Capítulo 40

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— ¿Cómo te fue en el trabajo? — Preguntó Taehyung abrazando al pelinegro mientras dejaba de lado su portafolio. — ¿Tienes hambre?

— No, todavía no tengo hambre y creo que es mejor esperar a la noche que cenaremos todos juntos. — Respondió tomando su rostro para besarlo lánguidamente. — Hoy pude librar temprano pero supongo que Jimin no tuvo tanta fuerza.

— Esta mañana no se echó la pomada, se le hizo una marca muy fea en su cadera. La próxima vez que estés con él no seas tan brusco con su piel, sabes que es muy sensible. Además, no me gustan las marcas en sus cuerpos y lo sabes. — Se quejó alejándose a la cocina siendo seguido por el pelinegro. — Realmente no sé de qué forma ustedes lo hicieron en la oficina que parecen haber librado una batalla campal. — Se rió sintiendo su cuello ser besado. — ¿Sabes a qué hora más o menos regresa hoy?

— Prometo que intentaré contenerme pero esas no fueron solo marcas de mis manos sino que por la posición, el escritorio lo lastimó un poco. Yo tampoco soy un fanáticos de las marcas, nunca nos hemos hecho tantas marcas al no ser que sin querer un día se nos vaya la mano.

Estiró su mano para coger una de las zanahorias recién lavadas por el castaño para llevársela a la boca bajo una mirada de confusión, Taehyung comía pero no adoraba las zanahorias y ver como el pelinegro siempre se las comía crudas era algo que seguía procesando.

— Pareces un conejo masticando así, a ver, muévete.

—Bueno, con respecto a Jimin, él hoy no solamente se tenía que quedar un poco más en la empresa sino que va a su antiguo penthouse porque sabes que su hermano llega hoy y todavía no le ha dicho que estamos juntos o que nos mudamos aquí. Prefirió ir a recogerlo personalmente.

— Ah cierto, el cuñado llegaba hoy, los dos me lo dijeron pero a mí se me pasó por estar organizando todo esto. No estaría mal contratar más adelante a alguien para que se encargue de la limpieza. Me he pasado dos días sin descanso para solo limpiar estar casa. Dos veces más y me mudo de regreso a nuestro apartamento. Entre eso y la comida de hoy para siete, bueno, ocho personas no está siendo nada fácil. — Se quejaba controlando si le faltaba algún alimento o ingrediente.

— Sí, ya hablamos de eso, Chim dijo que podías encargarte tú de la contratación, yo estuve mirando algunas agencias que me dio pero todas me parecen iguales solo que unas más caras que otras y todas harán lo mismo, limpiar.

— ¿Acaso soy el mayordomo de ustedes dos o de esta casa que me están dejando a cargo de todas estas tareas? Trabajo desde casa y no siempre pero eso no significa que sea ama de casa.

— Ay amor, no comiences con eso. — Se rió mordiendo su cuello haciéndole cosquillas. — Yo no sabía que tenías tanto contacto con el hermano de Jimin. Es... extraño.

— ¿Por qué es extraño? — Se volteó el castaño para ver su rostro, no le agradó el bajo tono de su voz. — ¿Mi amor, qué pasa?

— Sé que es porque aún no lo sabe y que posiblemente después de hoy sea diferente pero cuando los veo a ustedes interactuar, ver esa relación que crearon desde que tú comenzaste tus encuentros con Jimin, me hace sentir extraño. Cuando sucede me pongo en el lugar de Chim todos estos meses en los que tú y yo somos la "pareja" a ojos de todos con él a la sombra. Es una tontería, lo sé pero...

— No es una tontería, mi amor. Te entiendo perfectamente, creo que no me ha tocado vivirlo pero sé cómo se sienten porque a mí también me gustaría estar siempre con los tres sin tener que omitir el hecho de que somos una trireja. — Besó sus labios acariciando sutilmente su pecho sobre la camisa. — Lo bueno es que después del domingo, todos sabrán que estamos juntos y ya no tendremos que ser tan discreto u omitir ciertas cosas.

Jungkook asintió apoyando su cabeza en su hombro como cada vez que se sentía abolido, frustrado o cansado. Los dedos del mayor acariciando su cabeza era tan tranquilizante que podía pasar horas así.

— Necesito un baño. — Habló sin despegarse de Taehyung. — ¿Te falta mucho en la cocina?

