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Manjirō Sano



La mayor dirigió una mirada incrédula a su sobrina que se encontraba con la cabeza gacha mirando el piso.

—¿Qué...cosa me dijiste...?—

Saki cerró nuevamente los ojos por la vergüenza de repetirle lo mismo a su tía.

—Si...si me puedes ayudar a cómo escoger un regalo para alguien— murmuró nerviosa.

Ya sentía que la cara le explotaría de lo caliente que estaba y sus manos sudaban como nunca.

Todo era tan vergonzoso.

Anri, tía de Saki, ensanchó una sonrisa posando su mano en la cabeza de la menor.

—Me alegra que confíes en mi, Saki. Pero no tengo ninguna idea de ello— rió la mayor haciendo que Saki alzara su rostro.

—¿De verdad, Anri?— Saki temió— ¡pensé que tú sabrías!

—Oh para nada pero podemos ir a buscar juntas un regalo para tu ¿amigo?...¿amiga?— preguntó.

—Amigo...— después de unos segundo lo admitió—...es para Manjirō— soltó.

—¿¡El pequeño Mikey!? ¡No sabía que estaba de cumpleaños! ¡Vamos mañana al centro comercial!— exclamó con entusiasmo.

Saki parpadeó al ver así a su tía.

Si que adoraba a Mikey.



La pelinaranja de cabellos cortos a había tenido que rechazar algunas reuniones de sus amigos porque después de la escuela iba con su tía a buscar un regalo que sea adecuado para el líder de la Toman, esto causaba confusión en algunos solo Takashi sabía de eso y después se enteró Draken, pues Saki confiaba en que ellos no abrirían la boca como otros, y sí, se refería a Baji. Su amigo gritón y que soltaba todo sin preocuparse.

Manjirō observó como su amiga se alejaba después de decirle que no podía ir con ellos. Y la verdad eso lo ponía triste, le era agradable estar con ella, le encantaba dormir cuando ella realizaba sus tareas, muchas veces terminando durmiendo recostado en sus muslos; Saki se había convertido en una persona especial para él tanto así como Ken-chin, y no entendía el distanciamiento que estaba habiendo ahora entre ellos.

Mitsuya sintió un poco de pena al ver la tristeza en el rostro de Mikey, pero él seguiría guardando el secreto de su amiga. Porque sabía que todo terminaría bien.

Él que también sufría con eso era Draken que tenía que soportar los berrinches, cada vez más peores, del Sano, a este punto ya iba a cometer un crimen de odio. Pero era tanto el cariño que le tenía a su amigo que se aguantaba todo y también se lo merecía porque se acercaba su cumpleaños. Sabía que Saki le estaba buscando algo para Manjirō, un día la vió en el centro comercial acompañada de su tía. Rió al ver el desespero de ella por no encontrar algo bueno. Solo esperaba que lo encontrara pronto y que ahora ella soportará a Mikey.



Ya era el día.

20 de agosto.

Y Saki no podía estar más que nerviosa.

Mikey la ponía nerviosa. Y no sabía el por qué. Claro que le quería preguntar a su tía pero eso ya le ponía más vergonzosa que cuando le tuvo que preguntar por el regalo.

Sentía sus manos temblar en ese momento.

—Demonios— se quejó en voz baja— ¿Por qué estoy tan nerviosa? Solo entregaré un regalo a mi amigo y ya....uh ¿Por qué es tan difícil esto?—

Al término de sus clases la pelinaranja se levantó decidida en ir buscar a Mikey y entregarle su regalo, al menos quería ser de las primeras en entregarle porque apostaba que Draken ya le habría dado el suyo.

Cuando se encontraba dirigiéndose a la salida de la escuela se encontró con un tumulto de los estudiantes rodeando algo. Saki no le había dado importancia así que iba irse igual pero lo que la detuvo fue el grito de cierta persona que últimamente estaba jodiéndola en la escuela.

—¿Por qué ella habría de estar con un maldito pandillero? ¡Saki merece lo mejor! ¡Debe estar conmigo!— la pelinaranja alzó una ceja al escuchar eso. Era raro escuchar eso de parte de Kyoya, el chico que se convirtió un dolor de cabeza, lástima que estudiaban en la misma escuela pero lo bueno era que estaban en distintas clases.

—¡Saki es mi amiga solo he venido a escucharla!— esta vez se escuchó una voz muy reconocida para la adolescente.

—¿Eh, Manjirō?— corrió abriéndose paso entre los alumnos— ¡por un demonio sáquense de aquí!— gritó asustando a más de uno que le permitió el paso— ¡Mikey!— lo llamó con una sonrisa al verlo mirando fijamente a Kyoya.

—¡Sa-chin!— dijo este con una de sus típicas sonrisas mientras se acercaba a ella.

