Cuando el mayor estaba en la escuela, Jimin se aburría a escalas inimaginables, tanto así que las primeras semanas se ponía a llorar seguido por sentirse solo.

Los días de juego ya no eran días, sino horas o algunas veces nada.

Jimin también quería ir a la escuela, Jimin quería ir a la escuela y estar con su" Yoongi hyung". Su mamá trataba de calmar sus reclamos diciendo que el próximo año él también iría a la escuela, pero había un problema.

-¡Mamá, falta muuuuuuuuchooo para el próximo año!- todos los días Jimin se plantaba en el calendario y veía lo que faltaba para acabar el año.

Todos los días enfurecía con el tiempo por no pasar más rápido.

Luego del periodo de clases de ese día, Yoongi fue a la casa de Jimin ocultando algo detrás de su espalda, su mirada era seria y en realidad se estaba pensando lo que hacía, no iba a negar que le daba algo de vergüenza.

El que abrió la puerta fue Jimin, quien se hubiera abalanzado a abrazar a su mayor si no hubiera notado lo que sostenía entre sus manos, ahora enfrente suyo, extendiéndoselo.

-Tu mamá dice que lloras mucho porque ya no estoy...-Habló con la mirada gacha- esto me lo gané hoy por crear un poema, te lo voy a dar con la condición de que dejes de ser un llorón y dejes de molestar a la señora Park- habló refiriéndose al peluche de perrito que cargaba, fingiendo regañarlo.

Jimin asentía efusivamente extendiendo sus manitos con emoción para que se lo dé.

-Si sigues llorando tu mamá te abandonará debajo del puente- habló una vez le dio el muñeco al más pequeño quien soltaba repetidos "sí"mientras abrazaba al peluche y saltaba, ignorando la advertencia por la felicidad.