2. La Gran Comparación

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Y con esa brillante genialidad suya, ya habíamos caminado 15 minutos muy lentamente hacia su casa mientras ella me comentaba aquella perspectiva fantástica, artística y moralista de Frozen II, así que yo simplemente la escuchaba hablar de una manera apasionada realmente atrayente que me hacía establecer una gran comparación entre cómo era mi vida hasta hace una hora que la vi salir por la puerta de su tienda.

La luz que destilaba Alice era siempre envolvente, y no podía evitar necesitar que iluminara mi patética existencia por unos minutos más.

Pero ya se nos acababa el camino y yo deseaba tanto que alguna trampa del destino me diera 5 minutos más de hablar con ella, que casi no me di cuenta cuando ella redujo un poco más el paso y aclaró la garganta.

Aquí venía la pregunta seria.

—¿Por qué estás caminando, Just? —me preguntó cambiando bruscamente el tema, como si supiera que ya solo nos quedaban un par de preguntas más.

—¿Huh? —ok, admito que esa pregunta me tomó desprevenido, esperaba algo un poco más profundo que eso.

—No tienes coche, ¿qué sucedió? Desde que salimos del colegio no te bajas de tu viejo Camaro —yo me rasqué la cabeza con incomodidad. No quería decirle en qué aspectos de mi vida era un perdedor, pero tampoco quería ser deshonesto con ella. Ese era el efecto de Alice en mí. Podía haber fallado en muchas cosas, pero nunca le había mentido.

—En el trabajo las cosas no han ido bien, recortaron presupuestos y con ello nuestro salario. Dejé de poder costear la gasolina y el Camaro tiene ya más de seis meses en la cochera —admití con la voz sumamente baja cuando ella chocó mi brazo con el suyo y me hizo salir de mi vergüenza para mostrarme una hermosa sonrisa.

—Quizás sea el momento de cambiar de trabajo, ¿no crees? —dijo con tanta sencillez que sentí que en mi cerebro explotó de golpe. Todas las inseguridades me llenaron de repente haciéndome saber que quizás no era tan simple como ella lo pintaba, pero entonces volvió su mirada al camino y soltó algo que me volvió a hacer sentir como un súper héroe—. Eres brillante en tu trabajo, muy dedicado y un empleado excepcional, las empresas van a pelearse por ti.

—¿De verdad lo crees? —lo cierto es que no sabía cómo su opinión podía infundirme tanto valor, pero lo hacía, ella creía que yo podía simplemente conseguir algo mejor que esto.

—Tienes años matándote por Agaphe's Corp y no has obtenido nada, Justin. A veces eso es una señal de que no estás en el sitio correcto —y con tal simpleza pude ver todas las señales que me había enfocado tanto en ignorar. Entonces ella se detuvo frente a las escaleras del porche del edificio donde vivía y metió ambas manos en su abrigo.

—Gracias, creo que tomaré tu consejo.

—No tardes —añadió ella con sencillez—. Puedes alcanzar lo que desees, solo tienes que trabajar en ello.

—Te extrañé, Alice —confesé, aunque quizás no debiera. Pero era la forma de mi alma de agradecer ese refrescamiento que te daba la sensación de que alguien que te conociera creyera en ti como para animarte.

—Ahora dime, Justin, ¿cómo es que piensas irte a casa? —y con esa pregunta me desarmó. Esperaba que ignorara esa parte de la historia y simplemente me dejara ir sin más.

—Caminando —dije con una media sonrisa cuando ella negó y yo trataba de ensayar en mi mente cómo explicarle sin sonar demasiado patético que no me importaba caminar hasta las dos de la mañana si sabía que ella iba estar bien, segura y calientita en su casa.

—¿Aún vives en el centro? —inquirió como si fuese una pregunta clave y yo negué sin querer explicar demasiado.

—Realmente no, tuve que mudarme a las afueras —pero en lugar de enojarse y retarme, se puso ansiosa y comenzó a subir las escaleras hacia la entrada del edificio.

—Vamos, buscaré las llaves de mi coche y te llevo —pero yo la halé del borde de su abrigo y la detuve.

—Por favor, no —musité al soltarla—. La ciudad es peligrosa y regresarás muy tarde. No hay forma de que te deje volver de las afueras a esta hora sola aun en coche.

—Y yo si debo permitir que te marches caminando hasta las dos de la mañana —hice una pose de súper héroe con la intención de hacerla sonreír, pero ella solo lució más preocupada.

