Vendetta - Cap 6

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Capítulo 6:

Estaba nervioso, jamás había usado lentes de contacto y aunque con ellos veía perfectamente, no estaba acostumbrado a caminar sin unas gafas descansando sobre el puente de su nariz. Los jeans azul mezclilla que llevaba se entallaban a sus piernas como una segunda piel, y la camisa verde oliva de manga corta e igualmente ajustada a su torso lo hacían ver bastante bien. El mismo había quedado sorprendido con el resultado; en cuanto a su corte de cabello tendría que esperar, pues los salones de belleza cobraban exageradamente caro como hacerse uno, sin embargo, había podido acomodarlo de modo que con ese "nuevo look" lucía increíble.

- ¿Gulf? – Mild no podía creer que el tímido joven luciera tan diferente.

- Hola señor Suttinut, gusto en verlo –

- Dime Mild, pero ¡Por todos los cielos! ¿Qué te has hecho? –

- ¿Me veo mal? –

- ¡Para nada hombre! – sonrió y se sentó en la silla frente a él – luces espectacular ¿Y ese cambio de imagen a qué se debe? –

No iba a decirle que era para impresionar a Mew, tampoco le iba a comentar que se sentía un poco cohibido por su jefe Oliver y su extraordinaria manera de vestir, no iba a reconocer nada de eso porque no era verdad... o quizás en el fondo sí, pero nadie tenía que saberlo.

- Por nada en particular – respondió el menor con una sonrisa.

- Por cierto, a Mew le salió un contratiempo y no podrá venir – cuando terminó de decir pudo ver un aire de decepción en los ojos del menor.

- Entiendo ¿Entonces te doy el dinero? –

- ¡Oye! Parece que quieres salir corriendo de mí, ¿No te agrado? –

- No es eso Mild, solo no quiero molestar ni quitarte tiempo – se apuró a decir el menor.

- No te preocupes ¿Te parece si ordenamos algo? Yo invito –

- Bueno, si es así no me puedo negar – bromeó el menor haciendo una señal con la mano para llamar al mesero.

.

.

.

Eran las ocho y media de la noche y Mew aún no recibía el mensaje de Mild con la evidencia de que ya no estaba con Gulf. En dos ocasiones se había disculpado con su socio comercial indicándole que debía hacer una llamada, mismas en las que Mild no había respondido. Eso lo hacía sentir furioso, había sido muy claro con las indicaciones que le había dado, no entendía por qué demonios no había hecho lo que se le había pedido.

Apenas habían servido la cena y aunque lucía espectacular, él no tenía hambre. No podía apartar de su cabeza ni a Mild ni a Gulf. ¿Sería prudente llamar al menor y preguntarle? Si era sensato o no, le importaba un verdadero comino. Estaba a punto de disculparse nuevamente con su anfitrión, cuando recibió un mensaje de Mild.

"Lo siento, Gulf y yo fuimos al cine" seguido una foto en donde estaban ellos en la entrada del "Paragon Cineplex", el complejo de entretenimiento VIP más popular de la ciudad. ¡Maldito seas Mild Suttinut! pensó Mew lleno de rabia. ¿Qué era lo que no había entendido de su orden? Solo debía recoger el dinero de Gulf e irse de inmediato, pero no, el muy idiota lo había llevado al cine.

"Pero descuida, el chico ya está en casa, lo acabo de dejar sano y salvo". Fue el segundo mensaje que recibió por parte de su supuesto amigo y empleado. Pero eso no lo hizo relajarse en lo absoluto.

(Recuerden que Gulf vive en el primer piso y que su padre fue el que le compró el departamento)

- Señor McMiller, como se ha dado cuenta he tenido que estar al pendiente de un asunto personal bastante delicado – habló Mew con diplomacia – me temo que la situación se ha complicado y debo partir a atenderla personalmente –

- La culpa ha sido mía por invitarte con tan poco tiempo de anticipación y sin avisar previamente – comentó el empresario estadounidense.

- En otra ocasión permítame ser yo él que lo invite a cenar –

- Estaré encantado de aceptar dicha invitación – alegó el extranjero – ahora no te quito más tu tiempo, ve a atender ese asunto que te tiene tan preocupado muchacho –

- Gracias por todo –

Mew hizo una reverencia y salió de la mansión acompañado de un mozo que lo llevó directamente hasta su coche. Una vez dentro, volvió a ver la foto que Mild le había enviado y golpeó el volante con fuerza.

Gulf lucía increíblemente sexy, no llevaba los horribles anteojos que tapaban esos hermosos ojos color avellana, su peinado era distinto haciendo lucir las hermosas facciones de su rostro, y por lo poco que veía de la camisa, pudo darse cuenta que no era de las que solía usar. ¿Por qué había cambiado de look? ¿Y por qué precisamente tenía que haber sido el mismo maldito día que él no se había podido presentar a su cita semanal? Además ¿Por qué aceptó tomarse una foto con Mild? ¿Sabría acaso que esa foto había ido a parar con él?

