Epílogo

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"Probablemente fue el destino. Debe haber sido planeado, incluso la primera vez que nos conocimos. Supongo que no se puede cambiar, nuestro amor no terminará."
-BEN



















20 AÑOS DESPUÉS

Taehyung todavía no había recuperado la total salud de su pierna derecha al cien por cien, pero eso le daba igual a Jungkook quien siempre lo veía como el hombre más bello que jamás hubiera pisado este planeta, tanto por fuera como poco dentro. Tras un tiempo el hermano de Hoseok había tomado la decisión de terminar sus estudios de arte en Londres a la par que lidiaba con los entrenamientos y algunas competiciones de doma clásica. Había sido un tiempo difícil, después de que ambos empezaran a vivir juntos en aquella ciudad el estrés había acabado por llenar sus vidas de una rutina apretada que los mantenía ocupados a todas horas. Sin embargo eso los fortaleció, como por norma general pasaba con cada obstáculo que se atrevía a ponerles la zancadilla. Crecieron juntos a través de todos los tropiezos que se encontraron en el camino hacia la felicidad.

Aunque Tae sólo actuaba en teatros pequeños, casi como un hobbie, su nombre era reconocido entre sus compañeros de profesión. También daba clases de doma clásica cada viernes y sábado, su pequeño paraíso seguía existiendo en cada ámbito que lo hacía feliz, un paraíso que ahora compartía con su pareja. No necesitaba ganar los más renombrados trofeos o llenar los salones más grandes para disfrutar de sus caballos, la vida tranquila que tenía podría resultar aburrida para gran cantidad de personas y aún así era todo lo que él quería. Después de todo lo que habían pasado años atrás el sentimiento de llegar a una casa acogedora y tranquila, llena de elementos familiares, era lo único que necesitaba para ser feliz.

El anillo en su dedo, las fotos por toda la casa, la leña quemando en la chimenea del salón, los libros de psicología y psiquiatría desperdigados sobre el despacho de Jungkook, las sábanas de seda color negro decorando su cama, las dos habitaciones más que seguían a la suya o la nevera llena de comida. Los pequeños detalles de su hogar creaban una inmensa sensación de calidez en su corazón que había provocado que su enfermedad mejorase a pasos agigantados sin nada a su alrededor que le provocase dolor o pánico.

Por su parte Jungkook había obtenido muy buenas críticas con respecto a su tesis sobre la ciclotimia eso le había permitido acceder a la beca años atrás y de la misma manera había derivado en una nueva tesis más profunda y contundente con la que logró hacerse un lugar en el mundo de la psiquiatría y revistas del tema, situandolo como uno de los psicólogos y psiquiatras de más renombre en Londres a pesar de su joven edad. Por supuesto, la mayoría de los clientes que Kook aceptaba sufrían de la misma afección que él había estudiado y estaba encantado de poder ayudar a tantas personas incluso cuando su lista de espera era tan larga, el psicoanálisis se mantenía como una de las cosas que más interés le causaban pero sus prioridades habían cambiado. Aún así, todavía acudía a programas de televisión para analizar sucesos, crímenes y casos en los que se requería de alguien que pudiera explicar con claridad el tipo de mente que parecía portar el psicópata o persona en cuestión.

-¿Qué haces? - Taehyung envolvió los brazos alrededor de los hombros de su pareja abrazándolo desde la espalda - Pareces entretenido.

Jungkook sonrió dejando el ordenador a un lado para poner toda la atención sobre Taehyung, a pesar del trabajo siempre hallaban tiempo para ellos. Habían visto a Yoongi y Hoseok luchar en el pasado contra el estrés de no poder compartir momentos juntos debido a la empresa, y se habían prometido que eso no les sucedería. Que sabrían encontrar cada día instantes para disfrutar juntos.

Jungkook a menudo acudía al teatro para ver ensayar o actuar a Taehyung, al menos dos días a la semana salían a cenar o a comer juntos, nunca dejaban de lado el sexo porque en realidad siempre lo disfrutaban, iban a cabalgar juntos la mayoría de las mañanas antes de comenzar a trabajar e incluso recientemente Tae se le unía a hacer ejercicio para mejorar el estado de su pierna, por eso Kook buscaba a menudo rutinas que le ayudarán con su lesión o al menos no le resultasen del todo difíciles de seguir a su pareja. Su vida era rutinaria, sin embargo era una vida que ambos disfrutaban.

-Hay un chico en Corea que puede necesitar ayuda, Yoongi me ha enviado un email explicando que tanto él como Hoseok lo encontraron durmiendo en el aparcamiento de la sede de la empresa. Según me ha dicho sus padres reniegan de él por su condición sexual... es mayor de edad pero no tiene dónde quedarse - Taehyung alzó las cejas sorprendido - He pensado que podríamos ayudarle... el apartamento donde solíamos vivir está vacío desde que el último inquilino se mudó e iremos a Seúl estas navidades... ¿Crees que podríamos dejarle el sitio?

Taehyung sonrió enternecido. Por supuesto que entendía el hecho de que su pareja quisiera ayudar a un muchacho que estaba en la calle debido a sus elecciones sexuales pero no estaba del todo seguro al respecto. Habían comprado el edificio en el que solían vivir hace años cuando prácticamente todos los apartamentos se vaciaron por el mal estado del lugar, lo habían reformado por completo y por supuesto no forzaron a nadie a irse. Yugyeom seguía viviendo allí, solo que ahora el lugar era decente y habitable. Había sido un gran proyecto repleto de contratiempos pero los llenó de ilusión, después de mucho tiempo pensándolo pusieron en alquiler el sitio en el que solían vivir con ayuda de Hoseok y Yoongi, solo habían permitido allí inquilinos de su total confianza y quizás por eso a Tae le asustaba la idea de meter en ese sitio tan importante a un desconocido.

-No conocemos a ese chico de nada Jungkook.

Jungkook hizo un puchero.

-¿No quieres ayudarle?

-No es eso, solo digo que deberíamos conocerlo y saber su situación antes. Cuando vayamos a Seúl podremos arreglar las cosas Kookie.

Jungkook asintió antes de levantarse para cambiar posturas, siendo ahora él quien abrazaba a Taehyung. Siempre le había gustado obtener atención y cariño, eso no había cambiado. Le encantaba ser la persona a la que el jinete siempre prestaba atención constantemente, incluso ahora a sus casi cuarenta y tres años seguía disfrutando de aquello. En definitiva, le gustaba estar con Tae y agradecía cada día por haber decidido decirle que sí en aquel viaje, por haberse permitido intentarlo con alguien tan increíble como Jung Taehyung.

-Odio esta casa.

Jungkook apartó sus labios del cuello de Taehyung al escuchar la protesta de su hijo y se permitió soltar un suspiro frustrado.

Habían criado dos niños con total cariño y adoración, después de casarse y asentarse cuando todavía eran jóvenes se habían decidido por tomar la opción de un vientre de alquiler. Las dudas que habían experimentado mientras trataban de encontrar las mejores opciones se disiparon en cierta medida después de que Hoseok y Yoongi lograsen tener a su primer pequeño de esa forma.

Las madres de Soobin y Beomgyu eran una pareja de chicas que compartía amistad con ambos desde un largo tiempo atrás, al igual que ellos habían querido tener hijos durante un largo tiempo pero buscaban a alguien conocido, no querían un simple banco de semen pues su deseo era que sus hijos pudiesen conocer al par de progenitores que eran necesarios para crear una vida humana. Shuhua y Yuqi habían estado en el grupo de estudiantes coreanos al que Jungkook se había unido en su primer año de universidad en Londres con el objetivo de socializar un poco y encontrar gente con la que poder conversar, después de conocerlas decidió que sería buena idea presentarles a Taehyung y tras aquello habían terminado por hacerse amigos. En la actualidad seguían siendo inseparables, una familia extraña para muchos pero preciosa para ellos. El único problema era que Soobin no compartía esa opinión.

Su hijo había estado expuesto al bullying desde temprana edad debido a su estilo de familia, Jungkook y Taehyung eran personajes públicos de alguna manera y nunca pensaron que realmente madres de otros niños y los propios pequeños pudieran alzarse contra Soobin por el hecho de que este tuviese dos madres y dos padres. Había sido distinto para Beomgyu, él sabía defenderse solo y la gente ya estaba más acostumbrada a ellos cuando él nació, a esa familia tan rara... pero su pequeño Soobin había crecido dejando de ser paulatinamente un niño lleno de sonrisas y buen humor hasta convertirse en el muchacho repleto de rabia que ahora se mostraba ante ellos. Alguien que odiaba a sus padres, a sus madres y esa familia "extraña".

-Soobin, no digas eso - Taehyung tembló levemente causando que Jungkook al instante tomase sus manos - Ya hemos hablado de esto. Te dimos todo lo que pudimos, hicimos todo lo posible para que fueses feliz.

Lo habían hecho, Soobin creció en un hogar lleno de calor y amor. Con dos padres y dos madres que lo adoraban por completo, lo cambiaron de colegio hasta encontrar el lugar adecuado, lo abrazaron y curaron sus heridas con cada pedacito de adoración.

Por eso Jungkook empezaba a sentir sus nervios dispararse, su hijo había comenzado a sumirse en un bucle peligroso de odio hacia ellos y eso ponía mal a Taehyung. Afectaba a su marido y le afectaba a él mismo porque el niño que habían cuidado y amado tantísimo decía odiarlos.

-Es la verdad, os odio. Odio esta casa y que seáis tan asquerosamente pegajosos. Ojalá hubiese nacido en otro sitio.