—Tu seguridad vale mi riesgo.

—Al menos sube a casa, intentaremos llamar a un taxi o buscarlo en alguna de esas aplicaciones... —comenzó, pero yo la interrumpí.

—Solo retrasas lo inevitable, Al, sabes que ningún taxi me llevará a las afueras a esta hora.

—Entonces te quedarás en mi casa. Y mañana te llevaré al trabajo —resolvió rápidamente y yo, aunque vi la gloria en sus palabras, no la quise incomodar.

A decir verdad, bajo ninguna circunstancia le habría permitido a Alice alojar a su ex novio o a su amiguito molesto —que ahora era su novio— en casa, por lo que suponía que la idea de que yo me quedara en ese departamento no le agradaría al chico en cuestión.

—Realmente no quiero incomodarte —le dije deseando que insistiera. Pero no la culparía si no lo hacía.

—Vamos, Justin. Déjame agradecerte por salvarme esta noche —me pidió. Y era verdad que ella estaba simplemente haciendo lo correcto conmigo, nada en el mundo iba a detenerla de hacer esto—. Insisto, Justin. Por favor, tengo un sofá cómodo.

—Ok, pero realmente buscaremos el taxi —dije, aunque desde ya que deseaba que no pudiéramos encontrarlo.

Mi ser estaba bailando de la felicidad mientras ella me comentaba algo sobre el elevador. Era un edificio bonito, disimulado y pequeño que parecía justo lo que siempre pensé que Alice sería: una brillante bibliotecóloga, una pequeña empresaria y una mujer prominente en todo lo que emprendía.

—Me mudé hace seis meses, y me gusta bastante el lugar —contó mientras nos bajábamos del ascensor para caminar a una reja pequeña.

—¿Era para estar más cerca del trabajo? —ella abrió la puerta y encendió las luces de un lugar pequeño que se veía tan cálido como siempre pensé que se vería un hogar.

—Y de Joshua —confesó sin poner demasiada atención a sus palabras. Entonces entendí que habían pasado dos años y algunas semanas desde que rompimos definitivamente, y que era una cosa lógica que ella creyera que yo superé todo, como ella evidentemente lo hizo.

—¿Joshua no vive aquí? —me sorprendí al mirar cada rincón de su pequeña casa con una sala de estar, un sofá y una televisión en la pared. También había una entrada a la cocina y un pasillo pequeño hasta el fondo con tres habitaciones repartidas.

—¿Qué? No, vive un par de cuadras arriba —explicó mientras regulaba la calefacción y se quitaba la chaqueta—. Por favor pasa, Justin. Estás en tu casa —dijo con mucha política mientras buscaba el teléfono para llamar a la línea de taxis, caminaba a la cocina y yo admiraba simplemente la sencillez de su forma de actuar.

Juro que usé mi teléfono para buscar el taxi, mientras ella enviaba algunos mensajes de texto y buscaba en su ordenador por una línea de autos que pudiera llevarme. Cada vez que una aplicación me soltaba el anuncio de "no hay vehículos disponibles para ese viaje", mi alma respiraba con tranquilidad, porque si hacía una gran comparación de esto con lo que ahora era mi propiedad en las afueras, con una sola habitación y un gran riesgo de sufrir un asalto, pues jamás regresaría a ese lugar.

Y no era que quisiera vivir en esta casa, era que escuchar a Alice riendo, o andando por ella era todo lo que había extrañado en un hogar desde hace meses.

Luego de cerca de cuarenta y cinco minutos buscando arduamente un transporte para mí, Alice se sentó a mi lado en el sofá grande de la sala y marcó un número telefónico. Yo la miré frunciendo el ceño, ya habíamos llamado a las dos líneas de taxi de la ciudad.

—Hola, Gavin. Quisiera pedir una pizza gigante —dijo con elocuencia mirándome y yo le sonreí.

—Con doble pepperoni, por favor —musité cuando ella repitió lo mismo al teléfono.

—Dos coca—colas y dos pasteles de manzana —finalizó su orden cuando yo no pude evitar sonreír.

—Tal parece que lo recuerdas —advertí, ella me miró y se levantó del mueble para dejar el teléfono en su sitio.

—No podría olvidarlo, aunque quisiera —dijo mirándome. Yo no pude evitar preguntar para poder finalmente sentirme cómodo en este lugar y en esta posición.

—¿Realmente no estoy molestando a nadie al estar aquí?

