✨Escenario

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> Especial de Navidad

Takemichi sintió como el aire se iba de su cuerpo al sentir como algo o alguien caía encima suyo.

—¡Papá despierta, ya van a llegar mis tíos para pasar la noche buena!— escuchó la vocecita de su pequeña hija, Hori.

Un momento...

—¿¡Me dormí!?— se levantó sobresaltado sosteniendo entre sus brazos a su hija que se alegró de ver despierto a su papá.

—Si y me dejaste arreglando todo a mi sola— agregó Kagura, su esposa, ingresando al lugar— ya falta poco para que vengan los demás, así que debes cambiarte.

La pelirroja le sonrió para acercarse y darle un beso en la mejilla. Últimamente su Take estaba teniendo algunas pesadillas por los viajes al pasado que había realizado antes por lo que le dejó descansar un rato, ella iba a estar para él siempre. No lo iba a dejar solo.

Así que hoy era un buen día para que él la pasara rodeado de todos sus amigos. A todos quienes salvó y ahora lo consideran un héroe. Aunque el mismo Take lo niegue.

Pero había cierta persona a quien Kagura le tenía en la mira.

Y no, no era Hinata Tachibana. Es más, ambas eran unas grandes amigas, incluso saliendo a comprar junto a las otras.

A la persona que la pelirroja se refería, se trababa de cierto ex líder de la pandilla a la que su esposo perteneció en su adolescencia.

Sano Manjiro.

Siempre que él venía a su casa ocurría muchos problemas (no tan graves pero que Kagura si lo sentía así).

Y uno de ellos es que no dejaba en paz a su esposo por ni un momento.

Como ahora.

—¡Feliz noche buena, Takemitchy, Hori!— exclamó el Sano al ingresar al hogar de los Hanagaki.

—¡Tío Mikey!— Hori devolvió el saludo abrazando fuertemente a Manjiro. Era su tío favorito.

—Feliz noche buena, Mikey-kun— Takemichi se alegró de ver a su amigo— me alegra que hayas podido venir.

—Claro, no me perdería el poder estar junto a Takemitchy, Hori y con los demás— respondió el rubio de corto cabello, hasta que posó su mirada en Kagura, quien no se había movido de donde estaba— ah...hola Kagura, no te había visto— le dijo con desinterés haciendo que la mencionada apretara con fuerza el vaso de donde estaba bebiendo su jugo.

Ese enano...

—¿Mikey? Disculpa no te había visto, pensé que había llegado el enano que había comprado ayer— respondió la pelirroja con una sonrisa falsa. Esta vez el enojado era Manjiro.

Takemichi solo suspiró al ver como ambos peleaban infantilmente. De alguna manera ya se estaba acostumbrando a eso.

Así que los ignoro para recibir a los demás, llegando después Draken junto a Emma.

—Esos dos no van a cambiar— afirmó el Ryuguji causando que Take asintiera.

—Ese Mikey, ni por un momento se puede comportar— Emma se cruzó de brazos.

Takemichi solo rió con las palabras de sus amigos. Todos sabían que detrás de esas peleas tontas entre Mikey y Kagura, ambos se tenían un gran cariño de amistad.

Después de todo, ambos lucharon juntos para traer de vuelta al Take que conocían y adoraban.

La navidad ya estaba cerca, así que todos se emocionaron a contar los segundos que quedaban. Hasta Hori se unió, a pesar de que luchaba por no dormirse haciendo sonreír a sus padres.

—¡...1! ¡FELIZ NAVIDAD!—

—¡Papis, feliz Navidad!— les dijo Hori abrazándolos fuertemente.

—Feliz navidad a ti también hija— ambos correspondieron al abrazo de su hija.

Luego miraron como Hori corría a abrir sus regalos.

—Feliz navidad, amor— Kagura se acercó al pelinegro juntando sus frentes.

Takemichi sintió calidez al sentir los brazos de su esposa rodeando su cuello.

Valió la pena luchar por estar viviendo ese momento.

—Feliz navidad, cariño—

Kagura se acercó iniciando un corto beso entre ambos. Luego esos besos durarían más cuando estuvieran en su intimidad...

—¡Takemitchy, feliz navidad!—

...y sin un Mikey cerca.

—Atrás gata rompehogares— bromeó la pelirroja al ver como el de menor estatura no soltaba a su esposo.

