Vendetta - Cap 13

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Capítulo 13

Necesitaba saber qué era lo que Gulf hacía en su departamento. ¿Cómo había entrado si la única vez que había estado ahí había sido cuando lo rescató de la azotea? Aunque en realidad el saber cómo logró ingresar quedaba en segundo término, la pregunta correcta era ¿Qué hacía ahí?

¿Qué haces aquí Gulf? –

- ¿Te vas a Japón? – preguntó el menor sin rodeos.

Mew no respondió. Tan solo lo observó tratando de descifrar la presencia de ese hermoso chico en su departamento. Parecía enojado y por el tono de voz exigía una pronta respuesta.

- ¿Disculpa? –

- ¿Te vas a Japón? – volvió a preguntar sin ocultar su molestia. 

- Eh... pues... sí – respondió indeciso el empresario.

- ¿Cuándo, por cuánto tiempo? –

- Gulf... sinceramente creo que... creo que no es de tu incumbencia – soltó Mew. Y claro que eso enfureció más al menor que caminó directamente hasta él y empezó a golpearlo en el pecho. 

- ¡Tú! ¡Maldito mentiroso! – gritaba - ¿Cómo qué no es de mi incumbencia? – mientras preguntaba no dejaba de golpear a Mew - ¿Te vas a ir? ¿Me vas a dejar solo? ¿Piensas abandonarme para siempre? ¡Te odio! ¡Te odio mucho! –

Mew solo pudo rodear el cuerpo de Gulf entre sus brazos en un intento de controlarlo. Sin embargo, no entendía el reclamo entre tantos gritos y sollozos. ¿Lo odiaba por que se iba a ir?

- Gulf, por favor tranquilízate –

- ¡No! ¿Por qué te vas a ir? Responde Mew, respóndeme –

- Oye, no es necesario que grites ¿De acuerdo? – pidió el mayor – si quieres hablar podemos hacerlo pero por favor relájate –

- ¡Te odio! –

- Ya lo sé – Mew sonrió sin ganas – lo que no entiendo es que si me odias tanto ¿Por qué te molesta que me vaya? – preguntó – deberías de estar feliz –

- Es que... es que... es que también te quiero Mew –

El mayor frunció el ceño dando un paso hacia atrás. Gulf Kanawut estaba en su departamento, llorando, enojado, reclamándole su partida a Japón y al mismo tiempo le decía que lo quería. Por supuesto que aquello no tenía sentido.

- ¿Me quieres? –

- Sí, te quiero mucho – respondió el menor.

Mew se sobó el puente de la nariz y negó varias veces con la cabeza. Respiró profundo y después de sentó en el único sillón que aún estaba en la sala de su penthouse.

- No es necesario que hagas esto Gulf – soltó después con desgano.

- ¿Hacer qué? – el más joven no entendía lo que Mew le estaba diciendo.

- Tú ganaste – respondió – me atrapaste ¿De acuerdo? lograste que me enamorara de ti como un loco y perderte ha sido suficiente castigo para lo mal que me porté contigo – explicó – no es necesario que intentes vengarte de mí, me iré de tu vida y no sabrás nada más de mí, podrás seguir tu rumbo sin preocuparte de qué alguna vez nos encontremos, no hagas más miserable tu existencia prestándole atención a un idiota como yo – el mayor se lo decía por propia experiencia.

- No me estoy vengando de ti – dijo Gulf conmovido por las palabras de Mew.

- ¿Entonces qué es lo que quieres? –

- No quiero que te vayas, no quiero que me dejes solo – lo miró esperanzado.

Mew soltó aire por la boca y se puso de pie. Caminó hasta Gulf y lo envolvió en sus brazos acariciando con ternura su cabello.

- Vas a estar bien – susurró – eres un chico muy fuerte, gracias a ti logramos conseguir que tu padre y Alexander estén en prisión por muchos años, no tienes que preocuparte por ellos nunca más – comentó Mew pensando que Gulf había ido a buscar refugio en él por el tema de su padre y del "prometido" ruso – no tienes que venir a decirme que me quieres para tener protección, ellos ya no te harán daño, ni yo tampoco –

- ¡No vine por ellos, vine por ti! – gritó Gulf soltándose del abrazo de Mew – es verdad que quería vengarme de ti, quería hacerte pagar lo que me hiciste sufrir, quería odiarte... ¡Pero no puedo!... te amo demasiado –

- Gulf... –

- Ya lo sé – interrumpió – debería aborrecerte, detestar tu presencia, maldecir tu nombre, pero no puedo ¡No puedo hacerlo, Mew! – Gulf estaba llorando incontrolablemente – no quiero que te vayas a Japón, ni temporal ni indefinidamente, quiero que te quedes en Bangkok y que trates por todos los medios conseguir que te perdone y que hagas lo imposible para conquistarme y que consigas que sea tu novio –

- ¿Estás... estás hablando en serio? – Mew no podía creer lo que ese muchacho le estaba diciendo.

- Sí, cancela todo, no te vayas y lucha por mí – exigió – me lo merezco ¡Maldita sea, de verdad merezco que no seas un cobarde que se va y me deja solo! -

- No me voy por cobarde – se defendió Mew.

- ¡Demuéstralo! – gritó Gulf - ¡Hazlo algo por mí! ¿Quieres reparar el daño y los errores que cometiste conmigo?, entonces no te vayas –

La única persona que podía poner su mundo de cabeza era ese muchacho. Él y nada más que él tenía el suficiente poder sobre su persona para hacer una revolución en su vida sin que pudiera oponer resistencia. Era su palabra contra la de Gulf y evidentemente, en esa "lucha" ya había perdido desde el inicio. Por él se iba y... por él estaba considerando la idea de quedarse. ¡Santo Dios! No podía creer que eso estuviera pasando. No sabía si llorar de felicidad o sonreír de frustracción. De buenas a primeras Gulf le estaba solicitando imperativamente cambiar todos sus planes solo por él. Y por supuesto que Gulf Kanawut valía lo suficiente para hacerlo, mil y un veces.

- De acuerdo – dijo mirándolo a los ojos – me quedaré – afirmó y solo un segundo después tenía a Gulf tomándolo de sus mejillas para besarlo en los labios fugazmente.

- Entonces no pierda tiempo señor Suppasit – mordió su labio inferior – lo estaré esperando – se alejó y salió del departamento tan inesperadamente como había llegado.

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Después del juicio de su padre, tuvo que reunirse con varios abogados. Ya todos sabían que era el hijo del doctor Khalan Kanawut, así que como único heredero tenía que hacerse cargo de muchas cosas, pues al final, aun estando en prisión su padre había hecho un testamento y había cedido la fortuna, las acciones y las propiedades que había obtenido de manera legal a Gulf.

El menor había tomado la decisión de rematar el negocio de su padre y vender las propiedades, que en total eran tres casas incluyendo la mansión en la que vivía su progenitor y una casa en la playa. Canceló la pensión vitalicia que su padre enviaba a su madre, pero prometió enviarle mensualmente cierta cantidad para que pudiera vivir, aunque ya no lo haría con los mismos lujos a los que estaba acostumbrada.

Él había decidido seguir viviendo en su departamento, era de un solo piso, cómodo y acogedor, así que no tenía por qué mudarse. Renunció a su trabajo en la carpintería, a la cual aún acudía y también dejó el trabajo con Oliver. Aunque seguían en contacto por la amistad que ambos habían establecido.

"¿Quieres salir conmigo esta noche?", fue el mensaje de que recibió por parte de Mew. El empresario tenía exactamente un mes cortejándolo. Y aunque a veces lo hacía sufrir un poco, otras más lo recompensaba bien.

No eran novios ni vivían juntos, pues aún estaban "conociéndose nuevamente", como debió de ser en un principio. Tenían citas y después Mew lo llevaba a su departamento y él se iba al suyo. No habían tenido sexo no porque no quisieran, sino porque estaban dispuestos a comenzar de nuevo, bien, sin prisas, sin mentiras, sin ocultarse de nadie, bajo la filosofía de "todo a su tiempo".

"Pasa por mí a las ocho", respondió el mensaje. Después partió rumbo a su departamento para descansar y después prepararse para esperar a Mew.

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Vivir sin la carga de una venganza a cuestas era reconfortante. Incluso sentía que podía pensar con mayor claridad. Sin mencionar que hasta se sentía más joven. 

Después de los cambios que Gulf Kanawut le había "obligado" a hacer, tuvo que buscar una nueva sede para su empresa en una abarrotada y saturada metrópoli como Bangkok. No fue sencillo, pues las especificaciones que ahora tenía sobre el inmueble habían cambiado mucho, nada más para empezar, sus nuevas oficinas debían de ser de un solo piso, y encontrar un terreno con esas características en una urbe como la capital de Tailandia era todo una... aventura.

Su departamento seguía siendo el mismo, y aun no había desalojado por completo la oficina bajo su penthouse. Sin embargo también estaba buscando un nuevo lugar para mudarse, aunque eso le estaba llevando mucho más tiempo. Porque sí, las características para su nuevo hogar también eran muy específicas.

- ¿A dónde crees que vas? – le preguntó Mild mientras veía como Mew guardaba todo. Estaban trabajando en la oficina que aún no había desocupado Mew.

- Voy a salir con Gulf – respondió sin más.

- Vas a salir con Gulf – repitió el otro mientras asentía con la cabeza.

- Si, ¿Por qué? –

- ¿Puedo preguntarte algo Mew? –

- Dime –

- ¿No temes a que Gulf esté jugando contigo?

Sería un farsante si negara que nunca pasó por su cabeza que el regreso de Gulf era un enmarañado plan del menor para vengarse de lo que le había hecho en el pasado. Por supuesto que durante unos días no podía quitarse esa posibilidad de su cabeza. Le aterraba imaginar que algún día todo aquello se revelaría ante él como una gran estafa para hacerle pagar la miseria por la que Gulf había pasado.

Pero sabía perfectamente que Gulf Kanawut no era una mierda como lo había sido él. En ese aspecto no había punto de comparación. Si bien era cierto que de vez en cuando el chico se la ponía difícil, no pasaba de eso. Un pequeño contratiempo que Gulf ponía quizás para hacer las cosas mucho más interesantes. Y estaba bien con eso, no esperaba que el menor le dijera a todo que sí, le alegraba que tuviera la suficiente confianza para imponerse ante él, aunque a ese gatito era al único que se lo permitía.

- No Mild, confío en él – respondió con seguridad.

- ¿En serio? –

- Se lo que puedes estar pensando, pero él no es como yo – aclaró – es mucho mejor persona, ¿Y sabes qué es lo mejor, amigo? –

- ¿Qué cosa? –

- Me ama tanto como lo amo yo a él –

Mild abrió la boca con asombro y Mew salió sonriendo para subir a su departamento y preparar la sorpresa que le tenía a su pequeño gatito. ¡Joder! Estaba enamorado como nunca antes lo había estado y sabía que sonreía como un idiota. Pero al menos era un idiota feliz.

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Un chico ocho años menor que él lo hacía sacar lo mejor sí mismo. Podrían burlarse de él por estar chapado a la antigua, pero le gusta llevarle flores a Gulf cada vez que tenían una cita. Salvo que en esta ocasión era especial por lo tanto había elegido un hermoso ramo de girasoles que había tardado una semana en conseguir.

- ¿Girasoles? – preguntó Gulf con asombro cuando abrió la puerta de su departamento y vio el bellísimo ramo en manos de Mew – no es temporada de girasoles –

- Lo sé, pero quiero que comprendas lo importante que eres para mí y lo mucho que valoro esta oportunidad que me has dado para conquistarte –

- Eres un adulador, me has dado las gracias por eso no sé cuántas veces –

- ¿Ah sí? – preguntó Mew haciéndose el desentendido – bien, suma esta ocasión a la lista que llevas, porque jamás me cansaré de repetirlo –

- Nunca imaginé que fueras a ser así de romántico y detallista – dijo Gulf con una sonrisa sin dejar de ver los cinco girasoles que tenía su ramo.

- Yo también me he llevado sorpresas contigo – comentó Mew con una sonrisa traviesa – pero todas han sido muy agradables –

- Más te vale – el menor entrecerró sus ojos y apretó la mejilla del mayor.

- Vamos, te tengo una sorpresa – continuó Mew.

- ¿De qué se trata? –

- No te puedo decir.... –

Gulf habría querido llevarse los girasoles a su cita, pero optó por dejarlos en su departamento dentro de un jarrón con agua. Deseaba que le duraran toda la vida pero ese era un sueño inalcanzable, por lo tanto los haría "vivir" el mayor tiempo que fuera posible.

Después de dejar los girasoles en agua, ambos salieron rumbo al departamento de Mew. El menor aún se sentía incómodo al estar en las alturas, pero estando con el empresario, la situación era mucho más soportable.

- ¿Vamos a tu departamento porque cocinaste para mí? –

- Tal vez – respondió Mew sabiendo que Gulf deseaba descubrir su sorpresa –

- No me dirás nada ¿Verdad? –

- Ya sabes que no –

El recorrido del departamento de Gulf al de Mew era largo, pero siempre tenían tema de conversación aunque era el menor el que solía hablar más. Siempre tenía algo que contarle al empresario y éste lo escuchaba atentamente. Amaba la voz de Gulf y era feliz escuchando todas las aventuras que el joven le platicaba.