—Bueno, no lo creo.

—¿Tu novio está de acuerdo en que duerma en tu sofá? —insistí. Más que nada porque yo no estaría de acuerdo con el asunto, pero aquí estaba, casi con los pies montados en la mesita y listo para tener la mejor noche que he tenido en un par de años, solo que mi orgullo no me permitía dejarla tener un gran problema con su novio porque yo era un tipo sin coche o algo así.

—No ha leído mis mensajes todavía —admitió levantando su teléfono—. Pero si lo conozco como sé que lo hago, me pedirá que te añada otra pizza.

—¿Por qué? —fruncí el ceño.

—Me salvaste la vida, Justin. Creo que ambos estamos en deuda contigo —yo sonreí ante el halago y la inminente sensación de que me creyeran un héroe, pero me negué a ella tan pronto la tuve cerca. Era como entrar en una competencia constante con Joshua, aunque eso solo ocurriera en mi mente. Como si yo fuera el hermano relegado del Aquaman que inevitablemente obtuvo el trono mientras yo caía por el peso de mis errores.

No era un héroe, si fuera un héroe me quedaría con la chica. Y ahí comenzaba otra vez la Gran Comparación que me hacía sentir como lucía Orm luego de que Aquaman le diera una paliza con sus valores morales y todo lo demás.

—Pues solo espanté al tipo raro... Quizás solo quería tu número —intenté bromear, pero ella tampoco me lo permitió.

—Ya he tenido suficientes tipos raros en mi vida, Just. De verdad, agradezco mucho a Dios porque hayas estado ahí para espantarlo.

—No ha sido nada —le aseguré—. Lo volvería a hacer mil veces —ella esbozó una sonrisa preciosa y miró su móvil.

—La verdad prefiero que nunca vuelva a suceder —sentenció antes de levantarse para atender una llamada.

—¿Al menos me dejarás pagar la pizza? —ella negó dejando el dinero sobre la mesita.

—Déjame al menos invitarte la cena —pidió antes de responder e irse a la habitación que estaba después del pasillo. Yo me permití sonreír mientras miraba todas las fotografías que había repartidas por el departamento de Alice. Se notaba que ella y su novio habían viajado, porque tenían fotos muy lindas en todas partes de la ciudad, en París, en Roma y Barcelona. También tenía fotos con Lanna y su madre. En alguna aparecía su hermano y en todas se veía absolutamente feliz.

Pude alegrarme por ello, y por verla brillar tanto. Aunque me costara admitirlo, yo sabía que nunca cuando estuvo conmigo había estado tan completa y tan rozagante como ahora. Era inevitable que surgiera la comparación, ¿saben? Porque ahora su vida iba estupendamente bien, y la mía no. Y la verdad es que mientras yo estuve con ella, mi vida marchaba estupendamente bien, y no podía identificar si la suya era igual.

Yo esperaba que así fuera, pero las evidencias parecían mostrar lo contrario. Porque, aunque fuese lógico que yo, el ex novio, hubiese sido exterminado de este departamento y de sus recuerdos, me parecía pensar que habíamos tenido buenos momentos y que ella conmigo también fue feliz.

La comparación me puso incómodo inmediatamente, porque ahora yo estaba en su sala y su novio trabajando. Pero ella era feliz con esa idea, y cuando estuvo conmigo, siempre había una pelea cuando yo debía salir de la ciudad. Entonces, o ella estaba fingiendo toda esa felicidad, o yo era el problema.

—Claro, no creo que tenga problema en hablarte —escuché cuando Alice me hizo una señal para saber si podía voltear el teléfono hacia mí y yo asentí. Joshua apareció desde la pantalla de su celular con una media sonrisa.

—Buenas noches, Justin.

—Joshua, buenas noches —le repliqué con cierta incomodidad cuando él me sonrió.

—Solo quería agradecerte, viejo. Por rescatar a Alice, gracias —yo negué con la cabeza sintiendo cierta vergüenza nuevamente. De hecho, su amabilidad me hacía odiarme un poco porque, después de todo eran buenas personas siendo amables y genuinamente agradecidos conmigo.

—Está bien, no tienes nada que agradecerme.

—La vida de Alice lo es todo para mí. Gracias por protegerla —insistió cuando yo solo pude asentir aceptando lo que sabía que era su más sincero agradecimiento.

—Es un honor para mí.

—Bueno, basta ya, cariño —habló Alice, poniéndole fin a mi martirio incómodo—. ¿Mañana voy por ti al aeropuerto?

