17. Enamorada

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

No había forma de separarme de él una vez que esta sensación se esparcía por todo mi cuerpo haciéndome sentir tan enamorada.

Nos habíamos besado un par de veces más aquella noche, nos juramos que nada cambiaría entre nosotros, y que no lo volveríamos a repetir. ¿Seríamos capaces de cumplir esa promesa? Si mirándolo a los ojos yo ya me moría por besarlo otra vez.

Pero ahora las cosas eran diferentes, verlo al despertar me hacía sentir más allá de la estratósfera. Que sonriera al verme cuando apenas abría los ojos fue algo que nunca antes me había ocurrido, como si escrutara mi ser con tan solo observarme, como si se maravillara de solamente de despertar junto a mí.

—No me mires así —le pedí cuando él pasó un dedo por mi rostro, metiendo el cabello detrás de mi oreja.

—¿Así cómo? —me preguntó abrazándome desde la cintura. Y sí, estábamos recostados ambos en ese tonto y minúsculo colchón. Porque sabía Dios que yo quería prolongar lo más que pudiera esa sensación de seguridad que tenía entre sus brazos y porque nos habíamos quedado así sin temor a nada más que a lo que sucedería cuando nos levantáramos de ahí.

—Como si fuese lo más hermoso del mundo —él soltó una sonrisa hermosa y sin avisarme me robó un pequeño beso en los labios.

—Lo eres —me dijo con una sonrisa en sus labios y yo suspiré.

—Lo sé, pero lo sí lo dices así puede ser que yo... —me detuve antes de seguir con mi extraña confesión matutina.

—¿Qué?

—¿No que esto se terminaba anoche? —repliqué en respuesta cambiando el tema.

—Se terminó, ya siento que empezó algo nuevo —dijo con ese mismo gesto, y esta vez fui yo quien le robó el beso. Era fácil dejarse envolver por la belleza física e interior de Joshua, simplemente era perfecto en todo sentido.

—No deberíamos —yo estaba segura de que no debíamos, pero en este momento no podía recordar el por qué. Entonces me atrajo y me besó otra vez.

—Es cierto, no deberíamos —logró sorprenderme—. No deberíamos estar aquí. Deberíamos estarnos arreglando, la boda es en dos horas.

—¿Por qué tu hermana no está aquí? —inquirí luego de pensarlo bien.

—Debe estarse arreglando con sus amigas —suspiré.

—Entonces, ¿qué? ¿Hora de regresar al mundo real? —Joshua negó atrayéndome así para besarme otra vez.

—Deja de preguntarme eso, que puedo darte 15 razones para quedarte.

—A ver, empieza.

—¿Qué? —preguntó frunciendo el ceño.

—Las 15 razones —él soltó una sonrisa encantadora.

—¿Quieres 15 razones? Si te las digo vas a terminar enamorada, soy un tipo encantador —solté una carcajada estando totalmente segura de que no necesitaba las quince razones, una parte de mí ya estaba perdida por este chico.

—A ver —lo reté mientras me incorporaba en el colchón y me amarraba el cabello con una coleta.

—¿Me estás retando?

—Si te crees tan encantador —le bromeé sin poder evitar sonreír. Él se puso serio y me miró de frente.

—Ok, señorita inconquistable —solté una carcajada mientras me ponía de pies para iniciar mi día con la mejor disposición del mundo. Le lancé una almohada y él la atrapó con ambas manos.

—No dije que fuese inconquistable, es que tú estás muy seguro —dije dándole la espalda cuando no pude escucharlo detrás de mí. Fruncí el ceño mientras recogía el resto del colchón y al no escucharlo me di media vuelta para ver si se había ido.

Sorpresivamente ahí estaba, detrás de mí y tan cerca de mi cuerpo que mi corazón amenazaba con salírseme del pecho y ponerme en evidencia.

—Razón número uno. No habrá ningún día que no pienses en esto —explicó poniendo su mano en mi cuello para acercarme suavemente y enredando sus dedos en mi cabello de forma embriagante.

Y el beso que me dio... Si te lo pudiera describir, seguramente lo haría. De hecho, quería intentarlo, así que aquí te va:

Su forma acompasada de respirar, su suavidad, su delicadeza, pero al mismo tiempo su urgencia, su amor, su cierto grado de desenfreno que te hacía subir el calor desde los pies hasta el pecho. Tenía toda la razón del mundo, en todo el día no pensaría en otra cosa que en repetirlo.

