EP 03

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Es temprano en la mañana, el sol aún se oculta a medias en el horizonte, densas nubes decoran los cielos pintados con trazos color melocotón, rosa y azulado, y el aire es fresco y húmedo. Beomgyu está despierto, sorprendentemente, y Taehyun no está seguro de que alguna vez se haya despertado tan temprano.

— Yo también quiero ayudar —exige mientras se atiborra de panqueques de fresa y canela. Su cabello es un desastre, mechones de cabello color caramelo que sobresalen en diferentes direcciones; sus ojos todavía están un poco hinchados, así como sus labios rosados ​​​​manchados con un poco de mermelada, y sus mejillas tienen un ligero tinte rosado mientras Beomgyu las llena con un delicioso desayuno casero. Se ve tan gracioso y Taehyun hace todo lo posible por no reírse a carcajadas, pero a juzgar por la mirada molesta de Beomgyu que cae sobre él, supone que no puede ocultar su sonrisilla— ¡Halmeoni, quiero ayudar! ¿Que puedo hacer?

— Beomi, ya te lo dije, no tienes que ayudar. Estás de vacaciones, deberías estar relajándote. Deja que Taehyun y yo nos encarguemos de todo —se ríe ante el suspiro dramático de su nieto cuando se gira para darle un vaso de leche tibia.

— Pero es aburrido simplemente relajarse. Yo también quiero hacer algo, halmeoni —protesta con voz quejumbrosa— Antes me dejabas revolver la mermelada o apretar las tapas de los tarros —le recuerda con una sonrisa infantil curvándose en sus labios. Taehyun recuerda cuando Beomgyu solía alardear de cómo ayudaba a hacer la mermelada más famosa del pueblo, y Taehyun se burlaba de él diciendo que él cosechaba el tabaco de los cigarrillos favoritos de su abuelo, y terminaban discutiendo y persiguiéndose todas esas veces— ¡Oh, ya sé! ¿Y si voy al mercado del pueblo a vender los productos? ¡Soy un buen modelo y promotor! Chum-churum soju me pagó para ser la cara de su marca, pero esto la haré con un descuento —bromea con su abuela con una sonrisa traviesa, como cuando tenía nueve años.

— Por lo general, Taehyun es quien va al pueblo a dejar los frascos y las cajas de fresas en las tiendas —murmura AeRi, pensando en las palabras de su nieto y a Taehyun no le gusta a dónde va esto, tampoco a Beomgyu porque su sonrisa se debilita— Tal vez puedas ir con él y vender algunas fresas y tarros de mermelada en el mercado... También hice galletas rellenas de fresas, puedes dárselas a los clientes como regalo.

A Beomgyu le toma un largo segundo, pero se anima y asiente con las palabras de su abuela. Taehyung toma un sorbo de su café caliente mañanero, sin estar seguro de cómo debería reaccionar o si debería tratar de hablar con AeRi para que se retracte de la idea, que no le suena muy inteligente.

Beomgyu parece odiarlo y un viaje corto a la ciudad podría ser la oportunidad perfecta para empeorar esa situación. Aunque no puede decir nada, porque muy pronto, Beomgyu está masticando el resto de sus panqueques y ahogándose en leche antes de salir apresurado hacia el baño de arriba para prepararse.

— Taehyun —el moreno voltea cuando escucha a AeRi decir su nombre.

— ¿Sí? — está recogiendo los platos vacíos y sucios suyos y de Beomgyu, dejándolos en el fregadero para lavarlos.

— No dejes que Beomgyu conduzca la camioneta, aunque insista, lo cual lo dudo, pero por si acaso, no lo dejes —dice con una suave sonrisa— Sabe conducir, por supuesto, pero apuesto a que le gusta acelerar por los caminos y no quiero que estrelle la camioneta de Jaeyun. Cuando lo visité en Navidad hace tres años, me llevo a dar un paseo para conocer la ciudad y me sentí como si estuviera en una montaña rusa —cuenta AeRi con la misma cara divertida que Beomgyu y se ríe del recuerdo.

Taehyun deja escapar una risa suave y aireada.

— No se preocupe, lo estaré observando.

Taehyun cumple su promesa de vigilar a Beomgyu.

