Vendetta - Cap 4

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Primero que nada, una enorme disculpa por no actualizar ayer, pero olvidé la memoria USB en la oficina y ahí tengo la historia ya editada. Realmente lo siento, tengo demasiado trabajo estos días que no pierdo la cabeza solo porque la tengo pegada al cuerpo. 

Capítulo 4:

Claro que se sintió decepcionado y con el corazón roto cuando supo que su nuevo jefe era el novio de Mew Suppasit. Pero vamos, el hombre era endemoniadamente guapo y sexy como para estar soltero, es más, si el mismo Mew hubiera negado estar con alguien no le creería. Oliver, era un hombre con suerte, como mucha jodida suerte, pensó el menor, aunque desde el principio sabía que no tenía ni la más remota oportunidad con el mayor. Ilusionarse había estado muy pero muy mal.

Por más que insistió en tomar un Uber para ir a su departamento, ambos hombres insistieron en llevarlo, si desde antes de saber que Mew iría por ellos había estado renuente a aceptar la oferta de su nuevo jefe, ahora menos quería irse con ellos. No quería hablar con Mew, y mucho menos estar en el mismo lugar que él, era absurdo, sí, e incluso demasiado infantil, pero no podía evitar sentirse dolido. No tenía motivo alguno para estarlo, no es que el empresario le hubiera engañado, vamos, jamás habían hablado de su vida personal, además no eran nada, su relación solo era de negocios. Nada más. 

No obstante, y tras minutos de tozudez de los mayores, soltó un bufido y se metió en la parte trasera del vehículo azotando la puerta. Se arrepintió después, pero no pudo evitarlo.

- He ocupado toda tu tarde Gulf – dijo Oliver ya sentado en el asiento del copiloto – y lo menos que puedo hacer es acercarte a casa – explicó el francés.

- No tenía que molestarse, pero gracias – fue lo único que atinó a decir el chico.

- Además, Mew no tiene problema con eso ¿Verdad? – preguntó mientras le daba un beso en la mejilla –

- Gulf y yo ya nos conocemos – soltó de pronto.

- ¿De verdad? – Oliver estaba sorprendido con esa información.

- Él chocó mi auto y bueno, está en deuda conmigo –

- ¿Cuál de todos Gulf? – preguntó el francés divertido sabiendo que Mew tenía más de un vehículo.

- El tema no es gracioso para mí – dijo el menor. No quería ser grosero, pero de pronto se le quitaron las ganas de ser amable con su nuevo jefe.

- Oh, perdona – Oliver se sentó bien en su asiento sin molestarse por la actitud de su nuevo empleado y Mew sonrió.

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Tres días después iba rumbo al Montien Mall, más específicamente a "The Coffee Club", una de las cafeterías más famosas de la ciudad. Había recibido un correo electrónico de Mew Suppasit, pidiéndole reunirse ahí para el pago semanal de la deuda de la reparación del dichoso vehículo de lujo.

No entendía porque simplemente no le daba un número de cuenta e iba abonando ahí. No era necesario verse cada semana, antes le parecía una idea... encantadora, pero ahora lo menos que quería era verlo.

- Buenas tardes – dijo el portero del local.

- Buenas tardes, me esperan dentro –

- ¿A nombre de quién está la reservación? –

- Mew Suppasit –

- Oh, el señor lo espera en el área de fumadores – apuntó hacia la zona de la cafetería que estaba afuera del local techado. Y entonces vio que éste lo observaba con una sonrisa en el rostro.

El empleado del lugar de igual manera lo llevo hasta él. No entendía por qué le sonreía de esa forma. ¿Así era con todas las personas? Había buscado información de él en las redes sociales, sin embargo, había muy poca y la existente se repetía por todos lados, al parecer era muy hermético en lo que a su vida privada se refería así que, lo más probable es que en realidad le sonreía así a cualquiera, no es como que él fuera especial para ese hombre. Recordó que ya tenía a alguien así en su vida. 

- Lamento la demora, mi tutor quiso hablar conmigo de último minuto – dijo Gulf nada más llegar.

