Vendetta - Cap 7

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Capítulo 7

Sabía que caminaba directo a una muerte segura. Pero debía llevarle esos documentos a su jefe y amigo para que autorizada la exportación de más de un millón de dosis de la nueva y mejorada vacuna contra la Influeza AH1N1. Y solo la firma de Mew Suppasit tenía el poder de hacer que el envío prosiguiera sin ningún contratiempo.

Entró como siempre sin anunciarse a la oficina y vio que su amigo tenía el mismo semblante enfurruñado de siempre, pero no sentía en lo absoluto un aura asesina a su alrededor. ¿Acaso estaba de buen humor?

- ¿Tienes los documentos de exportación? – preguntó Mew al verlo.

- Si, aquí los tengo –

- Bien – dijo Mew como si nada – ayer Gulf me confesó que cree que su padre trabaja con la mafia –

- ¿Ayer? –

Mew se levantó de su asiento y caminó peligrosamente hacía Mild. Se puso delante de él y lo miró directamente a los ojos.

- No creas que he olvidado lo que hiciste ayer, me lo cobraré – advirtió – ten por seguro que lo haré –

- No esperaba menos de ti –

- Sin embargo lo que me dijo Gulf es muy productivo, así que quiero que sigas investigando a su padre, pero te quiero lejos de él –

- ¿Por qué no reconoces que Gulf te gusta pero eres demasiado orgulloso para aceptarlo? –

- El muchacho no me interesa de esa manera – respondió Mew, sin embargo Mild lo conocía tan bien y sabía que aunque dijera eso la realidad era otra.

- ¿Te niegas a aceptarlo solo porque es hijo del doctor Khalan? – cuestionó el menor.

- Gulf no es mi tipo – dijo mirando por la ventana – además es un niño, él y yo no tenemos nada que hacer juntos –

- Pues entonces no te metas en mi camino y déjame conquistarlo – habló Mild – o al menos no lo ilusiones, porque te aseguro que no soy el único interesado en él –

- ¿De qué hablas? –

.

.

.

Pisar la mansión de su padre lo hacía sentir enfermo. Solía sentirse mareado y con náuseas, además su cuerpo temblaba por cuenta propia y el estómago no dejaba de molestarlo. Sí, le temía a su padre, porque aún no lo conocía bien y no sabía de lo que era capaz.¿Gulf? – preguntó su padre sorprendido al verlo.

                                                                   (Mansión del padre de Gulf)

- ¿Gulf? – preguntó su padre sorprendido al verlo.

- Si – dijo con duda.

- ¿Qué demonios te has hecho? ¿Y las gafas? –

- Estoy usando lentes de contacto – respondió el menor - ¿Para qué querías verme? –

- No he sabido nada de ti, ni por tu cuenta ni por los medios – dijo el mayor – así que quiero que me digas ¿Qué es lo que pasa? –

- Nada, no ha pasado nada –

- Mi experiencia me dice que mientras el rio no suene... -

- Solo me he dedicado a la escuela y a mi trabajo –

Sin embargo, Khalan era un hombre desconfiado. Siempre lo había sido y con todas las personas a su alrededor, especialmente con Gulf y su madre, sentía que ellos querían emboscarlo para quedarse con todo su dinero, pero eso era algo que jamás iba a permitir.

Nunca había tenido miedo de Gulf en realidad, sabía que la mente maestra era su madre, no obstante, tenía medianamente vigilado al muchacho, solo como medida de prevención, pero llevaba varias semanas en completa calma, actuando como un muchacho común y corriente, cosa que no era, porque aunque no quisiera reconocerlo como su legítimo hijo, tenía un apellido que hacer respetar.

- Me parece muy raro que no te hayas metido en problemas estas semanas –

- Lo dices como si yo te causara problemas – se defendió el menor – únicamente te pedí ayuda para que me dejaran tener a Juu y aquella vez en la que quisieron violarme... pero eso no fue culpa mía –

- Ese tipo debió tener mucho alcohol en la sangre para querer violarte pero... - el hombre vio a su hijo de arriba abajo – si te viera ahora, sobrio querría hacerlo de igual forma –

¿Qué clase de hombre era Khalan Kanawut? Literalmente le estaba diciendo que si el sujeto que intentó violarlo dos años atrás quisiera hacerlo ahora, era justificable. ¿Estaba hablando en serio? ¿Era esa su retorcida forma de decirle que se veía bien? De ser así, prefería que no le dijera nada.

- ¿Y tú auto? –

- En el taller – respondió con rapidez tratando de no verse nervioso.