Mil y un preguntas pasaban por su cabeza. Estaba verdaderamente molesto, tanto con Gulf como con Mild, más con éste último por no obedecer sus órdenes. Y con el menor... con él por... por... ¡Demonios! Detestaba todo de Gulf, tenía que hacerlo, debía hacerlo, él era un Kanawut, heredero de una familia que había destruido a la suya. Odio, aversión, rabia, resentimiento, antipatía eso era lo que debía sentir por ese niño. No podía permitirse nada más. ¡Nada más!

Y sin embargo estaba tocando con insistencia la puerta del departamento 787 C a pesar de que el timbre estaba a un costado. Parecía un tipo tan primitivo, pero eso no le importaba en lo más mínimo.

- ¿Mew? – Gulf abrió la puerta sorprendido. Estaba asustado por los fuertes golpes en la puerta de su departamento, se preguntaba quién tocaba de esa forma habiendo un timbre, pero jamás espero encontrarse con Mew que lo miraba de arriba abajo.

Sin decir una palabra el empresario se abalanzó sobre él tomándolo por las mejillas para poder besarlo como si ello dependiera su vida. Gulf estaba en shock entre los brazos de aquel hombre que había entrado a su departamento y que había cerrado la puerta detrás de él, seguramente con el pie porque sus manos seguían sosteniendo sus mejillas con fuerza sin dejarle la más mínima posibilidad de escape. Aunque él no deseaba escapar, sinceramente.

Una mínima parte de intención al cambiar de look había sido la "cita" semanal que tenía con Mew. Una minúscula parte de su ser quería impresionar al hombre mayor, y se había decepcionado tanto cuando Mild fue a ese encuentro que sintió que no había valido la pena haberse apresurado con el cambio de imagen. Sin embargo, cenar e ir al cine con el amigo de Mew había sido divertido.

Mild lo había llevado a su departamento, y aunque llevaba ahí cerca de veinte minutos no se había cambiado aún porque quería seguir disfrutando de su cambio de imagen. No obstante, no esperaba que Mew se presentara ahí y mucho menos que nada más abrir la puerta se lanzara directo a él para besarlo. Aunque Dios sabía cuánto deseaba un beso de aquel hombre una vez más.

- ¿Por qué fuiste al cine con Mild? – preguntó Mew sin separar los labios del menor.

- Porque me invitó – respondió el otro con los ojos cerrados, disfrutando la cercanía del empresario.

- ¿Por qué has cambiado de look? –

- Por nada en especial – dijo Gulf - ¿Me veo mal? –

- ¿Mal? – Mew soltó una pequeña carcajada – gatito, estás irresistible –

El mayor pasó una mano por la cintura de Gulf y lo pegó a su cuerpo, la otra mano no se movió de la mejilla del menor. Estaba completamente alucinado con ese niño, y sabía que estaba mal, terriblemente mal. El padre de ese chico era su enemigo, por lo tanto Gulf también lo era, pero ¡Joder! era el enemigo más terriblemente atractivo, atrayente y encantador que había tenido en su vida.

- ¿Qué haces aquí Mew? – preguntó Gulf con la respiración agitada.

Una buena pregunta que no tenía respuesta, al menos no una lógica. Nada más ver la foto que Mild le había enviado quiso correr a su lado y... ¿Marcarlo? ¿Señalarlo con distintivo como de su propiedad? ¿Etiquetarlo para que supieran que pertenecía a él? ¿Qué demonios quería de Gulf Kanawut?... ¡Oh! Ya lo recordaba, la información de su padre.

- Vine a verte – respondió Mew.

- Mild me dijo que tenías mucho trabajo –

- Una reunión inesperada de trabajo – confirmó – pero ya terminé –

- El dinero se lo di a Mild –

- No vengo por eso – aclaró el menor - ¿Podemos quedarnos aquí y platicar o ver la tele o qué haces por las noches? –

- Dormir – respondió Gulf con una sonrisa ingenua.

- Antes de dormir –

- Leer –

- Bien me sentaré en el sillón mientras tú me lees algo –

- Creo que te aburrirás – dijo Gulf no muy convencido de la presencia del mayor en su departamento – me sorprende que estés aquí Mew ¿En realidad a qué has venido? –

- Quería verte – respondió.

- ¿Querías besarme? – se animó a preguntar.

- No era ese el plan, pero cuando te vi... no me pude resistir –

- ¿Qué pasa con Oliver? –

- ¿Qué pasa de qué? – preguntó Mew confundido.