—Ahora Takemitchy debe estar conmigo—

—No, debe estar conmigo soy su esposa.

—Y yo su amigo, así que soy más importante— alardeó el Sano comenzando así una divertida pelea entre ellos.

Takemichi solo pedía ayuda a los demás que no dejaban de reírse a carcajadas por todo lo que el pelinegro estaba pasando, incluso había visto como Baji los grababa.

Solo deseaba que esa felicidad durara para siempre entre su familia y amigos.

Miró a Kagura que no dejaba de reír haciéndola ver más hermosa de lo que era.

Si que había valido la pena todos esos viajes en el tiempo.






Stella salió de su hogar con la cabeza gacha.

Ella odiaba estas festividades. Además con que gana tendría para celebrarlo si siempre su papá prefería su trabajo que pasar, aunque sea, un momento con ella.

Fijó sus ojos marrones en las diferentes familias que había por las calles o a los grupos de amigos que se juntaban para celebrar.

Ese día sí que estaba en su contra por lo que veía.

Llegó a una pequeña banca en donde tomó asiento. Suponía que pasaría ahí el rato hasta que se pudiera ver los fuegos artificiales y luego iría a casa para dormir.

Eso era lo que pensaba hasta que vió como alguien se paraba frente a ella impidiéndole ver todas las luces que alumbraban la ciudad.

—¿Stella? ¿Qué haces aquí sola?—

Vaya, eso si que había sido algo inesperado.

No contestó debido a que no dejaba de mirar a Shinichiro. Siempre lo había visto con su ridículo peinado pero verlo con su cabello azabache alborotado era otra cosa.

—Solo vine a pasar el rato— contestó con sinceridad luego de unos segundos. Y aunque había querido ser sarcástica no lo hizo porque Shinichiro no se merecía que ella lo tratara mal solo por tener un mal día.

Observó como el pelinegro abría y cerraba la boca como queriendo decirle algo y a la vez no.

Eso confundió a la rubia.

—¿Te gustaría pasar la navidad conmigo y mi familia?— le preguntó rápidamente el Sano con las mejillas encendidas pero que la rubia sí lo logró escuchar.

Shinichiro siempre sería alguien con muchas sorpresas, era lo que pensaba ella.

Stella sintió una calidez rodearle al ingresar al hogar del pelinegro y más cuando los niños corrieron a abrazarla. Los conocía porque ya había ido antes, pero aún así era raro ser recibida con tanto cariño, incluso su abuelo la recibió a gusto haciendo que de a poco Stella dejara de sentirse incómoda y pasara una agradable noche.

Recordó cuando inesperadamente Shinichiro la invitó a salir sin siquiera conocerse un poco y debido a eso ella había pensado que él era un completo idiota. No estaba más que equivocada, aunque Shinichiro no hizo mucho para su primera impresión.

Rió internamente sobre eso. Ahora que lo iba conociendo aquel pensamiento iba cambiando.

Así que se armó de valor y sujetó de la mano al pelinegro.

—F-feliz Navidad— murmuró ella apretando su agarre. Los gritos de fondo de los niños hacían que se corazón se calmara un poco...solo un poco.

Al ver como el chico quedó inmóvil, la hizo pensar que estuvo demás el haberle agarrado la mano pero al sentir como Shinichiro hacía lo mismo hizo que levantara su mirada para encontrarse con las de él.

Sintió su corazón latir con fuerza al ver una tierna sonrisa en su rostro.

—Feliz Navidad a ti también, Stella— le dijo— espero que podamos pasar más tiempo así juntos— soltó él haciendo reír a la rubia.

—Yo también lo espero— exclamó divertida luego posó su mirada en los niños que abrían rápidamente sus regalos— no traje regalos.

—No es nece-

—Salgamos Shinichiro— habló rápidamente Stella cortando las palabras del Sano— quisiera darte algo. Tu ya me has dado mi regalo, yo quiero darte uno.

—¿Eh? P-pero si yo no te he dado nada— respondió nervioso el Sano.

—Sí que lo haz hecho— los ojos marrones de la chica brillaron cautivando más el corazón del chico— desde hace mucho que no pasó la navidad con alguien. Así que me alegró mucho que me invitaras a pasarla contigo y con tu familia. En verdad gracias, realmente me encantó.

Shinichiro no supo que responder. Aún no sabía todos los problemas que ella tiene, pero esperaba estar a su lado para poder resolverlos juntos.

Agradeció los consejos de sus amigos. Había sido de lo mejor el haberla invitado a pasar la navidad.

—Si, salgamos— Shinichiro habló emocionado— espero que ya no me veas como un tonto— agregó divertido.

Stella negó divertida.

—Ya no lo eres, tenlo por seguro.





Saki se levantó de la cama al escuchar muchos gritos. Cuando bajó a revisar sobre que trataba sólo se encontró a su esposo e hijo emocionados por la Navidad. Eso hizo que sonriera divertida y que el sueño se fuera de su cuerpo.

—¡Mamá ya te levantaste!— el primero en notarla fue su hijo, quien corrió a abrazarla.

—Buenos días, cariño— respondió ella dándole un sonoro beso en la cabeza del niño haciéndolo reír por aquello.

—Sa-chin yo también quiero— se quejó Mikey acercándose a ellos con un puchero.

—Claro, claro, ven aquí— Saki dejó un rápido beso en los labios de Mikey, a lo que él pelinegro frunció el ceño.

—Yo quería un beso más largo— dijo el Sano alargando la vocal de la última palabra.

—Habrá besos más largos en la noche, amor— susurró la pelinaranja en su oído.

Eso captó la atención de Manjiro.

Ya quería que llegara la noche.

Dejó que su imaginación volara, ahora podía ver a su esposa con un corto traje de navidad que él le sacaría para poder verla en todo su esplendor. Ya podía sentir su suave piel en sus manos y el como sus piernas se posaban en su hombro mientras él...

—¿Qué es lo que piensas, enano pervertido?— Saki interrumpió sus pensamientos un poco sonrojada al sentir como su Mikey no dejaba de mirarla.

Aunque supo lo que pensaba con solo ver esos orbes oscuros que ella amaba.

—Sa-chin, ¿podemos tener otro hijo?—

—¡Claro que no! Ya tengo suficiente con cuidarte a ti—

—Eres mala—

Saki intentaba quitarse a su esposo quien no dejaba de abrazarla, todo visto por el menor de la familia quien no entendía muy bien lo que pasaba pero aún así le causaba risa ver a sus padres de esa manera.

Esa iba a ser una divertida navidad en la familia Sano.






Mika sujetó con fuerza la mano de Souya causando que el Kawata menor sintiera como su corazón casi se saliera de su pecho.

Y es que aún no podía creer como alguien tan linda como Mika Hayami saliera con él, un simple pandillero que siempre tenía en su rostro una expresión enojada.

—Eres lindo Sou-kun— le dijo la rubia con algunos mechones celeste, sonriendo al ver como el rubor se expandía en el rostro de su algodoncito celeste.

—T-tu eres más l-linda— respondió él muy nervioso.

—¡Aww~, no puedo creer que siempre seas tan lindo!— Mika lo apachurró entre sus brazos, haciendo que Souya casi colapsara. Eso había sido mucho para su corazón— mi mejor regalo eres tu, Sou-kun— dijo sin dejar de sonreír— así que estoy pasando la mejor navidad de mi vida con solo tenerte conmigo.

Mika se sobresaltó al sentir como el cuerpo de Souya comenzaba a temblar, un poco asustada se alejó un poco de él solo para verlo llorando. Eso la preocupo.

—¿Sou-kun?—

—¡Yo también estoy pasando la mejor navidad de mi vida! ¡S-solo lloro porque realmente me conforta tenerte conmigo, aún se me hace que sea un sueño tener a alguien tan hermosa y buena como tú a mi lado!— sollozó Souya, aunque esas eran lágrimas de felicidad.

Mika no se esperó eso, pero le había encantado mucho.

Rápidamente besó a su chico sintiendo como este detenía sus lágrimas.

—Esas fueron unas hermosas palabras, Sou-kun— mencionó ella para después agarrar con emoción su mano— ahora estoy mas que emocionada por darte mi regalo, solo espero que te guste— comento jalándolo y comenzando a caminar entre las personas.

Souya no sabía de lo que trataba por lo que fue una gran sorpresa el recibirlo.

Siempre recordaría esa navidad.


Espero que haya quedado bien este escenario 👍

También espero que hayan pasado una feliz Navidad a lado de sus seres queridos❤️ y abrazos para todos ✨✨.

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