Después de varios minutos llegaron a la edificación donde vivía Mew. Siempre que salían juntos, lo hacían tomados de la mano, sin avergonzarse de su relación y disfrutando cada momento compartido.

El ascensor se abrió en el piso de Mew pero el mayor dirigió a Gulf directamente a la azotea.

- Mew... -

- Tranquilo, estoy contigo – sonrió – pero quiero que cierres los ojos y no los abras hasta que yo te diga –

- Pero no voy a ver por dónde voy y me puedo caer – dijo el menor y segundos después Mew lo tenía en brazos cargándolo en estilo nupcial –

- No te sueltes y no abras los ojos – indicó el mayor – sabré si haces trampa –

- Está bien –

Mew tuvo que ingeniárselas para abrir la puerta con Gulf en brazos, pero al final pudo hacerlo. Cerró la puerta con el pie y caminó hasta la orilla, después bajó al menor para ponerlo delante de él mientras lo abrazaba pegando la espalda del muchacho a su pecho.

- Ahora si puedes abrir los ojos, cariño – susurró Mew.

Gulf se asustó y tensó su cuerpo. Afortunadamente Mew lo tenía perfectamente sujetado, brindándole seguridad con ese abrazo protector que lo cuidaba como el más valioso objeto.

Tenía que admitir que aquella vista era espectacular. Bangkok de noche y desde las alturas lucía simplemente increíble, jamás en su vida había presenciado semejante espectáculo de luces y edificaciones tanto modernas como antiguas. Era una imagen que iba a guardar siempre en su memoria, sería un recuerdo que atesoraría en su corazón porque aquella estampa de la ciudad se la estaba regalando Mew.

-Esto es... es... no tengo palabras Mew... es asombroso –

- Lo es, y quería que pudieras observarlo sin que tuvieras un ataque de pánico –

- Muchas gracias – dijo Gulf apretando los a brazos que lo rodeaban.

- Gulf... hay algo que quiero preguntarte – el mayor depositó un tierno beso en la mejilla del joven –

- ¿Qué es? –

- En el juicio... Alexander dijo que tu padre había pagado a unos hombres para abusar de ti ¿Cuándo pasó eso? –

- Fue hace tres años – respondió.

- Pero... -

- ¡Pero no pasó nada! – aclaró el menor – puedo parecer frágil pero me se defender, además Juu me ayudó mucho –

- Estoy tan orgulloso de ti pequeño Gulf – dijo Mew girándolo para besarlo con todo el amor que sentía en su corazón.

Cuando el beso terminó. Gulf pudo notar que detrás de ellos, regados por todo el piso, había miles de pétalos de rosa, al centro una mesa para dos con un par de velas y a un lado una hermosa casa de campaña rodeada de luces.

- Mew... - el menor miró todo a su alrededor sin soltarse del abrazo del empresario - ¿Qué significa todo esto? –

- Significa que te amo y que quiero estar siempre a tu lado –

- ¿Vamos a cenar aquí? – preguntó asombrado.

- Esa es la idea, pero si te sientes incómodo podemos ir a algún restaurante – indicó Mew – quiero que esta cena sea agradable y placentera para ti –

- Todo esto es muy bonito – sonrió Gulf. El miedo a las alturas seguía en su sistema, pero estaba con Mew y aquello que le había preparado era sencillamente maravilloso – quiero que nos quedemos aquí –

- ¿Estás seguro? –

- Sí – dijo mirándolo a los ojos - ¿A qué se debe todo esto? –

- Tengo que confesarte que esperaba crear una atmósfera romántica para preguntarte si aceptas ser mi novio – lo apretó más a su cuerpo - ¿Crees que puedas considerar esa propuesta? –

- ¿Quieres que sea tu novio? – los ojos de Gulf brillaron con ilusión.

- Sí, quiero que Gulf Kanawut sea mi novio –

- Mew... -

CONTINUARÁ...

¿Fue así como se imaginaron que sería su reconciliación? ¿Les gustó el capítulo? Porque ya solo queda el final y quizás, el epílogo. 

Recuerden que se aceptan cualquier tipo de comentarios. Pero me reservaré de responder ofensas e insultos. 

Hasta el siguiente capítulo. 

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