Capítulo 23

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— Una cena deliciosa, mi amor.

Christian me ayuda a recoger los platos para llevarlos a la cocina mientras mamá y Bob siguen en el comedor.

— Sin postre – lo señalo.

Él sonríe divertido para ir de vuelta a la mesa. Ya que son pocos platos, los lavo y seco rápidamente.

— Annie, nos vamos a dormir cariño, descansa – mamá besa mi mejilla y Bob agita su mano.

Los veo alejarse por el pasillo, así que vuelvo la vista al chico sonriente que viene hacia mi.

— Es hora de dormir, tomatito.

— Pero solo dormir – le advierto – De hecho creo que deberías quedarte en el sofá.

Arqueo la ceja pero él vuelve a reír divertido. ¿Christian y yo criando un bebé? ¿O seré yo criando a un bebé y a Christian?

— Dime una cosa – él gira para verme – ¿Estás de acuerdo con este asunto de la paternidad? Lo estás asumiendo bastante bien y me temo que no estés conciente de lo que implica.

— ¿No estoy consciente? Tengo un padre, Ana, sé cómo funciona este asunto de los hijos.

— ¿Entonces estás asumiendo tu rol de padre?

— ¿Honestamente? – me mira con los ojos entrecerrados – nunca antes había pensado en tener hijos. Pero después que Kate lo dijo y conduje de vuelta al departamento, te imaginaba a ti siendo feliz con un pequeño niño de ojos azules como los tuyos y lo supe. Supe que no podría apartarme aunque quisiera. Siempre estaría pensando en el bebé, en cómo estaba, si se parecía a mí.

— Vaya, eso es lindo.

— Lo sé.

— Eres un tonto – me río – Pero tal vez seas buen padre después de todo.

— ¡Por supuesto! Y no pienso dejar que Lukie o cualquiera otro fulano desconocido críe a mi hijo.

— Luke no va a criar a tu hijo, Christian.

Él se acerca para abrazarme por detrás y apoya su cabeza en mi hombro. Su gesto me toma por sorpresa, así que no me muevo mientras lo escucho suspirar.

— Tengo miedo – susurro – Que algo salga mal, que no sea real.

Christian besa mi hombro y mi cuello pero no se aparta, aun me aferra con sus brazos.

— Es real, iremos a las consultas prenatales, conseguiremos a la mejor ginecóloga de todo Seattle – vuelve a dejar un pequeño beso en mi cuello – Tendrás a mi bebé.

— Dios – finjo sentirme molesta – ¿Un mini Christian? ¿Con uno no es suficiente?

— ¡Oye! Podría ser una mini Ana.

— Bueno, eso sería fabuloso. Lista, bella, estudiosa...

— Sin novios hasta que tenga 30.

— ¿Estás loco? – me giro en sus brazos para enfrentarlo – ¿No novios? ¿Qué clase de actitud machista es esa?

— ¿Por qué no? Necesita concentrarse en los estudios y hasta entonces podrá salir.

— ¿Ahh si? – arqueo la ceja – ¿Qué edad tenías tú cuando tuviste tu primera novia?

— 14, pero no será lo mismo. Yo soy el padre y yo digo cuando podrá salir.

— ¿Y si es niño?

— Confiaré en él.

— ¡Idiota! ¿Lo ves? ¡No eres justo!

— Pues no lo soy, demándame.

Me mira con el ceño fruncido, solo un par de segundos antes de elevar la comisura de su boca en una sonrisa coqueta.

— Vamos a dormir.

Camino hasta mi habitación con Christian detrás de mí, cierra la puerta cuando pasamos.

— ¿Necesitas...? – volteo a verlo, pero ya se está quitando la camisa – ¿Qué haces?

— ¿Qué parece? Prepararme para dormir.

Lo miro fijamente mientras él se desabrocha el cinturón y se baja los pantalones.

— ¿Estás bien? – se burla.

— Si, si... Yo, si – balbuceo sonrojada.

Le doy la espalda para buscar entre mis ropa una pijama larga aunque el calor de Savannah es intenso incluso de noche.

Creo que ahora es bastante ridículo negar que Christian me atrae, mucho. Es muy guapo, ¿Y ese cuerpo? Seguro hace muchos abdominales.

— Puedes tocar – señala su abdomen.

Reacciono para darme cuenta que estoy viendolo, con la boca abierta casi babeando. ¡Dios! Qué vergüenza.

— Solo estaba pensando – intento salvar la situación – Que el bebé no será tan feo como tú.

Vuelve a sonreír de forma coqueta. Giro de nuevo para ponerme el camisón sobre la ropa y desvestirme como si fuera un escapista con los brazos atados.

— ¿Qué haces? Así no se hace, déjame ayudarte.

— ¡No!

Le grito, pero ya es muy tarde y está subiendo de nuevo el camisón para sacarlo por mi cabeza. Me ayuda a deshacerme de la blusa que llevaba y termina de deslizar el pantalón por mis piernas.

No me muevo, no hablo. Solo lo observo hacerlo con mucho cuidado. Cuando creo que ha terminado, me abraza y sonríe.

— ¿Mejor?

— Si... Gracias Christian.

Mi piel se eriza cuando sus manos bajan por mis hombros los tirantes de sostén.

— Leí en un artículo que las mujeres aman dormir sin sostén – Dice con una sonrisa traviesa.

— Es más cómodo, si, pero no pienses que...

Me ignora para arrodillarse frente a mi y deslizar ahora mi ropa interior fuera de mis piernas. Besa mi muslo antes de incorporarse con la respiración agitada.

— ¿Christian?

Es lo único que alcanzo a decir antes de lanzarme sobre él, ambos caemos en la cama. Necesito tocarlo, sentir el calor de su piel bajo las palmas de mis manos.

Me felicito a mi misma por haberme encontrado con Christian, por todo lo que hemos pasado y por el grandioso regalo que llevo. Juntos o no, este bebé es lo mejor que él pudo darme.

Está acostado en la cama con los brazos detras de su cabeza, me siento a horcajadas sobre su regazo para recorrer su abdomen con mis manos.

Sus ojos grises y brillantes me miran con atención, así que me inclino para besarlo. Él muerde mi labio para que no me aparte, haciendo que yo me acerque y lo beso son intensidad.

Nuestras respiraciones agitadas y jadeantes se escuchan en la habitación silenciosa. Dios, espero que mamá y Bob estén dormidos porque justo ahora no puedo detenerme.

Y él tampoco quiere que me detenga. Me ayuda a acomodarme sobre su erección tomándome con cuidado por la cadera y jadea cuando está adentro.

No puedo pensar con claridad y no quiero parar. Esta debe ser una de las mejores noches de mi vida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro