No puedo dejar de mirar mi plato con espagueti blanco y especias. Me quedó delicioso, aunque no se compara con la comida que se prepara en el restaurante.

Estoy sentada en la cabecera de la mesa, con Christian a mi derecha, Luke a la izquierda y el silencio más incómodo del mundo sobre nosotros.

Ambos se miran fijamente el uno al otro, con el ceño fruncido, hasta que finalmente mi ex lanza una pregunta.

— ¿Conociste a Annie en el restaurante?

— Si.

— ¿De eso vives? ¿De tocar a la hora del almuerzo para los clientes?

— Salí de la universidad hace unos meses y no tengo una esposa qué mantener o una ex esposa a la cual darle la mitad de los bienes – sonríe de forma burlona – No tengo ninguna responsabilidad, así que si, eso hago.

— ¿Saliste de la universidad? ¿Cuántos años tienes?

— 22.

La vista de Luke viaja inmediatamente a mi y casi puedo sentirlo juzgándome. Solo soy dos años mayor que él, ¿Es eso mucho?

— Annie, no sabía que ahora te gustaban los niños.

Volteo a verlo con el ceño fruncido pero él sigue con esa estúpida sonrisa.

— Soy más joven que tú, pero no soy un niño, ¿Cierto, cariño?

Christian me guiña un ojo y es ahora Luke quien frunce el ceño, molesto. Y esto es interesante porque él nunca pierde los estribos.

— Por supuesto, cariño – le sonrío a Christian para molestar a Luke.

Vuelvo a beber un poco de mi vaso de agua para continuar con mi cena, pero tenerlos a ambos aquí a espantado mi apetito.

— ¿Y qué se supone que haces tú? No creo que te paguen por venir a rogarle a tu ex.

Las palabras de mi vecino hacen que casi escupa mi trago de agua en la cara de Luke, quién lo mira con los ojos muy abiertos.

— Tengo una compañía de seguridad, soy el jefe.

— Uy, que miedo Lukie – se burla Christian de nuevo y tengo que presionar mis labios para no reír – ¿Me estás amenazando?

— No. No es mi estilo. Puedo recuperar a mi esposa sin ninguna trampa.

— Te sugiero que te esfuerces – Christian lo apunta con el tenedor – Ella no quiere ser recuperada.

¡Chico idiota! ¿De qué lado está? Lo pateo en el tobillo por debajo de la mesa para que cierre la jodida boca y deje de darle ideas a mi ex.

— Pareces muy confiado de poder retenerla. Y déjame decirte algo, Chris, no la conoces como yo la conozco.

Luke sonríe y me mira con ternura. Mierda. Es difícil odiarlo cuando luce tan encantador como cuando éramos novios.

— Recuérdame, por favor ¿cómo es que conocerla te ayudó a tener un matrimonio exitoso?

Christian arquea ambas cejas divertido mientras Luke cierra sus manos en puños sobre la mesa. No me preocupa que peleen porque no es el estilo de mi ex. Además, mi vecino es por lo menos 5 centímetros más alto.

— Chicos, basta. Terminen la cena para que puedan ir a discutir todo lo que quieran en el pasillo.

— No entiendo qué haces aquí, cuando tú mismo me dijiste que insistiera. ¿Eres bipolar o algo así?

— Estoy aquí, Lukie, porque mi novia cocina delicioso – No puedo evitar levantar la ceja cuando aclara sus motivos – Y ya te lo dije, no me preocupa que estés aquí porque ella está loca por mi.

Tengo que presionar mis labios de nuevo para no reírme de la estupidez que acaba de soltar Christian. ¿Loca por él? ¿Cree que soy como las chicas que él acostumbra tratar?

— Es que eres tan adorable, cielito – Pellizco su mejilla y lo estrujo con cada palabra.

— ¿Lo ves? Está loca por mi – dice sobándose la mejilla.

— Me parece que eres más como una mascota – Luke se recarga en la silla para sonreírle a Christian.

— ¿Mascota? ¿Te parezco una mascota? Pedazo de imbécil.

Christian se pone de pie al mismo tiempo que empuja la silla y reta a Luke con la mirada. Mi ex también se pone de pie y se acomoda el saco.

— ¡Chicos! ¡Chicos! ¡Basta! – No me levanto, pero estiro los brazos como si eso fuera a detenerlos – Cálmense por favor.

— Será mejor que te vayas, Chris. Yo cuidaré a Ana.

— Me voy porque es tarde y yo no quiero ser una carga para ella.

Cubro mi rostro con mis manos, cansada de escucharlos discutir. Y estoy segura que esta no es la manera de ahuyentar a Luke, si lo reta jamás se irá.

— ¿Cariño? ¿Me acompañas a la puerta?

Christian estira su mano hacia mi para que me levante, así que lo hago. Luke no deja de mirarnos mientras caminamos hasta la puerta.

— ¿Todo bien?

Le pregunto cuando se detiene para mirar hacia mi departamento, dónde Luke está parado observandonos.

— ¿Ahora sí fui convincente?

— Aún no te nominan al Oscar, pero tienes tiempo.

Christian sonríe divertido, elevando una comisura de sus labios. Y tengo que decir que su sonrisa genuina es encantadora.

— Aún creo que es un tipo agradable – lo señala con la cabeza – Y se ve que te quiere.

— Eso no lo dudo, pero no es suficiente para mí.

— Nos está vigilando, ¡ven aquí!

Intento girar hacia Luke y verlo, pero Christian toma mi rostro con sus manos para detenerme cuando presiona sus labios sobre los míos.

Es solo una presión, no un beso real, pero aún así mi corazón se acelera. Rayos. No había besado a otro chico desde antes de conocer a Luke.

Puedo oler el aroma de su colonia y podría jurar que es de esas que anuncian en la televisión un chico igual de guapo que él.

Apoyo las manos en su pecho para apartarlo con delicadeza para que Luke no sospeche y le sonrío.

— ¿Ya estoy por lo menos nominado?

— Si, en la categoría al peor beso.

— ¿Peor beso? ¡Soy muy bueno besando!

— Claro que sí, cariño – acaricio de nuevo su mejilla – Pero los besos de tu mami no cuentan.

Ahora yo le guiño un ojo y cierro la puerta despacio para darle tiempo a que reaccione, pero no lo hace.

Volteo hacia Luke pero no puedo disimular la gran sonrisa que tengo, así que solo me alejo hasta mi habitación.