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Baji Keisuke

Izuna suspiró mientras acomodaba su largo cabello azulino, luego se giró para mirar a su amigo pelinegro.

—¿Y ahora por qué haz peleado con Mikey-kun?— preguntó recibiendo un puchero de Baji.

—Él es un idiota, solo porque golpeé a unos tipos no me dejará estar en las reuniones de la Toman por un tiempo— bufó mirando la habitación de su amiga.

—¿Por qué los golpeastes?— volvió a preguntar— responde— demandó al ver que Keisuke no quería responderle.

—Me miraron fijamente, solo por eso— dijo en tono bajo, Izuna solo lo miró estupefacta.

—¿Enserio? Yo creo que el loco eres tú— la joven cerró su cuaderno donde se encontraba dibujando y se paró del asiento de su escritorio— ¿Quieres cupcake? Acabo de hacerlos— cambió rápidamente de tema dejando, esta vez, con la boca abierta al de cabello largo—

—Si— pero tampoco se iba a negar.



Baji Keisuke se había dado un objetivo mientras duraba el castigo que Mikey le había puesto y se llamaba: "Gran Misión para que Izuna pierda el miedo a los gatos".

Inteligente, ¿no? Además le sonaba genial.

Pero había un problema y ese era la mascota de ella.

Benjamín Yuichiro era su nombre.

Un pato blanco.

Si, la mascota de Izuna era un pato. Un pato súper limpio y que usaba ropa.

No lo confundan, Baji amaba a los animales, a todos en general, siendo sus favoritos los gatos. Solo que ese pato le daba miedo, siempre sentía como sus oscuros ojos lo observaban cuando estaba junto a Izuna. Era como si lo analizara, muy aterrador.

—¿A que no es tierno? Aww~ me lo como a besos— decía la peliazul abrazando a su mascota.

—Más bien te lo comerás con arroz— susurró Baji.

—¿Ah? ¿Dijiste algo?—

—No, nada. Tus cupcakes están sabrosos— alagó él, y no mentía. Claro que había algunas cosas por corregir, pero este ya era un gran avance para ella.



—¿Qué quieres que te enseñe, Kei-kun?— preguntó Izuna al ingresar al cuarto de él.

Baji sonrió, era hora de comenzar el plan mientras ese pato no estaba cerca.

Izuna lo miró confundida al ver como Baji escondía algo detrás suyo.

—¿Qué pas...?— se calló al ver frente a ella un gatito de color oscuro— ¡ESTÚPIDO NO ME LO PONGAS EN LA CARA!— chilló al ver como su amigo se acercaba lentamente con el animalito y ella retrocedía cada vez más.

Desde que un pequeño gato le rasguñó su mano hasta hacerla sangrar comenzó a tenerles miedo.

Si les parecía tiernos pero lejos de ella, claro está.

Keisuke rió mirando a la peliazul, ella parecía una gatita de lo asustada que estaba.

—Pero no te va a hacer nada, lo juro— exclamó Baji para luego enseñarle como el gatito se refregaba contra él, Izuna dejó de gritar al ver la escena— ¿vez? Solo es un bebé, quiero que dejes de temerle ¡Así luego vamos junto a Chifuyu a darles de comer a los que no tienen un hogar!— decía suavemente tratando de calmar a la adolescente.

Izuna hizo caso a sus palabras y se acercó lentamente mientras el pequeño gatito la veía con sus grandes ojos amarillos, ella igual lo miraba fijamente, fue acercando su mano aún con muchos nervios a tope.

Tragó saliva debido al tenso momento. Ya casi sus dedos tocaban al animal.

Ya casi.

Hasta que Baji, quien se encontraba aburrido por la escena que estaba haciendo su amiga, alzó al gato haciendo que la azulina terminara tocándolo.

Otro grito se escuchó en la residencia del pelinegro.

—¡Baji, ¿le haz hecho algo a Izuna-chan?! ¡Si es así ahorita subo jovencito!— se escuchó el gritó de la mamá de Baji que se encontraba en el primer piso del hogar.

