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Manjirō Sano

—Aww~ que lindo es Ryota-kun— dijo con una sonrisa Saki mirando como el bebé de cabellos oscuros dormía.

—Gracias, Saki— le contestó Enma mirando también a su hijo— Ken lo mima mucho, es un buen padre.

—Draken siempre me había dado esa vibra de ser buen padre, ahora veo que estaba en lo cierto— sonrió la pelinaranja.

—¿¡Ya despertó!?— se oyó el grito de Mikey desde la sala, haciendo que ambas chicas saltaran de la impresión.

—Lo voy a matar— susurró Emma con voz de ultratumba meciendo suavemente la cuna de su hijo para que volviera a dormir, sin lograrlo. El pequeño abrió sus ojos mostrando sus orbes amarillos, heredado de su mamá—lo mato— repitió la rubia. Horas que demoró en hacer dormir a su hijo para nada — no sé como la soportas, Saki— habló mientras cargaba a su hijo que parecía emocionado de escuchar la voz de su tío.

—Perdónalo, Emma— rió la de orbes ámbar— sabes que se emociona mucho con Ryota-kun. Hasta parece un niño.

Enma sonrió al escuchar eso. Era cierto, Mikey gustaba pasar tiempo con su hijo, y eso le alegraba a ella, podía notar lo feliz que era su hermano. Pero también agradecía que Saki estuviera siempre al lado de él. No sabría que habría pasado si su hermano seguía sufriendo en silencio como en su adolescencia.

—Gracias, Saki. Por siempre estar con Mikey— le dijo con una sonrisa dejando confundida a la otra mujer.

—¿Ya puede comer dulces?— Saki y Draken rieron al escuchar la pregunta de Mikey. En ese aspecto, él nunca cambiaría— He traído bastante para él, Saki me ayudó a comprarlo— habló emocionado el, ahora, pelinegro.

—Aún no puede, Mikey. Y eso mismo me preguntaste el día anterior— le contestó Emma pasando a Ryota a los brazos de su hermano, el bebé estaba emocionado al estar con su tío.

—Ryota tienes que crecer para que puedas comer dulces como tu tío— Manjirō le habló al bebé recibiendo de respuesta un balbuceo de este.

Los demás miraban con diversión la escena de Mikey y Ryota. Realmente estaban felices de que todo hay ido bien en sus vidas.

Comenzaron a entablar una conversación entre ellos, abundando en el hogar la alegría de estar juntos como familia. Porque eso eran ellos.

Mikey miraba con atención como Ken-chin, como le seguía diciendo, y Emma cuidaban de Ryota. Se alegraba por ellos y por la familia que había logrado juntos. Estaba más que confiado en que Ken-chin cuidaría por siempre a su hermana menor. Eso no lo dudaba. Y ahora que tenían un hijo, se habían vuelto más que unidos, los dos sabían lo que le sucedía al otro.

Pero de algún modo, él también quería eso.

Y no es que su relación con Saki sea mala. Ellos estaban juntos desde que eran unos adolescentes. Ambos podía confiar en el otro y su amor nunca se acabaría.

No por nada han contraído matrimonio, que mejor que unir sus vidas para siempre.

Pero él quería dar un paso más.

Quería poder formar una familia con su amada. Una en la que ya no solo fueran ellos, sino que tuvieran a alguien a quien entregar su cariño y amor.

Quería un hijo.

Saki observó como su esposo ya estaba cabeceando por el sueño. Le pareció sumamente tierno esa escena.

—Ese enano sigue pareciendo un niño— rió Draken mirando como Mikey ya casi estaba dormido. Verlo de esa manera le traía tantos recuerdos de cuando existía Toman y él siempre lo cuidaba.

—Lo sigue siendo— le secundó la pelinaranja sonriendo— Bueno, nosotros ya nos retiramos o sino Mikey se dormirá en la mesa—

La de cabellos largos levantó a su esposo y después de despedirse salieron del hogar Ryuguji y se dirigieron a su auto.

Saki abrochó el cinturón de seguridad de Mikey, porque este seguía dormido y no podía hacerlo. Le dió un beso en su frente. Se veía tan tierno que no pudo aguantarse.

Comenzó a conducir a su hogar, cantando en voz baja las canciones que se reproducía por la radio de su auto. Duro mucho tiempo de esa manera hasta que escuchó la voz adormilada de su amado.

—Saki...— le escuchó decir su nombre, ella al verificar si estaba despierto solo se encontró con que este seguía dormido. Se quedó callada para escuchar lo que diría, mañana lo fastidiaría con eso, estaba segura, pero no se esperó lo que el pelinegro diría...— tengamos un hijo.

Que bueno que no había ningún oficial, sino hubiera sido multada por la frenada inesperada que dió en medio de la pista.

Se quedó sin habla y con el corazón latiéndole rápidamente.

¿Qué había...dicho?

Miró a su esposo viéndolo completamente dormido en el asiento, como si no hubiera hablado entre sueño.

Estaba segura que eso era lo que tenía raro a su amor en esos días. Lo había visto pensativo muchas veces y que siempre quería ir a la casa de Enma para ver a Ryota. Además que muchas veces, en medio de la madrugada, lo había sentido tocar su estómago.

Puta madre.

Ahora todo cuadraba.

Y ella bien tonta no se había dado cuenta de eso.

Podía ser una modelo reconocida en el mundo y que contaba con su propio negocio pero era una lenta para detectar ese tipos de cosas que le sucedía a su querido.

Puso en marcha su auto con destino a su hogar.

Eso se arreglaría mañana.

Mikey despertó al sentir una calidez envolver su miembro. Al bajar su mirada se encontró con su esposa en medio de sus piernas.

—¿Ya despertaste, cariño~?— preguntó Saki con una sonrisa ladina dejando de lamer.

—¿Q-que crees qué haces?— Manjirō le preguntó muy avergonzado. No muchas veces podía tener a su mujer así.

—¿Qué pregunta es esa?— rió— ¿acaso no sientes esto?— volvio a introducir en su boca la extensión arrancándole un suspiro a Mikey.

—P-pero...¿por qué lo haces? E-es muy temprano...—

La pelinaranja se sentó en el regazo de su esposo mirándolo a los ojos.

—Cariño, ya lo entiendo todo— dijo Saki dejando confundido al pelinegro, ella se avergonzó por lo que iba a decir— ayer lo dijiste adormilado, que tú quieres tener un hijo—

El Sano abrió los ojos sorprendidos. Había abierto la boca.

—S-Saki no importa, entiendo si no estás preparada...ademas lo de tu trabajo...— la de orbes ámbar cortó las palabras de Mikey con un beso.

—No importa eso, cariño— le sonrió suavemente la mujer— yo también quiero a alguien a quien cuidar, ya no quiero que seamos solo nosotros dos en esta enorme casa.

—Entonces...¿¡podemos tener un hijo!?— habló emocionado Manjirō con los ojos brillantes, dejando que Saki se conmoviera por su reacción.

—Claro que sí, amor— respondió ella.

—Entonces ya no hay que esperar más— mencionó serio el pelinegro intercambiando las posiciones dejando debajo suyo a la pelinaranja que estaba más que sorprendida por el cambio de su Mikey.

—¿...Eh..?— musitó en shock la mujer.

Manjirō se quitó rápidamente la ropa que tenía puesta quedándose desnudo.

—No voy a parar hasta dejarte embarazada—

Con esas palabras Saki hasta creía ya haberse quedado en estado.

Solo Mikey podía pasar de ser alguien tierno a un hombre jodidamente caliente.

Banda, me inspire en esta madrugada y terminé haciendo este OS, que justo me lo habían pedido en el anterior cap. También me pidieron de Ran Haitani y en eso estoy trabajando, solo que tenía esta idea y quería escribirlo antes de que se me olvidara.

Espero les haya gustado el OS ❤️.

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