- ¿Qué tiene? –

- Algo... algo del motor, no entendí muy bien pero no quería arrancar – respondió lo primero que se le vino a la mente.

- Deberías botar esa chatarra – habló su padre – te daré uno, solo para cuidar mi apellido, no será de lujo pero te podrás mover –

- No es necesario –

- No te estoy preguntando – interrumpió su padre – ahora vete Gulf y quiero que sigas así, sin causar problemas –

- Si –

Quizás esa era la primera vez que salía de la mansión de su padre sin haber discutido tan fuerte con él. Y aunque su comentario respecto a su imagen, le pareció muy desatinado y fuera de lugar, el resto de la conversación fue más "tranquila".

.

.

.

Las semanas fueron pasando, Mew y Gulf seguían viéndose una vez por semana en diferentes cafés, bares o restaurantes. Todos de un solo piso. Durante sus encuentros, siempre compartían un beso, en ocasiones ardiente, otras más dulces y tiernas. Pero siempre, siempre era él, el que caía ante el encanto de la seductora boca del menor.

Mew Suppasit miraba con detenimiento la pantalla de su computadora portátil. En dicho monitor se encontraba una fotografía de Gulf Kanawut. La prensa rosa había hecho un reportaje: "El guapo, joven y soltero sobrino de Khalan Kanawut". Bufó con molestia, estaba de acuerdo en que era guapo y joven... pero lo de soltero no le causaba nada de gracia, además la foto que habían puesto en dicha crónica, sinceramente resaltaba la belleza de ese muchacho.

Porque sí, le había costado reconocerlo, pero por fin admitía que Gulf era bastante atractivo y... le gustaba. El joven heredero Kanawut le gustaba, y con cada beso que compartían un incipiente deseo creía en su interior, pero era lo suficientemente maduro para reprimir su calentura y capricho, porque estaba seguro que eso era lo que sentía por el joven, jamás sería algo más. Nunca podría estar con alguien cuya familia le había hecho daño a la suya, así que tenía que consumar su venganza para alejarse lo más pronto posible de esa despreciable familia. Sobre todo alejarse de él.

Sin embargo, no dejaba de pensar lo que Mild le había dicho cuando le dijo que debía seguir investigando al padre del menor. "No soy el único interesado en él". Y efectivamente, un nuevo "rival" intentaba entrar en la vida del muchacho, sin embargo no lo iba a permitir. Kao Noppakao, el hombre del cual Oliver llevaba varios años de su vida enamorado, había puesto sus ojos en Gulf, lo conoció en uno de los tantos eventos que amenizaba el francés, y Kao no había podido apartar los ojos del chico.

"¿Cómo fue que te enteraste?", preguntó Mew en aquella ocasión. Mild le contó que cuando lo mandó a recoger el dinero que le cobraba a Gulf por las reparaciones de su auto, Kao llegó hasta ellos y saludó al menor, se habían conocido días atrás pues el mismo Oliver los había presentado, y el recién llegado reclamó a Gulf, de manera gentil, el no hacer aceptado su invitación a cenar y que no le había dicho que tenía novio. En ese momento, el menor aclaró que Mild no era su novio y que aquella no era una cita, solo se trataba de negocios.

Kao no muy convencido le regaló una sonrisa pero le advirtió que seguiría insistiendo hasta conseguir una cena a su lado. Gulf sonrió e inocentemente le dijo que un día de estos, abriendo de la manera la palpable posibilidad de tener una cita con él.

La furia recorrió su metro noventa. Debía actuar con rapidez, sacarle la información necesaria a Gulf y después aniquilar a su padre para al final alejarse de la familia. Aunque muy en el fondo de su inconsciente, él no quería alejarse de Gulf. Pero ese pensamiento lo mantenía en lo profundo de su ser, sin dejarlo ver la luz, omitiéndolo de su sistema. Los Kanawut eran sus enemigos y no podía verlos de otra forma.

- Hola Mew – dijo una hermosa y juvenil voz al otro lado de la línea.

- Hola Gulf – saludó con sensualidad – espero que no estés ocupado, quiero hablar contigo –  

- ¿Es urgente? – Mew notó ansiedad en su voz.

- ¿Estás ocupado? –

- En realidad me has cogido en una comida – se escuchó la sonrisa traviesa al otro lado de la línea.

- ¿Y qué es lo gracioso? – preguntó Mew.

- Oye, quizás puedas ayudarme a salir de esto Mew, por favor – susurró.

- ¿Qué pasa Gulf? – sin poder evitarlo se preocupó.

- Hay un hombre que... bueno... -

- Habla de una vez Gulf – exigió el mayor mientras se levantaba de su escritorio y caminaba directamente a la salida de su oficina.

