Capítulo 37

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Eran hombres adultos sintiéndose como niños que por primera vez son llevados a su excursión soñada y por mucho tiempo anhelada. Habían estado viviendo muchas emociones en esos meses, desde que se reencontraron y todo lo que esto desató hasta la aceptación de su relación, los pasos que lentamente iban dando para hacerla crecer y fortalecer a la paz de sus personas, de sus sentimientos.

Irse a vivir juntos fue otro gran paso, recién se cumplía una semana desde que vieron aquella casa por primera vez. Todavía estaban en proceso de adaptación, entre todo lo que tenían que organizar por el súbito cambio y el viaje en el que ahora se encontraban, no habían podido realmente entablar una vida doméstica conjunta. No se quejaban en lo absoluto, como lo estaban pasando era todo lo que importaba.

Se estuvieron debatiendo entre Birmania y Tailandia para su destino de vacaciones. Esos dos países fronterizos tenían todo lo que necesitaban, tenían destinos turísticos muy parecidos y de su interés pero, terminaron escogiendo Tailandia por una única razón. El país era mucho más permisivo y tolerante con una relación como la de ellos.

Según los cánones moralistas de ese país, el que dos hombres e incluso más llegaran a tener algo, no era un abominable sacrilegio como lo vecina en otras partes del mundo. Todos lo que ellos necesitaban para poder sentirse libres, plenos lejos de todo y todos. De los malos pensamientos, del escrutinio que mancillaba, juzgaba y buscaba doblegar su amor.

Por ello, desde que aterrizaron en Bangkook, la capital del país sintieron que la recompensa era enorme cuando se tomaron las manos, besaron y nadie los miró o señaló. La sonrisa de su gente fue contagiosa, todo el trayecto entre esa ciudad y su destino final fue una maravillosa aventura. Degustaron juntos sabores originales, el particular ritmo de las ciudades combinada con la atención de sus habitante y ese infraestructura turística que les hacía sentir que realmente estaban de vacaciones, los hacía comprender el por qué de tantos anuncios en el internet sobre ese destino.

Ahora entendía por qué se había puesto de moda, por qué era uno de los destinos más elegidos del mundo entre quienes buscaban una cuota de exotismo amigable o quienes formaban parte de la comunidad y querían experimentar libertad sin temores a ser brutalmente señalados. La belleza natural de sus infinitas playas imprescindibles en un país donde la espiritualidad se manifestaban en cada rincón, los había enamorado a primera vista.

Phi Phi Islands, para ser más específicos en Phi Phi Don, la única de las cuatro islas que realmente estaba habitada con su puerto, esos restaurantes que los hicieron reír mientras pasaban y escogían cuál visitarían primero y la encantadora zona hotelera tan original, era un paraíso que los abrazaba, que contribuía a esa felicidad ya desbordada por los tres.

— Ay no... — Musitó Taehyung viendo la playa de esa zona. — ¿Por qué estas playas lucen tan poco atractivas? Vinimos viendo bellezas todo el camino y ahora...

— No son tan atractivas por la masiva llegada de ferries a la zona y toda la infraestructura hotelera pero donde está nuestro hotel, la playa es mucho más hermosa, privada incluso. — Comentó Jimin atrayéndolo en el asiento del cómodo pero pequeño bus tan rústico y tradicional en el que se trasladaban. — Además, con solo subirnos a un long tail, los clásicos botes tailandeses que funcionan como taxi acuáticos y que tanto quieres probar, podremos escabullirnos del bullicio y estar en pocos minutos frente a un verdadero paraíso.

— ¿Cuántas veces has venido aquí? — Preguntó Jungkook con interés acariciando la mano del rubio que tenía tomada gracias a que este iba en medio de los dos. — Pareces conocer muy bien todo.

— Aquí realmente no he estado antes, sí vine a finales de año pasado a Tailandia pero me quedé en Bangkook. Fue cosa de solo un fin de semana, una parte por trabajo y la otra fue para despejar un poco mi cabeza.

— ¿Viniste con Yoongi? — Cuestionó Jungkook restándole importancia a la incomodidad que sentía, mirando por la ventana el paisaje mientras continuaba acariciando la mano que entre la suya se tensó. — Justo por esas fechas él también vino a Tailandia, a Bangkok. Nos dijo a Namjoo y a mí que estuvo con un hombre que le gustaba mucho y que se le dificultaba un poco, uno que había conocido en Estados Unidos. Ahora sé que ustedes tuvieron algo y sería mucha casualidad, no sé...

— N-No vine con él. Yoongi estaba aquí tratando de hacer negocios con los mismos locales con los que yo me vi aunque en ramas diferentes. Yo cerraba un acuerdo de exportación mientras él hacía uno promocional para su empresa.

— Pero estuvieron juntos, no solo por negocios.

— Sí estuvimos juntos. Vinimos por negocios pero cuando el acuerdo se cerró estuvimos en la misma celebración, una cosa llevó a la otra y sí, terminamos teniendo sexo, compartiendo ese fin de semana pero ya conoces el matiz de mi pasado con él. Yoongi es solamente eso, alguien que esporádicamente apareció como un extra en mi pasado, nada más.

Taehyung se había sentado correctamente, separándose del cuerpo de Jimin y Jungkook había detenido los movimientos circulares de sus dedos. Dejó de acariciarlo, evidenciando que ambos se sintieron incómodos con ese tema.

— A ver, ustedes ya saben mi pasado, el por qué Yoongi y yo estuvimos juntos y que eso terminó. Estaba totalmente enamorado de ti en aquel entonces Jungkook, estaba pasando por un momento negro recién regresado a Asia. No había siquiera vuelto a ver a Taehyung tampoco, ustedes no eran parte de mi vida. No quiero que se molesten por quienes estuvieron o no en mi vida cuando lo único que importa es que estoy completamente enamorado de ustedes, única y exclusivamente de ustedes dos.

Apretó suavemente sus manos y Taehyung asintió sacudiendo esa incomodidad, regalándole una sonrisa segura de un beso en su mejilla. Jungkook no respondió inmediatamente pero cuando el rubio volteó su cara para mirarlo, se perdió en su mirada, al punto en el que no pudo siquiera reaccionar cuando fue besado. Correspondió su beso cerrando los ojos, alejando su molestia al imaginarse a Yoongi en ese lugar con Jimin, disfrutando sus labios, su cuerpo, su tiempo.

— No estoy molesto, Chim. — Admitió sobre sus labios. — Es solo que me cuesta siquiera hacerme a la idea de que alguien más te tuvo de esa manera, alguien a quien conozco. Si no tuviera cara y fuera cualquier otro fuer amás sencillo porque simplemente es alguien de un pasado que te pertenece. Sé que no tienen nada que ver ya, que tampoco sabía que éramos amigos además, para aquel entonces nuestra relación estaba relativamente muerta desde que éramos adolescentes prácticamente, es más que entendible. Solo me pongo un poco celoso pero no me hagas caso, se me pasará rápido.

— Yo sé que sí porque estoy consciente que amas demasiado a Taehyung...

— Y a ti, también te amo a ti. — Interrumpió mirándolo, viendo la sonrisa de Jimin no solo florecer sino volverse amplia.

— No me dejaste terminar, sé que nos amas demasiado y sabes que nosotros dos, solo tenemos ojos para nuestra trireja. — Se mordió el labio inferior y Jungkook negó sonriendo, atrapándolo entre sus dientes para besarlo. — Debemos bajarnos.

Ya habían llegado al centro pero faltaba el último recorrido de su viaje por ese día, treinta minutos en un bote tradicional. Casi no hablaron, se reían, tomaban fotos, se acariciaban e incluso besaban pero no hablaron casi nada durante ese trayecto. Estaban curándose mental y espiritualmente con ese paisaje, con la compañía, disfrutando del sol que aún alumbraba, de la brisa del mar que los despeinaba.

— ¡Oh por dios! ¡Esto es un bendito sueño! — Exclamó Taehyung al divisar su destino.— ¡Oh por dios, Jimin! Este no es el hotel que vimos es mucho más... Wow, es increíble.

— Habíamos escogido un hotel que si bien no estaba mal era un poco más concurrido y céntrico por eso hice unos arreglos de último minuto. — Explicaba enamorándose una vez más de esos hombres que sonreían maravillados con el lugar.

El Zeavola Resort era un refugio tropical de lujo ubicado al extremo norte de la isla. El sitio embrujó A Jimin al ver el alojamiento amplio en la playa de arena blanca de Leam Tong, casi para ellos solos, brindándoles mayor privacidad y libertad. El complejo contaba con una playa privada, piscinas al aire libre, spa y un atractivo centro de actividades que él ya había planeado para toda la semana. Entre salidas para ver tiburones, juegos deportivos o clases de buceo sin contar con todo lo que podían hacer con solo montarse en uno de los botes rentados que los llevaría a todas las islas.

Se bajaron del long tail y como infante, Taehyung corrió por toda la playa aún con su mochila. Solo regresó después de dos gritos por parte de Jimin, recibiendo un juguetón pellizco en su brazo que los hizo reír. El personal los recibió con gran hospitalidad, música tradicional y esos típicos collares artesanales que solían regalar a veces. Fueron acompañados no a las suites, sino a una de las villas independientes completamente de madera del Zeavola. Estaba muy bien equipada, rodeada por jardines y tenía un diseño muy típico de la isla.

Una villa de dos niveles en aquella ladera boscosa con vista al mar desde la planta alta, duchas al aire libre, mucho champán y con una piscina privada solo para ellos tres que, aún sin quererlo, provocó un concurso de miradas cómplices y lascivas que los hicieron reír por igual. El joven que los guiaba, los miró intentando comprender el chiste pero esa era una broma privada que solo ellos tres podrían entender con solo mirarse.

— ¿Saben qué es lo primero que quiero hacer? — Preguntó Taehyung en cuanto el chico se fue atravesando en trote la villa para abrir profesional y rápidamente una de las botellas de champán. — ¡Brindar! — Les entregó a cada uno una copa y sirvió la bebida, elevando la suya para anunciar el brindis. — Salud y amor, por nosotros...

— Por nosotros, por tener a dos hombres maravillosos en mi vida. — Agregó Jimin.

— Por tenerlos, por amarlos, por nosotros. — Concordó el pelinegro. El sonido de las copas hizo eco, por sus gargantas y frío y burbujeante líquido se abrió paso. — Delicioso. — Saboreó mirándolos en silencio porque, si esa bebida supo tan bien, fue exactamente porque ellos elevaban su paladar. — ¿Qué es lo segundo que quieres hacer?

Como si hubiese estado esperando la pregunta, Taehyung dejó su copa de lado, pasando a desnudarse completamente y a hacer lo mismo con los otros dos que se miraban cómplices y confundido. Una vez que no quedó rastro de ropa alguno, los besó profundamente antes de tomarlos de las manos y dirigirse a una de esas duchas al aire libre.

Con el agua se fue la suciedad y el cansancio del viaje pero llegó la comodidad y un deseo cauto que comenzaron a exteriorizar paulatinamente. Hasta cierto punto era gracioso para el pelinegro y el mayor de los tres la forma en que Taehyung orquestaba todo. No podían ni querían decirle que no a esa sonriente cara que relamía y mordía sus labios mientras los regresaba al cuarto principal. Él se encargó de secarlos uno a uno, jugando con ellos, besándolos y viéndolos besar.

— Por lo que veo Jimin se encargó de organizar el viaje y tú la diversión. — Bromeó Jungkook al intentar atraer al castaño que lo empujó a la cama.

— Algo por el estilo.— Sonrió alejándose para dejar cerca de ellos su mochila. Ahí estaban sus objetos de valor, prendas, electrónicos y herramientas para el goce sexual. — Hombre precavido vale por dos e incluso tres. — Le dio un guiño inclinándose para besarlo.

Sin embargo, quizás ya por costumbre o inercia, el pelinegro acarició su miembro viendo a los otros dos besar, buscando su camino hacia el exterior de la cama. De soslayo, Jimin lo divisó pero no le permitiría escapar una vez más ahora que conocía aquello que le estuvo impidiendo estar con ellos correctamente durante tantos meses. No más huidas, no más quedarse observando a la distancia sin ser partícipe, no quería que aquello continuara.

