~26~

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TaeHyung había insistido en qué era suficiente de experimentos por un día. Así que se encontraban almorzando junto al señor Min ese día.

El viejo no dejaba de mirar el libro una y otra vez, ciertamente había una larga descripción sobre el Alfa arcano que quería releer para refrescar su memoria. Lamentablemente, más allá de la descripción respecto a la fuerza y el control único que esta especie excepcional tenía, no especificaba cómo eran físicamente. Había demasiados dibujos de lobos grandes e inmensos, pero todos se seguían viendo dentro de lo "usual".

Cuatro patas, peludos, inmensos lobos a comparación de los comunes. Pero sin descripción física del alfa arcano, se le llamaba "Bestia" "Luisón" "Licántropo" "Alfa Arcano" pero no expresaba con precisión su forma de verse.

—Estamos comiendo y no sueltas ese libro ¿Cómo te tolera tu esposo? —soltaba Seok Jin repentinamente.

Min le fruncía el ceño fingiendo sentirse ofendido.

—Lo mismo le preguntaré a TaeHyung en un par de años. Suerte con este, muchacho —decía en dirección a TaeHyung.

El Omega los veía con ternura y sonreía por la relación que tenían. Seok Jin chistaba con su lengua al viejo Min y hacía un puchero.

—Respétame, viejo —soltaba el alfa—. Pronto seré tu alfa y soy el alfa arcano según tu fantasioso libro —decía con su mentón en alto.

Min ondeaba su mano en el aire restándole importancia—. Mi alfa no sabe ni siquiera transformarse y no me deja leer al respecto porque me critica —luego resoplaba exageradamente en dirección a un Seok Jin que reía con su boca llena.

TaeHyung los observaba con cariño. Seok Jin merecía tener a alguien como Min en su vida, teniendo en cuenta lo tensa de su relación paternal.

— ¡Ya! —ordenaba el Omega—. Son como niños.

Seok Jin reía junto con Min, pero luego de unos minutos más el hombre cerraba el libro con furia.

— ¿Qué sucede? —preguntaba el alfa.

Min suspiraba—. Este libro resalta su superioridad, poder, fuerza y control sobre el resto, pero no hay descripción física del alfa arcano.

Seok Jin y TaeHyung cruzaban una mirada—. Oye viejo, fue mi primera vez... Quizás no soy algo grande o diferente a un lobo salvaje de cuatro patas. Quizás sólo fue el inicio. Mal inicio y se vió un poco de como debería de verse o el proceso de como llegar a hacer de mis manos unas patas —Seok Jin miraba repentinamente sus manos y su respiración se aceleraba.

Cómo si finalmente cayera en la cuenta de que era un cambiante. Un alfa prácticamente legendario y había mucho más dentro de él que un simple puro alfa. Ya ser catalogado como tal era un título que en la intimidad le pesaba, pero esto... Seok Jin había sido bien preparado por su padre para asumir su cargo muy pronto, pero no había sido psicológicamente preparado para todo lo que pareciera venir junto con su raza.

Ni siquiera Min en toda su locura habría podido prepararlo.

Era prácticamente el pionero de esta nueva generación que estaba extinta, básicamente maldita. Su nacimiento, su creación, todo era un conjunto apabullante de unos nuevos—viejos y legendarios—tipos de alfas y omegas que sólo existían en libros y algunas películas.

— ¿Amor? —la voz de TaeHyung lo traía a la realidad.

Su tono era preocupado y alterado, Seok Jin se había estado hiperventilando hacía unos minutos y recién en ese instante notaba a Min y TaeHyung sobre él.

—Muchacho, respira y no te vuelvas loco —decía el viejo alfa.

Seok Jin se ponía de pie intentando alejarse y tener su propio espacio para respirar más calmadamente. Agitaba sus brazos, estiraba su cuello y miraba el techo intentando calmar su respiración. TaeHyung lo miraba a la distancia, soltando sutilmente su aroma, el mismo que llegaba a las fosas nasales del alfa y lo hacían sentirse más tranquilo. Más calmado y centrado.