- Hace días conocí a un amigo de Oliver... - dijo en voz baja – y no dejaba de insistirme en que saliera con él... hoy fue a esperarme a la universidad y... -

- ¿Dónde estás? – interrumpió el mayor.

- En el SEEN Restaurant & Bar, pero Mew... -

- No te muevas de ahí, voy para allá – colgó sin esperar respuesta el menor.

No era necesario que le dijera de quién se trataba. Kao Noppakao estaba actuando rápido. ¿Por qué Oliver no se animaba a conquistarlo? ¡Ni idea! Y sinceramente nunca le había importado, pero justo en este momento deseaba que el francés se pudiera manos a la obra con aquel detestable hombre y lo quitara del camino de Gulf.

No quería a nadie cerca de Gulf. Ni a Mild ni a Kao ni a ningún otro hombre que apareciera en su vida. No al menos hasta que él se hubiera ido. Después de eso, cualquiera que quisiera conquistar a Gulf tendría el camino libre. Aunque eso le removía las entrañas por dentro, pero así debía de ser.

En menos de veinte minutos le daba las llaves a un chico del ballet parking para que estacionara su auto. Le dio indicaciones de que no fuera muy lejos ya que no pensaba tardar mucho. Y agradeció ver a la pareja desde la entrada, sin decir una sola palabra se adentró al restaurante y caminó hacia ellos. A leguas se notaba la furia que destilaba por todo su cuerpo, su mirada dura y sus puños cerrados atemorizaban a las personas que volteaban a verlo.

- Nos vamos de aquí – dijo tomando a Gulf del brazo y levantándolo de la silla.

- ¡Mew! – exclamó el menor viéndolo confundido.

- ¿Qué crees que haces Mew Suppasit? – preguntó Kao plantándosele enfrente, pues ya lo conocía de antes. 

- Es lo mismo que yo te pregunto – lo miró a los ojos sin temor – Gulf es mío, Kao, aléjate de él –

- Curiosamente él no me ha hablado de ti – sonrió Kao con autosuficiencia - ¿Será acaso que ya no le interesas? –

- Gulf es mío – repitió Mew – que no te quepa duda –

Rodeó la cintura del menor con su mano y le robó un beso. Fue uno salvaje, feroz y brutal, de esos que dolían pero complacían al mismo tiempo. Un beso que es capaz de encender la pasión desde el primer instante, un beso que nubla la razón con el primer contacto, un beso que lo reclamaba como suyo, única y exclusivamente de él.

- No te quiero cerca de él Kao – advirtió Mew – vamos, cariño – le indicó a Gulf sacando de ese lugar.

Sin soltar el posesivo agarre de la cintura del menor caminaron rumbo al estacionamiento para que les entregaran el coche. Una vez que el empleado del lugar le entregó las llaves abrió la puerta del copiloto y metió a Gulf sin decir una sola palabra. Rodeó el vehículo y tomó el control del mismo para salir de ese sitio.

- ¿Mew? – preguntó Gulf temeroso - ¿Está todo bien? –

- ¡No! – sentenció – nada está bien –

- ¿A... a dónde vamos? –

Pero Mew ya no contestó. En su cabeza estaba librando una dura batalla, se encontraba furioso de ver a Kao con Gulf, una cosa era imaginarlo y otra verlo directamente con sus propios ojos, y aunque éste apenas rozaba los dedos del menor, fue suficiente para que sus celos se disparaban sin control. ¡Jodida la cosa! ¡Estaba celoso! Y eso no podía ser peor.

- Mew... ¿A dónde vamos? – volvió a preguntar el menor al ver que estaban saliendo de la ciudad por la autopista principal.

- ¿Por qué saliste con Kao? –

- Él fue a buscarme a la escuela – respondió Gulf a la defensiva.

- ¿Por qué te fuiste con él? – volvió a cuestionar Mew.

- Literalmente me subió a su coche, me dijo que no iba a aceptar un "no" como respuesta –

Con una increíble habilidad de conducción, sacó el vehículo de la carretera y se adentró por un pequeño camino empedrado que no estaba seguro de a dónde los llevaría, pero seguramente estaría despoblado.

Tres minutos más conduciendo y detuvo el coche. Estaban en medio de arbustos y árboles, con los sonidos de los pájaros y algunos insectos como fondo. No tenía idea de dónde estaban pero tenía miedo de preguntarle a Mew. Éste solamente se quitó el cinturón y salió el vehículo, lo vio pasar delante del mismo y abrió la puerta para quitarle con brusquedad el cinturón y bajarlo con la misma rudeza.