Mantiene sus ojos en él cuando el castaño baja las escaleras, recién salido de la ducha, oliendo a jabón de avena y champú de té verde. Mantiene sus ojos en él cuando suben a la vieja camioneta y Beomgyu se mira en el espejo retrovisor, cepillándose el cabello con los dedos tratando de peinarlo. Taehyun incluso sigue mirándolo de vez en cuando mientras conduce por el camino polvoriento y lleno de baches hacia el pequeño y viejo pueblo, cruzando y descruzando sus largas piernas a la vista (ya que lleva puestos pantalones cortos de mezclilla) y dejando colgar su sandalia en el dedo pulgar del pie.

— Deja de mirar —Beomgyu murmura sin voltearse, en realidad está sentado hacia la ventana pero sus ojos están cerrados ya que el sol está saliendo y la cálida luz le da justo en la cara— Te vas a estrellar si no mantienes los ojos en el camino.

La llamada de atención lo toma desprevenido y rápidamente mira hacia otro lado, el corazón se le salta un latido por la sorpresa. Taehyun quiere preguntarle cómo supo que estaba con los ojos puestos en él, pero no lo hace.

— Soy un conductor excelente y responsable, no te preocupes —dice en cambio, sorprendentemente tranquilo. Aunque no sabe cómo se las arregla para hacerlo. La mañana se vuelve más cálida a medida que sale el sol en el cielo y Beomgyu suspira profundamente, pero el suspiro se convierte en un largo bostezo— Te despertaste muy temprano hoy —Taehyun hace la observación y Beomgyu hace un sonido afirmativo en voz baja.

— Quería desayunar como es debido, lo necesito para tener la energía suficiente para un largo día de trabajo en la granja —murmura en respuesta, no muy enérgico. Taehyun no se atreve a mirarlo directamente, pero capta su reflejo en el espejo retrovisor y parece que está tratando de dormir con la cara apoyada en la palma de la mano. Taehyun pasa un bache y la camioneta se sacude, haciendo que Beomgyu abra los ojos cuando su cabeza golpea el costado de la puerta— ¡Oye! Dijiste que eras un buen conductor —se queja, frotándose la frente donde ha recibido el golpe.

— El camino está lleno de baches, no puedo hacer mucho al respecto —Taehyun se encoge de hombros y eso le gana otra mirada molesta de Beomgyu, esta vez entrecierra los ojos antes de rodarlos en otra dirección.

Se hace un silencio dentro del vehículo, lo único que se escucha es el ruido del viejo motor de la camioneta y el trinar de los pájaros en los árboles. Beomgyu apoya la espalda contra el asiento y estira las piernas para dejarlas descansar descalzas sobre el tablero delantero. Taehyun realmente trata de no mirar por mucho tiempo pero no puede evitar robar algunas miradas ocasionales a esa piel tostada que se antoja suave y cálida.

— ¿Y cuánto tiempo planeas quedarte aquí, Beomgyu-ssi? —Taehyun se encuentra preguntando de la nada. Realmente no necesitaba llenar el silencio sino más bien distraerse de la vista que tiene a su lado.

— Qué hablador estás hoy —dice Beomgyu enfadado, cruza los brazos sobre el pecho y mira fijamente al azabache. Es obvio que se está quejando de eso, ya que ayer, en el invernadero, Taehyun no se esforzó mucho en hablar con él. Taehyun no reacciona al comentario de Beomgyu por un largo rato y al final el castaño termina suspirando cansado— Me quedaré por cuatro semanas —responde a la pregunta inicial de Taehyun— ¿Haces esto todos los días? Venir al pueblo a dejar la mercancía, quiero decir.

— No todos los días, generalmente sólo dos veces al mes, a menos que una tienda se quede sin productos y solicite una reposición anticipada.

— Ah, ya veo.

— AeRi solía venir con Jaeyun para hacer esto. Él la ayudaría a instalar su puesto en el mercado del centro, se iría a dejar las cajas y luego la recogería. AeRi dejó de venir al mercado después de... bueno, ya sabes.

— Sí —Beomgyu asiente lentamente, entendiendo de inmediato lo que Taehyun quiere decir.

El intercambio de palabras es un poco extraño e incómodo. Rápidamente se quedan sin cosas que decir, por lo que se quedan callados por el resto del camino. Beomgyu no vuelve a quejarse de los baches en la calle y Taehyun no le pregunta nada de nuevo, simplemente continúan su camino en silencio.

