Epílogo

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-¿Por qué tenías que decirle eso? -una palabra para describirlo en esos momentos sería exhausto, y con mayúsculas.

-No te ha dejado en paz durante estos días, eh, compañero -pasa su mano por su espalda para tratar de darle sus energías.

-No tengo respuestas para sus preguntas, para ninguna, mucho menos si se pone a preguntar cosas en cuanto me ve pero luego huye.

-Bueno, cualquiera quiere huir después de hacer esas preguntas.

Cuanta razón, porque cada vez que (...) le venía con alguna de esas preguntas luego se iba, tan veloz como podía, a encerrarse a su habitación, y se encerraba lo que quedaba del día, cuando salía a comer con él se quedaban en tal silencio que hasta pasar la comida le era difícil.

Necesitaba valor para enfrentarla, pero no para ser arrastrado por ella, tal y como pasaba en esos momentos.

-Te dije que la gente iba a reconocerte -se ve ligeramente molesta al ver que es detenido de nuevo por otra persona que busca ver al rey de Insomnia.

-Es lógico que lo hagan, no pensaba pasearme por ahí con una bolsa en la cabeza.

-Oye, mira que a mí me funcionó lo de llevar una máscara casi toda mi existencia aquí, ahora sin ella no me reconocen.

-Pero te estás muriendo de los nervios, ¿no? -cada segundo la ve mirar hacia todos lados, como si alguien los estuviera siguiendo, lo cual no es del todo mentira porque la guardia los seguía pero a distancia prudente y con ropa de civiles- si estás incómoda podemos regresar.

-No lo haré, esperé mucho por esto -vuelve a jalar su brazo, guiando su paso con el suyo.

En circunstancias normales esto sería como cualquier otro paseo, pero nunca la había visto con ropas que no fueran del todo de color negro, tenia una combinación que, siendo sincero, le quedaba bien.

Lo llevó a diversos lugares, se divirtió y se olvidó de los deberes que le esperaban una vez pusiera un pie de nuevo en su oficina, pero en cuanto regresaron y ella se despidió de él para ir a su propio camino, la realización vino.

-¿Y bien? -fue la pregunta de Ignis mientras lo ayudaba a organizar unos documentos.

-¿Bien qué? -estaba más concentrado en buscar el sello real, el cual le fue tendido por su acompañante- gracias.

-Me refiero a su cita con la dama (...), ¿Cómo les fue?

No tenía idea de que eso fue una cita, su expresión lo dejaba a la vista.

-Supongo que ustedes son de los que avanzan lento -con eso dejó zanjado el tema, siendo que no le quería decir que (...) reaccionó parecido cuando se lo preguntó a ella.

-Nosotros sólo salimos a respirar un rato.

-Ella se pensó mucho la ruta y a donde irían -le comenta para ver alguna expresión en él pero solo se ve algo sorprendido.

-Entiendo, iré a agradecerle más tarde.

-No me refería a eso.

Por supuesto, acercarse a una persona de esa manera no se da a la rápida, toma tiempo y paciencia, en ocasiones demasiada cuando se daban pasos tan cortos como los que ellos estaban dando.

Era lento pero seguro, porque ambos sabían que no estaban dispuestos a abandonar el lazo que ya tenían solo por una relación fallida, pero aquello que nace de raíces fuertes y es tan bien cuidado como ellos lo hicieron es difícil que llegue a marchitarse.

No obstante, y cómo en toda relación que se está formando, había discusiones y peleas que se resolvían rápidamente.

-No hagas un lío.

-No lo haré, estoy calmado.

-Por supuesto que no lo estas, Noctis -lo hace sentarse en su cama, se ve furioso algunos podrían decir que hasta da miedo con sus ojos rojos de esa manera antinatural, variando entre rojo y azul- No te pediré que te calmes porque estas en tu derecho de estar molesto, yo también lo estoy, pero la manera en que expresas tu enojo debe ser diferente.

