—¡Por favor Henry! Eres un asco... ¿Ahora cómo hago para deshacerme de la imagen mental a la que me expusiste? —suelta asqueado de los dichos del que considera su hermano, sin percatarse de que al otro lado de la puerta ya se encuentra aquel ser que puede descontrolar su dominio con tan solo estar en su presencia.

—Yo que tú, aunque sea me peino... Y limpia tu barbilla que la pseudo sangre te chorrea —anuncia el vampiro artista traspasando la oficina hacia la puerta con el andar de una diva —¡Y nada de desayunar a tu compañero de trabajo! Bueno... Eso depende de como te aguantes el instinto de querer enterrar tus colmillos en la nívea y delicada piel de esa garganta... Porque déjame decirte hermanito que ese mortal, a parte de ser una belleza, huele malditamente magnífico.

Y cuando el no muerto del medio intenta tomar el pomo de la puerta rellenando de paso sus fosas nasales con el perfume propio del humano al otro lado, el mayor de los hermanos abre el acceso enfrascado en una trivial conversación referida al clima del afuera.

Y el no muerto menor, solo atina a quedar congelado sobre que su pecho golpea desesperado cual galope de mil caballos mientras retumba en los confines de su mente, el glorioso sonido de la simpleza de la risa del pequeño rubio al otro lado.

Y tan así es, que rememores de momentos no lejanos a su lado lo ponen en un papel de completo protector del humano y a la vez tan defensivo y atacante... ¿Es que desde cuándo, desea tan fervientemente que alguien pueda llegar siquiera a recordarlo?

Ha peregrinado, más de una vez, en los sinuosos laberintos de la mente del joven rubio pero sin presionar demasiado. Como buscando dejarle retazos de información de su específico aroma o algún tipo de indicio que le dé pie al humano de evocar su rememore.

Una risa... un tañido risueño que nuevamente lo atrapa en la calidez de sus sonidos, lo deja desnudo de preceptos a la hora de verlo al humano por primera vez a la cara.

Sin mantones renegridos o sin ser él, un demonio escondiéndose en el vaho que escuda cada uno de sus movimientos.

Un hombre (aunque inmortal) ante los ojos de otro hombre...

El momento perfecto para llevar a cabo su plan... Si es que tendría la genialidad de haberlo ideado con tiempo.

—No se preocupe Arthur, que con la calidez de su presencia iluminará todo el lugar. Y pase por favor a mi oficina, así le presento a su nuevo compañero de trabajo antes de mostrarle el camino hacia su nueva oficina —anuncia el no muerto mayor dando paso al dueño de los recurrentes pensamientos del menor de los hermanos.

"Arthur..."

¿Así que Arthur es el nombre de la belleza más absoluta que alguna vez pudieron guardar sus ojos añejos?

Entonces, una cálida sonrisa más la percepción de su calórico soma lo dejan latente y a la espera de ver ingresar al bello joven rubio que trastoca su escasa compostura.

Lejanas quedaron las voces del mayor en algún lado...

Y mientras no se da cuenta de los recurrentes pellizcos propinados por el amante de su mayor a su costado, escucha proveniente de los gloriosos labios de ese adictivo mortal, la frase de "Un gusto señor Kenz William"

Abultados y rosados ribetes expidiendo su malsano nombre y apellido manchado enteramente de pecado, cumplen la función de ser alguna especie de purificador que lo hacen sentir como si fuese humano.

A continuación, un fuerte carraspeo del mayor de los no muertos más un fuerte apretón casi doloroso sobre su hombro, lo despiertan del trance arrollador de perderse en los iris del dueño del encanto frente a sus ojos.

—No te preocupes querido, a veces William está más estúpido de lo normal, ya reaccionará —le anuncia el no muerto del medio a un joven rubio, sonrojado a no dar más por la intensidad de la mirada que recibe del sujeto frente suyo.

4¡Pero que dices idiota! —anuncia ofuscado el menor hacia el excéntrico artista mientras observa como se aguanta la risa Jhon —Nada de estúpido... Sólo estoy obnubilado... Eso.

Y sin mediar más palabras que su acelerada respiración y acercando su robusto cuerpo hacia el frágil y pequeño soma del humano frente suyo, toma la mano del mismo que anteriormente había sido extendida en su dirección, y le deposita un sostenido roce de labios.

La reacción del resto de los vampiros es de total asombro ¿Es qué acaso William quiere que Arthur lo catalogue de impertinente? ¿Cómo se atreve a besar su mano, y no a estrecharla como debería haber hecho?

El joven rubio, atrapado en la frialdad del tacto de esos finos labios y de esa masculina mano que le revuelven retorcijones sobre su bajo vientre, inmediatamente se retira pegando un ligero salto.

—Y-yo —murmura Arthur totalmente estremecido por la actitud de aquel hombre valiente.

—El gusto es mío ¿señor? —le dice el no muerto menor elevando su ceja y en un tono todo seductor.

—Arthur.... solo Arthur está bien... S-señor Kenz —contesta el dorado percibiendo todavía el hormigueo en su mano.

—Dime William entonces, ya que trabajaremos juntos las formalidades no son estrictamente necesarias ¿O sí? A menos que trates con el abuelo que tengo por hermano mayor... Él sí, es el señor Kenz hasta para sus hermanos.

Y mientras el amante del mayor arrastra a su amado hacia afuera de la oficina diciéndole entre susurros que debe darles tiempos a solas o William se va a desayunar al rubito, el joven dorado trata de buscar entre las penumbras de su mente de dónde conoce el timbre de voz de su nuevo compañero de trabajo.

Hay algo en él que se le hace conocido...

Un aroma particular, o alguna especie de fragancia repetitiva que lo acompaña desde hace largo tiempo, pero que finalmente no recuerda aunque quisiera.

Sólo queda dejarse llevar por el masculino y profundo timbre de su voz que provoca que quiera escuchar más y más palabras todavía...

Entonces, recuerda el tacto del morocho frente suyo que se percibió parecido al de aquel ser que no pudo ver el reflejo de su rostro en el espejo de aquel baño.

Y una inmensa incertidumbre lo abarca... ¿Quién es verdaderamente este hombre que tan galante le habla?

¿Y por qué él en vez de correr, sigue tan ansioso sus pasos?

Porque te quiere enterrar y no los colmillos rubito😏🤣

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