Cuando giraba sus ojos se fijaban en un TaeHyung que le sonreía solo un poco dubitativo, pero él respondía con una sonrisa suave y dulce.

— ¿Te sientes mejor, chico? —preguntaba Min desde una esquina.

—Eso creo —susurraba Seok Jin—. Tengo que tener cuidado de no pensar demasiado, ahora estoy descansado de mis asuntos laborales. Pero necesito estar concentrado sobre ellos. Siento que realmente no tengo el control de nada, viejo —respondía el alfa.

Lentamente TaeHyung se acercaba y lo tomaba de la cintura.

—Mejor deja de pensar por un momento —decía TaeHyung.

—No es tan sencillo, cariño —respondía Seok Jin—. Tengo que pensar en mi próximo movimiento y no dormirme en los laureles.

Min suspiraba a la distancia—. El próximo paso sería reclutar gente de confianza. Y tenemos que hablar al respecto, no podemos seguir escondiendo lo que sabemos porque tenemos que estar preparados y que el resto también pueda prepararse. Pero para eso...

—Necesito saber cómo transformarme para saber prepara a mis aliados sino...

—Sino de nada sirve un ejército que no sabe lo que está haciendo o lo que debe hacer —completaba TaeHyung.

—Sin cabos sueltos —añadía el viejo Min—. Y necesito saber más sobre tu especie —mencionaba corriendo a su oficina.

TaeHyung fruncía el ceño, Seok Jin suspiraba y lo arrastraba consigo para seguir a Min. Así de hiperactivo era el viejo alfa. Algo se le ocurría y Seok Jin lo seguía de cerca porque no servía hacer preguntas cuando Min actuaba por impulso.

— ¿Siempre es así? —susurraba TaeHyung, sosteniendo la mano de Seok Jin y dejándose llevar.

—Puede ser peor —mencionaba el alfa—. Es muy entretenido cuando me arroja con libros —añadía.

TaeHyung abría sus ojos y notaba la diversión en la voz de su alfa.

— ¿Ahora que, viejo? ¿Por qué corriste? —cuestionaba Seok Jin al llegar a la oficina del viejo alfa.

—Aquí —señalaba el viejo Min la pantalla de su computadora.

Seok Jin y TaeHyung se acercaban y leían por encima el título de un libro prohibido que el viejo Min había buscado por mucho tiempo más nunca había encontrado en el pasado debido a su cancelación en muchos lugares, no solo en Bucheon.

— ¿Razas mitológicas de alfas, omegas y más? —decía TaeHyung en voz alta.

—Min, no pudimos encontrar ese libro en ningún lado ¿Una mejor idea? —mencionaba Seok Jin.

Min suspiraba, luego levantaba su cabeza con sus ojos bien abiertos como si una gran idea cruzará su mente.

—Ay, dios... No ese rostro de desquiciado —decía Seok Jin.

— ¿Qué? ¿Qué significa? —cuestionaba TaeHyung.

—Significa que se lo ocurrió alguna locura —respondía el alfa, poniéndose detrás de TaeHyung y abrazándolo por la cintura. El Omega sonreía como imbécil ante aquello—. Sólo no se me ocurre que idea tiene en mente —decía el alfa, para nada ajeno a la calidez que desbordaba de su Omega ante su abrazo.

— ¿Creés que el alfa de Wooyoung sepa cómo conseguirlo o seamos tan sumamente suertudos para que lo tenga y quiera prestarmelo? —decía con una voz sumamente emocionada.

Seok Jin se tensaba y se alejaba de TaeHyung, este sentía frío y veía a su alfa tenso.

—Hyung ¿Cuánto más pretendes que lo involucre sin que haga preguntas? No confío en él, debería de investigarlo... Saber con quien carajos se está acostando Woo antes de seguir confiandole su vida a un desconocido —decía Seok Jin.

Min suspiraba y se le quedaba viendo. TaeHyung interferia con suma calma.