-Esa mujer faltó el respeto a la memoria de mi padre y de cómo gobernaba -tiene los dientes apretados, (...) comparte su molestia, pero gritar en frente de todos no era la manera- estuvo sonriendo cuando perdí los cabales.

-Entonces demuestra que eso no te afecta.

Calma después de la tormenta, eso era su tacto y su mirada después de cada arrebato de sus sentimientos y emociones.

Nunca le pusieron un nombre a aquello que se formaba entre ellos, no lo veían necesario además de la casi nula experiencia que ambos compartían en ese tema de la relaciones, aunque claro, (...) tenía algo más de experiencia por sus años de vida.

No había nada raro para ellos, entre cada paso las cosas solo ocurrían de manera natural y se sentía correcto, como otra de esas ocasionales noches en donde (...) se colaba en su habitación para ayudarlo a dormir como venía haciendo desde hace años.

En ellos ya era normal dormir juntos, para (...) era normal cuando Noctis se dormía casi hecho bolita a un lado de su cintura o simplemente acurrucado sobre ella, dejando su cabeza sobre el borde sus costillas y la piel de su vientre, pero eso cambió sin que se dieran cuenta, de alguna manera se sentía más íntimo, se sentían más cerca uno del otro y cuando (...) se despertó envuelta en los brazos de Noctis no pudo reparar en su sorpresa, porque se sintió protegida, aun cuando no podía ver su rostro que se ocultaba en su cuello podía sentir su respiración chocar contra su piel y no dudó en acariciar su cabello con sus dedos, en cuanto lo sintió moverse tampoco se detuvo porque sabía que le gustaba ese gesto.

-Buen día -musitó bajo, Noctis apenas parecía estar separando el sueño de la vigilia pero falló al, esta vez, poner su cabeza a en la mejilla de ella, (...) lo acomodó en sus brazos y dejó descansar su mejilla en su pecho para que estuviese más cómodo.

-Buen día -le escuchó decir con la voz muy ronca, le causó cosquillas la sensación de su aliento caliente contra su piel.

Era una sensación diferente pero a la vez era familiar.

-Es bueno ver que ya están volviendo a ser como antes -comentó Prompto mientras caminaban por los senderos del jardín- por un momento pensé que serían el típico par de amigos que nunca más se vuelven a hablar luego de que alguno se declara.

-Nunca dejaríamos de hablarnos por algo así -se queda callado de repente, la mirada pérdida.

-¿Un llamado psíquico de la dama (...)? -hizo señas raras con su mano sobre su cabeza.

-Sólo me preguntaba si dejó su camiseta en mi habitación.

-Wow... Nunca pensé que siendo ustedes se pasarían la segunda y tercera fase tan rápido.

-¿De qué bases me estas hablando?

-Tu sabes...

Era incluso más divertido molestarlo con el tema, al no tener experiencia en ese tipo de cosas era un blanco fácil para las burlas de sus amigos, más que nada de Gladio y Prompto, lo abochornaban con simples comentarios y de paso lo dejaban en ridículo al no saber responder a ello.

-Estas rojo -pasó su mano por su mejilla, sintiendo la superficie algo raso posa porque su barba volvía a crecer- ¿Te han vuelto a molestar con eso? -la mira con el ceño fruncido al oír su tono burlón, incluso ella sacaba partido de todo ello para divertirse con él- no te molestes, es solo que no hay razón para estar avergonzado, ¿o es que yo te avergüenzo?

-Para nada -su repuesta es inmediata y muy seria, a (...) sus palabras le sorprenden y la hacen sonreír mientras baja la mirada- no vuelvas a pensar eso nunca más.

-Entendido -están cerca y eso para ellos es normal, pero ella, por más codiciosa que suene, quiere más- ¿Puedo?

-¿Te refieres a eso? -se tensa un poco, ambos en el cuarto de ella, donde nadie puede verlos, y eso le recuerda que puede estar tranquilo entre esas cuatro paredes- sí, estaría bien.

