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Había pasado ya los tres días del celo del omega y del alfa, pues ambos celos se habían sincronizado, en el último celo ambos estaban un poco más conscientes, por lo cual la alfa decidió llevarlo a Jimin donde su hijo él cuál al sentir más cerca a su omega lo abrazo con posesión y gruño ante el aroma de otro alfa. Cuando el celo pasó, Jimin abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba al lado del alfa el cual dormía a su lado, el pollito miro su ropa y se dio cuenta de que aún traía el uniforme, menos Yoongi que tenía otra ropa, con cuidado lo tocó a lo cual el alfa frunció su ceño.

—Hyung. —murmuró Jimin. —alfa despierte.

—Mamá aún es temprano. —murmuró adormilado el alfa.

La sonrisa del omega creció al escuchar al alfa hablar dormido, lo volvió a mover y el alfa abrió los ojos poco a poco dándose cuenta de una cabellera rubia y unas pequeñas manos en su pecho, cuando se incorporó bien vio al pollito él cuál estaba viéndolo.

—¿Estás bien? —lo tomó de las mejillas. —¿Te duele algo? ¿Llamó al doctor?

—Estoy bien alfa. —lo calmó. —¿Dónde estamos?

Yoongi miro el lugar y supo que era la habitación donde pasaba sus fuertes celos, Yoongi se levantó y luego ayudó a Jimin para tocar la puerta y esta fue abierta para que ambos salieron para ir a la habitación del alfa. La serpiente le dijo al pollito que se bañara primero para quitarse el olor a celo y que se pusiera la ropa que le tenía preparada, luego se bañaría él, pues iría a ver a su madre para no preocuparla.

—¿Antes que se vaya me puede dar un beso? —dijo avergonzado el omega.

—No debes de pedirlo pollito. —se acercó y le dio un corto beso. —toma un baño ya vuelvo.

El alfa salió de su habitación y se encaminó a la oficina de su madre cuando la abrió vio a la alfa, pero frunció su ceño al ver la marca morada en su mejilla.

—¿Fue el imbécil de Agust verdad, madre? —pregunto molestó el alfa, a lo cual asustó a la mujer.

—Hijo. —se acercó. —estoy bien.

—Ese hijo de puta no tiene el derecho a ponerte una mano encima. —se quejó.

—En primera no uses ese mal lenguaje frente de mí. —lo trató de calmar. —en segunda no quiero que te metas en problemas y menos por mi culpa.

—No voy a permitir que te vuelva a tocar esa maldita serpiente ratonera. —la abrazó.

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