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El tiempo en Tenebrae podía ser descrito por su persona como uno de los momentos más extraños que había vivido y viviría, ver como tenía que ceder el lugar de confianza con Noctis a la princesa Lunafreya no fue fácil, en especial porque el príncipe la buscaba los primeros días porque no conocía a la niña rubia del todo y le tenía desconfianza.

Era duro, dejarlo solo con alguien que no conocía, pero era necesario para verlo crecer hacia algo mejor, (...) comprendía por qué él tenía que familiarizarse con la persona con la que se casaría, a quien debía aprender a amar.

Pero era más duro verlo regresar a ella, no hay nada más desgarrador que el verlo en su estado de salud actual, la reina de Tenebrae ayuda en lo que puede y es posible que se recupere pronto, pero también sabe que esto no pasará como si nada para el imperio.

Algo que la llegaba a consolar era el hecho de que la princesa Lunafreya era una niña ejemplar, amable y amorosa; no podría pedir algo mejor de su parte teniendo en cuenta el arreglo político por sobre los sentimientos presentes; porque ambos eran muy jóvenes como para decidir pero ante la falta de tiempo fue lo "mejor" elegir por ellos, y que los perdonen, porque interferir en algo como eso para ella era un insulto a los implicados que estaban siendo obligados.

Ella debía regresar a la ciudadela para guardar apariencias, nadie podía darse cuenta de la alianza política que se trataba de dar entre los reinos vecinos; pero como casi todas las cosas en su vida, todo terminó en tragedia.

Para cuando la noche de su regreso a Insomnia cayó en Tenebrae la armada del imperio llegó, la reina de Tenebrae, muerta a manos del general de Nifhleim frente de su propio hijo; Regis cargando a su hijo mientras arrastraba a la princesa de la mano en un intento desesperado de escapar; las cosas son difíciles, e incluso una niña se da cuenta que es mejor perder a uno que perder a todos, decidiendo quedarse con su hermano porque no se perdonaría dejarlo solo.

En cuanto ambos llegaron ella corrió al auto que apenas se detenía, algunos Glaives trataron de detenerla porque era una zona pública pero eso no le importó, en cuanto Regis bajó le preguntó si Noctis, Sylva, Ravus y Lunafreya estaban bien, las apariencias importaron poco cuando le dio la noticia; Noctis, quien aun estaba en el auto, vio por la ventana y escuchó cómo (...) lloraba amargamente siendo su cuerpo sostenido entre los brazos de su padre porque sus piernas solo dejaron ir sus fuerzas por el dolor en su pecho.

Pensó que era el culpable.

Consolarlo fue solo parte de su trabajo, tratando de hacerle entender que no era su culpa nada de lo que había pasado a la vez que trataba de adivinar quien había sido el desgraciado que se atrevió a asesinar a la reina de Tenebrae, una buena amiga suya, sin remordimientos o algún indicio de duda.

A ello procedió el tema del secuestro de lo que quedaba de los Nox, fue demasiado incluso para la gente en Insomnia y el número de refugiados aumentaba al igual que las bajas en el límite de la luz y la oscuridad en donde los soldados en primera fila de batalla se disponían a proteger su patria con la ayuda de la magia del rey.

Y hablando del rey, en toda la ocasión se mantuvo firme en querer darle a Noctis una vida "normal", pero ella trataba de negarse a eso, quería tenerlo cuidado a su lado, allí donde ella se mantenía con Regis junto al escudo exageradamente duro y pesado que había aprendido a llevar con el tiempo, todo sea por su bien, eso se decía constantemente con tal de sentirse mejor ante su obvia carencia de poder.

Ahora estaba ahí, en el auto negro de colección de la realeza, con ropas más libres para su movimiento pero con la misma máscara de cerámica blanca sobre su rostro, Noctis ya podía caminar con tranquilidad una vez más así que ahora tocaba un paso importante en su vida que a (...) nunca se le había cruzado por la cabeza.

Quizás sería la primera vez en la historia de los Caelum que un heredero aprendería de una escuela estándar y no de la mano de los mejores maestros del mundo.