Y así fue, me fui directo al baño y comencé a alistarme con "el vestido matador de Lanna" mientras la ponía al día en un Facetime.

Seguramente Lanna gritó tan fuerte como ustedes cuando se enteró de lo que sucedía entre Joshua y yo. Y sí, también me dijo una y otra vez que terminara de casarme con él. Pero vamos, no podía simplemente admitir que tenía razón y que ciertamente me había despertado más feliz de lo que había hecho en años.

Cuando terminé de arreglarme el cabello en el tocador, salí de vuelta a la sala del cuarto y lo vi mirándose en el espejo como si no supiera cómo arreglarse. Contuve la respiración al verlo tan pulcro. Y no Joshua es que no fuese absolutamente hermoso cada día de su vida, es que se había afeitado todo el vello de la cara, se había peinado hacia un lado, pero dejando que el cabello le cayera libremente, y estaba vestido en un hermoso smoking negro con lazo.

Se miraba en el espejo con la chaqueta abierta y hacía muecas cuando yo me acerqué detrás de él y volteó para mirarme. Entonces supe exactamente cuál fue mi expresión al verlo, sus ojos eran totalmente brillantes.

—Estás preciosa —dijo mirándome de arriba abajo y entonces se acercó para robarme un pequeño beso más, pero yo puse una mano en su pecho para detenerlo.

—Hey, todavía faltan 14 razones —lo reté cuando él soltó una carcajada.

—La verdad es que quería que la razón número 14 fuese este smoking, pero me parece que le hace falta algo —yo instintivamente acerqué mis manos, le abotoné un solo botón de la chaqueta y le corregí la dirección del revés. Por último, le acomodé la dirección del laso y él que simplemente me miraba sonrió—. Vale, esta es como mi razón número 60 para enamorarme de ti —confesó y yo le sonreí.

—¿Qué? ¿Tienes 60 razones para estar enamorado de mí?

—Creo que deben ser más —susurró con una media sonrisa.

—¿Me las dirás alguna vez?

—Todavía estoy cumpliendo su última petición de razones, señorita inconquistable —susurró volviendo a echarle una mirada a la forma en que el vestido azul aguamarina corto caía sobre mi cuerpo. Se acercó para besarme una vez más y yo lo detuve de nuevo.

—Faltan 13 razones, lindo —aseguré cuando él dio un paso más y me besó. Entonces se separó y ladeó la cabeza.

—¿No faltan 14? —me preguntó con mirada de tonto enamorado, yo le sonreí.

—Es que ese smoking definitivamente es una buena razón —expliqué muy segura de que lucía tan tonta como él. Lo vi suspirar y acercarse para darme otro beso.

De la nada, un golpe abrió la puerta y ambos saltamos como si nos hubiesen pillado en algo. Josh miró a su hermana entrar por la puerta principal, vestida de novia y con un aspecto totalmente histérico.

Entonces ella se dio cuenta de que ambos estábamos ahí, listos para la boda y respiró profundo, pero como de frustración.

—¿Qué sucede, Joyce?

—Chicos, buenos días, no es mi intención pagar con ustedes todas mis molestias de hoy —explicó respirando profundo una y otra vez mientras caminaba de lado a lado.

—Vas a romper el piso si sigues caminando así —le aseguró Josh acercándose.

—Perdóname, Alice, se supone que tu solo debes conocer mi yo encantador —explicó. Yo me acerqué un poco.

—No te preocupes, es un día agitado —le respondí con frescura cuando ella finalmente se detuvo.

—El pianista que iba a tocar y cantar nuestra canción para empezar la ceremonia dijo que no podía venir —soltó Joyce sin pensarlo. Josh y yo nos quedamos totalmente helados—. Dice que terminó con su novia y que no puede interpretar esa canción sin llorar, ¡yo qué sé! Es una falta de profesionalismo tremenda y yo entraré a la iglesia en silencio —siguió sentándose en uno de los banquitos que tenía detrás. Se escondió la cabeza entre las manos y yo la miré desesperarse cada vez más—. No puedo casarme en silencio, Josh. Lo de la música tiene que ser, tú lo sabes —Josh se acercó para calmarla mientras yo pensaba con delicadeza en que tal vez, y solo tal vez podía ayudarla.

