. ¡Señora, sí señora! —la saludé juguetonamente.

—Adelante, ríete. —Se acercó—. No importa, porque esto me pertenece — dijo, alcanzando hacia abajo entre mis piernas.

Y justo así, la risa se detuvo. No me gustaba su tono, y odiaba que tuviera más razón de lo que pensaba.

Golpeé su mano. —No pertenezco a nadie.

Tirándome hacia ella, se inclinó y pasó la nariz hasta el lado de mi cuello, antes de plantar un beso suave por debajo de mi oreja.

—Ahí es donde te equivocas, corazón. Lo lamo, así que es mío.

Y entonces, me besaba. Quería alejarla, y acercarla más. Sus manos se abrieron paso por mis caderas y me agarró, levantándome mientras presionaba su cuerpo contra el mío. Me prometía otra noche como la anterior.

Se apartó. — ¿Qué hay de tomar un tour por tu dormitorio? —Su voz cayó antes de que se inclinara y tomara mi boca de nuevo.

No me contuve, besándola con todo lo que tenía. Con sus manos ahuecando mi rostro, me acompañó hacia atrás, hasta que mi culo golpeó la puerta. Me levantó y envolví mis piernas alrededor de su cintura. Se presionó en mí, y rompí el beso y gemí con los ojos cerrados.

Abrió la puerta y tropezó en mi habitación, rodeada de todas mis cosas. Derramé lágrimas de felicidad cuando vi por primera vez cuán organizados habían estado mis artículos personales, y ahora el lugar era un hogar. Eso era algo por lo que siempre estaría agradecida cuando se trataba de Lisa. Era una idiota, pero me había dado una casa cuando no tenía una.

Se echó hacia atrás y se abrió paso por el lado de mi cuello. Perdí mis dedos en su cabello, acercándola más y desordenando su flequillo.

Era increíble lo que el sexo podría hacerle a alguien.

—Va a ser bueno. Prometo que lo haré bueno para ti —dijo mientras me mordisqueaba la barbilla.

No tenía ninguna duda al respecto. Lo aprendí un par de días antes; ella sabía exactamente lo que estaba haciendo. Tendiéndome sobre mi cama, me siguió abajo, presionándome en mi colchón.

Aire frío rozó mi estómago mientras levantaba mi camiseta. Su toque caliente quemó mi piel y un siseo sonó de entre mis dientes.

¿Quién era?

Ya no me sentía como la vieja yo para nada. No lo había sido desde que me trajo a la vida en el sofá en su oficina. Era como si ella me estuviera convirtiendo en una persona sin preocupaciones, y eso era todo lo que había hecho hasta ahora. Levantándose de la cama, tiró de mi camiseta y sonrió cuando mi sujetador rojo fue revelado.

—Me gusta esto —dijo mientras deslizaba un dedo sobre la copa, pasando su dedo por mi pezón endurecido.

—Por supuesto que sí, tú lo elegiste. —Arqueé la espalda y gemí.

—Eres tan sensible al tacto. —Acarició con su nariz mi escote—. Nunca quiero dejar de tocarte.

Mordió el pezón a través del sujetador y me fui. Me aferré a sus hombros y cerré los ojos mientras su mano se abrió paso por mi costado, a la parte superior de mis pantalones vaqueros. Mi estómago se tensó bajo su tacto, lo que le permitió deslizar su mano más allá de mi botón y en mis pantalones vaqueros. Y entonces me tocaba a través de mis bragas.

Se sentía tan bien. Levanté mis caderas cuando retiró la mano. Bajó la cremallera y apartó los vaqueros de mis caderas. Sus dedos se sentían rudos contra la piel interior de mis muslos. Abrí más amplio una vez que mis vaqueros se hallaban en el suelo.

—No puedo esperar ni un segundo más para estar dentro de ti.

Sus labios rozaron la parte interior de mi pierna y entonces rodó mis bragas por mis piernas.

Chupó la piel suave en el interior de mi pierna. Su aliento caliente rozó mi humedad, calentándome y haciéndome anhelar aún más. Y luego se encontraba sobre mí, mirándome con su habitual sonrisa arrogante.

Apenas podía esperar a sentirlo.

Extendí la mano, pasando los dedos a través de su cabello y rocé la parte trasera de las yemas de los dedos por su nuca y la besé suavemente en la comisura de la boca.

Su expresión cambió y su cuerpo se tensó sobre mí.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó.

