Vendetta - Cap 5

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Capítulo 5:

Recapituló con respecto a las bebidas que llevaba desde que había llegado al bar, y sinceramente dos no podrían considerarse muchas. Sabía de su poca tolerancia al alcohol así que siempre tomaba bebidas con poca cantidad del mismo, por ende no estaba alucinando, realmente Mew Suppasit estaba ahí. Confirmado eso, la duda de qué estaba haciendo en aquel lugar nació en él.

- ¿Qué haces aquí? – supo que el tono empleado había sonado molesto.

- ¿Te molesta que esté aquí? –

- Tú puedes estar en donde quieras ¿No estabas en la cama con Oliver? – soltó sin pensar en las consecuencias que sus palabras tendrían.

- Tranquilo, pequeño gatito – dijo Mew sin ocultar una sonrisa – cualquiera pensaría que estas celoso ¿Lo estás? –

- Por supuesto que no, y no me digas gatito – refunfuñó el otro.

- Es que eso pareces, un lindo y tierno gatito al que acabo de asustar y por ende me saca las garras, pero despreocúpate no te haré daño –

- No me has asustado – afirmó Gulf ya más tranquilo.

- Entonces el temblor de tu cuerpo fue por qué... -

- ¡Olvídalo! – alegó el menor dándole el último trago a su bebida - ¿Qué haces aquí, y tu novio? –

- Lo dejé en su departamento, no quiso venir – respondió tomando asiento a su lado mientras llamaba a un mesero con un gesto que a Gulf le pareció tremendamente sexy.

- ¿Sabe que estás aquí? –

- No, y no es que se lo oculte pero tampoco tengo que darle mi itinerario diario – dijo el mayor – no somos una pareja, creí haberte explicado antes – agregó.

- Solo se acuestan cuando quieren – bufó el otro.

- Gulf, ¿Cuántos daiquiris has tomado? – preguntó de pronto.

- Dos –

- ¿Cuál es el número de tu departamento? – volvió a cuestionar.

- ¿Qué? –

- ¿Qué cuál es el número de tu departamento? –

- ¿Qué clase de pregunta es esa? – Gulf no entendía nada.

- Solo responde –

- 787 C –

- ¿Y la clase de acceso? –

- ¿Disculpa? ¿Qué te hace pensar que te diré mi clave de acceso? –

- Solo responde – Mew tomó el Whisky que el mesero había traído y agradeció con la cabeza - ¿Cuál es la clave de acceso? – volvió a preguntar.

- 0412 – obedeció de mala gana. 

- Perfecto – dijo Mew – si te pasas de copas podré dejarte en casa sin problema, solo necesitaba saber eso –

¿Si se pasaba de copas? ¿Quién demonios se creía ese hombre? Él jamás de pasaba de copas, sabía que no era tolerante al alcohol y por eso ponía un límite, y él conocía lo conocía muy bien así que no le daría el gusto a Mew de verlo borracho.

- Aún no respondes qué haces aquí – habló Gulf.

- Quería tomar algo y me pareció buena idea hacerte compañía – respondió - ¿Por qué no bailas?

- No sé bailar –

- Bailar es la cosa más sencilla del mundo Gulf – Mew se rio.

- No me gusta –

Mew lo observó. Sin duda estaba hermoso esa noche, y las dos copas que llevaba encima lo hacían lucir tremendamente sensual. Sí, Gulf y la palabra sensual podían emplearse perfectamente en una sola oración.

- Corrígeme si me equivoco Gulf – empezó a hablar – pero cuando estamos tú y yo actúas amable, simpático y divertido – dijo sin dejar de mirarlo a los ojos – pero los fines de semana, siempre que estamos tú, Oliver y yo, eres otro, pareces... molesto –

- ¿Molesto? – bufó – claro que no, no estoy molesto –

- ¿Y me puedes decir eso mirándome a los ojos? –

- Ya te lo dije y no pienso repetirlo –

- Eres tan encantador –

"Encantador", según el diccionario, su significado era "Que es muy agradable y causa una grata impresión porque tiene muchos encantos o atractivos". Vamos, tenía que saber eso, después de todo era un chico de letras, pero jamás espero que Mew le dijera que era encantador, quizás le daba la razón en la que era agradable, pues era consciente de que lo era, pero sabía perfectamente que la primera impresión que daba no era grata y que no tenía muchos encantos y mucho menos atractivos.

- ¿Encantador? – se burló.

- Si, encantador – se acercó a él y le quitó los anteojos.

- ¿Qué haces? –

- Solo quiero ver tus ojos –

- ¿Para qué? –

- Son bonitos – respondió Mew.

- Son normales, cafés y defectuosos – esto último haciendo alusión a sus problemas de visión. 

- Tus ojos brillan, son color avellana que no es lo mismo que café y los problemas de visión no le restan belleza –

- Oye Mew, estás muy cerca – dijo nervioso el joven estudiante.

- Lo sé Gulf, pero ¿No estuviste tú pegado a mí el primer día que nos vimos? –

- Eso... eso fue diferente – de excusó.

- Las circunstancias no importan – encogió los hombros – el punto es que, fue agradable –

- ¿Te estás burlado de mi miedo a las alturas? –

- Jamás lo haría – respondió.

- ¡Cielos Mew no te entendió! ¿Qué es lo que quieres? – "sacarte la mayor información de su padre" pensó el empresario. 

- Besarte – sin embargo, fue lo que dijo.

Gulf lo observó incrédulo. ¿Besarlo? ¿A él? Estaba vez estaba seguro que había escuchado bien y aunque sabía que era la peor decisión que podía tomar, no quiso desaprovechar esa oportunidad.

- Entonces bésame –

- Si también lo querías ¿Por qué no me lo dijiste? –

- ¿Me vas a besar o vas a seguir hablando? – atacó.

Nadie le decía lo que tenía que hacer. Él siempre era el hombre que dictaba las órdenes y del que salía la última palabra, aunque con Gulf debía mostrarse diferente, ya que si quería conseguir la información más sucia y secreta de Khalan Kanawut tenía que hacer todo lo absolutamente necesario para lograr su objetivo, incluso si debía conquistar a ese tierno joven, aunque intuía que eso había pasado desde el primer día que se vieron.

Con autoridad lo tomó de la barbilla y acercó sus labios rozar con ternura la sensual boca del más joven. Lo que no espero fue que el menor rodeara su cuello con ambos brazos e hiciera de esa tierna caricia el más sensual y caliente contacto que había tenido en su vida. ¡Y tenía treinta años!... JO...DER...

Gulf se movía con una experiencia que lo asustaba. El chico besaba como si tuviera el título del dios del beso, su lengua jugaba con la suya como si se conocieran de toda la vida; gemía prácticamente en cada movimiento indicando que estaba disfrutando muchísimo ese encuentro húmedo entre sus bocas, sus traviesos dedos se divertían desordenando los cabellos que estaban pegados en su nuca. Y el sabor... ¡Jodido Dios! el sabor que tenían aquellos labios lo estaba matando, una deliciosa mezcla a fresa, licor y Gulf... Gulf Kanawut.

- Joder, gatito sabes lo que haces –

- ¿Tú crees? – dijo ilusionado – es mi primer beso y no sabía si... -

- ¡No es posible! – interrumpió Mew – es imposible que sea tu primer beso, ¡Dios! lo has hecho increíble no hay manera de que no hubieras besado antes –

- Solo hice lo que he visto en películas – afirmó Gulf.

¿De dónde demonios había salido ese niño? ¿Y por qué demonios era tan fascinante y cautivador? Estaba seguro que no había heredado nada del doctor Khalan salvo su apellido, pero eso era suficiente para detestarlo no para pensar que era agradable y atractivo y que besaba jodidamente bien. Lo observó directamente a los ojos y podía ver excitación en ellos. Pero no, no se dejaría llevar solo por la pasión y el erotismo que el joven proyectaba. Tenía que concentrarse en conseguir información de su padre a como diera lugar, y estaba seguro de saber cómo hacerlo.

- Tus labios tienen un sabor delicioso – afirmó Mew – fresa y alcohol... -

- ¿Puedo pedir más? – preguntó Gulf con una sonrisa, creyendo que el empresario seguiría besándolo si tenía ese sabor –

- Por supuesto – sonrió Mew. Ese chico había caído muy fácil. Lo haría beber y quizás ebrio abriría la boca para contarle los sucios secretos de su padre.

- Tú también besas muy bien Mew –

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Cuando algo distraía la mente de Mew y no lo dejaba concentrarse en el trabajo se ponía de mal humor. Bueno, en realidad casi siempre estaba de mal humor. Era raro verlo con una sonrisa en su rostro o por lo menos con un semblante tranquilo y sosegado. Lo común era verlo irritable, iracundo, todo un viejo cascarrabias a pesar de su corta edad. Pero él ya estaba acostumbrado a ese mal humor que era parte de su personalidad.

- ¿Y ahora por qué tienes ese semblante? – preguntó Mild cuando entró a su oficina.

- Khalan Kanawut ha solicitado un préstamo bancario y a pesar de la situación de su empresa, el banco se lo ha otorgado – respondió – creo que hay algo raro ¿Por qué el banco le prestó a esa cantidad? –

- ¿Quieres que lo investigue? –

- No, tu encárgate de las entregas de medicamentos en todas nuestras sucursales y de los permisos de exportación para enviar vacunas a Europa –

- ¿Me estás sacando del caso del doctor Kanawut por mi interés por Gulf? – preguntó Mild.

- Si, si no eres parcial puedes dejarte llevar por los sentimientos y arruinarlo todo –

- Y seguramente lo que piensas hacer con él es muy parcial ¿No? –

- El hecho de que ayer lo haya besado no significa nada – alegó Mew – lo tendré cerca, lo haré estar a mi lado, le sacaré la información y luego cada quién podrá hacer su camino nuevamente – informó.

- ¿Lo besaste? ¡Por Dios Mew! ¿Qué va a pasar si el chico se enamora de ti? –

- No digas tonterías, además si lo hace lo superará pronto, es un niño –

- Precisamente por eso, me niego a seguir ayudándote con eso – dijo Mild con seriedad.

- Por eso mismo te estoy dejando fuera, ahora a trabajar tienes muchas exportaciones que revisar, largo –

"Pobre Gulf", pensó Mild. Le esperaban unos días difíciles a lado del malvado Mew, lo peor es que su amigo no mostraba su verdadera personalidad ante el chico, así que éste no conocía la auténtica alma oscura del mayor. Quizás que Mew lo dejara fuera era lo mejor, no quería ser cómplice de algo tan ruin como enamorar a un chiquillo para sacarle información de su padre.

- Haz lo que quieras Mew, solo espero que no te arrepientas y no seas tú el que termine enamorado de Gulf y este te rechace por haber jugado con sus sentimientos –

- Jamás me enamoraría del descendiente de Kanawut ¿Estás loco? –

- Gulf no tiene nada que ver con su padre –

- Es cierto, pero no deja de ser un Kanawut – dijo Mew – además es un niño y la verdad no es tan guapo –

- Quizás no sea tu tipo, pero Gulf es hermoso –

- ¡Lárgate de una vez y ponte a trabajar! – gritó Mew molesto.

Mild salió de la oficina, pero no enojado. ¿Por qué su amigo se mostraba celoso de Gulf cuando lo despreciaba tanto? Incluso se había tomado la molestia de alejarlo del caso desde que le mintió diciendo que Gulf le interesaba. Además, se había atrevido a besarlo. Sin duda, Mew estaba actuando muy raro y esa aparente repulsión por el muchacho parecía un vil mentira.

Hablar con Mild de Gulf lo ponía aun de peor humor. Reconocía, pero solo para él mismo, que el menor podía llamar mucho la atención. Aquella noche en el bar a pesar de haberse besado en público muchos hombres lo seguían con la mirada y podía notar que específicamente sus ojos se posaban en las largas y ridículamente interminables piernas que sostenían un espléndido y soberbio trasero.

Era consciente que aquellas miradas no eran de admiración, él, un hombre extremadamente sexual, sabía reconocer esas miradas cargadas de deseo y de apetito carnal. Y por el jodido infierno que les daba la maldita razón. Con los pantalones correctos, las nalgas y las piernas de Gulf lucían exquisitamente apetecibles.

Cuando llegó a su departamento después de dejar a Gulf en el suyo, soñó con esas fabulosas piernas e increíble retaguardia. Se imaginaba con lujo de detalle como esa parte del cuerpo del más joven podía estar rodeada al suyo. Pero por muy ardiente que fuera esa proyección de imágenes en su imaginación no debía olvidar que Gulf era un Kanawut y que sin importar nada no podían estar juntos nunca. Jamás.

Así que, enamorarlo para lograr su propósito era solo eso, una parte de su plan para conseguir lo que deseaba, y claramente más que desear a Gulf en su cama y con sus piernas rodeando su cintura, anhelaba destruir al padre de éste. La venganza era su meta, ganar su objetivo y ni siquiera el mismo joven heredero de los Kanawut iba a ser un obstáculo para alcanzar su más grande sueño.

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Solo un beso se habían dado aquella noche, pero había sido el mejor beso que había recibido en su vida, aunque no era muy objetivo de su parte pues era el primer beso que había dado así que no tenía algo con que compararlo.