- ¡Tú me perteneces Gulf! ¿Lo entiendes? – le gritó asustando al menor.

- Mew... -

- Eres solo mío... Gulf... -

- Pero Mew tú y yo... tú y yo no... no tenemos nada... - dijo con temor.

- Oh, te equivocas... sí lo tenemos y lo sabes –

- ¿Qué somos? –

- Yo soy tu dueño, Gulf –

Lo tomó por la cintura y sin cuidado lo estrelló contra el carro impactando al mismo tiempo sus experimentados labios contra los del menor. Desde el primer instante exigió que su lengua pudiera entrar en la cavidad contraria y el más joven aceptó sin oponer resistencia, los brazos de éste se enredaron en el cuello del empresario para no perder el equilibrio y para soportar la excitación que había crecido desde el momento que escuchó que ese hombre era su dueño.

Aquella situación era tan primitiva. Mew era brusco, rudo, tosco e implacable... y eso le gustaba. La impaciencia y ansiedad del mayor devorando su boca lo hacían sentir deseado, anhelado y, querido... las varoniles manos llenas de venas recorrían con obscenidad sin dejar espacio alguno de su anatomía sin explorar. El mayor pegaba su cuerpo al suyo en un roce desesperado, parecía un condenado a muerte al que le cumplían el deseo de follar por última vez.

Mew le había prometido que algún día lo iba a hacer suyo, y solo Dios sabía lo mucho que había esperado por ello. Y ahora, viendo la impaciencia y el deseo del empresario por él, sabía que por fin había llegado ese momento.

- Mew... - gimió su nombre mientras enterraba sus dedos en el cabello del mayor.

Escuchar ese singular sonido salir de los sensuales labios del menor, solo incrementó su excitación. A cualquier hombre se le pondría duro como una roca con solo escuchar susurrar su nombre de la boca de Gulf. Su propia masculinidad se había erguido con orgullo dentro de sus pantalones cuando el menor dijo "Mew"... tan solo quería volver a escuchar eso... tan solo deseaba que su nombre fuera lo único que saliera de esa erótica boca...

- Mew... - y su deseo de volvió realidad.

- ¡Diablos Gulf me vuelves loco! – exclamó el mayor mientras le quitaba la camisa sacándola por arriba de su cabeza – solo quiero tomarte y hacerte mío –

- Hazlo por favor, te he esperado tanto tiempo... - dijo Gulf sin pensar mucho lo que sabía de su boca.

- ¿Me has estado esperando, gatito? –

- ¡Oh, sí Mew!... tómame por favor... haz conmigo lo que haces con Oliver... - pidió excitado.

- Por supuesto que no gatito... - dijo Mew y Gulf se tensó. ¿Acaso el francés era tan especial para Mew? – a ti te voy a marcar como mío... voy a firmar tu cuerpo directamente con mi esencia para que a todo mundo le quede claro que eres mío –

Todo el sentido común se había sido de él. Actuaba por puro instinto y apetito sexual. Deseaba con todas sus fuerzas a Gulf y en ese momento, al menos por ese instante no le importaba de qué familia venía, solo quería probar el exquisito cuerpo el menor, tocarlo hasta cansarse, sentir su calor, envolverlo en sus brazos y llevarlo directo y sin escalas al éxtasis del placer.

Desabrochó los pantalones del menor y dejó que éstos cayeran por sus infinitas piernas hasta el suelo. Le indicó a Gulf que se los quitara por completo y después abrió la puerta trasera el vehículo y se metió jalando al más joven con él para sentarlo en su regazo.

Algo en su mente le dijo que Gulf merecía algo más que una follada de ensueño en la parte de atrás de su carro de lujo, pero la respuesta y entrega que mostraba el menor le hizo ver que sin importar el lugar en donde fuera su primera vez juntos, lo haría disfrutar y él saciaría su necesidad de Gulf. Ya después se preocuparía del apellido Kanawut, ya después pensaría en las consecuencias de tener sexo con Gulf, ya después... ya después... quizás... pudiera repetirlo en otro lugar.

- Hazme tuyo Mew... -

- Ya eres mío, Gulf Kanawut.... – dijo mientras acariciaba su espalda y mordía el lóbulo de su oreja – ya eres mío...

CONTINUARÁ... 

Mew es él que está vuelto loco por el gatito. Y ciegamente cree que tiene todo bajo control. ¿Será acaso que no se da cuenta que el joven Kanawut lo tiene comiendo de su mano? ¿Qué pasará cuando Gulf descubra los planes de Mew? 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro