•Especial: La Última Navidad•

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En una fría prisión de Japón, se podía apreciar a una niña de cabellos negros con las puntas rojas y ojos tornasoles. La pequeña se aferraba a la mullida manta que la abrigaba en ese 24 de diciembre mientras permanecía expectante frente a la puerta de la celda en donde había crecido.

Su madre la observaba a poca distancia con una sonrisa mientras terminaba de tejer un pequeño gorro navideño, justo cuando terminó de colocar el pompón en la punta, la puerta de la celda fue abierta.

-¡Gigante! -Exclamó la pequeña lanzándose a abrazar al hombre que acababa de entrar con varías bolsas y que hacía honor a su apodo.

Con solo uno de sus brazos levantó a la niña que no le llegaba ni a su rodilla a pesar de ya tener siete años y la colocó sobre su hombro.

-Has vuelto a adelgazar Hime. -Fue lo que dijo causando un puchero en la niña.

-¡Primero se saluda! ¡Y eso no es culpa mía, siempre como todo cómo mamá me dice!

-Entonces es el problema es que no te estás quieta.

-¡Jajajajaja! Parece que Enki te atrapó hija. -Dijo la mujer risueña mientras se acercaba a colocarle el gorrito a su hija, cosa que terminó haciendo el pelirosa ya que ella no llegaba.

-Es que es aburrido estar quieta. Más importante, ¿qué están haciendo este año en la montaña Gigante? -Preguntó ella con emoción.

Él sonrió levemente y tomó asiento sobre una manta en el suelo, sentando a la niña entre sus piernas y sacando un pequeño álbum de fotos, mientras, la mujer en la habitación tomó una de las bolsas y comenzó a dejar las cajas envueltas junto al pequeño árbol de Navidad que les permitían gracias a Enki.

En eso escuchó como su hija comenzaba a reír mientras veía las fotos.

-¿¡Cómo terminó así Samon!? -Preguntó entre risas mientras veía una imagen del susodicho en el suelo y enredado con las guirnaldas.

-...Aún me lo pregunto. -Fue lo que respondió Enki mientras Hime se calmaba y tomaba su coleta para enrollarla en su cuello como si fuera una bufanda.

-Me la juego a que estaba tratando de sorprender a Noriko con algún movimiento raro y le salió mal.

-No debes hablar así de la gente Hime, y recuerda usar san cuando te refieras a tus mayores. -La reprendió su madre.

-Siiiii~.

-Vamos a comer ya, ¿qué habrá traído Enki este año~? -Dijo sonriente y causando que Hime se incorporara con la boca echa agua.

Los tres tomaron su cena navideña sentados en el suelo y comiendo de cajas para bentos que había traído Enki de su casa. La situación de las reclusas no les permitía nada más, pero era suficiente para hacer sonreír a la pequeña niña.

-Gracias por la comida~.

Agradecieron los tres dejando las cajas en las bolsas una vez terminaron.

-Hime. -La llamó Enki-. ¿Ya aprendiste a leer bien?

-¡Sí! ¡He mejorado mucho con la ayuda de mamá!

-Ya veo, entonces creo que podrás leer esto por ti misma. -Le dijo entregándole un sobre.

-¿Y esto?

-Una carta de Rokudo. -Le contestó mientras le daba otro sobre a la mujer.

Al escuchar esto Hime abrió el sobre con emoción, encontrándose con una letra muy similar a la suya.

"Hola princesa mía~

¿Tú y tu madre han estado bien?

El tacaño de Enki no me deja escapar aunque le ofrezca mi ración de postre por un año, y eso que la comida de Nanba es muy buena.

De echo, te mandé algunos dulces que le pedí al cocinero, espero que te hayan gustado.

Entre los regalos envié también nuevos puzzles para ti, cada uno tiene anotado mi mejor tiempo a ver si lo puedes superar.

Cuídate mucho y haz caso a mamá.

A Enki no por ser un pesado.

Dile que no me haga ejercitar tanto que mis viejos huesos ya no aguantan tanto movimiento.

Te amo Hime.

Tú y tu madre son mis tesoros.

Feliz Navidad princesita."

-¿Escribió algo interesante? -Le preguntó su madre al verla sonriente.

-Se quejó del entrenamiento de Gigante. -Contestó ella con una sonrisa traviesa.

-Joooo~, parece que tendré que aumentar su dificultad entonces. -Comentó Enki.

-...Gigante, ¿la ropa que usas ahora es de Nanba?

-Sí, es el uniforme de los guardias.

-¿Si me hago guardia podría trabajar contigo y papá? -Su madre y Enki se tensaron al escuchar su pregunta, pero él acarició su cabello y respondió.

-Sí, podrías estar con nosotros.

-¡Entonces seré una guardia cuando crezca! ¡Ayudaré a Gigante a atrapar a los malos y jugaré con papá! -Exclamó con ilusión.

-Es bueno ser ambiciosa. Siempre apunta a superar tus límites Hime. -Le dijo palmeando su cabeza.

-Bueno, ¿qué tal si vas a abrir los regalos Hime? -Sugirió su madre.

-Pero se supone que se habrán después de las doce.

-Está bien hacer una excepción a veces. Así le muestras a Enki tus regalos.

Al escuchar esto la niña corrió a quitar los envoltorios y vaciar el contenido de las cajas, ambos adultos vieron como seleccionaba primero los regalos con tarjetas mal escritas, los que su padre había enviado.

-¿Creés... Que ella llegará a ser adulta? -Le preguntó la mujer a Enki.

-...Mientras tenga la voluntad de luchar, habrá esperanza. -Respondió observando a la niña, que a pesar de comportarse de forma saludable estaba demasiado pálida y delgada.

La mujer ahogó un sollozo mientras dirigía su mirada al techo. Ambos sabían que el tiempo se estaba acabando para Hime, el resplandor rojo que brotaba a su alrededor a veces y su constante deterioro eran prueba de esto.

Pasaron el resto de la noche estrenando los regalos, Hime estaba emocionada por los nuevos puzzles, Enki incluso le había obsequiado un nuevo cronómetro para que midiera sus tiempos. Y finalmente, llegó la hora de despedirse.

-Vuelve pronto Gigante. Te mostraré mis mejores tiempos cuando vuelvas. -Le dijo la niña en brazos de su madre.

-Lo haré, pero llegará el día en que me visitarás tú a mi. -Ella se extrañó por estas palabras, pero antes de que dijera nada Enki le quitó su gorro navideño y le puso su propia gorra de guardia-. Cuando llegues a Nanba, ven a trabajar en mi ala y devuélveme mi gorra. Seguro que cuando lo logres Samon también estará y podrás conocerlo.

-¿Podremos comer helado juntos?

-Claro.

-¡Entonces me aseguraré de comerme todos los helados de banana para molestarlo!

-No molestes a tus mayores así hija. -La reprendió entre risas su madre mientras rezaba en silencio porque su pequeña lograra vivir lo suficiente para cumplir sus sueños.

Lo que ni ella ni Enki sabían, es que la misma Hime rezaba por lo mismo mientras contenía sus lágrimas al imaginar un futuro en el que caminara como adulta junto a sus padres y los hermanos Gokuu. Futuro que sabía era probable que no llegara, pero que aún así no podía dejar de añorar.

Se despidieron como cada año, esperando pasar el próximo de la misma manera.

Lástima que esa fue su última Navidad juntos.

Continuará...

YO: Dije que sería algo alegre y triste, pero me quedo más triste de lo que pensaba (';︵;').

MITSURU: La verdad es que ahora tengo mil respuestas y un millón de preguntas. -Dijo mientras se soplaba la nariz.

YO: Normal(;^ω^). Pero espero que esté mini guiño de 1171 palabras al pasado de Hime les haya dado algunas ideas sobre lo que se aproxima. Si tienen dudas o teorías díganme en comentarios, respondo siempre que puedo(。•̀ᴗ-)✧.

Ya para acabar:

¡¡🎑🎍🎋🎄🎁🎊🎉🤶🏻🎅🏻💝🥳 FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 🥳💝🎅🏻🤶🏻🎉🎊🎁🎄🎋🎍🎑!!

Recuerden que los amo mucho🥰🥰🥰

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