El azabache observa a Beomgyu bajar la ventanilla y cerrar los ojos al sentir el aire cálido golpeando su rostro, mechones de cabello color caramelo volando por todas partes alrededor de su rostro y Taehyun decide volver a centrar su atención en la carretera. Les toma doce minutos más llegar al pueblo, pero cuando finalmente están allí, Beomgyu parece estar completamente despierto por fin.

Taehyun estaciona el vehículo y Beomgyu se apresura a bajar de un salto.

— Dios, este lugar se ve exactamente igual que hace años —dice, estirando los brazos sobre su cabeza y reclinándose hacia atrás para desperezarse. Su endeble camisa abotonada se levanta un poco, sólo lo suficiente para exponer un atisbo de su abdomen plano— No ha cambiado ni un poco.

Taehyun se da la vuelta antes de que pueda ver más allá de eso y comienza a descargar la parte trasera de la camioneta, carga tres cajas a la vez y comienza a caminar, esperando que Beomgyu lo siga, pero cuando no escucha pasos detrás de él, se da la vuelta.

— Vamos, tenemos que montar el puesto —lo llama pero Beomgyu ya está inmerso en una conversación profunda con una anciana que pasaba por allí. Resulta ser su antigua profesora de música, la que le enseñó a tocar la flauta, guitarra y el piano también— Beomgyu —repite al notar que la señora le pellizca las mejillas y se despide.

— Ya voy —Beomgyu corre hacia él una vez que la mujer se ha ido.

Taehyun y Beomgyu instalan el puesto más rápido de lo que esperaba. Beomgyu extiende el mantel rojo encima de la mesa de madera y comienza a organizar los frascos de mermelada y las galletas mientras Taehyun coloca las fresas en una canasta marrón.  Una vez que todo está en su lugar, Taehyun procede a explicarle a Beomgyu los precios de cada cosa y algunas ofertas, pero el chico castaño agita la mano y lo despide.

— Halmeoni ya me contó todo sobre los precios y las ofertas.  Puedes ir a dejar el resto de las cajas y volver más tarde —dice, poniéndose el delantal azul pálido con un lazo rosa bebé que pertenece a su abuela.

— ¿Seguro que lo recuerdas todo? No me importa expli- —Taehyun comienza pero Beomgyu lo interrumpe con otro gesto de mano.

— No soy tonto. Ya te dije que lo sé todo —repite solemnemente, esta vez frunciendo un poco el ceño— ¡Vete! Estaré bien aquí.

Taehyun lo mira por un largo segundo, y finalmente exhala y asiente.

— Bien. Estaré por aquí de todos modos, si necesitas algo sólo búscame o haz sonar el claxon y vendré ¿De acuerdo?

— Sí, sí —murmura Beomgyu, mucho más interesado en que la cinta del delantal se vea prolija. Cuando Taehyun no se mueve, mira hacia arriba y deja escapar un dramático resoplido de exasperación— Estás asustando a los clientes con esa cara. ¡Ve, ya!

Taehyun escucha y se va. Deja a Beomgyu en el puesto, todavía preocupado, pero continúa con sus actividades de todos modos, tratando de convencerse a sí mismo de que el actor no es tan tonto como es de obstinado y testarudo, y que hará bien su trabajo. No es tan difícil de todos modos. Lo que sí es difícil es seguir cargando cajas de madera llenas de fresas y tarros de mermelada por todo el centro.

Taehyun descarga la parte trasera del camión, toma dos o tres cajas en sus brazos de una sola vez y las lleva a la primera tienda de comestibles de la lista. Repite sus acciones de cuatro a seis veces para cada tienda de la lista que le dio AeRi y termina trazando el mismo camino alrededor del mercado más de una vez.

Se encuentra con algunas personas que conoce, otros agricultores y algunos amigos de la secundaria, y se toma un minuto libre para hablar con ellos, preguntarles sobre sus familias y todo ese tipo de cosas. Y también aprovecha esos breves descansos para mirar sobre la gente que pasa, para checar cómo le va a Beomgyu de vez en cuando.

— ¿Ese es el nieto de AeRi, Choi Beomgyu? —pregunta MinJae, mirando por encima del hombro cuando nota que Taehyun no presta mucha atención a su plática sobre la última cosecha de sandías, y en cambio tiene los ojos fijos en algo (o alguien) detrás de él— Es él, ¿verdad?

— Sí, es él —Taehyun asiente levemente, con los ojos aún fijos en el hombre detrás del puesto de fresas.

