Capítulo 3

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Jungkook caminaba de un lado a otro, en emergencias. Mientras iba en la ambulancia, escuchó a los paramédicos hablar de un montón de posibles diagnósticos y complicaciones que no conocía, pero lo desasosegaban.

Se sintió tan avergonzado e inútil al no poder responder ni una sola pregunta sobre Jimin, a pesar de haberse presentado como el padre de su hijo, y sin siquiera comprender por qué lo hizo. Conocía su nombre, edad y un par de datos más; pero de los aspectos importantes para confeccionar un historial médico no tenía idea. De lo que sí sabía, por puño y letra del propio Jimin, era de su sufrimiento y de su amor.

Se sentía culpable, tan inevitable y angustiosamente culpable como nunca antes. No debería tener motivos para dicha recriminación, no era culpable de su ignorancia respecto al tema, ni de los sentimientos no correspondidos del omega, tampoco del desconocimiento sobre el embarazo o su propio hijo. ¿Cómo podría saberlo? Sin embargo, la idea de que si él hubiera estado ahí para ellos, el presente pudiese haber sido distinto, era suficiente para hacer hervir la culpabilidad en su interior.

No podía culpar a Jimin. ¿Cómo podría ser capaz siquiera de hacerlo? ¿Cómo podría recriminarle por amarle con locura, por amarle como nunca mereció?

Y ahora que lo pensaba bien... ¿Qué sentía por Jimin? ¿Amor? ¿Cultivado cuándo? ¿Lástima? No lo creía. ¿Era acaso su sentido del deber lo que llevaba su consciencia a tales extremos?

«¡Mierda! Mi cabeza se ha vuelto un lío».

—Familiares de Park Jimin.

La voz de la doctora que se había encargado de atenderlo y llevarlo a hacer los exámenes le hizo comprender que las respuestas sobre el estado del omega ya estaban listas.

—Soy yo. Mi nombre es Jeon Jungkook —dijo poniéndose de pie.

—¿Cuál es su relación de consanguinidad con el paciente?

—No soy un familiar, pero respondo por él. Soy... Bueno, es algo complicado. —Rascó su nuca un poco nervioso—. Soy el padre del hijo de Jimin. ¿Cómo está él?

La vivaz y desbordante preocupación en los ojos del alfa frente a la profesional de la salud era tan notoria que hizo a la mujer relajarse inconscientemente. Era bueno que hubiera alguien para hacerse cargo de la compleja situación que acababa de ser descubierta, ahora solo debía hacer su trabajo y comunicar los diagnósticos.

—La herida en la cabeza no fue grave ni profunda, no provocó fractura. La caída solo causó contusiones en varias partes de su cuerpo, no provocó lesiones importantes. La fiebre es producto al inicio de una gripe.

—¿Entonces, está todo bien?

—Lamentablemente, no está tan bien como quisiéramos... —Suspiró—.  Acompáñeme, señor Jeon.

Se dirigieron a un pequeño salón de reuniones y tomaron asiento uno frente al otro.

—Y bien, doctora, ¿qué es lo que sucede?

—Mientras buscábamos lesiones cerebrales provocadas por la caída, en las pruebas radiológicas, encontramos algo más. Jimin tiene... un tumor en el cerebro.

—¡¿Cómo?!

—Lamento mucho que tenga que enterarse de esta forma, pero al menos pudo saber el diagnóstico a tiempo. El tumor parece pequeño en las imágenes, hay muy buen pronóstico si se opera. Sin embargo, ese no es el único problema.

»Los tumores cerebrales no suelen ser primarios. Generalmente se presentan como metástasis de una neoplasia primaria en otra parte del cuerpo. Pensando en ello, realizamos exámenes tomográficos y resonancias para llegar al posible diagnóstico.

—¿Hay otro tumor? —preguntó con miedo y la doctora asintió—. ¿Dónde es? ¿Es curable?

—El tumor primario está en el útero. La gran actividad hormonal durante el embarazo debe haber provocado una gran proliferación de las células cancerígenas, años atrás, causando este resultado.

—¿Hay algo que se pueda hacer? ¿Jimin se salvará?

—Que sea un Omega masculino ha sido una gran suerte. La testosterona que su cuerpo produce ha bloqueado la proliferación del cáncer hasta cierto punto en los últimos años. Mediante cirugía podríamos remover todo, manteniendo lo más íntegros posibles los órganos, luego solo quedaría la quimioterapia.

—Entonces hagan la cirugía y después la quimio, yo pagaré todo, sin importar cuánto sea. Por favor, sálvelo —rogó

—Déjelo en nuestras manos, haremos todo lo posible. Es bueno que usted sea un alfa y se vaya a hacer cargo de él. Hay varias cosas que necesita saber.

—¿A qué se refiere?

—Los exámenes de sangre revelaron la presencia de medicamentos en el sistema de Jimin, específicamente fármacos antipsicóticos. ¿El joven presenta alguna trastorno psiquiátrico?

—No lo sé, acabo de reencontrarme con él, justo hoy, después de muchos años —admitió con cierta vergüenza—. Aunque lo escuché hablar de estar encerrado en una cárcel con guardias vestidos de blanco, y que todo el mundo le decía que estaba loco, cuando no era el caso —recordó—. ¿Se refiere a algún hospital? ¿Sirve de algo este dato?

—Tengo una idea de qué lugar podría ser. Pediremos referencias y una vez que lo ubiquemos, pediremos su historial. Así será todo más sencillo.

—¿Cuánto demoran esos datos en llegar? ¿Cuándo podrán operarlo?

—El historial médico debe llegar en el próximo par de días, pero debemos esperar al menos dos semanas para operarlo.

—¡¿Qué?! ¿Por qué?

—Los medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso central permanecen en sangre por un tiempo prolongado, debemos esperar a que los elimine para poderlo operar, para evitar complicaciones con la anestesia y transoperatorias. Y es aquí donde su papel es importante, señor Jeon.

—¿Mi papel?

—Al ser usted su alfa, el lazo que los une debe ser fuerte. Si Jimin va a estar sin tratamiento por las próximas semanas, podría agitarse o presentar conductas agresivas con los demás o consigo mismo. En estas circunstancias, las feromonas de un alfa son lo mejor para calmar a un omega. Que lo lleve a su casa y conviva con él para mantenerlo tranquilo, es lo ideal.

—Pero... —Se mordió el labio. «Jimin ni siquiera me reconoce», pensó decir—. Lo haré —terminó diciendo—. Lo llevaré a vivir conmigo.

Tal vez no era una buena idea, o quizás sí. Aunque Jimin lo hubiese olvidado, lo necesitaba y eso era algo que no podía ignorar. Si él no daba el paso al frente, aun sabiendo que su disposición para asumir era la solución idónea, ¿qué pasaría con el omega? ¿Tendría que estar sedado todo el tiempo hasta la operación? ¿Lo encerrarían en alguna parte para mantenerlo controlado? No quería ni pensarlo. Llevaría a Jimin a vivir a su casa las próximas semanas, asunto resuelto.

¡Santo cielo! ¡Dos tumores! Y a vivir juntos 🤭. ¿En qué parará esto?

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