—Jin —exclamaba, pero notaba la mueca en el rostro petreo de Seok Jin, así que se corregía—. Cariño, tienes dos opciones aquí si Choi San comienza a hacer preguntas —exclamaba con calma—. Investigarlo es muy invasivo y deberías hablar con tu amigo antes de hacer algo así. Créeme no va a agradarle que investigues a su no-... —Taehyung apretaba sus labios—. No le agradará que investigues a su amigo si está comenzando una relación seria con él.

Seok Jin apretaba sus dientes y largaba el aire por sus fosas nasales—. Tae, amor... Esto no se trata de no confiar sólo porque duerme con Woo, es algo delicado... Es un maldito fanático

—Como yo —decía Min, alzando su mano.

—Tú prácticamente me criaste, viejo. No eres una amenaza. Su fanatismo es... Y esto no se trata de mis celos como amigo —recalcaba mirando directamente a TaeHyung—. ¿Cómo sé que él no está involucrado con los rebeldes? ¿ O que no lo estará en un futuro? Él mismo confesó ante todos que le encantaba la libertad que narraba ese libro sobre nuestras razas y nuestros lobos libres y bla bla ... No puedo simplemente confiarle algo tan grande como la clase de alfa que se supone que soy. Sobre el poder que tengo sobre mi propia especie y el resto. Soy prácticamente todo lo que le gustaría ser y descubrir y conocer... —Seok Jin comenzaba a hiperventilarse una vez más mientras apretaba sus puños—. Así de fanáticos son los rebeldes. Con el pensamiento como el suyo, no todos son simple curiosos y devotos a un tipo de raza extinta por pura admiración como tú, Min. Son gente peligrosa y estoy más que seguro que hay varios de ellos entre nosotros y no sé al maldito respecto. Aún no sé cómo puedo controlar todo esto, como lograr que no haya más desapariciones. Que no empiecen las matanzas, que no se vuelva a amenazar a alguien como sucedió con mi ex compañero de universidad. Necesito reconocer, neutralizar y cortar las amenazas ¿Cómo sé que él no lo será en un futuro? No sólo para Woo, para mí también, para la gente alrededor de todos estos fanáticos... ¿Cómo sé que no será una amenaza para TaeHyung? Ellos buscaron arruinarme y arruinaron a TaeHyung en el maldito proceso-...

Y la voz de Seok Jin comenzaba a escucharse distorsionada. Más grave, sus ojos rojos y su boca dejaba notar sus colmillos alargándose. Sus ojos rojos y sus manos.

— ¡Detente! Para —pedía TaeHyung repentinamente. Sus manos se apretaban sobre las muñecas de Seok Jin y miraba las manos ajenas con horror—. ¡Jin, para por favor!... —pedía una vez más, subiendo una de sus manos al rostro del alfa para acariciarlo.

El aroma de Seok Jin denotaba furia, era espeso y gravitaba por toda la habitación. Incluso el vello en la zona de la nuca del viejo Min, se erizaba junto con la piel debido a una leve sensación de miedo. TaeHyung estaba más temeroso de que su alfa volviera a dañarse y de hecho ya lo estaba haciendo porque la desesperación de TaeHyung se debía a la sangre que caía y se escurría entre los dedos de Seok Jin, brotando de sus puños cerrados a causa de sus garras clavadas en las palmas de sus manos.

El aroma del Omega se volvía extremadamente dulce, más de lo que Seok Jin pudiera recordar en su estado de pura adrenalina, por lo que al entrar por sus fosas nasales y llegar a tomar efecto sobre su cuerpo y la zona cerebral, lo drogaba de inmediato. Se sentía en calma, lleno de paz... Y volviendo a sus cinco sentidos, cerrando sus ojos y aspirando la fragancia de arándanos que su Omega desprendía sólo para él.