En el tiempo que ya llevaban viviendo juntos, desde que hablaron sentados sobre el tema no se había vuelto a dar la oportunidad de hacer el amor. Quizás los tres lo postergaron sin querer a sabiendas del venidero viaje. Mas ahí, perdidos en la naturaleza y el deseo, donde podían gritar, entregarse sin reservas sin preocuparse por nada más, no permitiría que Jungkook volviera a aislarse. Sin dejar de besar a Taehyung estiró su mano hasta agarrar su cuello con un poco más de fuerza de la intencional, atrayéndolo hacia ellos.

Jungkook vio esos carnosos y ensalivados labios ser liberados mientras se acercaba a él y tragó en seco cerrando sus ojos para sentirlo y, una vez que esto sucediera, devorarlo. Taehyung besaba sus cuellos, manteniéndose un poco al margen porque sabía que esos dos necesitaban acercarse más en la intimidad de una cama. Succionaba sutilmente su ahora visibles manzanas de Adán, embelesando sus oídos con los leves chasquidos de sus besos, con esas manos que no lo dejaban en el olvido y acariciaban continuamente.

El cuerpo de Jimin terminó completamente acostado, encandeciendo la mirada de Jungkook con su desnudez. Sus manos se deslizaron hacia las del pelinegro, siendo una guía para él, incitándolo a trazar su cuerpo. El contacto íntimo con Jungkook desde que se volvieron a encontrar había sido casi nulo pues, antes de la conversación, casi siempre eran ellos quienes lo tocaban, quienes lo provocaban y complacían de forma carnal cuando sus pieles entraban en contacto.

Estaba siendo testigo del temblor en sus manos desde que se posaron en su cuerpo, la frenética forma en que tragaba saliva y buscaba con la mirada a Taehyung como si aún temiera estar haciendo algo malo. Para calmarlo, el castaño besó suavemente sus labios, demostrándole que él estaba bien con eso desde el principio, dándole la confianza que sabía que necesitaba. No los estaba dañando, a ninguno de los dos y debía sacar ese miedo de su cabeza con la ayuda de ambos.

Se ubicó detrás de Jungkook, besando su espalda y hombros mientras desde esa posición tomaba el control de sus manos. Era un recordatorio de cuando aprendieron a cocinar juntos o tal vez cuando hicieron ese baile de la marioneta en la universidad y eso le traspasaba seguridad. Sosteniendo sus muñecas, acarició con parsimonia los costados del cuerpo del rubio.

— Mira que hermosas son sus reacciones a tu toque. — Susurró en su oreja derecha, mordiéndola, succionándola. — ¿Recuerdas los lugares a donde Minnie le gustaba ser tocado. — El contrario asintió. — Recuerda las veces que nos has visto, como se sentía bajo tus manos cuando eran novios,

Jungkook mordió sus labios, estirando su cuello para ser besado mientras se aventuraba más guiado en un principio por Taehyung, continuando solo sin notar en el momento en el que sus manos ya se movían por iniciativa propia detallando su abdomen, muslos y pecho. Era más fino que Taehyung de hombros pero sus clavículas eran igual de bellas, sus pezones...

Los tocó entretenido como si estuviera haciendo un experimento, con mucha cautela, viéndolos volverse erecto y la respiración de Jimin hacerse más profunda. El brillo en esa mirada con la que hacía contacto visual lo arrastraba a los más profundos abismos.

— Sigues siendo tan hermoso... — Musitó llevando una de sus manos a sus labios, viendo la atrevida lenta de Jimin bordear sus dedos y perderlos en su boca. La humedad en estos le hacía imaginarse cómo se sentiría en su pene. Ya lo había sentido en los últimos meses pero justo en ese instante se sentía diferente, como si lo estuviese descubriendo por primera vez. — Juega con tus dientes como sabes que me gusta.

Aquello salió sin planearlo pero cuando el pelinegro sintió aquellos dientes simulando las pequeñas y rápidas mordidas de un roedor en sus dedos, cerró los ojos. Agregando los besos y caricias de Taehyung en su cuerpo, la forma en que sentía el de Jimin tensarse bajo sus manos, lentamente iban cayendo los ladrillos de aquel muro levantado por él. Buscó un beso, este ahora era más obsceno, necesitado, demandante.

Los ojos de Jimin estaban cristalizados por la emoción, estaba hasta cierto punto nervioso igual que Jungkook y no podía negarlo pues, después de tantos años, no asimilaban que estuvieran punto de ir más allá. El arqueo de su espalda fue inminente cuando sus pezones fueron tirados con comedida fuerza por los dientes del menor. Divisaba la sonrisa de Taehyung, a veces estiraba sus manos para acariciarlo pero dejaba que se concentrara en Jungkook.

Perdiendo sus dedos en las negras cabelleras, tácitamente le indicó el camino a seguir, haciéndolo descender hasta llegar a su zona íntima. Fue tortuoso, el pelinegro con su pecho opreso por la anticipación seguía bordeando las aguas sin zambullirse en ellas. Su pelvis, ingles, los torneados muslos e incluso los testículos, llegando hasta su perineo. Pero su miembro, ese húmedo y palpitante estaba siendo ignorado a postas. Sin caricias, sin lamida, sin cuidados, solitario en ese mundo cruel.

Cuando las manos de Jungkook lo rodearon, un gemido gutural se escapó de sus labios, llamando incluso al castaño porque necesitaba contención. Fueron movimientos parsimoniosos, burlones pero también precisos, excitantes.

— K-Kookie... — Lo llamó, lo estaba necesitando y la pronunciación de su nombre ene sos momentos hizo que el aludido finalmente acudiera a él. Se acomodó en la cama e inclinó hasta que su lengua entró en un esporádico contando con su glande. Se alejó y luego regresó a su base, ascendiendo hasta casi llegar a la cumbre pero sin atenderla. — Mierda, Kook.

— ¿Qué? — Inquirió viendo al rubio retorcerse ya no solo por él sino por los toques que Taehyung le ofrecía, sus besos. Esa imagen le faltaba, esa que por meses lo estuvo haciendo delirar y guiado por ese impulso, finalmente cubrió aquel pene en su totalidad ayudado por su boca.

— Ahmmm... — Aquel gemido no salió como un grito solo porque Taehyung lo había estado besando. Como pudo se alejó necesitando ver para creer, encontrándose con los ojos de Jungkook mirándolo fijamente. — Mierda, sigues sabiendo cómo enloquecerme. — Musitó incorporándose un poco, dejando su cabeza de tanto en tanto caer hacia atrás. — Déjame ir más profundo, por favor, por...

Su súplica fue atendida, Jungkook se removió un poco en la cama para estar más cómodo, volviéndose a sentar y elevando con sus manos las caderas de Jimin hasta su boca para poder complacerlo. Dejó que se abriera paso en su garganta, se le dificultaba pero aún así hizo su mejor esfuerzo. Limitó completamente los movimientos de las caderas que cobraron vida, escuchando los gemidos morir en la garganta del rubio.

— S-Suficiente, para... — Pidió atrayendo bruscamente a Taehyung hacia él, sintiendo sus manos acariciarlo para controlarlo. — J-Jungkook.

— Shhh, mereces disfrutar todo hasta el final, bebé. No le pidas que pare, tú solo goza.

— N-No quiero correrme aún, Tae, no... ¡Oh mierda! — Exclamó en un grito, incorporándose una vez más en sus manos, agarrando la cabeza del pelinegro para follarlo como cada instinto apoderado de su cuerpo exigía. — ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

Con esas exclamaciones y movimientos erráticos, Jimin alcanzó el clímax en una boca que no había sentido de esa forma desde hacía aproximadamente quince años. De la grotesca hiperventilación por su orgasmo, pasó a una risa algo torpe, inclinándose a besar a Jungkook, saboreándose, permitiéndole compartir con Taehyung.

El menor y mayor de los tres volvieron a mirarse con complicidad, sonriendo, besándose hasta que el castaño depositó en las manos de Jungkook un frasco de lubricante, posicionándose al lado de Jimin en la cama luego de besarlo provocativamente.

— Prepáranos.

💜💜💜
Hola nuevamente por aquí. 🙈 Cómo están?
Me gustaría avisarles para que no hayan quejas que, a partir de este capítulo, habrá alto contenido sexual explícito. Evidentemente la trama continúa pero, se desatará en este viaje la bestia de la pasión que tenían aún atada...

Phi Phi Island, Tailandia 🇹🇭

Zeavola Resort (Lugar de hospedaje + Villa)

Me preguntaron por la casa nueva de los 3z olvidé agregar las fotos en el capítulo pasado 🥺🤦🏾‍♀️

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