—¿No puedes encontrar a nadie más?

—¿Quién va a viajar hasta aquí con una hora para que empiece la ceremonia? ¡No he invitado a ningún músico preparado para esto! ¡Estamos en el medio de la nada, Josh! —casi le gritó escondiéndose detrás de sus manos. Yo contuve una respiración, sintiendo que debía ofrecerme a ayudarla en su desdicha, después de todo, era su día especial.

Pero yo tenía algún tiempo sin tocar y nunca había oído la canción. Ni hablar de la cantidad de tiempo que tenía sin cantar. El miedo me embargó cuando Josh se dio media vuelta como buscando apoyo en mí, que le dijera algo, que lo ayudara a calmarla. Para mi mala suerte me vio en mi momento de duda y frunció el ceño.

—¿No hay otra solución? —preguntó a su hermana sin dejar de verme. Yo negué con la cabeza instantáneamente, no podía arruinarle así la boda.

—A menos que hayas traído tu guitarra en el maletero, no —se quejó Joyce con verdadera frustración cuando yo volví a contener la respiración.

—Alice... —susurró Josh levantándose—. Tienes esa mirada —fruncí el ceño.

—¿Qué mirada?

—La de que tú puedes hacerlo —yo negué con la cabeza inmediatamente deseando matarlo cuando Joyce levantó el rostro y me miró.

—¿Puedes, Alice? ¿Tocas el piano? —inquirió y casi pude ver la esperanza en sus ojos.

—Yo...

—No tiene que ser perfecto ni nada, solo no quiero caminar por el medio de un pasillo larguísimo con cientos de personas viéndome y totalmente en silencio. Sería súper incómodo y no reflejaría para nada mi relación con Caleb.

—Es que yo... —intenté objetar.

—Venga, Alice, puedes hacerlo —siguió Josh con una media sonrisa—. Ensayamos unos minutos y estarás lista —prometió con total confianza.

—Anda, Alice, te deberé mi vida si me salvas de esto. Es mi canción con Caleb, la boda debe ser perfecta y yo... —siguió diciendo y yo la detuve.

—¿Cómo confías en mí sin haberme escuchado? —pregunté. Ella se encogió de hombros.

—Josh lo hace, yo también —medio sonreí y ladeé la cabeza sabiendo que no se aceptaría un no por respuesta.

—¿Tienes una partitura de la que pueda guiarme? —ella casi corrió al cuarto y comenzó a buscar.

—Gracias por no decirle que yo tampoco te he escuchado nunca —dijo Josh con una media sonrisa.

—Si arruino la boda de tu hermana no podremos volver a vernos jamás —le aseguré—, a menos que nos mudemos a otro país lejos de todas las personas que están en esta boda —él soltó una carcajada y caminó hacia mí.

—Razón número 13, linda. Te presumiré frente a toda mi familia así arruines esta boda. Ya tendremos para redimirnos con una boda perfecta para nosotros —no pude evitar sorprenderme con sus palabras. El corazón se me detuvo y todo al notar que él simplemente no pensaba en un futuro cercano conmigo, se trataba de un todo, un para siempre. Y aunque de momento sentía que era demasiado compromiso, la seguridad que este ofrecimiento me daba se sintió tan tentadora.

—¡Aquí está! —gritó Joyce saliendo del cuarto con unas hojas en las manos. Yo miré la partitura y no vi ninguna complicación en ella.

—Vale, creo que puedo hacerlo, si no te molesta que le suba el tono —ella me miró un instante con una especie de seguridad un poco superior, como si notó que yo sabía de qué estaba hablando—. Es que está escrita para que la cante un hombre, ¿te importaría que suene un poco más agudo? —me expliqué por si acaso era que no entendía lo que dije.

—Con que suene algo ya me estarías dando el mayor regalo de todos —respiré profundo y miré a Joyce queriendo advertirle del potencial desastre de aprenderme una canción en media hora. Pero ella no me dio oportunidad. Simplemente me tomó de la muñeca y echamos a caminar hacia la iglesia en la que estaba el piano.

Y allí me dejó ensayando junto a Josh, quien si había escuchado la canción y me la iba enseñando mientras yo tocaba el piano y calentaba los dedos. Luego de haber repasado varias veces la letra, decidimos recortar muchas cosas para poder concentrarnos en el coro y en que esa parte quedara perfecta.

