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Jimin se quedó en la casa del alfa a su petición, él no quería, pero que el alfa lo tomara de la cintura y lo acostara con él en la cama, no tuvo que otra que aceptar. El aroma del alfa lo estaba poniendo a dormir, era licor, tierra mojada y orquídea roja, Jimin se acomodó mejor para aspirar el aroma de la serpiente y se quedó dormido, sin percatarse que el alfa había puesto sus manos en su vientre. Al amanecer el pollito se sintió confundido, no sabía dónde estaba, miró el lugar y supo que era un lugar caro, miro un cuadro de la habitación y supo o más bien recordó que era la habitación de un alfa clase A. Jimin se giró al ver que la puerta era abierta y una mujer que parecía empleada entró y al ver al rubio frunció su ceño, pues la mujer era una omega de codorniz estaba sobre los pollos.

—¿Qué hace un pollo como tú aquí? —lo tomó del brazo. —seguro estás robando.

—Yoongi me trajo. —dijo seguro.

—¡No mientas! —le gritó.

Jimin era arrastrado fuera de la casa, hasta que la mujer se detuvo al ver al pálido venir por el jardín, Yoongi frunció su ceño al ver al omega en el suelo. El omega trataba de no verlo, Yoongi se acercó y levantó a Jimin él cuál al sentir el aroma del alfa se calmó un poco.

—Joven Min este pollo estaba en su habitación robando. —habló la mujer.

—Ya veo. —la vio. —retírate.

La mujer le dio una mala mirada al pollo y se fue, Yoongi cargó a Jimin él cuál no se movió y vio que ambos iban de regreso a la habitación del alfa. Jimin sintió el aroma algo fuerte del alfa, dándose cuenta de que el alfa estaba sudado, Yoongi lo puso en la cama y cerró con seguro la puerta.

—Perdón si te dejo solo. —lo vio. —tenía entrenamiento y tú te mirabas cómodo, durmiendo así que no quise despertarte.

—Estar aquí solo me hace ver como un ladrón. —bajo la mirada.

—Dejaré en claro que no lo eres. —se dirigió al baño.—me bañaré y luego iremos a desayunar.

—Claro. —lo vio.

—Ya regresó. —dijo.

Jimin asintió y cuando el alfa se perdió de su visita, sacó su celular y miro las llamadas de sus papás, él marcó el número y esperó a que fuera respondido.

—¿Hijo dónde estás? —preguntó su madre preocupada. —¿Te volvieron a encerrar en un basurero?

—Estoy bien mamá. —sonrió. —llegaré en la tarde, dile a papá que no se preocupe.

—Hijo. —escuchó la voz de su padre.

—Papá estoy bien. —miro la puerta del baño. —yo llegaré en la tarde no te preocupes, estoy sano y salvó.

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