Beomgyu parece estar bien sin Taehyun. Hay algunas personas paradas cerca del puesto, en su mayoría personas mayores, recogiendo fresas y metiéndolas en sus pequeñas bolsas de tela mientras conversan animadamente con Beomgyu. Sonríe a los clientes y bromea con ellos, responde a sus preguntas sobre su vida y les cuenta lo que ha estado haciendo. Taehyun lo mira reír a carcajadas, tapándose la boca con el dorso de la mano, ante algún comentario que suelta la mujer del granjero de pimientos, una carcajada sonora y divertida que retumba en sus oídos. Beomgyu niega con la cabeza, como si estuviera tratando de hacer que la dama dejara de halagarlo, que es lo que Taehyun imagina que está haciendo por la forma en que las mejillas del chico se sonrojan.

— ¿Qué esta haciendo aquí? No sabía que estaba en el pueblo —el pelinegro parpadea y vuelve su atención a su amigo cuando lo escucha preguntar. También está mirando a Beomgyu de lejos.

— Llegó hace apenas un par de días —responde Taehyun con sencillez.

— ¿Es eso así? Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vimos por aquí —comenta el tipo— ¿Sabes por qué vino? —nadie en la ciudad pierde la oportunidad de escuchar algunos chismes, y Taehyun lo entiende porque nunca pasa nada interesante a su alrededor, así que cuando suceden cosas como esta, todos se emocionan y buscan más detalles para entretenerse tanto como puedan.

— Dijo que vino a visitar a AeRi ya que está de vacaciones y eso es todo —se encoge de hombros.

— ¿Pero no es raro que haya regresado precisamente ahora? —MinJae se pregunta y es exactamente lo que Taehyun pensó al principio; eso le confirma que era natural preguntarse sobre las razones de Beomgyu para regresar tan repentinamente.

— ¿Qué quieres decir?

— Bueno, escuché en la televisión que tenía una relación secreta con su coprotagonista del último drama en el que participó, pero terminaron después de enterarse de que su pareja lo había engañado —murmura MinJae, tratando de no ser escuchado aunque no haya nadie cerca y Beomgyu está a unos metros— Es un rumor por supuesto, pero ¿no tendría sentido? Podría estar aquí para escapar de ese escándalo —sugiere.

— No luce como si le hubieran roto el corazón —dice Taehyun inexpresivamente, sus ojos encontrando el camino de regreso a Beomgyu. El comentario hace reír a MinJae.

— Tienes razón —coincide—, pero al fin y al cabo es un actor.

Taehyun solía pensar que conocía a Beomgyu mejor que nadie, pero eso fue hace muchos años, cuando todavía eran niños que corrían descalzos entre cultivos de tabaco y arbustos de fresas, persiguiendo ranas, atrapando renacuajos en tarros de mermelada vacíos y mojándose los pantalones en el pequeño lago detrás de la casa de sus abuelos, robando galletas de mantequilla del tarro escondido en el estante más alto de la cocina y colándose en la camioneta de Jaeyun cuando iba a la ciudad para así faltar a clases.

Ahora ya no piensa eso. Taehyun ya no puede reconocer a Beomgyu, no cree que conozca a Beomgyu en absoluto.

Lejos de él, Beomgyu todavía se ríe de los elogios de los clientes, gente que solía conocerlo también; reparte paquetes gratis de galletas rellenas de fresa con una dulce y encantadora sonrisa familiar, la cual ha visto en la pantalla del televisor y carteles de soju demasiadas veces. Taehyun piensa que esa sonrisa nunca llega a sus ojos.

— Sí, es un gran actor —musita.

— Es bueno tenerlo de vuelta —MinJae agrega al final, sonriente.

Si Beomgyu está realmente desconsolado, es muy bueno en no mostrarlo. A Taehyun le gustaría pensar que todavía puede leer a Beomgyu como un libro abierto que memorizó hace mucho tiempo...

Pero en realidad, todo lo que sabe es que no sabe nada en absoluto.

¡Hola!

Woaaaa ¿cómo les ha parecido el primer capítulo desde el punto de vista de Taehyun?

La verdad tenía mis dudas de si escribir desde el punto de vista de Taehyun pero creo que va ayudar mucho a comprender mejor la historia uwu

Espero les ahaha gustado ;) nos leemos pronto~

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