- El café de este lugar es tan bueno que mientras tardabas pude tomar dos – dijo Mew mientras daba una calada a su cigarrillo.

- En verdad lo lamento – volvió a disculparse.

- Solo bromeo – comentó sonriendo – aunque no miento cuando digo que en realidad el café es bueno ¿Quieres tomar algo? –

- No, gracias – dijo con seriedad – solo he venido a pagarte y me iré enseguida –

- ¿Tienes algo que hacer? – preguntó con curiosidad el empresario.

- No –

- ¿Entonces por qué la prisa? –

Gulf se quedó callado observándolo. ¿Por qué?, preguntaba. Pues por la sencilla razón de que no tenían nada más de qué hablar. No eran amigos, ni nada por el estilo, esa reunión solo era de negocios, así que él le daba su dinero y asunto arreglado, no tenía absolutamente nada qué hacer con ese hombre.

Además... además, no estaba seguro de por qué le molestaba tanto que su jefe fuera precisamente el novio de Mew. Bueno, admitía que el empresario le parecía muy atractivo, pero estar de muy mal humor durante días por ese motivo ya lo estaba asustando.

- Me imagino que tienes mucho trabajo y no quiero quitarte más tiempo – respondió Gulf.

- Creo que precisamente porque me has hecho esperar más de media hora, lo menos que puedes hacer es quedarte un rato –

- ¿Para qué? –

- Charlar, tomar un café, quizás un postre – sonrió Mew mientras le pasaba el menú del lugar.

- ¿De qué podríamos charlar tú y yo? – preguntó el menor con brusquedad.

¿Dónde había quedado el inocente joven temeroso a las alturas? Ese niño delante de él ahora parecía un pequeño gatito enfurruñado con las garras listas para lanzarse al ataque. Pero eso no era conveniente, porque si mal carácter se trataba, él era el "puto amo".  Y si se enojaba podría arruinar sus planes, si terminaba gritándole un par de verdades a ese muchachito éste se alejaría y no podría sacarle más información de su padre. Así que respiró profundamente y se tragó ese orgullo Suppasit que tenía.

- ¿Ha pasado algo para que tengas ese humor? – preguntó mirándolo a los ojos – me da la impresión de que no estoy con el mismo Gulf que conocí hace una semana –

¡Diablos! Ese hombre tenía razón, de alguna manera había notado molestia, y si era franco él no tenía la culpa, es decir, Mew ni siquiera sabía que se sentía atraído por él, y cuando descubrió que no estaba disponible... bufó, era estúpido estar deprimido y cabreado por eso. El imponente hombre de negocios no se fijaría en él ni aunque estuviera soltero. Así que debía corregir su comportamiento y tratarlo como lo que era, un superior con el que tenía una deuda.

- Lamento si me he portado grosero – respondió – pero solo soy un estudiante con una vida nada interesante, no entiendo de lo que un hombre como tú y yo podíamos charlar ¿El clima? –

- El clima es caluroso, ¿No crees? – dijo sin borrar la sonrisa de su rostro. Falsa, pero al menos el chico delante de él no sabía eso.

- Es húmedo – respondió Gulf – lo que indica que la temporada de lluvias está cerca –

- ¿Y te gusta la lluvia? –

- ¿En serio Mew Suppasit quiere perder el tiempo hablando conmigo de eso en la cafetería más famosa de Bangkok? –

- Yo lo llamo invertir mi tiempo – aclaró el mayor.

- Cuando inviertes en algo esperas una ganancia ¿Qué esperas de mí? – alegó el otro.

- Conocerte –

¿Por qué querría conocerlo? ¿Acaso trataba de averiguar más sobre él porque tenía miedo de que no terminara de pagar el coche? Era absurdo. Así qué ¿Qué interés podría tener en él?

- ¿Cuántos años tienes Gulf? – soltó Mew su pregunta cuando notó que el joven se quedaba callado.

- Veintidós ¿Y tú? –

- Los maravillosos veintidós –

- ¿Qué tienen de maravillosos? –

- Joven y dulce solo en los veintidós... -

De pronto Gulf soltó una carcajada. Nunca se hubiera imaginado una respuesta así por parte de aquel imponente hombre.

- La canción dice: "Young and sweet only seventeen", y me temo que yo ya me pasé por cinco años –

- Eres demasiado joven para conocer esa canción – agregó el mayor y Gulf solo encogió los hombros.

- ¿Qué puedo decir? Los clásicos nunca pasan de moda –

NOTA: (La canción a la que hace referencia Mew es "Dancing queen" del grupo Abba)

Y sin darse cuenta los dos hombres se enfrascaron en una conversación, que si bien no tenía ni pies ni cabeza, ambos estaban cómodos en la compañía del otro. El más joven se olvidó de su jefe por un momento y disfrutó del acompañamiento de un buen café y de un simpático hombre de negocios. Mew por su parte no dejaba de sorprenderse de lo increíblemente agradable que era aquel muchacho, absolutamente nada que ver con su desagradable padre.

Algo en su interior se removió, aunque no quería reconocerlo, pero la inocencia e ingenuidad de Gulf lo tenían maravillado. Parecía un chico risueño pero tímido, cándido pero astuto, era demasiado expresivo y eso se notaba en cada uno de los gestos de sus ojos, sus manos y... ¡Por Dios! sus labios, aquella sensual boca pedía a gritos ser besada cada vez que se movía. Era extraño, pero no podía apartar sus ojos de ella.

- Tengo que irme Mew – dijo Gulf se repente.

- ¿Te he aburrido ya? – cuestionó el mayor ante repentino anunció.

- No, pero si no las notado hemos estado aquí dos horas –

- El tiempo ha pasado volando, es cierto, pero ha valido la pena –

- ¿En serio? – cuestionó Gulf – nos hemos pasado el tiempo hablando de mí, ¿Es turno de hablar de ti? –

- No hay mucho que decir de mí – comentó Mew – mi vida no es interesante –

- Treinta y tantos, CEO de tu propia empresa, millonario, novio.... ¿Y dices que tu vida no es interesante? –

- ¿Novio? ¿Novio de quién? – preguntó Mew olvidando que Gulf conocía a Oliver.

- Ammm... ¿Oliver?... – dijo el menor con duda.

- La relación que tengo con Oliver es exclusivamente sexual – afirmó.

- ¿Eso qué significa? –

- Él y yo solo tenemos sexo cuando tenemos ganas, nada de sentimentalismos ni compromisos – aclaró – no somos novios -

Nunca le daba explicaciones a nadie con respecto a su vida, pero cuando escuchó que Gulf decía que era novio de Oliver tuvo la inesperada necesidad de aclararle que no tenía ese tipo de relación con el chico francés. En realidad había querido decirle desde que supo que ambos se conocían, pero esa noche Gulf había saliendo de su coche sin ni siquiera despedirse de él.

Con esa explícita explicación Gulf no supo si sentirse aliviado o más decepcionado. No eran novios, pero entonces esa noche en la que ambos lo llevaron a casa seguramente habían ido a entregarse mutuamente ya sea a casa de Mew o a la casa de su jefe y eso, ridículamente le dolió más.

- Creo que esa fue demasiada información – dijo el menor algo incómodo.

- ¿Qué me dices de ti? ¿Estás con alguien? – preguntó el empresario y se desconcertó cuando el joven soltó una risita antes de contestar.

- Por supuesto que no –

- ¿Y qué tiene de gracioso? – preguntó Mew sin entender.

- Mucho en realidad – respondió Gulf – mírame, flaco, pálido, piernas largas, gafas de lerdo, y con una fobia irrazonable a las alturas ¿Crees que alguien estaría interesado en mí? – preguntó sin dejar de reír – No, no me respondas – siguió mostrando una sonrisa.

- ¿Baja autoestima? –

- ¡Qué va! Es algo que ya tengo bien asimilado –

- ¿Y te gustan los hombres o las mujeres Gulf? –

.

.

.

Tres fines de semana, llevaba tres horribles fines de semana trabajando con Oliver, y lo malo no era trabajar con él como su asistente en los diferentes eventos en los cuales la presencia del francés era requerida, no, en realidad era divertido y estaba aprendiendo un montón de cosas nuevas. Además su jefe era muy bueno y paciente con él.

El trabajo de Gulf consistía en encontrar lugares para los eventos, cotizar mobiliario, buscar los mejores menús para cada acontecimiento, organizar horarios, preparar los souvenirs, entre otras cosas. Y eso le gustaba, a pesar de que a veces tenían el tiempo encima, era ameno hacer cosas nuevas y conocer a toda clase de personas.

Lo que verdaderamente hacía terribles los fines de semana era ver como Mew recogía a Oliver, se ponía insistente en llevarlo a casa y luego los veía partir a hacer... quién sabe qué cosas... vale, sabía que cosas, pero no quería pensarlas. Sus celos eran estúpidos y sin fundamento, lo sabía, pero no podía evitar sentir envidia cuando veía el exquisito y bien formado cuerpo de Oliver ser rodeado por las maravillosas y varoniles manos de Mew, él ya había estado entre sus brazos y había sido la sensación más jodidamente placentera de su vida.

- Mew nos espera afuera – comentó Oliver una vez terminó el evento de médicos veterinarios al que habían sido invitados.

- Está vez me iré por mi cuenta – respondió Gulf – saldré con mis amigos –

- ¿De verdad? ¿Irás de copas? –

- Sí, iremos a un bar –

- ¡Mew! – saludó Oliver con entusiasmo, pero esta vez no se restregó en el cuerpo del empresario, cosa que extrañó a Gulf.

- Suban – fue lo que dijo el hombre al verlos llegar.

- Me temo que Gulf no irá con nosotros – comentó Oliver – se va de jerga –

Mew lo observó con el ceño fruncido. Por alguna extraña razón aquello no le gustó, ahora entendía porque ahora lucía más lindo que otras ocasiones, no llevaba los horrendos pantalones de vestir que solía usar ni uno de los característicos sacos a cuadros que evidentemente eran varias tallas más grande que la suya. Esa noche su vestuario, aunque sencillo, lo hacía resaltar las injustamente ocultas curvas de su anatomía. Solo Dios sabía cuánto odiaba que Gulf ocultara su cuerpo de forma tan grotesca. Sacudió la cabeza ante tal pensamiento, ese niño era el hijo de su peor enemigo y no podía verlo de otra manera.

- ¿El pequeño Gulf se va de fiesta? –

- ¿Pe... pequeño Gulf? – el joven no se tomó muy bien ese mote, menos con el enojo que solía tener al ver a Mew con Oliver.

- Vamos Mew no lo molestes, Gulf es joven, pero no es un niño – dijo el francés – además es muy guapo –

- ¿Guapo? – el susodicho lo miró con desconfianza – creo que me tiene en alta estima para decir eso, Oliver –

- Oye, eres guapo Gulf – afirmó con seguridad - ¿Verdad que sí Mew? –

Al escuchar esa pregunta Gulf contuvo la respiración. Sentía que sufriría un infarto si su corazón seguía latiendo apresuradamente; su traicionero cuerpo empezó a temblar porque temía, en verdad temía escuchar la respuesta del apuesto hombre de negocios. Ya sabía cuál era, pero no quería escucharla y menos delante de su jefe que era un hombre extranjero bastante atractivo y con un gusto exquisito para vestir.

- Por supuesto que Gulf es muy guapo – respondió Mew sorprendiendo al menor – y seguro que vestido así lograrás captar la atención de muchos ojos – agregó – te acercamos al bar – dijo en modo de orden – suban - 

Y de verdad que Gulf deseaba negarse con todas sus fuerzas, quería que ese hombre lo llevara, lo que anhelaba era evitar ver al mayor cuando estaba Oliver cerca, pero escuchar como Mew decía que era "muy guapo" simplemente había tirado su sentido común por la borda. La respuesta que esperaba escuchar era un "no" o un "¿De qué hablas?" tal vez un "un poco" pero jamás una confirmación de lo que creía su jefe.

- ¿A cuál bar te diriges? – preguntó Mew por el espejo retrovisor.

- Al View Rooftop Bar en el Platinum fashion mall – respondió por inercia.

- Ese bar tiene un aire muy íntimo como para ir con unos amigos – expuso Mew con un aire de molestia en su voz - ¿Acaso irás a ver a algún chico? –

Aquella vez en la que Mew le preguntó que si le gustaban los hombres o las mujeres quiso gritarle que qué le importaba, que su sexualidad no era de su incumbencia y que esa pregunta era muy personal y que ellos no se conocían lo suficiente como para andar haciendo ese tipo de preguntas. Pero su boca soltó lo que su corazón en realidad quería decir, algo que por algún motivo deseaba que a Mew Suppasit le quedara claro. "Me gustan los hombres" había dicho tratando de sonar tranquilo. No dijo la palabra "chicos" porque eso le daría a entender al empresario que le interesaban varones de su edad, cuando en ese mismo instante de su vida distaba mucho de la realidad. Y entonces recordó que Mew no había respondido cuando le preguntó su edad.

- No seas entrometido Mew – Oliver golpeó su brazo con diversión.

- Solo iremos unos amigos a tomar algo – respondió Gulf con rapidez.

- No le hagas caso Gulf, diviértete y si ligas a alguien pásala bien –

El empresario apretó el volante, ¿Qué clase de consejo era ese? Oh, sí, uno muy acorde a la personalidad de Oliver, un chico liberal que seguramente cuando no estaba con él se acostaba con alguien más ¿Le importaba? En lo más mínimo, pero con Gulf era diferente, él no quería que "la pasara bien" con otro hombre, al menos no en el sentido en el que el francés lo había dicho.

Llegaron al lujoso lugar y Gulf bajó de inmediato agradeciendo a ambos hombres el acercarlo al bar. No pudo evitar dar un portazo a la puerta. Suspiró y se dijo a sí mismo que debía calmarse, no podía enojarse y actuar de esa forma cada vez que Mew y Oliver se iban a... "pasarla bien". Sin mirar atrás se adentró al local para reunirse con sus "amigos" que no eran más que un puñado de jóvenes que lo invitaban a tomar por mero compromiso, hijos de amigos de su padre que tenían la obligación de incluirlo en sus reuniones solo por orden de sus progenitores, y él debía ir a esas salidas exactamente por la misma razón.

Ubicó inmediatamente a los chicos y se sentó en su mesa, lo saludaron y lo incluyeron en su conversación. No eran malos con él, pero sinceramente no podía considerarlos sus amigos, siempre hablaban de cosas superficiales y nada personales al menos no con él, y solamente se reunían para precisamente eso, salir, beber y después cada quién para su casa. Incluso en ocasiones lo acercaban a su departamento ahora que no tenía coche. Pero ni así podía decir que eran cercanos a él.

Sus "amigos" se levantaron de la mesa con la firma intención de bailar. Él prefirió quedarse sentado y seguir bebiendo su "daiquiri" de fresa, y tratando de quitar de sus pensamientos las mil y un imágenes de su jefe con Mew Suppasit en la cama. No quería tener en su mente esas escenas, es más, ni siquiera debía, pero saber que esos dos se habían ido juntos... lo ponía furioso.

- Un baht por cada uno de tus pensamientos – escuchó una varonil voz a sus espaldas que lo hizo temblar. Pero no podía ser él... y para confirmar giró su vista de inmediato. Pero sí, sí era él... Mew estaba detrás suyo con una enigmática sonrisa en su rostro.

CONTINUARÁ...

Espero que el capítulo haya sido de su agrado y haya compensado la espera de ayer. 

Me dicen que les parece. 

Recuerden que se aceptan cualquier tipo de comentarios, pero me reservaré de responder ofensas e insultos. 

Hasta el siguiente capítulo. 


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