—Sobre eso, cariño... —comencé a escuchar cuando Alice volvió a caminar hacia su habitación, y vaya que yo conocía ese tono de «sobre eso, cariño». Sin embargo, necesitaba encontrar alguna respuesta a mis dudas, así que me arrimé hacia adelante y afiné mi oído hacia la habitación para poder escucharlos.

—Dijiste que estarías de regreso para el viernes, Josh. Es miércoles de la semana siguiente —le reclamó ella con voz baja, pero firme.

—Lo sé, cariño. Pero no he podido zafarme de esto, no puedo —dijo él—, los clientes desean poner finiquito al negocio de compra de los dos contenedores de antigüedades, y prometieron darme una compensación si terminaba de tasarlo todo en lugar de solo una porción.

—Era un solo container de libros, Josh, esto no es lo que acordamos —insistió Alice con un tono de voz más bien medio suplicante. Entonces Josh tenía más de una semana fuera de casa, y ella simplemente estaba suplicándole volver. Hoy yo podía entender que era porque lo extrañaba, nada más. No era control, no era asfixiante, era ella queriendo estar con la persona que más amaba, Joshua.

En algún momento de nuestra historia, a mi solía estresarme mucho que Alice no entendiera que debía trabajar más y más y más. Pero hoy la había visto conducirse en la vida y al hacer la gran comparación, vi que ella no quería controlar a Joshua, no quería molestarlo, simplemente estaba preocupada porque él estaba dedicando demasiado tiempo a algo que no era prioritario, no desde este punto de vista.

—De verdad lo siento, linda. Pero debo hacerlo, es para sostener el contrato y...

—¿Qué contrato? —inquirió ella.

—El que... Te mencioné —dijo él cuando algunos ruidos se colaron en la llamada.

—Josh —intentó retomar su atención.

—Debo llamarte más tarde, Alice, ha venido el Señor Krane con mi padre y...

Por la forma como Alice se alejó de la puerta supe dos cosas:

1. Que sospechaba que la estaba escuchando.

2. Que iban a insultar a Joshua y no quería que yo lo escuchara.

Un par de minutos después sonó el timbre, y cuando me aproximé para tomar el dinero de la mesita, solo vi sus dedos pasar por encima de los míos y seguir hasta la puerta, recibir la pizza y volver a sentarse junto a mí.

Le tomó unos minutos respirar profundo y juntarse nuevamente. Entonces me sonrió con amabilidad y sin dejar su hospitalidad de lado.

—Buen provecho, Just —dijo abriendo la caja de pizza, pero sabía que no tenía hambre.

—Gracias, Al. Gracias por la cena —le respondí agarrando un trozo de pizza para comer y eliminar ese halo de incomodidad de su rostro, pero ella parecía buscar alguna respuesta en su pepperoni—. ¿Joshua trabaja mucho?

—Mucho —inquirió ella con cierto tono de molestia. Luego pareció notar que lo estaba comentando conmigo, entonces medio sonrió—. Estarás pensando que esto es muy irónico.

—La verdad es que no estaba pensando en nada —le dije tratando de que no se sintiera como si yo estaba tratando de saltarle encima. Lo cierto es que, aunque daría lo que fuera por volver a estar con Alice, esa no era la idea hoy, estaba teniendo una buena noche como para arruinarla de esa forma—. ¿Hay algo que quieras decirme?

—¿Todos los hombres son así? —me preguntó como si no pudiera entenderlo. Tragué un trozo de pizza y fingí que no sabía de qué hablaba.

—Necesito más información —seguí comiendo.

—Es el segundo viaje que Joshua hace con esa empresa, y sospecho que el contrato del que hablaba incluye muchos viajes como ese —explicó y yo la miré absorta jugueteando con un pepperoni.

—¿Y bien?

—Prometió volver y no lo hizo, ¿está mal que me enoje? —yo sonreí con ironía. Sin dudas esto pateaba en las nueces a mi yo del pasado.

—No —le aseguré—. Pero seguramente tiene una buena razón —ella chistó.

—Todos la tienen —se quejó dándole un gran mordisco a su pedazo de pizza. Yo sonreí.

—No pretenderás que él se quede en casa mientras trabajas —intenté bromear y ella negó con seriedad.

—Trabajábamos juntos en la empresa. Codo a codo. Él asistía mis conferencias de la serie De Valor, y yo le ayudaba con los negocios. No sé de dónde salió esta tontería de aliarse con los amigos de su padre —yo hice una mueca con los labios y me encogí de hombros.

—¿Ya se lo has dicho?

—¿El qué?

—Que te incomoda —Alice frunció los labios de una forma casi poética mientras yo luchaba con mi déficit de atención para no verme como un baboso mirándola a los labios.

—Sí, lo hice —fue sincera y suspiró—. Realmente no tiene sentido que él me siga repitiendo que es por el dinero. Eso nunca ha sido un problema para nosotros —sonreí y negué con la cabeza cuando ella centró su mirada demasiado interesada en lo que yo iba a decir.

—Es que tampoco el dinero fue un problema para nosotros, y mírame ahora —Alice se quedó atónita un segundo y luego pareció entender algo que yo no—. Por supuesto que no debes preocuparte, Al. Joshua evidentemente es un mejor hombre que yo.

—Justin, yo... —negué con la cabeza. No estaba tratando de ganar su simpatía o de darle lástima con mi comparación, simplemente decía la verdad mientras la pensaba. Después de mucho pensar, el villano tenía también derecho a retractarse, ¿no era así? Definitivamente yo estaba seguro de que había sido el villano, y ahora estaba arrepentido por todo.

—Lo que quiero decirte, Al. Es que los hombres realmente nos preocupamos por esas cosas, habla con él de nuevo, y otra vez después de esa. Sé paciente y dile que esto te está generando pánico. Seguramente te escuchará llegarán a algún acuerdo —le aconsejé mientras tomaba otra rebanada de pizza y ella volvía a morder la suya.

—Creo que tienes razón —alcé la mirada para ver de qué hablaba—. Hablaré con él y le diré lo del pánico.

—Y Al... —añadí, por si fuera necesario—. Tú no eres el problema. El problema estuvo en mí que no supe valorar lo que teníamos, y el problema está en Josh, cualquiera que sea su razón para abocarse a esto como lo hace —casi pude sentir como suspiró de alivio sin que tuviera mucho más que decirle que solo eso. Era algo que rondaba su cabeza, algo que yo le había hecho sentir, algo con lo que yo la había hecho insegura, entonces soltó una sonrisa brillante y se aproximó a beber algo de gaseosa.

—Gracias, Just. Yo también te extrañé —fue totalmente sincera cuando sacó su celular para enviar un mensaje de texto y yo me permití sentirme enteramente cómodo con esa idea, la de hacerla un poco feliz, la de enmendar lo que había hecho mal en la vida.

No había sabido valorarla y no podía compararme con Joshua, porque en la Gran Comparación, yo fallaba abismalmente. Cuando yo me iba y trabajaba por semanas por cualquier razón, Alice estaba gris y sin vida, yo podía sentirlo cuando me llamaba, cuando hablábamos, y tenía ganas de volver, pero no podía hacerlo con las manos vacías.

En cambio, Joshua no había estado cerca de ella durante casi una semana y yo podía verla brillar de aquí para allá, aún cuando él la llamaba por Facetime. Alice estaba completa, entendía lo que valía y sabía perfectamente que estaría bien sin importar si las cosas con Joshua no funcionaban. Y no me malinterpreten, sé que Alice tenía temor de que no funcionaran, porque funcionaba mejor de esa manera. Sin embargo, ella estaba bien, y así permanecería porque dependía de ella y de nadie más.

Pero yo no había sido capaz de esto. En la Gran Comparación yo no era más que el perdedor que ahora había ganado algo al hacerla sonreír. Cuando me enfrentaba a Aquaman perdía abismalmente, pero cuando me enfrentaba a mí mismo y entendía mis errores, entonces era diferente, yo podía ser el héroe esta noche y sentirme bien con eso.

No estaba sobrevalorado explicar que entendiste lo que hiciste mal frente a alguien a quien le hiciste mucho daño. Ayudarle a reparar esa parte de su vida y de su inseguridad, que yo creé, en cierta forma, ahora, me había ayudado a ser mejor a mi también.

Aquí estoy de nuevo cumpliendo mi compromiso semanal jeje.. Nuevo capítulo de paquete para todos ustedes que me leen con tanto cariño ^^

Pues estos capítulos son como introductorios y van como dándole forma a lo que será la historia. Aún quedan varios cabos por atar y mucho por aprender, así que nos vemos prontísimo!

Espero sus apreciaciones, y gracias por leerme :3

Atte: E.C Álvarez

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