- ¿Qué va a pasar si sabe que me has besado en dos ocasiones? ¿Qué va a pensar si se entera que has estado aquí? –

- Nada, nada va a pasar porque no tenemos una relación Gulf, creo que ya te lo expliqué antes –

- ¿Y nosotros que tenemos? ¿Qué han sido esos besos? –

- Han sido eso Gulf, solo besos ¿Quieres que ya no lo haga? –

- Ese es el problema Mew – respondió el menor – quiero que lo sigas haciendo –

El mayor sonrió con autosuficiencia. Gulf había caído, y lo había hecho demasiado rápido. Eso había sido fácil, dos besos y el nene estaba literalmente rogando por más. Y por supuesto que se lo daría, al menos hasta que lograra su cometido, una vez cumplida su misión, adiós Gulf y gracias por todo.

- Gatito – se acercó hasta tomarlo nuevamente por la cintura – basta con que me lo pidas para que lo tengas – susurró – anda, pídelo – indicó Mew disfrutando del poder que ejercía en el menor.

- Mew... - soltó aguantando la respiración.

- Pídelo... - ordenó con voz ronca.

- Bésame... -

A su enemigo, lo que pida. Enterró los dedos en el cabello de la nuca del menor y unió sus labios en un beso demandante, fuerte, duro y húmedo. Alguien con poca experiencia como Gulf caería extasiado en una mar de sensaciones placenteras con esa forma de besar, y modestia aparte, él lo hacía de maravilla, años de experiencia le daban la confianza de garantizar que sus besos además de placenteros y satisfactorios, eran inolvidables.

Su lengua se movía con pericia, exploraba con destreza el interior de la boca de Gulf, cataba con gusto el sabor natural que tenía ese niño, uno que no era de fresa y alcohol como la primera vez que lo había besado, y sin embargo este nuevo sabor era igualmente exquisito.

En esta ocasión Gulf respondió con la misma intensidad que cuando le regaló su primer beso, pero eso, lejos de apartarlo, lo conmovió. Sí, Mew Suppasit estaba conmovido por la entrega de Gulf Kanawut. Un Kanawut con labios de infarto y boca de pecador.

- Mew... - gimió de pronto. Fue un sonido tan jodidamente caliente y excitante que el mayor tuvo que abrir los ojos para comprar que efectivamente había salido de los labios del menor.

- ¿Qué ha sido eso Gulf? – preguntó con una sonrisa seductora.

- Yo... yo... - la respiración del menor era agitada – lo siento... no... -

- ¡Hey!... eso ha sido muy excitante – le dijo mientras lo tomaba de la barbilla para que lo mirara a la cara – pero es muy pronto para llegar a eso, creo que tenemos que tratarnos más para poder llevarte a la cama –

- ¿Quieres... quieres llevarme a la cama? –

- Por supuesto – respondió Mew sin vergüenza – prometo que será la mejor experiencia que hayas tenido en tu vida, gatito, pero no hoy ¿Podemos ver algo en la tele o me lees algo para bajar nuestra excitación? - Gulf solo asintió y lo llevó a la sala para prender la televisión.

No quería ni iba a leer ante Mew. Le daba vergüenza, él cuando leía se metía tanto en la lectura que muchas veces sus compañeros e incluso algunos profesores le decían que era demasiado "intenso", y no de una manera precisamente positiva, así que ver la tele sería lo mejor.

- ¿Quieres beber algo? –

- ¿Qué tienes? – preguntó el mayor tomando haciendo en el sillón más grande.

- Agua natural, agua mineral, vino tinto, jugo de zanahoria... -

- ¿Jugo de zanahoria? – preguntó Mew extrañado.

- Aparentemente ayuda a mejorar la visión – se defendió el menor.

- De acuerdo, solo quiero agua mineral con hielo por favor –

- Está bien –

- ¿Vives solo aquí? –

- Si – respondió el menor mientras preparaba la bebida de Mew.

- ¿Y tú madre? –

- No lo sé, probablemente en algún país de Europa – respondió Gulf sin mucho entusiasmo.

- ¿Tampoco eres muy apegado a ella? –

Gulf le entregó a Mew su bebida y se sentó a un lado de él. Suspiró, normalmente no le gustaba hablar de sus padres, no era un tema muy agradable para tratar, sin embargo, con Mew se sentía diferente, el mayor le trasmitía confianza, empatía, seguridad... y hablar con alguien de lo que en verdad era su vida quizás no sería tan mala idea, al fin alguien podía escucharlo.

- Ellos no son apegados a mí – respondió después de un rato de silencio.

- Gulf, normalmente los hijos son los que se alejan de los padres – dijo el mayor divertido - ¿No estarás en una etapa en la que no quieres saber nada de ellos pero al mismo tiempo te sientes abandonado? –

- No soy un adolescente Mew – dijo con algo de molestia que el otro notó de inmediato. Era muy fácil leer los gestos del menor – ninguno de los dos quería tenerme – comentó con la mirada baja – mi madre estuvo a punto de abortarme, pero se dio cuenta que valgo más vivo que muerto –

Aquello era algo muy fuerte que Mew no estaba preparado para escuchar. ¿Qué clase de madre tenía aquel muchacho? ¿Abortarlo? ¿Y él cómo lo sabía? ¿Su propia madre de lo había dicho? ¡Pobre! Le había tocado nacer en una familia que estaba podrida por completo.

- ¿Cómo es que sabes eso? –

- Siempre me lo ha dicho – dijo Gulf como si nada – es algo que vengo escuchando desde que tengo uso de razón, aunque cuando era niño no entendía que quería decir mi madre con la palabra aborto

- ¿Y entonces... por qué...? –

- ¿Por qué me tuvo? – Gulf terminó la pregunta. El mayor solo asintió con la cabeza – por dinero, si me tenía se aseguraría una pensión vitalicia por parte de mi padre, y aunque ya soy mayor de edad mi padre le sigue pagando por su silencio, para que no le diga a la prensa que fue su amante y que yo soy fruto de esa relación –

- ¿Tienes hermanos? – preguntó Mew.

- No, al menos no que yo sepa –

- Si tu padre engañó a su esposa una vez, pudo hacerlo más veces – comentó Mew tratando de desviar el tema al padre de Gulf, aunque se sentía mal por él, no debía olvidar su objetivo, tener más información del doctor Khalan –

- Quizás, eso no lo sé – dijo Gulf – mi relación con mi padre no es mejor, aunque hablo más con él que con mi madre –

- Por un momento pensé que estabas solo contra el mundo, me alegra saber que al menos tu padre si tiene contacto contigo – comentó Mew sabiendo que con su comentario conseguiría más información del padre del chico.

- Estoy solo contra el mundo, solo tengo a Juu conmigo – afirmó el menor – mi papá solo me vigila para que no cometa tonterías que pongan en riesgo su reputación –

- ¿Cómo que te vigila? – Mew se sintió nervioso - ¿Te sigue con hombres y cosas por el estilo? –

- Nada de eso – dijo Gulf - me dijiste que eran competidores en el mercado, y aunque no sé mucho de negocios estoy seguro que mi padre no se tomaría a bien que yo... me vea contigo – confesó.

Vaya, vaya. Gulf no era tan ingenuo como pensaba. Si bien seguía siendo bastante inocente e inofensivo, podía sacar conclusiones muy bien acertadas con la poca información que tenía del entorno.

- ¿Por qué crees que tu padre no te dejaría verme? – cuestionó el menor - ¿Él alguna vez te ha hablado de mí? –

- Mi padre nunca habla de sus negocios conmigo – afirmó bajando nuevamente la mirada – cree que soy... él cree que soy demasiado estúpido como para entender su trabajo – por algún motivo a Mew le dolía que Gulf se menospreciara tanto, pero no interrumpió al muchacho y dejó que siguiera con su explicación – y quizás no entienda muchas cosas, pero no porque sea estúpido, solo sé que mi padre es muy... muy cuidadoso con su trabajo, él pensaría que te estoy pasando información de sus investigaciones para así poder chantajearlo y pedirle más dinero –

Gulf podía ser cualquier cosa, menos estúpido. Sin saberlo lo había descubierto. Había deducido su plan quién sabe desde hace cuánto, aunque evidentemente no lo iba a aceptar.

- ¿Y lo harías? – cuestionó.

- ¿Chantajearlo? Por supuesto no, si por mi fuera preferiría no llevar el apellido Kanawut –

- ¿Y pasarme información? – se animó a preguntar. Y Gulf sonrió ante esa "hipotética" pregunta.

- Mmmm – fingió que lo pensaba de manera divertida – tendrías que ofrecerme algo muy muy bueno – después soltó una carcajada – no podría Mew, mi padre me mantiene alejado de todo eso por lo mismo, creo que... -

- ¿Qué? –

- Creo que... quizás solo sea que me estoy inventando una novela, pero a veces creo que tiene negocios... mmmm.... Negocios irregulares –

- ¿Por qué piensas eso Gulf? –

- A veces tiene reuniones en casa con gente que más que doctores, parecen personas de la mafia – confesó el menor sin saber que esa información era justo lo que esperaba el hombre que tenía a su lado.

CONTINUARÁ...

Mew se siente muy seguro de tener a Gulf comiendo de su mano... pero les diré que las cosas no son como parecen... y ya no les digo más porque estaré haciendo "spoiler" de los siguientes capítulos. 

Recuerden que se aceptan cualquier tipo de comentarios, pero me reservaré de responder ofensas e insultos. 

Hasta el siguiente capítulo.  

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