—¿De nuevo ese apodo?— murmuró fingiendo estar disgustada— ahora entiendo más a Draken—se compadeció de su amigo— ¿y qué haces acá Mikey? Yo iba a ir a buscarte, seguro te haz saltado tus clases para venir hacia acá— regañó la de altura alta, porque si, Saki le llevaba 6 centímetros más al Sano.

Mikey miró a otro lado confirmando a la chica de sus sospechas, escuchándose a continuación regaños de ella a su amigo, olvidándose en donde estaban.

—¡Saki no deberías juntarte con esa basura, se te va a pegar las malas mañas y una chica como tu no debe ser así!— intervino Kyoya, Saki solo lo miró muy seria.

—Kyoya, no se que tienes conmigo, pero desde ya te digo que pares si no quieres que reaccione mal— habló con seriedad.

El mencionado se asustó por ver de esa manera a la chica que gustaba, pero se permitió reunir coraje para decirle lo que sentía.

—Saki, me gustas— soltó este dejando en blanco a la adolescente— por favor perdóname, no sabía cómo acercarme y ahora me volví en alguien fastidioso para ti.

A Mikey no le gustó para nada esas palabras, no quería ni aceptaba ver a Saki junto a otra persona que no sea él. Se encontraba confundido con esos pensamientos, él no era así. Dirigió su mirada hacia a su amiga.

Mientras que la pelinaranja solo pensaba que miraba a Kyoya solo como un chico que estudiaba en la misma escuela que ella y nada más, puesto que no eran ni compañeros de clases. Entonces pensó que seguro se refería a ser amigos. Si claro eso debe ser, pensó positiva.

—Kyoya...yo...



—Lo dejaste llorando—

—Esa no era mi intención te lo juro— respondió muy apenada la de orbes ámbar. Aún recordaba el rostro lloroso de Kyoya.

—¿Por qué te alejabas de nosotros?— preguntó de repente el Sano con su mirada fija en el suelo, se había puesto serio de la nada. Se sorprendió al oír la melodiosa risa de Saki.

—¿Por qué pensaron eso?— se limpió una lágrima que se encontraba por salir de sus ojos— solo estaba haciendo algo. O bueno...estaba buscándote un regalo, Mikey— admitió.



Mikey se relajó al escuchar eso, pensaba que Saki ya no lo quería ver pues las palabras de ese tipo aún estaban en su cabeza diciendo que Saki merecía lo mejor.

Y era cierto.

—No pude encontrar un regalo que sea perfecto para ti Manjirō— dijo en voz baja para luego buscar en su maleta su regalo y entregándoselo a Mikey— pero hice con mis propias manos estos dulces e hice dorayakis, son tus favoritos ¿no?...espero que te gusten...— a este paso el rostro de la Sonohara estaba rojo y por eso mismo terminó hablando demasiado rápido.

Mikey miró con sus ojos brillantes la caja que Saki le extendía. Realmente la quería mucho.

—¿Eh? ¡Mikey!— gritó la fémina al sentir como Manjirō se colgaba de ella en un gran abrazo.

—¡Gracias Saki!— gritó muy feliz para después posar su cabeza en los hombros de ella— y yo preocupándome, pensé que ya no querías ser nuestra amiga— murmuró el rubio.

—Como que no quiero ser su amiga, es todo lo contrario aunque a veces Baji me saque de quicio pero al final de cuenta todos son mis amigos...y nunca dejaría de serlo— dijo suavemente dejando satisfecho al Sano.

Después de ese momento ambos se dirigieron al templo donde realizaban las reuniones de la Toman, esta vez se armaría un festejo por el cumpleaños de Mikey.

—Saki— llamó

—¿Qué sucede?—

—Ya me acabé los dorayakis y los demás postres que hiciste—

—¿Qué? ¡Pero si recién vamos caminando media cuadra! ¿Cómo te lo acabaste tan rápido?—

—¡Es que estaban deliciosos!—

Saki no pudo hacer nada más con la actitud de Mikey.

—Está bien, en casa deje enfriando más, además Anri quiere entregarte tu regalo—

—¡Oh~" ¡Tu tía me cae súper bien Saki! Siempre me compra dulces— dijo son una sonrisa el rubia recordando lo sucedido días atrás. Esa mujer le caía bastante bien.

—Recuerda decirle por su nombre cuando la veamos, no le gusta que le digan tía— recordó Saki.

Manjirō rió al también recordar eso, la tía de Saki no le gusta eso porque la hacían parecer más mayor de lo que era.

—¡Oh! Me había olvidado de algo Mikey— recordó la pelinaranja después de parar de reír.

—¿Qué cosa?—

—No te desee Feliz cumpleaños— sus orbes ámbar los posó en Mikey y le sonrió— ¡Feliz cumpleaños Manjirō, espero que podamos pasar más tiempo juntos también!—


Saki y todo el fandom:

Los de la Toman en el cumple del Mikey (principalmente Baji):


De paso les invito a pasarse a mi Insta, que acabo de subir el reel de mi bujo sobre Mikey ❤️❤️

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