Capítulo Veintinueve  ／ Recuerdo

Ivy observó como una figura rubia entraba en el estudio de la directora. Oculta cerca de la esquina de la habitación, reza en silencio para que la mujer se dé cuenta de su cuerpo petrificado. Después de lo que se siente más largo que la eternidad, finalmente siente la presencia a su lado.

—¡Renervate! —La dama dijo, reviviendo a Ivy de su estado de aturdimiento.

Ivy dejó escapar un grito ahogado cuando sintió que su sangre fluía una vez más, y una sonrisa creció en su rostro cuando pudo mover los dedos de los pies una vez más. Finalmente miró hacia la persona que la salvó y suspiró al darse cuenta de que no era otra que la profesora Lovegood.

—Querida, ¿qué haces aturdida? ¡En el estudio de McGonagall! —Luna exclamó ayudando a la joven a ponerse de pie—. Vine a entregar calificaciones porque odio ver ese horrible torneo. —explicó Luna.

—La directora no es McGonagall, es Delphini Riddle, la hija de Voldemort. Tiene una extraña teoría acerca de que James es el heredero de Slytherin y Ravenclaw, lo cual no tiene sentido. —Ivy dijo antes de continuar divagando—. Hay una maldición de sangre, pero no se ha oído hablar de ella en años, ¡he estudiado cada maldición y nunca he oído hablar de esa! —Ivy dijo sin aliento—. ¿Entendió todo eso? —Cuestionó al notar la mirada confusa que llevaba la Profesora.

—No del todo, pero he escuchado cosas más absurdas en mi vida. —dijo Luna—. Además, me pareció bastante extraño que no aceptara mis pasteles de calabaza.

—Espere, —dijo Ivy, dándose cuenta de lo que la profesora había dicho antes—. ¿El torneo ha comenzado? ¡Están en el laberinto! —Ivy exclamó con los ojos muy abiertos.

—Comenzó hace un tiempo, —dijo Luna con calma, lo cual era bastante opuesto a la otra Ravenclaw—. Toma mi mano, —ordenó.

Ivy, que todavía era cautelosa sobre quién era quién, tomó la mano de Luna con vacilación. La profesora solía tener una sonrisa conmovedora que nadie más podía imitar. Después de un fuerte chasquido, Ivy se encontró en las gradas del torneo. Todos estaban sentados esperando pacientemente a que uno de los estudiantes llegara con la copa.

—Ahora, vamos a informar a Ginny y Harry de lo que está pasando, ellos sabrán qué hacer. —Luna dijo acercándose a la pareja.

Ivy, por otro lado, comenzó a buscar en las gradas a la falsa McGonagall, pero rápidamente se dio cuenta de que no estaba a la vista. Antes de que alguien pudiera detener a la niña, ella hizo algo que pensó que nunca haría. Ivy pasó corriendo entre la multitud y se abrió camino hacia el sombrío laberinto.

Los gritos estallaron cuando vieron entrar a la chica, ni siquiera se habían dado cuenta de su llegada. Los gritos de Molly y la voz enojada de Ginny parecieron desvanecerse a medida que se adentraba más en el laberinto.

Ginny Weasley, quien sabía que Ivy no haría algo tan estúpido, se apresuró a seguir a la joven junto con su esposo. Desafortunadamente, a los dos no se les permitió el acceso ya que las enredaderas rodeaban la entrada.

—¡¿Qué está haciendo?! —Ginny exclamó mientras lanzaba hechizos a las enredaderas.

—Ella, todos están en problemas, vinimos a decirles, pero ella parecía tener una idea diferente. —Luna dijo haciendo todo lo posible para mantener la calma.

—¡¿Qué?! —Harry y Ginny exclamaron al mismo tiempo.

Sin saber lo que estaba pasando en la entrada del laberinto, Ivy se adentró con cuidado en el, sintió que su mente comenzaba a crecer con pensamientos retorcidos, y en un momento estuvo convencida de que vio el cadáver de su madre en la esquina más alejada. Afortunadamente, Ivy conocía las intenciones del laberinto y cómo a veces conducía deliberadamente a tus peores miedos. Se convenció de que había una cantidad interminable de giros y vueltas en el laberinto, no lograba encontrar a ninguno de los campeones, lo que la hizo temer lo peor.