Después de eso, aunque Mew siguió muy cercano a él, no se mostró particularmente interesado en volverlo a besar o en llegar a algo más. Y no lo culpó. Era consciente de que no era un chico atractivo, incluso el empresario prefirió quitarle las gafas antes de besarlo, y quizás el beso no le había gustado. Pero no entendía porque toda la noche se la pasó a su lado dejando muy en claro que él no estaba disponible, lo marcó de su territorio y no permitió que nada más se le acercara, ni siquiera el mesero.

"Te veo en The Bamboo Bar hoy a las siete", decía el mensaje de Mew. Era jueves, y como cada semana debía verlo para darle el pago de la reparación de su auto. Hasta la fecha no entendía porque no le daba un número de cuenta y simplemente le hacía un depósito interbancario. Además siempre se veían en un lugar diferente, siempre lujoso y... de un piso. No se había dado cuenta de que el empresario siempre lo citaba en lugares que tuvieran solo una planta, nada de alturas y ese detalle lo hizo sentir bien.

"Ahí estaré", fue lo que le respondió Gulf. Sonrió aunque de la sonrisa de borró casi de inmediato de su rostro. Se sentía atraído por ese hombre, y aunque según él no tenía una relación sentimental estable con Oliver, eso no dejaba de lado que ellos eran una pareja sexual. Sabía que se seguían viendo, incluso después del beso que habían compartido. No quería imaginarse cómo sería pasar la noche con un hombre como Mew, y no porque no le agradara aquello sino porque no podía olvidar que por lo menos una dos o tres veces por semana ellos daban rienda suelta a su pasión.

Tenía que empezar a salir más y tener citas. Aunque para eso debía cambiar un poco su imagen. Sin pensarlo mucho salió de su departamento rumbo al centro comercial. Estaba decidido a darle un cambio a su imagen, no tan drástico porque en ese momento no contaba con los recursos para hacerlo, pero quizás un par de lentes de contacto y ropa un poco más juvenil pudieran ayudar. Y si su economía no se veía afectada, quizás algún corte de pelo que le favoreciera más.

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Su puño se estrelló contra el escritorio. Estaba revisando su correo electrónico, específicamente aquellos mensajes con la marca particular de que eran de "alta prioridad". Entonces llegó el correo de uno de sus socios comerciales más importantes. Edward McMiller, un estadounidense de edad avanzada que deseaba llevar a Bangkok Medical Lab a territorio norteamericano, y aunque el correo le daba buenas noticias, estás no llegaban en el mejor momento.

"Sr. Suppasit,

En estos momentos me encuentro en Bangkok, y aunque el motivo de mi estadía en este lugar es meramente vacacional, me encantaría invitarlo a cenar esta noche a las siete, conocerlo en persona y estrechar la relación comercial que hemos tenido durante los últimos meses.

Espero contar con su presencia. Edward McMiller".

¡Maldita sea! No podía simplemente mandar a alguien en su representación, al menos no la primera vez. Aliarse con alguien del continente americano era una enorme puerta de apertura para poder llegar al resto de países de aquel pedazo de tierra de occidente. Así que si pensaba que aquella estaba siendo una tranquila tarde, se había equivocado.

- ¿Qué quieres? – Mild asomó su cabeza diez minutos después de que Mew le hubiese mandado mensaje de que quería verlo en su oficina.

- Necesito que vayas a recoger el dinero de Gulf – soltó sin más.

- ¿Con Gulf? – preguntó perplejo.

- Si, con Gulf –

- Creí que no querías que me acercara a él – lo miró con suspicacia.

- ¡Y no lo harás! – dijo visiblemente irritado – llegas, tomas el dinero y te vas ¿Has entendido? –

- ¿Por qué no lo haces tú o por qué simplemente no le dices que deposite a tu cuenta? –

- No tengo porque darte explicaciones – respondió el mayor – estará en The Bamboo Bar hoy a las siete – informó – a las siete y tres quiero una foto con la evidencia de que ya no estás con Gulf –

- ¿Estás hablando en serio? – Mild quería morirse de la risa por la terrible posesividad que su amigo mostraba hacia el joven estudiante.

- Muy en serio – Mew se levantó e impuso su impresionante anatomía delante de su amigo – me conoces Mild, me conoces bien, siempre te he defendido de todos pero si no cumples con lo que digo... -

- Relájate – se rio sin temor a las amenazas que el otro le daba. Pero estaba muy equivocado si pensaba que iba a obedecerlo.

CONTINUARÁ...

¿Qué pensará hacer Mild? Es muy temerario al pretender hacer enojar a su amigo Mew... 

Espero que les hayas gustado, recuerden que se aceptan todo tipo de comentarios, pero me reservaré de responder ofensas e insultos.

Hasta el siguiente capítulo, gracias.   

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