—¡No fue nada, mamá! ¡Te lo juro!— respondió Baji con miedo.

Después de eso, Izuna terminó molestándose con su amigo, obviamente era un enojo solo para hacerlo sentir mal por lo que le hizo.

En ese momento estaba dirigiéndose a la escuela a pasos lentos.

Fue entonces que comenzó a escuchar pequeños gimoteos. No quiso ser chismosa ni nada, pero terminó acercándose a donde provenía esos sonidos ya que también escuchaba como si estuvieran golpeando algo.

Sus ojos se abrieron con sorpresa viendo como unos chiquillos estaban fastidiando una caja donde se encontraba pequeños gatitos de diferentes color de pelajes.

—¿Qué creen que hacen, imbéciles?— se acercó expresando su furia llamando la atención de los chicos.

—Solo nos deshacemos de la basura, ¿no, chicos?— dijo mientras los otros reían.

—Yo veo que las basuras son ustedes, váyanse antes de que le rompa sus horribles caras— amenazó poniéndose adelante de la caja impidiendo que los golpearan más.

Tembló un poco, ella no sabía pelear pero no dejaría que unos inocentes animalitos recibieran tales golpes.

—¿Uh? Salte de ahí niña, no me importaría tener que golpearte, ¿sabes?—

—No lo voy hacer, váyanse ustedes y dejen a estos gatitos en paz— gruñó viendo como ellos se acercaban a ella y cuando el líder se preparaba para darle un puñetazo fue detenido por un mano.

—Oí, oí, oí, ¿te crees la gran cosa por golpear a inocentes? ¿He?—

Izuna sonrió al ver ahí a Baji.

Sabía que con él todo saldría bien.

El pelinegro observó como su amiga verificaba si los gatitos estaban bien. Su sangre hirvió al escuchar algunos gimoteos de los animalitos y ver su caja casi destruida.

Esos cobardes se iban a arrepentir de lo que hicieron.

Aún con todo los gritos, Izuna no se inmutó por eso, su prioridad en esos momentos era transmitirle confianza a los pequeños y de esa manera poder llevarlos a un lugar seguro.

—¿Están bien?— preguntó Keisuke limpiándose algunas gotas de sangre que salpicaron a su rostro.

—Si, nada grave— respondió la de ojos púrpura, sorprendiendo al de colmillos al verla cargar a los gatitos.

—Izu...tú...— la señaló todavía estupefacto.

Ella de igual manera se había dado cuenta de lo que había hecho.

—...eh...— susurró en shock viendo como los gatitos se acurrucaban en sus brazos.

—¡Si funcionó! ¡Todo fue un éxito!— gritó Baji con alegría moviendo sus brazos al aire. Pareciendo, a vista de la azulina, un niño.

—¿Uh? ¿Baji-san? ¿Izuna-san? Pensé que ya habían llegado a la escuela—

Ambos voltearon al escuchar la voz de Chifuyu.

El Matsuno abrió los ojos con sorpresa al ver a la peliazul cargando a los gatitos. Él también estaba al tanto del miedo que ella les tenía a esos pequeños animales.

—C-Chicos...ya me dió miedo...— informó Izuna comenzando a temblar por el miedo pero sin soltar a los gatitos, no querían que fueran lastimados solo porque les temía.

Los dos miembros de Toman suspiraron.

Al menos habían conseguido que los cargara por algunos minutos.


Uno del bb porque sí y también porque ya había tenido esta idea hace tiempito.

Y como siempre, esto tiene más de 1k de palabras cuando solo buscaba ser un drabble o un escenario...

De igual manera, ¡GRACIAS POR LAS LEÍDAS, COMENTARIOS Y VOTOS A ESTOS ONE SHOTS QUE NO PENSÉ QUE TENDRÍA TANTO APOYO!

ENSERIO MUCHAS GRACIAS ❤️

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