Mientras seguía preguntándose, sintió un dolor ardiente que fluía a través de su sangre, sabía que estaba aquí para salvar a James, pero parecía haber una fuerza mayor que la guiaba hacia el medio del laberinto. El sentimiento imaginario comenzó a guiarla de izquierda a derecha, pero cuanto más avanzaba, mayor era el dolor.

Gritos de dolor comenzaron a llenar sus oídos, las voces de los tres campeones se inclinaron a medida que se acercaba a la mitad. Ivy rápidamente se escondió detrás de una de las muchas paredes cuando notó que Delphini, que ya no era McGonagall, ataba a los tres al suelo con magia.

—Estás enferma. —Oyó gritar a James—. ¡No soy el heredero de Salazar y Rowena! Nunca me atraparían con nada de Slytherin, ni soy lo suficientemente inteligente como para ser un descendiente de Rowena Ravenclaw. —James argumentó un poco atontado.

A pesar de que todos estaban en una situación que amenazaba sus vidas, Ivy se encontró escondiendo la risa que estaba a punto de escapar. Comenzó a analizar la escena preguntándose qué había planeado Delphini, pero lo único que pudo ver fue el libro de hechizos marrón que la mujer tenía en la mano. Ivy hizo todo lo posible por leer los símbolos antiguos en la portada, desafortunadamente, la niña no pudo reconocer el idioma, ni siquiera creía que fuera un idioma.

—El hechizo que realicé debería haber comenzado a hacerte daño de alguna manera. —dijo Delphini directamente a James—. Tu sangre puede estar protegida, pero después de años finalmente encontré los hechizos correctos para dañar, sin importar en qué parte del mundo te encuentres, podría causar dolor en cada hueso de tu cuerpo y hacer que tu sangre hierva, ya deberías haberlo sentido.

Los ojos de Ivy se abrieron como platos al escuchar la afirmación de la bruja, había descrito perfectamente el ardiente dolor, pero no podía ser. Ivy se abrazó a sí misma mientras su mente comenzaba a dar vueltas, recordó brevemente a Harry escondiendo la identidad de su madre antes de que ella dejara el Mundo Mágico, había colocado en secreto su identidad como la de ella, pero Ivy rápidamente sacudió la idea de su cabeza. Delphini simplemente estaba enojada y no tenía idea de lo que estaba haciendo, parecía ser la única explicación razonable.

Ivy fue rápidamente sacada de sus pensamientos por un grito agonizante. Su corazón se rompió al darse cuenta de que era el grito de James. Su cabeza rápidamente comenzó a pensar en ideas para sacar con vida a todos los campeones de esta situación determinada, pero a pesar de que era la mejor de su clase, parecía que no podía resolver nada.

Luego pasó a considerar todas las historias que Harry le contó mientras crecía y todos los desafíos que enfrentó. Tal vez, pensó para sí misma, tenía que pensar como un Gryffindor en lugar de un Ravenclaw. Parecía imposible ir hasta la bruja oscura y derrotarla con un movimiento de varita, pero tal vez eso era exactamente lo que tenía que hacer.

Respirando profundamente, Ivy agarró el relicario que llevaba en el cuello y envió una oración silenciosa a su madre, tal vez ella estaba allí cuidando a Ivy y maldiciendo su escandaloso plan. La mente de Ivy rápidamente recordó todos los buenos momentos que desafortunadamente la llevaron a este mismo momento. Conocer a los Potter por primera vez conmovió su corazón, y Molly le regaló su primer suéter con la letra "L" porque James había engañado a su abuela diciéndole que prefería su segundo nombre, y aunque Molly le hizo uno nuevo, nunca se deshizo de él

Y, a pesar de que su padre era un completo imbécil, todavía sentía una lágrima por todos los momentos que no pudo pasar con él. Después de todo, él era la única persona que quedaba con el recuerdo de su madre, incluyendo a Harry una vez que se enteró.

Ivy nunca esperó que su vida fuera como lo hizo, nunca esperó enamorarse de un chico al que juró odiar por toda la eternidad, pero como le dijo una vez a James, "hay una delgada línea entre el amor y el odio", y aunque le dijo que lo odiaba en ese momento, resulta que de la noche a la mañana cruzó la línea.

Pensando por última vez en Harlow, Albus, Daisy e incluso en el mismo Scorpius, Ivy agarró su varita con fuerza preparándose para lo que podría ser su último hechizo.