— No, solamente me queda hacer la ensalada pero eso lo haré más tarde para que se mantenga fresca. ¿Quieres que te prepare el baño?

— Quiero que nos bañemos juntos, hace mucho no lo hacemos como solíamos al menos. Bueno, Tailandia no cuenta. — Taehyung lo sintió sonreír y asintió. Era cierto, hace mucho no se perdía en una tina con Jungkook por largos minutos para relajarse o hablar de sus cosas. — ¿Te bañarás conmigo?

La respuesta del castaño vino disfrazada de beso. Después de asentir sobre sus labios dejó todo lo que estaba haciendo para tomarlo de la mano y subir las escaleras camino a la habitación principal. Lo sentó en la esquina de la cama y se alejó para preparar el baño como a los dos le estaba bajo la atenta mirada del pelinegro que no podía ocultar su sonrisa.

Lo dijo muchas veces pero no podía creer lo afortunado que era de tener a esos dos hombres junto a él. Veía a uno, a otro, a los dos juntos y en cada caso se sentía como un tonto enamorado que no cabía en su sitio. Nunca se imaginó teniendo una relación de esa índole, todavía se preguntaba cómo podía funcionar tan bien a pesar de todo porque él se imaginó perdiendo los estribos todo el tiempo celoso, posesivo o con miedo.

Temía no poder permitir de a corazón que Jimin se les uniera porque no le agradaba que otros hombres se le acercaran mucho a Tae, tampoco permitió que esto ocurriera cuando en su adolescencia estuvo con Jimin. En aquel entonces era peor porque no tenía la poca madurez adquirida con los años y sentía la necesidad de estar a cada momento marcando territorio como si fuera un animal.

Su pasado realmente fue sepultado y él solo tenía ojos para el castaño, quizás por su mentalidad pero las veces que se encontró a Jimin después de aquel primer encuentro en la universidad, no sintió mucho. Era simplemente su ex y él daba su vida por Taehyung. Cuando se enteró de lo ocurrido con ellos, sus sospechas y demás casi lo hicieron enloquecer. Le dolió, estuvo celoso, molesto, quería desaparecer a los dos de la faz de la tierra pero a su vez, no podía hacerlo. Lo de Jimin no era un viejo amor cultivado que nunca murió, volvió a enamorarse de él como la primera vez.

— Ya está listo. — Comentó Taehyung regresando al cuarto, levantándolo, perdiendo sus manos bajo la camisa que sacó de sus pantalones mientras caminaba de espaldas besándolo. — ¿Te has estado ejercitando más? — Apretó su trasero y subió lentamente hacia su espalda. — Puedo sentir los cambios en tu cuerpo.

— Solo he estado haciendo un poco de abdominales y flexiones en las mañanas antes de ir al trabajo mientras aún duermes. ¿Se me nota?

— Yo te lo noto, no hay una cosa de tu persona que yo pase por alto. — Sonrió sobre sus labios, desabotonando su camisa con parsimonia, permitiéndole a su boca perderse por otros caminos que terminaban casi siempre en su cuello. — Me encanta cuando no controlas tus suspiros, cuando tragas tanto que tu manzana de adán parece descontrolada.

— ¿Vas a bañarme o a ensuciarme más? Creo que lo que estás haciendo, mmm...— Gimió casi riendo cuando su entrepierna fue apretada por encima de la tela de su pantalón. — Terminarás ensuciándome mucho más.

— Esa es una estupenda idea, ensuciarte para después limpiarte. — El cuerpo de Jungkook fue pegado a la pared más cercana con cierta fuerza, haciéndolo quejarse.

— A este ritmo tendré las marcas que no te gustan. — Bromeó encontrándose con su mirada al bajar su vista, sonriendo al verlo enseñar sus dientes antes de presionarlos contra du pecho. — No vayas ahí, no me he bañado. Tomemos primero un baño, no saques el cerdito en ti.

Lo subió a la altura de su boca antes de que pudiera hacerse con su erección en la boca pero ni siquiera así Taehyung parecía querer dejarlo tranquilo.

— Primero un baño y después todo lo que quieras.

— Lo tomo y no te puedes retractar. — Avisó el castaño desnudándose rápidamente para entrar a la amplia tina de agua hirviendo.

— E-Espera, ya sé por donde va esa mente tuya y no. — Se le unió pero el castaño no volvió a decir nada, solamente se reía. — Sabes, me preocupa un poco la reacción de nuestros padres. ¿Cómo crees que reaccionen?

— No lo sé, hemos contado con la suerte de tener padres bastante abiertos de mente. Aunque mi padre en un principio estuvo molesto cuando supo de mis preferencias, solo le bastó conocerte para amarte. Confío en que lo mismo sucederá con Jimin, él se hace amar por todos. — Respondió aclarando la espuma de su pecho, masajeando su piel, descendiendo a cada instante hasta su pelvis. — Lo único que me preocupa hoy es Yoongi. — Agregó después de varios minutos.

— ¿Por qué?

— Quizás porque sigue gustando de Jimin y él no es el que mejor se contiene. Nunca hemos tenido problemas con él personalmente, es nuestro y con todos sus virtudes y defectos ha estado ahí. Pero no sé, creo que su presencia hoy podría ser un poco problemática por Jimin y por Hoseok principalmente.

— No creo que debamos preocuparnos, somos hombres adultos que conocen sus límites, sabemos como comportarnos. — Apoyando su cabeza en el hombro de Taehyung besó su mandíbula pidiendo tácitamente un beso. — Me encantan tus manos. — Musitó cerrando sus ojos, entregándose a los toques bajo del agua que su novio le proporcionaba.

— Yo lo sé.

Su respuesta fue tan ronca y sensual al oído de Jungkook que este no pudo evitar hacer un sonido gutural de satisfacción. A medida que la velocidad de sus movimientos aumentaban, su cuerpo se revelaba pero con la ayuda de sus piernas y brazo rodeando su cintura, Taehyung lo mantuvo en su lugar. Bajo el agua la sensación de su mano al rededor de su miembro era diferente porque por muy rápido que fueran sus gestos, el agua los ralentizaba, era tortuoso, aún con el fuerte agarre todo se sentía sutil y eso le gustaba.

Intentó sentarse pero una mano de Taehyung regresó su cabeza a ese hombro que lo acobijaba, haciéndolo moverse descontrolado en el agua que salpicaba fuera de la tina. Estuvo tan cerca de explotar en un exquisito orgasmo y cuando este le fue negado, quiso maldecir. Necesitaba correrse en la mano de su novio pero este tenía planes diferentes.

Se secaron pero aún así ambos seguían húmedos cuando entre besos fogosos cargados de deseo y amor se fueron trasladando desnudos y descalzos hacia la habitación. El pelinegro intentó por un momento poner un poco de distancia para calmar al contrario pero este no le dio brecha. Sostenía su cabeza con tanta firmeza al dominar su beso que no pudo hacer más que entregarse.

Su cuerpo fue empujado a la cama con una sonrisa que le erizó su piel, sabiendo que ese hombre que lo contemplaba lo haría sudar la gota gorda. No es que se quejara, muy por el contrario, amaba eso de Taehyung pero se transformaba un un lapso de tiempo tan corto que siempre le hacía acelerar su corazón sorprendido.

Lo vio subir a la cama y gatear en su búsqueda, enrollándolo en un abrazo mientras sus bocas se unirán y sus lenguas batallaban por un control que terminó perdiendo. Taehyung apresó sus cabellos, su lengua vagaba por cada facción de su cara, su cuello y pecho hasta dedicarse a sus pezones. Los provocaba, los bordeaba por las aureolas para luego rozarlos apenas, enviando débiles corrientes por el resto de su cuerpo.

Detallaba con sus manos, sus ojos y sus dedos la silueta que conocía a la perfección. Lo hacía reír cuando mordisqueaba como roedor pero también gemir, principalmente si era en sus muslos, algo que aprendió de Jimin. Lentamente lo fue orillando a abrir más sus piernas, tanteando el terreno hasta que asaltó con su lengua la zona más escondida de su cuerpo. Escuchó el aire que Jungkook liberó de sus pulmones, sintió su cabeza casi ser empujada hacia atrás y luego pegada con mayor ahínco a su entrada.

Se tomó su tiempo, su lengua estaba encontrándose y saludando a cada pequeño pliegue de su anillo de carne, besándolos e incluso mordisqueándolos. No tenía apuro, no en ese instante en el que lo único que anhelaba era desmantelar cada barrera impuesta por Jungkook. No era su primer intento y obviamente no sería el último pero le gustaba su entrega esa tarde. Por algún motivo que no cuestionaba en los últimos días, el pelinegro se mostraba más receptivo a las novedades hasta que llegaban a ese lugar.

— T-Tae... — Llamó al sentir la intrusión de un dedo. — Mi amor, yo no... — Se movió sobre la cama para poner distancia aunque el contrario no se lo permitió del todo.

— Sé que sería tu primera vez mi amor, sé que no eres un amante a darlo pero prometo que si me lo entregas, lo cuidaré y haré sentir bien. No te arrepentirás y puedo jurarte que lo disfrutarás. — Musitaba ahora mirándolo fijamente sin mover su dedo o cuerpo, dedicándole una de esas sonrisas que hacían del contrario lo que quería. — Llevo diez años deseándolo, sé que lo has pensado y sé que confías en mí.

— ¿Alguien te ha dicho que eres especialista en hacer que otros hagan tu voluntad? — Comentó Jungkook, tirando de su cabello para besarle. — Si me duele, si no lo disfruto, prométeme que no volverás a intentarlo, que dejarán de cazarme a cada momento.

— Tú nos haces disfrutar a nosotros, ves lo rico que la pasamos, ¿cómo pensar que será diferente contigo? Yo nunca podría darte algo que no disfrutes así que lo prometo, no insistiré por un buen tiempo si no te sientes bien y complacido. — Concordó contra sus labios.

— No dije por un buen tiempo, sino para siempre.

— Muchas cosas pueden cambiar, no puedo prometerte eso para siempre porque si hago algo mal, intentaré hacerlo mejor. Nunca me doy por vencido y lo sabes. — Se acercó con parsimonia para tirar del labio de Jungkook, dejando que este hiciera lo mismo con el suyo antes de besarlo con vehemencia.

Confiaba en él, el pelinegro confiaba en ese hombre que ahora besaba su cuello llenando sus fosas nasales de ese aroma tan fresco y exquisito. Amaba el grosor del cuello del menor, sus venas, su textura. Con la parte inferior de la lengua fue surcando una vez más su piel hasta llegar a su miembro, engulléndolo sin reverencias o avisos. Las manos en su cabeza le confirmaban el buen desempeño que estaba haciendo, sacándolo de vez en cuando para chuparlo suavemente y volver a llevarlo hasta su garganta.

A postas dejaba que su saliva escurriera por su extensión para facilitar el desplazamiento de su mano mientras rebuscaba el frasco de lubricante en una de las mesitas de noche. El castaño maldijo, habían como cinco frascos diferentes pero escogió aquel con bajo nivel analgésico. Empapó bien su mano derecha admirando la vista, sintiendo su corazón desbocarse al estar tan cerca de sentir algo que por lo que parecían eones estuvo intentando. Parecía mentira, un sueño aún cuando veía que no obtenía resistencia alguna por parte del pelinegro.

Nunca, ni una sola vez Jungkook le permitió entrar en él, ahora veía no solo uno o dos dedos pare estimularlo sino tres perderse en su interior, en busca de la estimulación directa que solo la próstata le podía brindar. Encontrarla fue como el sonido de una campanada de iglesia que resonó en sus oídos cuando Jungkook gimió.

Su miembro amenazaba con partirse si no lo ponía pronto pero no se arriesgaría a perderlo todo por no poderse contener. Tres dedos en su trasero, una mano en su erección que trabajaban al unísono para masturbarlo, estimularlo hasta verlo perder los estribos.

Los labios de Jungkook parecieron sellarse, sus m manos estaban aferradas a la almohada por encima de su cabeza dándole libertad completa al contrario. Era excitante verlo contener sus gemidos pero mucho más era escucharlo. El castaño mordisqueaba uno de sus muslos mientras concentraba toda su atención en la próstata y el glande ajeno, sonriendo cuando sus caderas comenzaron a ir a su encuentro. Primera vez que iba tan lejos y era tan jodidamente hermoso.

— ¿Se siente bien, amor? — Preguntó en un susurro. — Kook, mírame, te estoy hablando.— Su boca descendió hasta su miembro y un cuarto dedo su insertado a postas a pesar de que ya estaba bastante suelto.

— ¡Ah! — Gimió alto, mordiendo acto y seguido sus labios.

— Así me gusta, sabes como soy, me gusta sentirte. ¿Por qué quieres privarme de eso, mi amor? — Continuó masturbándolo otro minuto más antes de abandonarlo y tomar nuevamente el lubricante entre sus manos para untarlo en su miembro, era gracioso porque era tan blanco que parecía semen contenido por semanas y ellos siempre se reían de ello. — Si te duele demasiado me detendré, si no te gusta saldré. — Comentó acercándose para besarlo, elevando sus comisuras cuando los ojos azabaches lo miraron centelleantes de placer. — Te amo.

— V-Ve suave...

— No te preocupes, seré amable, mi amor.

Muchos creían que era mejor ir entrando de a poco pero Taehyung siempre pensó que eso alargaba la agonía en muchas ocasiones por eso, entró completamente estudiando las reacciones de Jungkook, quedándose completamente quieto una vez que lo invadió. Con sus manos buscando soporte a cada lado del cuerpo del pelinegro, sintiendo su pierna derecha elevarse, Taehyung se contuvo, dedicándose solo a besarlo, relajarlo, hacer que de su mente desapareciera la sensación de dolor para que así su cuerpo también se relajara.

— ¿Cómo te sientes?

— No te muevas, que no se te ocurra moverte. — Habló aferrándose a su espalda. Ambos sonrieron y sus labios se encontraron en un beso.

Llevó su mano a su entrepierna para acariciarla, relajándose con ayuda de las palabras que llegaban a su oído, de los besos y de la presencia del hombre que siempre se salía con la suya. Debía de amarlos demasiado definitivamente porque esos dos siempre lograban lo que quisieran de él. Con parsimonia, el cuerpo de Taehyung fue moviéndose hasta que el del menor se comenzó a ir a su encuentro.

No abusó de su suerte, mantuvo un ritmo constante, cerrando sus ojos, explorando esas tierras desconocidas. Quizás se debía a quiera su primera vez, su fuerza o todos sus músculos pero su estrechez era casi dolorosa, lo embrujaba pero él se resistía a su hechizo. Tan cálido y sorpresivamente suave, limpio incluso, como si se hubiera preparado para él. Con una pierna estirada y la otra flexionada, Taehyung buscó impulso ayudado por sus manos: Su boca se concentraba en sus pezones y el peso de su cuerpo presionaba la erección del pelinegro dándole la mejor de las fricciones.

Empujaba cada vez con más fuerza, el choques de sus pieles parecían casi golpes que no eran dolorosos. El pelinegro sostuvo una de sus piernas, esa libre que no era sostenida por el contrario y con la mano sobrante atrapó su cuello con fuerza.

— Oh mierda... — Jadeó Taehyung por lo bajo, disfrutando de ese agarre, del reto que veía en la mirada contraria cuando entre gemidos Jungkook lamía vulgarmente sus labios. — ¿Te gusta ahí, eh? — Preguntó lo que ya sabía pues, lo vio perderse en el disfrute cuando rozó aquella protuberancia en su interior. No sabía si lograría encontrarla en ese primer encuentro pero lo había hecho, no tenía idea de dejarla escapar.

— Tae, me gusta, me gusta mucho así.

Su abdomen tensado y esa cara... Por los cielos, Taehyung no sabía que Jungkook podía hacer una cara así, no se parecía en nada a la que por años se había acostumbrado a ver. La forma en que se sonrojaba y habría su boca, como gemía sin contención y sus ojos revoleaban sin querer. La forma en que fruncía su ceño en ese momento no era con dominancia, sino por el placer de la entrega, como arrugaba su nariz ahora que él también presionaba su cuello.

Era una flor silvestre en el amplio bosque de su cama y era tierno la forma en que esquivaba su mirada. Podía acostumbrarse muy rápido a ese Jungkook, lo amaba tanto como a ese que sabía doblegarlo por completo o el que románticamente le hacía tocar las estrellas.

Besó tan dulcemente sus labios, algo muy diferente a sus embestidas que ambos gimieron en él. Era como poner hielo en su cuerpo hirviendo. Cuando se alejó un poco y vio como su miembro se perdía en esa cueva placentera, se relamió y mordió sus propios labios, levantando ahora ambas piernas para ir un poco más allá.

— Estás y-yendo muy profundo... — Jadeó Jungkook cerrando sus ojos, buscando algo de equilibrio mientras ahora disfrutaba con el pene de su novio como realmente no pensó hacerlo. A pesar de la fuerza ejercida no dolía tanto como creyó ahora, al principio fue más doloroso pero en ese instante, realmente le estaba gustando sentirlo así.

— ¿Te duele? — Indagó estirando un poco más sus manos para atrincherar por completo a Jungkook bajo de él, sosteniendo el peso de sus piernas sobre sus brazos. — Sigues tan jodidamente apretado. — Salió casi por completo poniéndose de cuclillas, bajando una y otra vez contra su próstata en esa posición que le brindaba un poco más de movilidad. — Mierda, amor, te sientes tan bien.

— ¡Ahhh! — Jungkook intentó mirarlo pero solamente logró abrir uno de sus ojos, sonriendo al ver la felicidad y el disfrute sobre toda esa perversión que irradiaba su cara. — Realmente querías tanto esto, eh... Estás mucho más caliente de lo normal y te he visto muy c-caliente en todos estos años.

— No tienes una idea de cuánto, maldición. — Habló mordiendo sus labios con fuerza, lamiéndolos para mermar el estrago causado por sus dientes. — Además, estoy tan feliz y orgulloso por saber que he sido el primero en verte en estas condiciones y que lo he logrado por el gran amor que nos tenemos. Sé que incluso nuestro bebé se volverá loco cuando pueda tenerte así.

— Ya estás haciendo planes con mi trasero. — Intentó reírse pero todo lo que puedo hacer fue gritar dado que Taehyung había vuelto a encontrar su próstata perdida. — C-Creo que estoy cerca. Oh, más rápido maldición.

— Eres tan precioso, Kookie. — Susurró entre besos, chasqueando sus bocas casi tan alto como lo hacían sus partes íntimas al colisionar. — Hermoso...

— Tanto como tú, mi amor. — Taehyung cayó sobre sus rodillas acaparando el cuerpo del pelinegro con una fuerza que el contrario desconocía, atrayéndolo con fuerza a su cuerpo mientras él iba a su encuentro. — Ah, ah... Tae, me gusta mucho mierda, más rápido... — Jadeó aferrándose a la cama. — Me voy a venir.

— Yo también, ah, yo también. ¡Vente conmigo! — El castaño no quería besarlo para poder escuchar sus gemidos, ver su rostro la primera vez que Jungkook alcanzara un orgasmo con él adentro. — Kook...

— Me estoy viniendo... ¡Ah!

Los dos alcanzaron su clímax envueltos en el frenesí de sus emociones, envueltos en el momento. Por primera vez el pelinegro disfrutó y supo lo que era sentirse lleno. A él le gustaba venirse adentro de Taehyung, disfrutaba cuando este se lo pedía, pero desde ese lado, la sensación era muy diferente. Además, el castaño se liberó mucho más de lo que ambos predijeron pero esto no fue suficiente.

Sin esperarlo, Jungkook fue volteado y una vez más penetrado. Estaban demasiado sensibles, se habían acabado de correr pero aún así, el mayor no parecía tener suficiente. Siempre admiró el trasero de Jungkook, pero le era difícil tener esa vista en donde todos sus músculos creaban una obra de arte con él adentro.

— T-Tae...

— ¿Estás cansado?

— No es eso pero, ¿no has tenido ya suficiente? ¿Ya no hiciste lo que deseabas?— Preguntó sintiendo su pecho ser apretado, su espalda mordida y su nuca besada.

— Sí pero te sientes tan bien, siento que me voy a venir otra vez. — Succionó su oído y cuello, buscado el punto del menor desde esa posición. — Te suavizas cada vez más según va pasando el tiempo y mierda si no es lo más genial que he sentido.

— Yo no creo poder soportarlo.

— Oh, Kook, yo sé que puedes. — La espalda del pelinegro se arqueó, había encontrado lo que buscaba. En cuatro, por primera vez era su cuerpo el que cubría el de Jungkook, entrelazó sus manos haciéndolo inclinarse más en la cama mientras sus caderas se oscilaban y batían contra su trasero. — Esto se siente tan bien.

— Mmm, Taehyung.

Quería decirle basta pero cómo podía hacer eso si todo lo que su boca hacía era pedirle más. A diferencia de la primera ronda, Taehyung ahora le daba su lado romántico, acariciándolo, yendo por momentos muy suaves y llenándolos de palabras demasiado cursis que aún así lo hacían sonrojar e incluso disfrutar más.