Llamaron a Josh de afuera y yo me quedé cantando suavemente mientras tocaba el piano dejando que la canción me trasladara a lo que se sentía todo aquello.

"Tu lugar es a mi lado, hasta que lo quiera Dios.

Hoy sabrás cuanto te amo, cuando por fin seamos dos"

El corazón se me fue llenando de una sensación indescriptible mientras suspiraba algo enamorada de la canción, de la sensación, e incluso de la voz ronca con la que Josh me la había enseñado. Era sencillamente perfecto sentir algo así por alguien. Un amor tan grande que querías demostrarlo frente al Dios mismo. Una demostración tan profunda que no tenía miedo de comprometerse para siempre.

Me desconcentré cuando una rosa de tallo largo y un color rojo increíblemente hermoso se posó sobre la cola del piano. Desde luego Josh se veía absolutamente soñado ofreciéndomela, pero algo de mí se negaba rotundamente a aceptarla.

—Yo... —comencé a decirle cuando él dejó de sonreír de forma encantadora—. No me gustan las rosas —le aseguré. Él simplemente se deshizo de ella sin preguntar nada más. Pero es que no quería tener nada en mi mente que lo enlazara a ningún recuerdo que tuviera con Justin, y eso era justo. Entonces se aceró a mí y me sonrió.

—No pasa nada —me aseguró—. Razón número 12, entre nosotros todo siempre será 100% único e irrepetible —completó pasando sus manos por una de sus mangas para ofrecerme un pequeño prendedor dorado en forma de zorro, el zorro del principito. Yo sonreí y asentí cuando él me lo puso en el vestido.

—Todo irá perfecto —Me aseguró mientras veíamos a la gente entrar a la iglesia, eran demasiados y Joyce tenía razón al estar totalmente nerviosa. Pero yo comenzaba a temblar, las manos me sudaban y sentía la necesidad de huir. Josh me tomó una de las manos por detrás de nuestras espaldas y trazó círculos sobre mi mano—. Todo lo que tienes que hacer es mirarme a mí —sentenció. Yo lo miré con pánico cuando todos tomaron asiento para comenzar la ceremonia.

—Josh, yo... No sé, no puedo —él me sonrió y calmó inmediatamente una parte de mí.

—Solo estamos tú y yo —susurró con sencillez antes de darme un beso entre los nudillos y soltarme para caminar hasta donde estaba el cortejo, donde él debía entrar con su hermana en unos instantes.

Yo me senté en el piano y respiré profundo varias veces y cuando me dieron la señal empecé a tocar el piano con suavidad. Finalmente, cuando estuve a punto de cantar me bastó con mirarlo para que todo estuviera correcto. Con esa sonrisa torcida, con esa forma tan hermosa de pararse, con esos ojos color miel centrados en mí. Entonces supe que podía hacer cualquier cosa, incluso estar perdidamente enamorada de él.

Si bien reconocía de lejos esta sensación que ahora era totalmente nueva para mí, nunca me había sentido tan segura ni tan en casa. Nunca nadie me había confiado nada de esta manera, nunca nadie había confiado tanto en mí como para poner todo en mis manos y yo, yo lo tenía a él, que me hacía recordar lo capaz que era de hacer algunas cosas.

Este no era un enamoramiento irracional, de esos que sientes porque sí, porque el tipo es lindo, porque te da cosas, porque hablas con él continuamente, porque te gusta alguna cualidad suya. No, si estaba cayendo rendidamente enamorada de Joshua era porque eso era lo que él me daba: amor puro, incondicional, bueno, amable, fuerte, leal y perfecto como nunca antes lo había sentido en toda mi vida.

https://youtu.be/GRZQ9cWKMUA

Pues me costó algo escribir este. Y aquí se los dejo! Incluí un pequeño cover de la canción que cantó Mary Alice durante la boda, por si quieren saber cómo cantó ella, pues soy yo jeje... Para verlo tendrán que ir a YouTube, y me perdonan por eso, pero no hubo otra forma. De cualquier manera se los dejo.

Espero que les haya gustado, a mí me encantan estos dos tórtolos, aunque la felicidad no dura para siempre jeje.

Gracias por leerme, votarme y comentar! Un abrazote!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro