Niños

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Podría ser un día normal en la mansión Wayne, algo que no ocurre a menudo, y ese día tampoco lo sería; pero sería peor que otros, si.

Después del severo revuelo sobre los nuevos herederos Wayne, Bruce estaba repleto de trabajo. Los socios de su empresa, y las demás de las cuales Bruce estaba asociado y tenía grandes sumas en acciones, solicitaban su presencia. Y aunque no quisiera, tendría que viajar a resolver tales conflictos.

Y no es que las cosas en Gótica estuvieran tan tranquilas, y obviamente, Clark no pasaba por desapercibido ante las cámaras.

Ahora, Bruce estaba en un viaje de negocios, Alfred tenía que acompañarlo, Martha no podía viajar a Gótica porque recientemente se había unido a un club y estaban de excursión, además que su hijo quería que tuviera tiempo para ella.

Así que, Clark se encontraba completamente solo, cuidando de sus gemelos de tan solo unos meses de nacidos. Sumándole que a veces presentan poderes inhumanos, más que estaban aprendiendo a caminar, más que Clark todavía no está muy en preparado para saber cómo cuidar a sus hijos; ya que siempre tenía a alguien quien le ayudara y guiara.

¿Puede terminar mal? Si, puede que si.
¿Y cómo por qué  Bruce accedió a dejar solo a Clark cuidando a los bebés?

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—No lo sé, Clark...— dijo Bruce pensativo —¿Estas seguro que estarás bien con los bebés? Es que no quiero dejarte solo...

—Vamos, mi amor— hablo Clark —Soy un adulto, esposo y padre, puedo con esto. Lo sabes muy bien.

—Si pero, no tienen ni un año... y pues no se...— dijo pensativo, teniendo en cuenta las posibilidades de catástrofes si los dejaba solos.

—No te preocupes, si necesito algo cuento con nuestros colegas— le dio un beso en la cabeza —Ve tranquilo, que yo cuidaré muy bien de nuestros milagritos.

Suspiro —Bien, confió en ti. Cuídalos bien— lo beso en la mejilla. Se separó de su esposo y fue a donde estaban sus bebés acostados. —Mis bebés, su padre los cuidará unos días, no le causen muchos problemas— beso la mollera de ambos. —Los amo, mis tesoros.

—Y ellos a ti, corazón— sonrío de ternura el alienígena.

Después de la larga pero amorosa despedida, Wayne y su mayordomo ya se encontraban camino al aeropuerto; dejando completamente solo a Clark con dos niños con posibles pero descontrolables dotes  alienígenas.




...


—¡No, Darcy!— le gritó Clark a su hijo, quien estaba a punto de tocar el fuego de la chimenea. Clark lo había visto de reojo, ya que estaba cuidando de su otro bebé y a Darcy lo había dejado jugando en el suelo un rato.

Con rapidez, tomó a su hijo que por poco metía su pequeña manito en las llamas.

—¿Que no sientes el calor, hijo?— le pregunto a su pequeño bebé —Si que eres increíble— beso la frente a su hijo.

Sintió como su otro bebé lo jalaba del cabello, como si estuviera pidiendo su atención. —Mi pequeño Damián, no te cuelgues así— sonrío al verlo tan juguetón pero con la cara seria.

—Darcy...— volteó a su otro bebé, que por desgracia y misterio, ya no estaba en su brazo —¿Darcy?— levantó su vista —¡Darcy!

—¡Kya!— escuchó la risa de su hijo, y fue rápidamente hacia él. Darcy estaba colgando de una de las cortinas en la biblioteca.

—¿Como subiste ahí?— pregunto Clark, alcanzando a su hijo y sosteniéndolo bien para que no se volviera a escapar. —Si tu padre se entera, me acecinaría. Es hora de la siesta.— llevo a sus hijos a su dormitorio.

Pasó una hora desde que los niños se habían dormido, Clark había aprovechado ese tiempo para terminar su trabajo y descansar un rato.

Pasaron cuatro horas hasta que Kent despertó —¿que ha pasado?—, pregunto a si mismo un poco desorientado y con muchos papeles en su escritorio.

Se levantó por un poco de café. Adormitado, se apoyó en la encimera y, relajado, comenzó a tomar su café. Sentía que le faltaba algo, pero su mente estaba tan perdida que ni se molestaba por recordar.

Hasta que...

—Que silencioso está todo...— murmuro, y dio otro sorbo a su café. Camino tranquilo por su casa, arrastrando los pies y despreocupado. Y en eso, su mente aclaró; —¡Los niños!— reaccionó. Pero tampoco se alteró, y solo usó sus habilidades para verlos. Y, con pereza, accionó su visión.

—¿Que?— murmullo, corrió y abrió la puerta del cuarto de sus hijos —Me lleva...

Comenzó a buscarlos por todas partes, no sabía cómo había sucedido tal cosa. Sabía que estaba en problemas, estaba sumamente preocupado por sus hijos y por él mismo, ya que, sabía que era su fin.

—¡HIJOS!— los llamaba —¡Darcy! ¡Damián!— ni un rastro de los pequeños. —¡Bebés! ¡¿DONDE ESTÁN?!— ya su paciencia se estaba acabando.

Lo peor de todo: Bruce llegaba esa noche.

Clark se puso a buscarlos por toda la mansión. No era de que él se desesperara tan fácilmente, pero esa vez se trataba de sus hijos y de un posible Bruce asesino.

—Mierda...— murmuró, puesto a que no estaba tan preocupado de que salieran heridos, ya que por lo que había visto en esos días, Darcy había presentado algunas habilidades, también Damián, pero más leve.

Se puso a buscarlos por todos lados, llamo a Diana para que lo ayudara junto con otros compañeros de la liga. En eso, tocaron el timbre de la mansión. Clark no tuvo la necesidad de mirar por alguna cámara, pues gracias a su visión, ya se había enterado de que era Arthur con un bebé en cada brazo.

Sin dudar, les abrió el portón y la puerta de la casa, los suspiros de alivio de Clark no tenían fin al por fin haber encontrado a sus hijos.

—Dios, gracias, Arthur— le sonrió —Muchísimas gracias.

—Amo Clark, ¿que hacían los pequeños en un árbol?— preguntó el mayordomo con tranquilidad —No sabe cuánto me sorprendí.

—No se...— respondió —Espero Bruce no se de cuenta, sino, estoy muerto.

—¿Que no me de cuenta de que, cielo?— pregunto Bruce, diciendo la última palabra con una sonrisa muy, pero muy torcida.

—N-Nada, mi amor.

—Alfred.— dijo Bruce.

—No tengo idea, señor— respondió tranquilo.

—¿Así que no?— interrogó. Al ver que ninguno cooperaba, sospechó aún más. —Bueno, como quieran— le restó importancia y entró a la mansión, después de saludar con un beso a los gemelos.

Claro suspiro de alivio al dejar de ser interrogado por su esposo. Lo que no tenía en cuenta, era de que Bruce iba a revisar las cámaras de seguridad de la mansión, obviamente descubriéndolo todo.

—¡Hijo de...!

Y definitivamente, Clark nunca debe mentirle a su esposo.











Continuará....

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¡He vuelto!

La universidad me trae loco, pero al fin voy a terminar el primer año. Así que en diciembre tendré mucho tiempo para actualizar.

Gracias por su espera.

Espero lo hayan disfrutado. Comenten y voten que eso anima.

Los quiero mucho.

Bye~

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