«Arándanos y algo más» pensaba el alfa, sus sentidos más agudos que nunca. Más intensos, había notado en su locura que incluso su visión se volvía más clara, pero ahora sólo se enfocaba en calmar sus sentidos, volver en sí y enterrar su rostro justo en la glándula de TaeHyung. Había sido tosca la forma en la que había puesto su rostro en el lugar. Moviendo el cuerpo de TaeHyung en el proceso, pero este se mantenía firme y llevaba la mano reciente en el rostro de Seok Jin a su nuca, enredaba sus dedos en cabello suave y sedoso para calmarse a la par de su alfa.

Seok Jin intentaba descifrar a qué más olía TaeHyung, pero le costaba un poco, estaba dividido entre reconocer los olores y sólo consumirlo y disfrutarlo. Para cuándo decidía simplemente absorberlo y dejarse calmar, notaba el dolor en sus palmas, sus ojos volvían al color avellana dulce y respiraba con calma, no como un maldito adicto.

—Lo lamento —decía casi gimiendo.

El Omega se apartaba y le sonreía, los ojos de TaeHyung seguían de su color celeste—azul cielo—brillantes y hermosos. Era un color que transmitía calidez para el alfa.

—Tienes que aprender a controlarlo —decía luego de cambiar su sonrisa suave a un rostro consternado, bajaba la vista e inspeccionaba las manos de Seok Jin, dibujando una mueca de dolor—. Te hiciste daño una vez más.

Seok Jin sentía su corazón demasiado grande en su pecho, se rompía un poco al notar la preocupación de TaeHyung.

—Sanaré —susurraba, no dejando de ver el rostro de su omega—. Eres tan hermoso —decia nuevamente, sólo un poco ronco.

El pecho de TaeHyung se calentaba y sus mejillas se tornaban rosadas—. Hay que limpiarte

— ¡Y aquí estoy! —decía el viejo Min a la distancia, poniendo sobre la mesa el botiquín de primeros auxilios—. Sabemos que sanaras, pero pon tu culo en esta silla y deja que tu Omega  calme su interior limpiando las heridas.

Seok Jin parpadeaba, Dios... Se perdía completamente en TaeHyung de buena y mala manera. Agradecía que el viejo Min entendiera a la perfección y aguantará los momentos incómodos que le hacían presenciar sin querer. Suspirando hacía lo mandado y dejaba que TaeHyung curará sus palmas, tenía cuatro orificios en forma de medialunas deformes y sangre emanaba de ellas.

Su mandíbula estaba afilada mientras sus dientes se apretaban entre sí. No servía de nada tanto poder sino sabía controlarlo a su antojo, era una amenaza incluso para él. Para TaeHyung. Sus ojos se centraban en la dulzura con la que su Omega lo limpiaba, estaba tan hastiado y se sentía tan inservible que no podía siquiera quejarse del ardor de sus palmas debido al alcohol con el que TaeHyung lo estaba limpiando.

—Ya está —soltaba Min viniendo del pasillo que dirigía a las habitaciones.

Realmente tenía un segundo hogar aquí, Seok Jin a veces se preguntaba si su matrimonio iba del todo bien. Su Omega solía viajar de vez en mes, pero Min pocas veces iba con él.  Posiblemente el tiempo había deteriorado un poco su relación y el pequeño conflicto de no poder concebir cómo otros. Pero la adopción siempre había estado fuera de las opciones al igual que un vientre alquilado, porque el Omega del viejo Min era demasiado soñador y hasta un poco egoista. Sino era completamente suyo y no tenía la posibilidad de crear vida con su propio cuerpo, no era entonces merecedor de ninguna de sus opciones. Min había respetado a raja tabla su decisión, jamás lo había hecho sentir de menos y tenían un bonito pomerania al que criaban como un pequeño humano y era gran consuelo para su esposo quien había preferido adoptar un ser vivo de cuatro patas, pero criar al adolescente Seok Jin había sido la elección de Min.

— ¿Ya está qué? —preguntaba el alfa puro con ceño fruncido mientras TaeHyung ahora vendaba su mano izquierda.