-Estarás bien -claro, a ella le tocaba acompañarlo porque Regis estaba ocupado hasta el mes siguiente, pero no había problema, disfrutaba de estar a su lado más que otra cosa; tomó su mano y le dio un leve apretón para dejarle sentir que sus palabras eran ciertas- todo estará bien, ya verás.

No puede ser muy demostrativa, menos de esta manera porque se ve como una muchacha en sus veintes y Noctis es un niño de apenas 7 años.

Que rápido pasa el tiempo.

-Debo hacer algo en concreto, ¿verdad? -le gusta que sea así de suelto con ella, le alegra ver que se siente en la confianza para hablar sin restricciones de la mundana jerarquía social a la cual ha sido sometido desde pequeño, sabe que le ayudará a hacer algo de vida social.

-Sólo sé lo másqué puedas -el auto se detiene, las lunas polarizadas no dejan que los niños curiosos los vean pero ellos si pueden hacerlo al estar dentro del vehículo- todo estará bien -es ya una costumbre pasar la yema de sus dedos por sus mejillas algo bronceadas- diviértete, haz amigos, no me importa que notas tengas o esas cosas, solo vuelve a casa y dime cómo te fue.

-Bien.

-Tu mochila, Noctis, no puedes entrar sin tu mochila.

-Bien.

-Algo más -se inclina sobre él tras hacer hacia arriba la máscara para darle un beso en la frente, el carmín baña el rostro del niño en segundos antes de musitar un adiós rápido- que tengas un buen día -sus palabras se fueron sin respuesta porque prácticamente las dijo al aire mientras lo veía entrar apresurado ante la mirada asombrada de niños y niñas por igual.

Ojalá no crecieran tan rápido, aunque si seguía así la pubertad le golpeará demasiado rápido para su gusto.

Los años de primaria y secundaria de Noctis siguieron así, hasta que, poco a poco, su presencia empezó a ponerse a un lado, el niño que cargó en sus brazos se convertía en hombre a pasos agigantados, las muestras de afecto fueron reduciéndose hasta el punto que solo le permitía tocar su hombro en ocasiones.

Quizás el punto de quiebre de su estabilidad emocional fue cuando Noctis decidió vivir solo, iniciando una situación interna de magnitudes preocupantes.

-¿Esta comiendo bien?

-Aun no consigo que coma todo pero lo hará con el tiempo.

-Haz estado diciendo eso desde que tiene 5 años, Ignis, empiezo a dejar de creerte -un suspiro escapa de la boca del castaño mientras ve a (...) cocinar lo que parecen ser hamburguesas.

-Hubiera sido más fácil si dejaras de hacer ciertas cosas por él -el énfasis en la palabra "cosas" la hizo detenerse en poco tiempo.

-Tienen pimientos escondidos, no se dará cuenta -pone los alimentos en un recipiente de vidrio que le será enviado al príncipe en su nuevo departamento, Ignis le mira con una ceja alzada y la cabeza ligeramente inclinada.

-Los encuentra desde los 8 años, ya no funciona, esta cerca de los 20 años ahora -da una mirada en el reloj en una de las paredes, se acerca a (...) para tomar el recipiente que le entrega.

-Para mi siempre será Noctis -su sonrisa cansada no es sincera, la preocupación de no tenerlo cerca le es demasiado notoria.

-Algo me dice que si tuvieras permitido salir irías a vivir con él.

-Déjame decirte que no te equivocas.

Cuando por fin su amigo se va con su recado ella solo se sienta, tratando de desviar su mente de que han pasado ya 20 años, más o menos, su sentido del tiempo estaba mal por alguna razón.

Sabe que todo cambia, nadie es la misma persona con el pasar de los años, puede que eso sea lo que más le duele en el fondo.

El típico desastre de adolescente sin habilidad para el hogar es lo que recibe Ignis apenas abre la puerta, Noctis parece aun no haber llegado, pero apenas lo hace se deja caer sobre la mesada con su usual ánimo en la vida, llevando sobre él un sueño que no lo deja tranquilo desde que es un niño.

-Deberías comer algo antes de dormir -le comenta mientras sirve los pedazos de carne con otros acompañamientos en uno de los pocos platos limpios del lugar- es de la dama (...), te manda saludos y te invita a pasearte por su estancia para saludarla -no sabe si al pelinegro esas palabras le hacen sentir algo, pero al menos capta su atención taciturna.

-Fui a verla la semana pasada -toma el tenedor a un lado del plato, moviendo un poco la comida antes de llevarse un bocado a la boca, siente al poco tiempo el intento de (...) de hacerlo comer vegetales, pero no se queja y pasa el bocado, en el siguiente al menos saca los pimientos que se encuentran más visibles.

-No estoy en lugar para meterme, pero algo me dice que ella en verdad quiere verte.

La conversación muere ahí, o al menos para Noctis es así mientras termina su comida.

-Iré a verla -declara con voz solemne mientras se levanta de su asiento- tendré que dejar la ciudad dentro de poco tiempo, después de todo.

Por su parte, (...) se encuentra en su habitación, mirando hacia su reflejo, el cual posee características físicas extrañas en el mundo al que pertenece ahora, pasa sus dedos por sus cabellos de "extraña" apariencia y la sombra conocida se refleja en el espejo.

Voltea al ver a Regis detrás de ella, le cuesta reconocer lo que queda en el plano físico, ha envejecido tanto que hasta le cuesta pensar que dentro de unos años más va a perderlo.

-Es tan raro verte aquí, por lo general yo soy la que va a buscarte -su sonrisa no le engaña y deja de hacer tal acción- voy a estar bien, no tienes que preocuparte por mí.

-Como el rey, es mi deber preocuparme por mis súbditos, y lo tomó más personal cuando es alguien a quien conozco desde hace tanto -a (...) no le supone ningún problema que Regis la vea sin la máscara, ambos saben lo que le depara en el futuro y que así es como debe ser.

Por más que duela el solo pensarlo.

-Lo tengo marcado en mi memoria, dentro de unos meses, Noctis estará casado y no supone un gran dolor cómo estás pensando.

-Tus palabras tratando de negar lo evidente solo me hacen preocuparme más -toma su hombro y le da una caricia reconfortante por sobre la ropa para, de alguna forma, consolarla.

-¿Sabes? Tu padre hizo lo mismo cuando te confesaste a Aulea, es verdad, me afectó y le di un golpe al auto, aun recuerdo a Sid gritarme por ese insignificante golpe en el capó; tu padre estuvo tan preocupado por mí en ese momento -devuelve el gesto con otra caricia, haciendo que deje de tocarla para no tener más contacto entre ellos, soltando su mano al poco tiempo de darse cuenta que empezaba a tomar un poco del poder de Regis- el padre de su padre, y el padre de él antes que él -deja el peso de su hombro caer ligeramente sobre el abdomen de su viejo amigo, por más que no quisiera drenar su poder tenía que hacerlo- mi mayor maldición ha sido amar a cada Lucis Caelum después del tercero coronado y llorar en mi habitación cuando los veo amar a alguien más, sin mencionar la lágrima ocasional que se me escapa cuando los veo en el trono que condena sus vidas.

-Me duele pensar que, dentro de poco, tendré que decirte adiós una vez más -el recuerdo va a ella con rapidez, cuando Regis la abrazó con fuerza antes de su boda en una despedida no física, si no una despedida de los sentimientos que albergaban uno por el otro.

No era una mentira decir que había una gran diferencia entre los sentimientos que (...) tenía hacia él y los que Regis tenía hacia ella.

Decir adiós no es sólo es en persona, debes dejar ir otras cosas para ser libre y dejar de apretar la daga en contra tuya.

-Noctis llegará mañana para empezar su viaje -cierra sus ojos, sus cortas pestañas empiezan a mojarse- significaría mucho para mí, para nosotros -rectifica- el que estés ahí para dar tu bendición.

Se lo piensa un momento, ¿por una vez en su vida en ese mundo sería egoísta? No lo veía probable porque el sí ya había salido de su boca y Regis ya la estaba abrazando para confortarla en una muestra de cariño que no compartían hace mucho.

Amó, ama, y amará a los Lucis Caelum, eso prometió y se puso la soga al cuello, pero al final, debe amar al último de los herederos para llevarlo a la gloria.

Su amor la llevaba a pararse en frente del hombre que ama para decirle adiós para siempre mientras se quita la vida con una daga.

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