Soobin solía amar ver como sus padres se abrazaban y querían cuando era un niño pequeño, a menudo se escondía en el medio del abrazo de estos para ser aplastado con cosquillas y besos, en cambio ahora, tras todos los insultos y palizas, había comenzado a sentir asco por ellos. No le gustaba aquello, odiaba su casa y odiaba esa familia, incluso odiaba a su hermano pequeño.

Taehyung volvió a temblar y Jungkook rápidamente acarició la piel de sus manos con total delicadeza y adoración. No permitiría que ese niño provocase que la ciclotimia de Tae reapareciese, por mucho que lo amase. Como padre había ciertas cosas que no estaba dispuesto a tolerar.

-Deseo concedido - habló Jungkook - Te quedarás en Corea este año. Creo que será bueno que aprendas lo que es una vida de mierda de verdad. Sí, te lastimaron hace años por el tipo de familia que tienes pero a diferencia de nosotros tú puedes hablar cada día con tus padres y tus madres. Estamos vivos y aquí, te amamos y siempre lo hemos dado todo por ti. No merecemos tu odio Soobin...

-Jungkook... - Taehyung trató de intervenir.

-No. Basta de disculparlo Tae, desde hace meses sus rabietas han estado provocándonos malestar, ayer incluso se peleó a golpes con Beomgyu. Se quedará en Corea y aprenderá a vivir por sí mismo como yo lo hice en su momento. Sobrevivirá, una lección de humildad es lo que este niño necesita.

Jungkook se deslizó levemente contra el torso de Taehyung antes de abrazarlo sintiendo la calidez de sus cuerpos unidos mientras se dejaban llevar por el sueño. Un susurro por parte de su marido lo hizo poner atención sobre los brillantes ojos verdes de este.

-¿Crees que hemos hecho algo mal? Quizás Soobin tiene motivos para odiarnos Kookie.

Jungkook negó llevando sus labios hacia la barbilla de Taehyung para dejar pequeños besos en esta. Amaba su familia, la casa que él y Taehyung habían construido juntos.

-Nosotros le dimos amor, todo aquí está repleto de cariño y vida Tae. Me has regalado la mejor de las familias, ha sido el mundo exterior el que ha interferido rompiendo a un niño para convertirlo en alguien inseguro y lleno de odio. A veces sucede, sucede que ponemos demasiada atención sobre los demás y olvidamos lo que somos o lo que deseamos y queremos cariño. Nosotros no hemos hecho nada a parte de llenarlo de amor, tanto a él como a Beomgyu.

Taehyung sonrió levemente, las yemas de los dedos de su mano acariciando los musculosos brazos de su marido. La gente se empeñaba en decir que el amor tenía fecha de caducidad, hubo un tiempo en el que tuvo miedo a que aquello fuese cierto pero a medida que habían ido pasando los años sólo descubrió que en realidad su amor no hacía otra cosa que no fuese crecer, nunca decaía.

Estaba agradecido por haber encontrado a la persona correcta, esa que durante un tiempo no lo había parecido, esa que lo hizo sufrir pero después curó cada una de sus heridas con sumo cuidado. Él había descubierto lo que el amor real era gracias a Jungkook y el sentimiento parecía ser compartido. Cuando miraba los ojos de su marido y encontraba amor en estos su alma se sentía tranquila, la enfermedad era pateada lejos de forma constante.

-Te amo Tae - susurró Jungkook rozando la nariz contra su cuello, en todos esos años aquella manía había permanecido completamente viva - a ti, a nuestra familia especial y a nuestros hijos. Pese a todo, lo malo y lo bueno, amo compartir mi vida con vosotros. No me arrepiento de nada y creo que jamás podré hacerlo pase lo que pase en el futuro.

Taehyung volvió a sonreír antes de besar a Jungkook con profundidad, sus lenguas enredándose en un baile precipitado.

-Te has vuelto blando con los años Jungkookie - bromeó Taehyung cambiando sus posturas para sentarse a horcajadas sobre Jungkook - ¿Por qué no me concede una sesión de terapia intensiva doctor Min?

Ambos sonrieron mirándose. Habían pasado veinte años pero su amor no tenía fecha de caducidad, todo lo que hacían a diario era regar las semillas de su relación haciendo crecer firmes las raíces. Se amaban y eso jamás cambiaría.

-Usted lo ha pedido, Jung. Sesión intensiva.

Sus labios chocaron de nuevo, en un beso necesitado repleto de complicidad.






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Como podéis observar el epílogo de esta historia es una pista sobre el libro 4, el cual tendrá a Soobin y Yeonjun de TXT como protagonistas. Ese libro vendrá después del libro 3 que como sabéis contará la historia de Jin y Nam. Una historia anterior en el tiempo a The Player.

Keep calm porque faltan algunos especiales que iré subiendo de vez en cuando así que todavía no quitéis la fic de vuestra biblioteca o la marqueis como archivada a pesar de que le añada la etiqueta de terminada jaja 😉

Un beso, Mel 😘
Epílogo dedicado a SUGAZU

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