—Hice un pequeño llamado... —decía, con una mueca similar a una sonrisa incómoda.

— ¿Llamado a quién? —cuestionaba Seok Jin con seriedad.

Min apretaba sus labios y suspiraba luego—. Al alfa de Wooyoung. El chiquillo San.

Seok Jin no le daba chances al azabache de terminar de comenzar a vendar su segunda mano porque se ponía de pie imponente frente al viejo Min. Seok Jin le sacaba fácilmente una cabeza.

— ¿Por qué lo llamaste? —preguntaba en un susurro. Sus ojos daban miedo y solo un poco de gracia porque el rojo carmesí furioso se apagaba y encendía, titilando en ocasiones.

Estaba tomando todo de sí no enfurecerse. TaeHyung se ponía casi, casi en medio de ambos alfas, aunque sabía que Seok Jin jamás haría daño al viejo Min, pero dadas las últimas horas de su estado, todo podía ser, pero esperaba que no.

—Lo llamé porque es un alma curiosa, un fanático. Me recuerda a mí y supuse que quizás él tendría tal libro o podría conseguirlo, yo no puedo. Ya no está a la venta y los pocos que encontré te lo venden a cambio de tu alma, por no decir un dineral que ni tú posees... —respondía el viejo Min mirando fijamente a Seok Jin.

El alfa seguía con esos rojos ojos titilando de forma intermitente, no quería enojarse, pero su lobo interior no podía controlarse.

— ¿Cómo es que lo llamaste? ¿Desde cuándo tienes su número? —continuaba Seok Jin.

—Lo intercambiamos el mismo día que lo conocí —decía como si nada—. Ya, ya... No me veas así muchacho —decía el viejo alfa alzando su mano—. Sé que no confías realmente en él y también pienso lo mismo, por eso debemos tenerlo bajo nuestra narices —decía señalando la suya propia—. Usa tu estatus con él y fíjate si es de los nuestros o no.

TaeHyung aspiraba aire con fuerza y asentía con lentitud poniendo su mano en el pecho de Seok Jin—. Min tiene razón —susurraba melodiosamente.

El alfa puro apretaba sus ojos y dejaba escapar el aire por sus fosas nasales dilatadas. La calma llegaba a él en ráfagas, pero solo era momentánea. Bajo su piel todavía estaba la desconfianza hacia el alfa pensando en que podría poner en peligro a TaeHyung.

—San estará aquí en una hora —decía Min—. Haz lo que tengas que hacer para saber si es de confianza

— ¿Y si no lo es? ¿Qué se supone que tenga que hacer? —preguntaba más tranquilo.

El viejo alfa lo miraba e incluso TaeHyung estaba expectante a su respuesta, así que suspiraba, pero antes de que puediera responder, el teléfono de Seok Jin sonaba sobre la mesa. Tenía un tono especial, por lo que sabía que quien llamaba era nada más y nada menos que su padre.

—Debo responder —decía, tomando el aparato y suspirando antes de responder—. Papá

—Necesito que vengas, Jin —ordenaba, cómo de costumbre.

El castaño suspiraba—. ¿Ahora?

— ¿No fui claro? Ven de inmediato —y luego la llamada era cortada.

Seok Jin apretaba sus dientes—. Debí irme, volveré antes que San

— ¿Sucedió algo? —preguntaba TaeHyung.

El alfa negaba—. No lo sé, te diría que vengas conmigo, pero-...

—Oh, no, no. Está bien. Me quedaré con Min e inspeccionare unos libros de medicina hasta que San llegué. Te esperaré aquí.

Seok Jin asentía con el ceño fruncido, daba un beso en la cien a TaeHyung y se notaba más estable, pero no se sentía en absoluto más tranquilo y salía de allí sin mirar atrás.

TaeHyung suspiraba y se giraba para ver al señor Min—. ¿Qué iba decirle sobre que hacer con San si termina estando del lado contrario?

El viejo Min alzaba sus cejas—. Yo-... No tenía exactamente una respuesta para él.

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