Creyó que le costaría un poco más llegar al segundo orgasmo pero este llegó bien rápido, seguido por el del castaño. Ese que sonreía sin aliento besándolo, diciéndole cuánto lo amaba y lo feliz que se sentía de haber recibido esa oportunidad. No podía creerse lo bien que se sintió y lo mucho que se vino estando abajo, entre los brazos de Tae. Sin embargo, no estaba tan sorprendido porque con los hombres con quienes compartía algo más que la casa y una vida, eran tan especiales que lo alzaban y hacían disfrutar con solo una mirada.

— ¿Estás bien, amor? ¿Te dolió o duele mucho? Sé que por momentos me dejé llevar demasiado. — Salió suavemente, viéndolo escurrir, sabiendo que el pelinegro también podía sentirlo. — Lo siento.

— Yo soy el que siente haberse perdido la diversión. — Los dos desviaron la mirada hacia la puerta, encontrándose a un Jimin recostado al marco de esta. — Me hubiera encantado estar desde el principio para ver este hecho histórico pero, supongo que me darán la oportunidad de volverlo a apreciar e incluso vivirlo por mí mismo. — Comentaba subiéndose a la cama para darles un beso a cada uno.

— ¿Cuánto tiempo llevas mirándonos? — Preguntó Taehyung haciendo caer completamente para un beso de tres.

— Desde el: "¡oh mierda, más Taehyung! ¡Oh Kookie, esto se siente tan bien!" — Los imitó incluso en la voz. — Desde ahí los estaba escuchando bueno, los escuchamos.

— ¿Escuchamos? — Jungkook se incorporó rápidamente. — ¿Quiénes escucharon?

— El cuñado de ustedes y yo. No vio nada, solo escuchó levemente algunos de sus gritos, esos que llegaron a la planta baja pero fueron muy leves, no subió. — Los vio sonrojarse y no pudo evitar reír. — Llegué más temprano porque logré avanzar en la empresa y que Taemin se encargara de lo que faltaba. Hoy es un día importante, creí que debía apurarme y llegar a casa con mis novios lo antes posible.

Jungkook cerró sus ojos avergonzado, había esperado tanto poder hablar con el hermano de Jimin y ahora lo haría después de que este lo escuchara haciendo el amor con Taehyung. Su suerte muchas veces era bastante cuestionable. Los contrarios lo besaron, diciéndole que todo estaba bien pero no podía desaparecer la incomodidad.

— Límpiense y los espero abajo. — Dijo Jimin buscando levantarse de la cama pero Jungkook se lo impidió. — ¿Qué sucede?

— S-Solo un momento... — Se inclinó hacia la mesita de noche más cercana para tomar una cajita de terciopelo que Jimin recién veía. — Creo que soy fatal en buscar los momentos ideales, quería entregártelo antes de esta cena pero no había podido. No existe un matrimonio legal para los tres pero esta alianza significa mucho más que eso. — Hablaba nervioso desplazándola por su dedo anular, sosteniendo su mano junto con Taehyung, mostrándole que los tres llevaban el mismo modelo. — ¿Aceptas ser nuestro novio hasta que el tiempo dicte?

Jimin pasó de la incredulidad a estar en shock, completamente en blanco y de ahí, pasó a un llanto de felicidad que los otros dos comprendieron. Dejó que lo abrazaran, asintiendo entre lágrimas a la respuesta, recibiendo besos de ambos que hacían su corazón rebozar de felicidad. La vida con ellos constantemente le traía sorpresas, nuevas emociones que le hacía predecir que ellos jamás se aburriría.

— Espero que los tres juntos luchemos para que ese tiempo sea muy, muy largo. — Mencionó con voz cortada atrayendo a Jungkook primero, Taehyung después y por último los tres se encontraron simultáneamente en ese beso triple que habían perfeccionado en ese tiempo, compartiendo más que salivas y chasquidos. Mediante este, le traspasaban al los otros todas sus emociones mejor de lo que cualquier palabra haría. — Y-Ya no... más... besos. Su cuñado es capaz de subir hasta acá arriba y apresurarnos.

— A presentarse al cuñado.

💜💜💜
¡Holi nuevamente! Otro día pero a menos de 24 horas desde el último capítulo. 🙈 Como falta "poquitísimo" estoy dando el todo para poder terminarla y pasar a otras historias.
Espero que les haya gustado este capítulo.
LORED

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