-¿Estaría? -vuelve a reír y hace el ambiente más ameno para ambos, lo que tiene que pasar solo pasa, mientras siente el roce de sus dedos algo callosos por usar la espada pasar por su mejilla.

No le pusieron un nombre a lo que tenían, no lo vieron necesario, porque para ellos simplemente era lo que era, algo que sólo ellos compartían, algo que sólo ellos sabían como se sentía.

Los recuerdos dolorosos de ambos fueron quedando atrás mas no desaparecieron, eran recordatorio de lo que habían vivido y los atesoraba como la experiencia de vida más importante que pudieron tener.

Cada momento de dolor parecía ser curado por la influencia del otro.

-¿Cómo te va? -preguntó mientras se acercaba un momento al escritorio de su oficina, Ignis había salido y era una oportunidad de verlo entre horas que no quería desperdiciar; la sonrisa cerrada con la que la recibió le dio alegría dentro de sí.

-Estoy viendo estos papeles para reconectarnos finalmente con Tenebrae -le pasó los papeles en su mano y ella lo leyó con cuidado, apoyando su cuerpo en el borde.

-Qué bueno, hace dos años que no tenemos contacto directo con ellos desde tu coronación, el pequeño de Ravus debe ya tener 6 años -su mirada se pierde recordando al pequeño rubio tímido que le saltó encima para abrazarla ni bien su padre le dijo que la saludase- Sylvek es un niño muy adorable.

-El nuestro también podría serlo -su comentario sin segundas intenciones la dejan tiesa a ella y luego a él una vez piensa en lo que había dicho.

-Bueno, yo, el tema de un hijo de nosotros dos, ¿no es muy precipitado? Digo, ni siquiera sé si puedo quedar embarazada, ¿Sabes? Con todo el tema de que este no es mi mundo y esas cosas -esta nerviosa y tensa, Noctis se levanta de la silla para ir a su lado y pasa el brazo sobre sus hombros- incluso si tengo un hijo, ¿será como yo? Necesitará magia a cada momento si es así y no quiero eso, no quiero que... -detiene sus dudas cuando le hace mirarlo, tiene los ojos bien abiertos y hasta parece asustada- no creo ser capaz de darte un hijo.

-Eso no tiene importancia ahora -eso dice, pero su expresión decaída hace a (...) dudar seriamente de ello- no tengas tantas dudas en tu mente.

El tema queda a un lado mas no terminado, es importante hablar de ello, pero no ahora, ambo saben que así es, por lo tanto solo se enfocan en lo que tienen en frente.

-Estoy confundido.

-¿Con qué?

-Tú y el rey Noctis, ¿Qué se supone que son?

(...) deja de acomodar la capa blanca y la armadura sobre los hombros de Gladio.

-Sólo somos nosotros -termina poniendo una de las hombreras de la armadura- te queda perfecto.

-Bueno, es lógico porque fue hecho para mí -(...) ve una arruga en la tela blanca y pasa su mano para alisar la tela- es tan raro tener que usar el blanco.

-Te comprendo -al ser ambos de la nobleza están acostumbrados a solo usar ropas negras, símbolo de la nobleza, pero ahora que Gladio finalmente iba tomar el puesto de su padre en la corte del rey tenía que cambiar el negro por el blanco en señal de su nuevo título- los cambios son raros.

Eso es más que claro, en cuanto sale de la habitación se dirige a la propia y lo ve ahí, sentado junto a la ventana, voltea a verla ni bien cierra la puerta.

-¿Me estabas esperando? -se acerca a él, tomando su mano y sintiendo ese cosquilleo, como la magia va a ella, siente la vida en él que escapa por cada uno de sus poros.

-Sí, lo hacía -pasa el pulgar por el dorso de la mano ajena, justo sobre sus nudillos para luego mirarla a la cara, quita con delicadeza la máscara de su rostro y en cuanto lo hace ella sonríe.

Tantas cosas por las que pasaron, pero si ella se ponía a pensar en ello, lo haría todo otra vez, sin dudar un segundo, pasaría por cada cosa una y otra vez solo por él.

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