—¿Qué quieres decir? Te estoy besando.

Me hallaba confundida. No estaba segura de cómo responder a la pregunta. Era obvio lo que nos encontrábamos haciendo, y si ella no lo sabía, entonces era obvio que estaba haciendo algo mal.

—Esto no es romance, Holli. Deja de mirarme de esa forma. No me toques con dulzura. Sé ruda. Esto es follar. Eso es todo. No es amor.

Nunca será amor.

Me quedé mirándola. Mi corazón se rompió por la mitad, todos mis sentimientos hacia ella se desbordaron y juntaron en un charco doloroso en mi estómago.

Y luego se inclinó hacia arriba, alejándose de mí. Me agarró las piernas de forma brusca, volteándome sobre mi estómago.

Tirando de mis caderas hacia ella, instintivamente la seguí y me apoyé en mis manos. Empujó con fuerza contra mí. —Voy a follarte muy duro.

Sus palabras hacían daño, y no sabía cómo reaccionar. Continuaba conmocionada por sus otros comentarios. Inmóvil en silencio, me quedé mirando las sábanas debajo de mí.

Lisa hablaba en serio; iba a follarme duro. Mi pecho y el lado de mi cabeza fueron empujados de repente en el colchón, mientras se presionaba simultáneamente en mí y tiraba fuertemente mis brazos detrás de la espalda.

Fue ruda, y en realidad se sentía bien. Sin embargo, no pude evitar pensar que se sentiría mejor si mi corazón no estuviera experimentando una muerte lenta. Deseaba que dejara de alejarme. Obviamente teníamos una conexión y me sentía apenada por ella y su incapacidad para unirse plenamente con otro ser humano.

—Actúas dulce, pero en realidad eres una chica mala ¿verdad, Holli? — Su cuerpo estaba inclinado sobre mí, lo que le permitía ir más profundo—. Dime lo sucia que eres. —Su boca rozó mi oreja.

No pude responder. No me hallaba presente emocionalmente. Se sentía increíble, su excitación suave abriéndome más, llenándome. Pero no quería recompensar su comportamiento de antes, así que no le di nada.

Se dio cuenta de que no iba a seguirle el juego. Inclinándose hacia atrás, agarró mis caderas casi dolorosamente, y comenzó a moverse rápido y duro. De la nada, su palma aterrizó con fuerza en contra de mi culo. El golpe sonó ruidoso en toda la habitación, y mi culo escoció mucho antes de que lo frotara con su cálida palma.

—No me jodas —dijo con voz áspera—. No puedo tener suficiente de tu cuerpo.

Sus manos se pegaron a mis pechos y me levantaron, por lo que mi espalda se hallaba presionada firmemente contra ella. Sus dedos tiraron de mis pezones antes de moverse hacia abajo sobre mi estómago y entre las piernas. La yema de su dedo frotó círculos dulces sobre mi brote palpitante y era todo lo que podía soportar.

En contra de mi voluntad, dije en voz alta—: Lisa...

Mi cuerpo se sacudió contra el suyo, y me vine, mientras sus caderas continuaron trabajándome. Mi cuerpo se relajó y caí hacia adelante. Levantó mis caderas en el aire y continuó en su misión por un orgasmo.

Embistiendo solamente unas cuantas veces más, salió, y se vino por todo mi trasero. Estaba caliente y chorreaba por mi mejilla. Extendió el semen alrededor de mi culo con su punta, mientras que lo exprimía hasta secarlo.

Dejando caer su cuerpo junto al mío con un resoplido, rápidamente me volví sobre el costado, dándole la espalda. No podía procesar mis sentimientos y no quería mirarlo por el momento.

Me dolía el corazón por lo que, obviamente, nunca sería. Y sin embargo, mi cuerpo se hallaba eufórico, viniendo abajo de un alto como ningún otro.

Había sido dura y agresiva, y si era honesta conmigo misma... me gustó mucho.

Sentí su mano caliente moviéndose por mi brazo, pero ella tocándome suavemente en cierta forma se sentía como una mentira. No quería que me mintieran. Sacudiendo la mano de mi brazo, me deslicé más lejos de ella.

—¿Oh, así que ahora no te puedo tocar? —preguntó.

—Así no. No con suavidad. Nada de romance, recuerdas, esto es solo follar.

Me encontraba jodida, en más de un sentido.

tal vez suba otro cap, pero esperaré a ver si cumplen con 70 votos, sím

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